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«He tenido el mejor guionista posible: Alejandro Dumas«. Así me hablaba hace poco más de un año sobre su película Dartacán y los tres mosqueperrosque llevó de nuevo a la actualidad al patrimonio cultural de la factoría BRB Internacional. Muchas décadas antes de que Enrique Gato arrasara en taquilla con animación ibérica, Claudio Biern Boyd consiguió llegar a las casas y a los corazones de millones de espectadores. Todo ello partiendo de una base dramática de tanta enjundia como la literatura de Alejandro Dumas.
La capacidad de las series de Boyd está en que supo conectar con varias generaciones. Cuando yo vi por ejemplo Dartacán y los tres mosqueperros, David el Gnomo o La vuelta al mundo en 80 días ya eran reposiciones, pero mezcladas en la programación con series más ‘de mi época’ admito que el tiempo ha hecho que recuerde infinitamente más estas creaciones que las series estrenadas en los 90. También es verdad que sí viví algunas de sus series en su momento de estreno. Me refiero a Sandokán y a la nueva etapa de los Gnomos.
Hoy es un día importante para reivindicar el camino recorrido. Sin sus series, lo más seguro es que nuestra animación no hubiese llegado a donde lo ha hecho. No olvidemos que el imaginario de las series de Claudio Biern Boyd llegó a todo el mundo y hoy en día sigue latente gracias a su reestreno en plataformas que hacen que sus historias sean eternas.
Hoy el mundo de la animación está de luto y con ella todos los que alguna vez soñamos con dar la vuelta al mundo, luchar contra el Cardenal Richelieu y que alguna vez pensamos que en el bosque seríamos más felices. Ojalá Claudio se reúna con todos esos personajes con los que nos hizo un poco más felices allí en ese árbol que dio tanta felicidad a su querido. Ojalá su proyecto de convertir en un musical animado su Vuelta al mundo en 80 días -qua ya lo fue por cierto en teatro- se haga realidad. Descanse en paz este trabajador incansable que llevó a nuestra animación al mundo.
Tras 17 años de entrevistas DESDE MI BUTACA siento que saldo una deuda. Por primera vez, nos ponemos delante de alguien que con su trabajo y pasión por las tablas nos lleva haciendo disfrutar desde hace décadas. Con el recuerdo lejano, pero presente al maestro Antonio Mercero se cuelan en la conversación Robert Mitchum, Juan Luis Galiardo o Gerardo Vera. Este intérprete admite que en su profesión «no te retiras, te retiran», pero se siente un privilegiado comparado con otras oficios como el de los bailarines «que tienen una pronta fecha de caducidad». La suya sin duda es un trayectoria impecable y variada, pero ahora se vuelve a sentir un ‘debutante’. Por primera vez, se enfrenta a la Zarzuela y a tenor por su entusiasmo con el género estamos seguros de que no será la última.Pan y toros se puede ver hasta el domingo 23 de octubre en el Teatro de la Zarzuela y solo podemos desear que este sea el primero de muchos encuentros con nuestro teatro musical y por extensión como entrevistado DESDE MI BUTACA. Siéntense y disfruten de sus palabras, ¡Arriba el telón!
“Tengo la sensación de que todo lo que he aprendido de mi oficio lo he podido volcar en Pan y toros”. Juan Echanove se muestra feliz con su primera experiencia como director de una zarzuela. Ha tenido que ir amoldándose a un género que es diferente a dirigir montajes de texto como la reciente Ser o no ser. En esta producción del Teatro de la Zarzuela ha aprendido de los cantantes que “trabajan desde la verdad y desde luego no puedes pretender que asuman laberintos a los que no enfrentarías a un actor”. En ese doble reparto “que ya lo quisieran todos los que dirigen lírica” hay nombres como el de Alberto Frías, cuyas palabras se cuelan al comienzo de nuestra plácida entrevista. Para Echanove “es un cantante que se convierte en actor o un actor que se convierte en cantante con un nivel en ambas áreas verdaderamente importante”. Al final, la pregunta de Frías sobre si volvería a trabajar con cantantes concluye con el director de Pan y Toros lanzándole el órdago a Frías: “¿Estarías dispuesto a volver a trabajar conmigo cuando dirija otra zarzuela? Yo te querría en mi equipo”.
Juan Echanove dirigiendo a Alberto Frías
El gran consejo de Lluis Pascual. Acostumbrado al trabajo de dirección de escena de texto en el que siempre su trabajo acaba el último, se ha dejado llevar por lo que le dijo Lluis Pascual a este ‘novato’ en las lindes de la Zarzuela: “Cuando empiecen los conjuntos aprende a desaparecer”. Así se lanzó a “disfrutar con lo que está ocurriendo en el proceso y tomar muchas notas”. En definitiva, ha tenido que acostumbrarse a que “el director de escena se vaya diluyendo y el ensayo se seguirá haciendo con o sin él”. Estos consejos le han aportado “tranquilidad” en un proceso que admite con una sonrisa que “echaré de menos”. Uno de esos momentos ‘disfrutones’ ha sido cuando por primera vez entró la orquesta en acción: “Me ha elevado a momentos de sensibilidad que nunca había experimentado dirigiendo e interpretando”. Todo ello además con su equipo habitual al que se ha sumado el del Teatro de la Zarzuela.
