«Muerte en Venecia»: Las últimas notas de Benjamin Britten

La última ópera de Benjamin Britten, Muerte en Venecia, recibe el aplauso del público en el Teatro Real de Madrid hasta el 23 de diciembre bajo la dirección escénica de Willy Decker y la musical de Alejo Pérez. Esta coproducción del Real junto al Gran Teatre del Liceu de Barcelona, estrenada en 2008, está protagonizada por el tenor John Daszak en el papel protagonista, al que acompaña el barítono Leigh Melrose, que se mete en la piel de hasta siete personajes distintos

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Basado en el relato Der Tod in Venedig (1912) de Thomas Mann, en la ópera Muerte en Venecia el escritor Gustav von Aschenbach, alter ego del compositor, camina inexorablemente hacia la muerte, cautivado por la jovialidad de Tadzio, encarnación de la belleza, el erotismo y la eternidad. Esta obra está tejida en 17 escenas, presentando una serie de complejos motivos musicales con una orquestación que se articula alrededor de los monólogos reflexivos del protagonista. La puesta en escena del Real tiene su mayor cualidad en la capacidad de crear impactantes, oníricas y sugerentes imágenes que quedan al instante instaladas en la psique del espectador. Sin embargo, la música de Britten, al menos en mi caso, no me terminó de convencer, o más bien… me dejó un tanto frío.  El recitativo ad eternum en que se sume el protagonista, aunque eficazmente ejecutado por el tenor John Daszak, no  tuvo la cualidad de conmoverme, cosa que sí pareció ocurrirle a buena parte del respetable que aplaudió con efusividad la partitura de Britten. Sea como fuere, Muerte en Venecia es una nueva muestra de que para ver una ópera en nuestro país la mejor opción es acercarse a este coliseo artístico.

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