Los domingos hasta el 20 de noviembre se puede disfrutar de La vida empieza hoy en la Sala Lola Membrives del Teatro Lara a las 18:15h. Alberto Morate estuvo viendo la función ayer y esta es su reseña.
La vida empieza hoy, en cada instante, en cada momento, en cada segundo que pasa, no se detiene el tiempo, no podemos rectificar lo hecho ni hacer que las personas vuelvan. Lo que tenemos que intentar es que no se marchen nunca del todo, aunque ya no estén entre nosotros.
No sirve de nada el epitafio “aquí yace…”, hay que hacerlo brillar aunque solo sea en los sueños. De esa manera, siempre su presencia nos hablará, nos acompañará, nos consolará.
Cierto es que cuando nos falta un ser querido, y más cuando es una madre, las grietas y los silencios se nos cuelan por dentro. Pero, en su sabiduría, esa madre nunca nos abandona.
Así lo entiende Tonet Ferrer, que escribe y dirige este canto de hermosura emocional, de sentimientos a flor de viva voz, cantando en directo, pues el protagonista es letrista y compositor de canciones y solo las normas maternales, el cariño de quien lo engendró hace que se esfuerce por salir adelante.
Puede que se confunda con los sueños y no distinga bien la realidad de lo onírico, pero en este caso, no importa eso, sino los diálogos, la complicidad entre madre e hijo, la música en directo, las canciones que se cantan, ampliamente conocidas, pero que se ajustan como una arteria al corazón para los sentimientos.
Te envuelven en una atmósfera de cariño, de abrazos y cercanías, de besos que ya no podrán ser, de una tristeza inevitable, pero que no debe impedir salir adelante, porque La vida empieza hoy.
Aitor Caballer y Pepa Chamorro son los intérpretes que se asoman a este pequeño reducto cotidiano de una habitación o una casa donde se mira a los ojos de la muerte con la ternura del amor, de la verdad, del refugio de la esperanza. Cantan y expresan con familiaridad particular su relación estrecha de jardín duradero.

Y además, tratan ese tema de madre e hijo/a, de pérdida, de desolación, de lluvias torrenciales sin que caiga una gota de agua. Porque al final, todo será sol que impulsa al muchacho a ser creativo, a no cejar en el empeño.
No, una madre no descansa en la tierra para siempre, nunca será así, porque seguirá atendiendo los fondos amargos de su hijo, o celebrando sus alegrías, convirtiéndose en el acicate que mueve el mundo para que no haga aguas y podamos seguir siendo niños en nuestro recuerdo. Aunque el tiempo no se detenga, precisamente porque La vida empieza hoy. Eso es lo que en esta obra de teatro vemos.
Alberto Morate tiene el teatro como modus vivendi. Durante más de 40 años ha sido profesor de dramatización, ha dirigido grupos de teatro, ha escrito obras y ha interpretado ocasionalmente como actor. Desde el año 2014 también reseña funciones y espectáculos. Realiza sus crónicas con un estilo peculiarmente poético, haciendo hincapié en el tema, y comentando las representaciones desde un punto de vista emocional, social y humano.