Una de las escenas de Pan y toros
“En todos los duelos, los españoles acabamos riéndonos en un bar de lo estrambótica que es la vida”. Cuando uno ve una función como Ser o no ser en estos tiempos es inevitable preguntarse ¿Cómo hacer reír cuando ves que el mundo se desmorona a tu alrededor? Echanove necesitaba sumergirse en la comedia en estos tiempos. De hecho, pudo haber estado en Kingdom de Bieito, pero le dijo a Pou que prefería apostar por Ser o no ser. Entonces no sabía que al poco de empezar a ensayar esta obra la realidad terminaría superando a la ficción.
Juan Echanove estaba en una entrevista en La Sexta. De pronto conectaron con la actriz Anabell Sotelo que estaba refugiada en un teatro en Varsovia. Nunca la ficción y la realidad habían estado tan unidas. Cuando pudo venir a ver la función, Sotelo confesó a Echanove que en la escena de la guerra “casi le faltaba la respiración”. En este contexto difícil, el protagonista de Madregilda confiesa que si se puede hacer comedia ahora es por ese espíritu tan genuinamente español de optar por la risa como bálsamo en los momentos más difíciles. Todo ello en su caso como creador teniendo en cuenta que “si haces comedia debe haber momentos que conmuevan”. Sin duda, con Ser o no ser lo han conseguido gracias en parte a haber conseguido consolidar una compañía más o menos estable con nombres como los de Lucía Quintana con la que ha establecido una relación tan buena que “incluso le pedí ser el padrino de su hijo”.
Lucía Quintana y Juan Echanove, pura complicidad en escena en Ser o no ser
“Remember, you aren’t the best, you are only the winner”. Echanove se siente un afortunado por haber recibido muchos premios a lo largo de su carrera. Poco se podía imaginar que uno de los más especiales estuviera marcado por Robert Mitchum. Cuando estaba a punto de recibir la Concha de Plata de San Sebastián, observó que en el lateral del escenario un hombre de riguroso negro con un vaso lleno de vodka lo observaba. Justo antes de subir al escenario, la estrella de Hollywood le espetó una frase que Echanove recibió atónito y que de alguna forma le sirvió para a partir de entonces aprender a relativizar el éxito en este duro oficio.
María Galiana, su ‘otra madre’. Más allá de los rodajes de la longeva Cuéntame cómo pasó, la relación de Echanove con la eterna Herminia televisiva se fraguó aún más en la larga gira de Conversaciones con mamá, cuya parada en el Arriaga aprovechamos para charlar con Galiana. El actor nos admite que “no era el tipo de obra que quería hacer, pero compartir con ella esa gira era mi motor para aceptar el proyecto”. Tras la experiencia, el director de Pan y toros solo pudo sentirse agradecido por cómo se portó con él “cuando en plena gira perdí a mi hermano”. El vínculo es tal que Galiana siente a Echanove como uno más de sus hijos con los que “mantengo un trato excelente”. Además, la actriz de Solas cumple años el mismo día que la madre de Echanove.
“Pasó de ser el niño del balón a uno de mis mejores amigos”. Los rodajes de Cuéntame cómo pasó suponían un auténtico esfuerzo para Echanove que siempre los combinó con funciones teatrales como El verdugo. Tal era el agotamiento que comía muy rápidamente para poder echarse un rato a descansar a la hora de la comida. Un día oyó mucho jaleo y es que los niños actores con Ricardo Gómez a la cabeza estaban jugando al balón y le estaban sacando de sus casillas. Abrió la puerta del camerino y justo pasó el balón que aplastó con furia. En ese momento en que les habían advertido que tratasen bien a los pequeños artistas, Echanove espetó -se recrea en ello-: “¡Vosotros no sois niños, sois actores, así que si queréis jugar al fútbol a la puta calle!”. A pesar del susto, desde ese día Ricardo Gómez y Juan Echanove se hicieron amigos. Para el intérprete la clave del éxito de esa relación es que “nunca he tenido un trato paternofilial con Ricardo por cuyo trabajo siento una gran admiración por su sólida formación escénica y por la impresionante carrera audiovisual que está desarrollando”.
Mercero, la humanidad detrás de un excelente retratista de seres humanos. Cuando Echanove recuerda a su padre televisivo, Antonio Mercero, lo primero que nos dice es que “era muy simpático, un tipo muy cachondo”. Para ilustrarlo nos cuenta lo que ocurrió en el rodaje de Turno de oficio. Grababan una partida de cartas en un bar y sonaba cada dos por tres en las tragaperras el Baile de los pajaritos y se colaba en las tomas. Cualquier director se hubiese cabreado, pero Mercero “paraba la toma y se ponía a bailar”. Esa anécdota le sirve para calibrar que “su humanidad estaba en momentos así”. Más allá de “tener un conocimiento técnico brutal por el cual con una o dos cámaras de 16 milímetros era capaz de hacer magia”, Mercero destilaba esa cercanía que conectó con los espectadores durante décadas. Lamentablemente los caminos de Echanove y Mercero no se volvieron a encontrar y cuando supo por Juan Luis Galiardo del Alzheimer que sufría le dijo: “No vayas a verlo, ya no nos reconoce ni a ti ni a mí”.
“De esta profesión no te retiras, te retiran”. Para Echanove hay dos formas de dejar este oficio al que se sigue dedicando en cuerpo y alma. Una es “cuando el público te baja para siempre del escenario”, cuando no llega ya el calor del respetable tras una vida subido a las tablas. La otra es la enfermedad, muy especialmente cuando la memoria y las fuerzas empiezan a fallar, como le ha pasado al excelente actor Santiago Ramos que vio que tenía que ponerse a un lado, en su caso por el Párkinson.
Aún así, Echanove se siente “un privilegiado comparado con los bailarines que tienen una fecha de caducidad muy temprana”.
Los directores de escena, sus grandes maestros. Echando la vista atrás, Juan Echanove se siente un afortunado por haber aprendido de los mejores directores de escena desde sus comienzos de la mano de José María Morera. Admite que “solo actuando en los ensayos me llego a aburrir, lo que me interesa es absorber conocimientos sobre dirección de escena”. Tal es así que recuerda cómo Gerardo Vera le comentaba las claves por teléfono de la obra Rojo que finalmente no pudo dirigir. Recogió tanto de lo que le contaba en las insomnes conversaciones telefónicas que pudo sustituir al desaparecido director de escena en este montaje que compartiría con su amigo Ricardo Gómez.
Junto a todo un referente como Gerardo Vera
Volviendo a Pan y Toros para acabar vuelve a mostrar entusiasmo cuando afirma que “estoy viviendo un sueño y no busco el camino de baldosas amarillas, pero tengo la sensación de que a través de este montaje he podido volcar todo lo que sé”. Así lo sentirá seguro el público del Teatro de la Zarzuela, donde se podrá disfrutar de este montaje hasta el domingo 23 de octubre.
No deja de sorprenderme que uno de los posts de este blog traspasase nuestras fronteras traducido al ruso y es que solo ha ocurrido en una ocasión en estos 17 años. Se titulaba Mi sexta Gran Noche y no podía estar dedicado a otro que a ese fenómeno de la naturaleza que es Raphael. Esta anécdota sirve para ejemplarizar el fenómeno que supone el otrora niño de Linares que aspira a «renacer como el ave fénix», como sigue cantando como carta de presentación en conciertos como los que acaba de dar en el madrileño Wizink Center ante el delirio de sus miles de fans entre los que como contaba en ese post me encuentro desde que un 11 de noviembre de 1999 viese al artista en concierto por primera vez.
Ahora, el Raphaelismo encuentra una nueva vía de difusión de sus mantras en una espléndida serie documental que estrenará en unos días Movistar, tras el incuestionable éxito de la dedicada a Lola Flores. Es posible que piensen que se ha contado (casi) todo sobre el artista y puede que lleven algo de razón, pero las anécdotas no por contadas (ese momento en que el artista se dispustaba el protagonismo con una tal Dolly en su primera película es una anécdota mil veces narrada) dejan de gustarnos. El gran aliciente de esta serie, impecable y completamente «oficial», reside en puntos de vista sorprendentes como el que ofrece ese megafan que es Carlos Areces que colecciona «cosas bizarras» como los diferentes singles en diferentes idiomas del artista. Desde Mi Gran Noche tiene la suerte de poder llamarlo «papá» cada vez que lo ve.
La serie con una documentación exhaustiva y que aporta y mucho-felicidades al equipo de la serie por conseguir los derechos de todas esas imágenes y canciones, seguramente la labor más compleja de realizar- nos ofrece momentos impagables entre los que sobresale su reencuentro con Manuel Alejandro, con el que puede pasar tiempo sin verse, pero por cuya relación no parece haber pasado el tiempo que le han hecho un referente para compañeros de profesión como Alaska, Miguel Ríos, Perales o Bunbury.
Raphaelismo es la constatación de una carrera que en el fondo es inabacarble para una serie de 4 episodios y es que el artista más allá del pasado prefiere pensar que aún lo mejor está por llegar y sus espectadores, de todas las generaciones como demostró en aquel Sonorama tan indie, le estaremos esperando con la misma energía e ilusión siempre y es que como confiesa el intérprete de El Tamborilero en el fondo él siempre ha sido un indie y es que siempre ha hecho lo que le ha dado la gana. Y sí, nosotros estaremos ahí para volver a ponernos en pie cuando este ave fénix vuelva a renacer con melodías que son ya patrimonio de la humanidad. Ojalá, tarde o temprano, tenga también la fortuna de poder entrevistarlo DESDE MI BUTACA, una causa pendiente que esperemos pueda cumplir pronto.
La vuelta de los grandes musicales en un año que acaba con la pérdida de un ARTISTA ‘bestial’
El pasado mes de septiembre, tras la sequía de año y medio con excepciones como ¿Quién mató a Sherlock Holmes? en Madrid y La jaula de las locas en Barcelona, volvían los musicales de gran formato. Con el regreso de El rey león como adalid de la recuperación, se estrenaron multitud de títulos tanto en las dos principales arterias del género como incluso en gira. Estos días lamentamos que el dichoso Omicron haya impulsado a cerrar por unos días dos de los grandes títulos: Ghost y Tina, precisamente en la Gran Vía. Atentos que en breve os avanzaremos algunos de los títulos que, crucemos dedos, llegarán en el 22. De momento podéis visitar nuestros dos especiales sobre la temporada actual en la que además despedimos a Sondheim con un sentido homenaje. Otra pérdida que ha llorado el mundo del musical ha sido la de Carlos Marín, cuya bestia hace más de 2 décadas nos enamoró del género a muchos. El dichoso ‘bicho’ se lo ha llevado demasiado pronto. Teníamos demasiadas ganas de disfrutar aún de su talento. Te recordaremos con esa eterna sonrisa con la que iluminaste escenarios como los de esa Gran Vía a la que volviste con un show maravilloso al más puro estilo de Las Vegas de la mano de tu querida Innocence, compañera de escena y vida desde hace varias décadas.
Otros grandes espectáculos, al margen del teatro musical, han venido de la mano del circo con Productores de Sonrisas. A los deliciosos Clowns se han sumado una nueva entrega de El Circo de los Horrores -que a su socarrón humor suman un número circense de una belleza poética que encoge el alma- y el Circlassica con el que Emilio Aragón ha homenajeado a su padre Miliki. Podéis recuperar nuestro encuentro con este referente del mundo del espectáculo. No queremos olvidarnos tampoco del pequeño formato que ha seguido tirando del carro en tiempos difíciles ni mucho menos del teatro familiar con propuestas como la del Teatro Sanpol que siguen ‘creando espectadores’ temporada tras temporada. Por estos tiempos díficiles solo podemos aplaudir el empeño de florecientes productoras como Sing_us que esta temporada se ha embarcado en proyectos tan maravillosos como The Royal Gag Orchestra y Payaso!
Cuéntame cómo pasó… La Pandemia y el final de un late que es ya historia de la televisión.
Afortunadamente, los creativos han decidido no dar mucho espacio en la ficción a la dichosa pandemia que nos ha hecho la vida imposible también en 2021. Poca acertada fue la decisión de nuestra ficción más longeva de darle hueco en sus tramas. Corramos un tupido velo y esperemos que la nueva temporada nos resarza de esta olvidable temporada a pesar de la participación de nuestro queridísimo Carlos Hipólito. Los Alcántara desde luego se merecen al menos otra temporada más a la altura de su legado televisivo. Para legado el que deja Late Motiv. He de admitir que en el último programa incluso me saltó una lagrimita con esos inesperados momentos. Andreu Buenafuente ha hecho el programa que quería hacer y eso se ha notado con amistades como el siempre impecable Miguel Rellán y por supuesto la música en directo, a la que tuvimos el placer como agencia de comunicación de contribuir con el musical Iberian Gangsters. Precisamente El Terrat ha estrenado Maricón Perdido, uno de los seriotes del año, y la divertidísima obra El éxito de la temporada que en su versión en catalán se emitirá en TV3 el próximo día 1 de enero. Se nos va un referente de Movistar, esa plataforma que nos ha traído regalos como B.S.O, la vuelta a lo grande de Emilio Aragón, La Fortuna, Lola, Milá versus Milá o Susi Free, propuestas marcadas por la diversidad y la calidad.
La despedida de ‘La Velasco’ y el impulso de Raphael y José Sacristán, la constatación de que la veteranía es un grado. Este año despedimos a Concha Velasco de los escenarios. De hecho, estuvimos en una de sus últimas funciones en el Teatro Arriaga de Bilbao. Se ha despedido como se merece. Por la puerta grande y con su público en pie. Afortunadamente nos quedan aún algunos artistas que parecen tener mecha y cuerda para rato. Un caso paradigmático sin duda es el de Raphael que ya en el 20 sorprendió haciendo dos multitudinarios conciertos -dentro de lo que se permitía. En el 21 ha repetido y ha sacado disco en directo. En el 22 comenzará estrenando serie documental en Movistar. Es admirable ver como sigue dando sus dos horas y media de recital tan puntual como siempre y con esa energía desbordante que nos puso en pie al público del Wizink Center hace solo unas semanas. Lo mismo puedo decir de José Sacristán que a sus 84 años ha homenajeado con El hijo de la cómica a su adorado Fernán Gómez. Charlamos con él y pudimos disfrutar con élen el Fernán Gómez en el que ha sido uno de los acontecimientos escénicos de la temporada.
El Flaco retrata a Concha junto a Berlanga y Juan Diego, inmenso en El Cover
La eclosión (aún más si cabe) del streaming. Ha sido un gran año para las plataformas de streaming. De eso no hay duda. Una de las últimas en asomar la patita ha sido la versión MAX de HBO. Con ausencias en nuestro país aún injustificables como las excelentes Las Brujas o In The Heights -tampoco editadas en formato físico-, la plataforma ha volado alto gracias a la última temporada de las (tragicómicas) aventuras de Juan Carrasco y al éxito de la ficción de Abril Zamora. Eso sí, para mí, las series del año se han visto en Disney +. Contra todo pronóstico ha sido Bruja Escarlata y Visión una de las series del año. Me resulta extraño al no ser precisamente yo el público habitual de superhéroes y mamandurrias Marvel varias. Desde el primer capítulo me ha fascinado, sin contemplaciones. Lo mismo podría decir de Solo asesinatos en el edificio, que de entrada me pudo interesar por esa cosa nostálgica que te invade cuando ves algo que puede parecerse a Se ha escrito un crimen. La serie no deja de sorprender en cada capítulo gracias a unos ingeniosos guiones y a la química de los protagonistas -y los deliciosos secundarios y episódicos que están de 10. No, no creí que acabaría el 21 diciendo que sí, Steve Martin vuelve a molar y mucho.
Un año DE CINE… a pesar de la partida de ‘La Forqué’. El último gran estreno del año en plataformas cuenta con la colaboración de Verónica Forqué. Nos hubiese encantado despedirla como ella se merece, en pantalla grande, pero nos queda el consuelo de que nos acompañó en una de las noches más mágicas del año a través de Netflix. Aún con el recuerdo de esas Cosas que sé que son verdad con la que nos desgarró el alma, queremos recordarla con esa eterna sonrisa llena de luz. Este año hubieran cumplido 100 años, como la Rafaela Aparicio de Saura, dos GENIOS incontestables como Berlanga y Fernán Gómez. Es tan difícil resumir su legado que solo podemos recomendar que echéis un ojo a Bienvenido Mr. Marshall, La saga Nacional, El viaje a ninguna parte o Esa pareja feliz, la unión de los dos genios (más Juan Antonio Bardem) en una cinta. La música ha estado muy presente entre nuestros gustos de este año con El Cover, West Side Story, El amor en su lugar, In the heights, Encanto, Respect y saliendo del musical nos quedamos con los inmensos Javier Bardem-no está nada mal Being the ricardos en Prime- y Óscar de la Fuente -echadle un ojo también en la espléndida Reyes de la noche en Movistar. En este 21 también ha cumplido años dos clásicos incontestables de Disney como son El jorobado de notre dame -25 años- y La Bruja Novata -50 años- dos películas a las que creo que poco a poco se está poniendo en su lugar en la historia del cine. Sin duda marcaron una época para el estudio como dejaré constancia en el libro que estoy preparando para el 2022. Pero esa es otra historia. Por ahora, echamos el telón del 2021 con la experanza de que el año que viene haya mucho más teatro, circo, cine, música, lecturas, buenas series y emociones DESDE MI BUTACA, que cumplimos por cierto 17 años en marzo. Ahí es nada.
A 10.000 kms de la Navidad, la última película de Verónica Forqué en Netflix
Durante los últimos años, la televisión parece que nos ha querido vender la “moto” de que los programas de “antes”, aquellos en que un entrevistador se sentaba a charlar antes de dar paso a una animada actuación musical eran producto de otro tiempo. Formatos cada vez más estrambóticos y artificiales pueblan unas parrillas en que el grito y la alarma informativa son las protagonistas.
Es curioso como dos formatos como B.S.O o Milá versus Milá estén en Movistar y no en nuestra televisión pública. De repente, el “pago” ha recogido dos formatos que podrían ser perfectamente “servicio público” por dar un espacio en su parrilla a aquellos espectadores que seguimos demando una televisión cercana, emotiva y entrañable, aquella que contaba historias de personajes que de verdad importan como también hace por supuesto Late Motiv, que esperemos tenga más vida de una u otra forma cuando acabe su contrato actual con la plataforma “del pago” a final de año. De repente, son televisión de autor aquellos programas que de verdad cuentan algo. Este hecho también es perfectamente extensible a las excelentes ficciones que nos está trayendo la plataforma como La Fortuna de Alejandro Amenábar.
Ya hemos podido disfrutar de unas cuantas entregas de la Banda Sonora Original de Emilio Aragón. Este formato me ha atrapado desde el principio por la elección de invitados y sobre todo por el uso de la música. Se trata de construir la banda sonora vital del personaje a través de sus propias vivencias. Probablemente el de Antonio Banderas sea el programa que más he disfrutado, aunque claro siempre es garantía de éxito y más si nos trae aparejados regalos como Company de Sondheim, que estrenará el malagueño en noviembre, o su flamante compañía de A Chorus Line que ahora brilla sobre el escenario del Teatro Calderón de Madrid. Soy de los que piensa que somos no solo lo que comemos, también lo que vemos y escuchamos. Por eso, la música es tan importante en nuestras vidas y cuanta más y más variada el personaje lo es aún más. En este formato además de una deliciosa charla, nos encontramos con síntomas de un mestizaje musical que llega al súmmum cuando Emilio Aragón muta en su alter ego musical, Bebo San Juan, parar regalarnos un momento musical inolvidable. En definitiva, ¡Qué bueno tenerte de nuevo en televisión Emilio Aragón!.
Un pequeño inciso en lo que a programas se refiere para acercarnos brevemente a la extraordinaria serie de Alejandro Amenábar. La Fortuna tiene muchas cualidades. La primera es que en el fondo es una historia de piratas del siglo XXI y eso es francamente poco común en la ficción española. La segunda es que nunca un elenco que pivota entre los nombres made in Hollywood como Stanley Tucci y los estupendísimos actores españoles (De la revelación absoluta Álvaro Mel a la excelente Ana María Polvorosa e incluso los secundarios Karra Elejalde como un sobrepasado por las circunstancias Ministro de Cultura, Manolo Solo -que no se puede estar mejor en cada trabajo-, el inmenso Pedro Casablanc o la brevísima aparición de ‘La Portillo’). La tercera es que la realización sobrepasa todas las expectativas con un estilo narrativo delicioso que atrapa al espectador de principio a fin. Desde luego tenemos ‘La Fortuna’ de que exista una plataforma como Movistar+ que con una serie como esta viene a reivindicar que como se dice en la serie «nuestra cultura es nuestro petróleo». Sigamos reconociéndola y aplaudiéndola con propuestas como esas esperadas reivindicaciones de Raphael y Lola Flores que están a puntito de llegar a la pequeña pantalla.
La vuelta a lo grande de Mercedes Milá se ha producido en la plataforma que sinceramente me lleva enganchando desde hace un par de años con propuestas en ficción y en programas. Juro que este post no está patrocinado por Movistar, conste. Ya saben que en este blog digo las cosas desde 2005 como las siento. Marca de la casa… DESDE MI BUTACA. Pues bien, precisamente a la MAESTRA Mercedes Milá la pasa un poco como a mí, que dice lo que de verdad piensa y bueno… pues que he de admitir que sus entrevistas de archivo en la web de TVE me han marcado en ocasiones el camino para saber lo que es una profesional de la comunicación de raza. Cuando me enteré de que iba a volver al formato de entrevistas no pude más que salivar ante el manjar televisivo que seguro me iba a encontrar. Así ha sido a tenor de las dos primeras entregas del programa que me ha facilitado el siempre atento equipo de Comunicación de Movistar, ¡Qué importante es un buen trabajo de comunicación!
En las citadas entregas me he encontrado a dos personajes muy distintos o quizás no tanto. Ambos comparten con Milá precisamente esa capacidad de comunicar innata y de hablar (casi) siempre sin filtros de todos. Y digo lo de (casi) siempre por la pobre Massiel que admitió que no le dejan hablar de su familia y por eso “vengo llorada de casa a esta entrevista”. Milá y Massiel, dos fenómenos de la naturaleza, inquebrantables y dinámicas unidas por un hombre: José Sámano. Es bonito pensar que en complicidad se haya vuelto a escuchar en televisión el nombre de alguien que ha significado tanto en el cine, el teatro y la televisión. Casi echadas por el suelo de las risas, escuchamos: “Hemos tenido el mismo amor en nuestra vida y ahora hablamos de perros”. Ahora sus principales amores comunes son caninos. Cosas de la edad entendemos. Durante la charla, aunque pueda parecer increíble y aunque por momentos el torrente Massiel no deje a la entrevistadora preguntar, salen revelaciones de las que solo les daré el cebo para que no se lo pierdan como por ejemplo cuando confiese que fue “espía”, sí y no en una función de teatro. La ganadora de Eurovisión es una ametralladora de datos, anécdotas y chascarrillos que dejan abrumada a la propia Milá. Aún marcada por la pérdida de Aute: “No he podido volver a su casa”, la artista se muestra como nos tiene acostumbrados abierta en canal cuando confiesa que incluso cuando hizo Follies, su antológico canto de cisne en la escena del Teatro Español, ya se encontraba “tuerta”. Los achaques de la edad que no la impiden ir a todo estreno teatral que se tercie. De hecho, comenta que en los últimos años uno de sus acompañantes principales fue el tristemente desaparecido José Sámano, amor de juventud de ambas, aunque en diferentes épocas claro. No me quiero olvidar de cómo en la charla se cuelan nombres como el de García Marquéz. Milá pregunta a Massiel: ¿Sabes por qué se distanció de Vargas Llosa? Y ella le responde: “Por una mujer”. Y de alguna forma, hasta ahí sabía o más bien hasta ahí podía leer quizás, ¿Quién sabe? Al final, Milá le da la vuelta a la tortilla y termina con pregunta inesperada para la imprevisible Massiel que se monda de la risa. Es lo que tienen los verdaderos REFERENTES.
Y de la otrora chica del La,La, La pasamos a un particular “Flautista de Hamelin” y es que José María García durante décadas, polémicas aparte, ha sido capaz de comunicar cualquier mensaje gracias a su poder innato de expresar con palabras cada contenido. La charla vuelve a servir para poner sobre la mesa nombres olvidados, pero esenciales como el de Fernando Tola (busquen en Google un poco para saber más). García solo se planta ante una pregunta: “No quiero hablar de la serie”. Milá le tira de la lengua y admite que ni siquiera la ha visto, pero eso no quita para que -honor de caballero- admita que Javier Gutiérrez le parece un estupendo actor.
Sabiendo que el periodismo ya no existe para él en los medios actuales, no es extraña su ingeniosa despedida: “Un saludo cordial para amigos, enemigos y bultos sospechosos”, para a continuación apostillar: “Considero bultos sospechosos a aquellas personas que carecen de información”.
Se presenta una temporada muy intensa también en lo que respecta a musicales para el medio audiovisual, tanto para plataformas de streaming como para los cines. Tras esa Cenicienta de Amazon que se toma tan poco en serio a sí misma que termina siendo delirantemente maravillosa especialmente por la presencia de la diva de los musicales Idina Menzel como madrastra, llega uno de los títulos más queridos al otro lado del charco. Esta vez no nos encontramos con una adaptación cinematográfica, estamos ante tal cual la primera representación tras la pandemia de Come from away que llega mañana viernes a AppleTV+.
Como contaré muy pronto, cuando pase el embargo impuesto a prensa tras ver la adaptación cinematográfica de cierto musical hace ya un tiempo, aplaudo que las plataformas apuesten por buenas grabaciones de los espectáculos, como ha hecho con éxito Disney + con Hamilton, primando por encima de todo la esencia teatral y huyendo de una adaptación cinematográfica que podría quitar un trocito de la magia que supone ver estos espectáculos, concebidos para el teatro, a través de la mirada del séptimo arte.
Afortunadamente, AppleTV+, que lleva una temporada deleitándonos con producciones tan deliciosas como Schmigadoon! o The morning show, primando la calidad por encima de la cantidad de contenidos, nos hace un regalo en plena Pandemia. Nos acerca a nuestras pantallas sin tener que hacer viaje a la meca de los musicales uno de los títulos más sorprendentes de la cartelera ‘musicalera’. Solo hay que ver la premisa del musical para darse cuenta que no es un musical más: Cuenta la historia de 7.000 personas varadas en la pequeña ciudad de Gander, Terranova, después de que todos los vuelos hacia Estados Unidos se quedaran en tierra el 11 de septiembre de 2001. A medida que la gente de Terranova da la bienvenida a los «venidos de lejos» en su comunidad, los pasajeros y los lugareños van procesando lo que ha sucedido mientras encuentran amor, risas y nuevas esperanzas en los improbables y duraderos lazos que van forjando.
Si hay algo que se agradece, incluso traspasando la pantalla o la cuarta pared si nos ponemos «teatrales», es que sea una representación «viva». Ver al público emocionado, con su mascarilla correspondiente, ante la historia que les estaban a punto de contar tiene todo el sentido del mundo. Entre el público se encontraban, seguramente a modo de emotivo homenaje, una audiencia que incluía a supervivientes del 11-S y trabajadores de primera línea. Una obra como esta cobra aún más sentido con un público como este, como un aplauso silente de la propia compañía a aquellos que tanto han sufrido tanto en la tragedia del 11-S como en la Pandemia que hizo echar los telones de todo el mundo.
Come from away se revela al final como un inesperado feel good musical que en el fondo utiliza los resortes y mensajes habituales del género, integración de seres muy diferentes en un entorno cerrado, con unas canciones que contra todo pronóstico se convierten en verdaderamente memorables. A ello ayudan ritmos como el de Welcome to the rock, con el que a uno le dan ganas de unirse a los habitantes de Terranova y ponerse a bailar. De nuevo, la grandeza del teatro reside en esta espléndida función en una historia que partiendo de un hecho tan local consigue llegar al corazón de los espectadores de todo el mundo sean del credo que sean como demuestra el tema Prayer en el que se juntan las religiones de los distintos personajes, que jamás compartirían una mesa en otro contexto.
Ojalá AppleTV+ siga haciéndonos regalos como este a los amantes del género en el futuro.
«Las saunas de amateurs son al sexo lo mismo que son a la lectura las bibliotecas (…) Follar con un desconocido no profesional en una sauna es como sacar un libro de una biblioteca: nos permite probar cosas nuevas sin miedo a equivocarnos».
Bob Pop
El protagonista de Maricón Perdido nos propone un viaje literario muy especial con un cierto lirismo sórdido como demuestra el salto de los libros a las saunas que hace el autor en esta cita. Sin duda nos encontramos ante un genial complemento al visionado de su serie que toma parte de su guion de este libro. A lo largo de las páginas de Mansos -que te atrapa de tal forma que quieres leerlo del tirón- el autor nos lleva al epicentro de sus miedos e inseguridades a través de una sauna, de cuyo nombre no queremos acordarnos.
Hay muchos mansos, quizás más de los que nos imaginamos. Hasta ese chapero que hace guardia para recuperar un supuesto bolso de marca en cuyo interior se encuentra sin duda sus honorarios.
«Me acerco hasta él, me acuclillo y le rozo el brazo con cuidado, con la yema de los dedos, con cariño que no puedo evitar verlo así y pienso <<¡Qué mansos os volvéis cuando dormís>> y me lo callo».
A lo largo de las páginas, el autor se desnuda en cuerpo y alma con un estilo que aún en los pasajes más duros y sórdidos no escapa al lirismo que impregna a su pluma. Así, después del episodio más crudo del personaje, confiesa que «cuando creemos estar soñando es cuando nos sentimos incapaces de saber qué hacer a continuación». Eso es lo que él sintió en aquel Retiro oscuro, sombrío e inhumano en el que nadie salió a su auxilio.
El entonces desconocido, Roberto Enríquez, publicaba en 2010 esta su primera novela. Ahora, gracias a la televisión y a Buenafuente todos los conocemos como Bob Pop. Eternamente agradecidos por habernos regalado la mirada lúcida e inteligente de este cronista de una sociedad que aún hoy en día sigue sonando a pandereta. Una de las mejores lecturas sin duda para este mes en el que se vuelve a demostrar todo el camino que aún queda por recorrer y es que el Orgullo que se celebra el 28 de junio es un buen momento para recuperar esta mirada primeriza de nuestro querido Bob Pop.
Recuerdo perfectamente las primeras veces que vi a los mandos de esa nave cuasi radiofónica que era el En el aire que Andreu Buenafuente con su inseparable Berto hicieron en una de las etapas más difíciles de esa factoría creativa que es El Terrat como relata el propio Buenafuente enLos primeros 30que recomiendo que no se pierda cualquiera que haya vibrado en alguna ocasión con esta productora que ha llevado a la comedia a lo más alto, primero en Cataluña y después en toda España. Ahora celebran los 30 de hecho haciendo la comedia más divertida que he visto en mucho tiempo: El éxito de la temporada, con unos CÓMICOS en estado de gracia que nos recuerdan cuántos buenos momentos nos han regalado en la pequeña pantalla.
Con el aterrizaje de esta troupe en Movistar llegó el gran momento para conocer un poquito más a Bob Pop. En Late Motiv le comenzamos conociendo por su mordaz sentido del humor –épica es su crónica de aquel concierto de Bertín Osborne que siempre me alegra el día- y poco a poco se fue abriendo en canal hasta contarnos uno de los episodios más difíciles de su vida. Ese momento está presente como no podía ser de otra forma en la necesaria Maricón perdido, de la que he podido ver tras su paso por Málaga únicamente tres capítulos.
Carlos González, Bob Pop y Gabriel Sánchez, protagonistas de Maricón Perdido
«No pasa nada hasta que pasa, Roberto»
La madre de nuestro protagonista ha marcado la vida de E.H. Roberto Enríquez Higueras creía que las iniciales que aparecían en el sobre que le entregaron en el Hospital eran sus iniciales, pero la realidad era bien distinta y su vida, llena de viajes y alboroto, ya no volvió a ser igual. Si Maricón Perdido es una serie necesaria como pocas es por dar voz a un personaje con Esclerosis Múltiple, una enfermedad demasiado desconocida aún en nuestro país. Afortunadamente, Bob Pop ha luchado como un jabato para darnos lo mejor de su creatividad en la televisión, la literatura e incluso en la escena ya que también cuenta su historia en el teatro con Los díasajenos.
Desde bien niño, el prota de Maricón Perdido quería ser escritor y aunque quisiera distinguirse de su madre, en el fondo son iguales y es que como dice un entrañable Miguel Rellán «no os gusta la vida que lleváis, no estáis satisfechos». La sombra de la madre está siempre muy presente hasta cuando redescubre un Retiro, nocturno y taciturno, muy diferente a aquel que recordaba de sus viajes en metro con su matriarca. Esa noche ocurrirá el acontecimiento más difícil de su vida que ha recreado un actor inmenso, Carlos González, que ha sabido captar la mirada perdida de nuestro protagonista en aquella incomprensible noche en que pocos fueron los que salieron a su auxilio.
Rellán junto a Gabriel Sánchez, toda una revelación
Volviendo a la madre, una superlativa y maravillosamente excesiva Candela Peña, en aquella noche oscura, nuestro protagonista descubrió que tenía más nexos de unión de los que creía y es que mientras ella se hacía regalitos de esos pisos piloto que recorrían madre e hijo por los viajes que nunca hizo, Bob se inventaba vidas que nunca viviría. Un caso muy distinto es el del padre, un Carlos Bardem que se ha valido únicamente de su voz y su espalda para este personaje y es que Bob Pop no ha querido volver a mirar a los ojos de su padre y es que el dolor, estamos seguros, no se lo ha permitido. Por supuesto, entre tanto desgarro hay pequeñas dosis de humor como ese momento fan de Los Pecos o la superficial compañera de trabajo del «aborto de mandarina». La luz nos llega también a través de la siempre estupenda Alba Flores.
Por último, quiero cerrar contando uno de los grandes aciertos de la serie y es mezclar caras muy conocidas para el gran público con intérpretes aún anónimos como el debutante Gabriel Sánchez como el Bob niño o Blas Sánchez como Ricardo, el amigo de cervezas en una noche de fiesta de nuestro protagonista.
Huelga decir que estoy deseando ver cómo termina la serie que llega el viernes 18 a TNT y que entre otras plataformas se podrá ver en Movistar.
Las señales horarias marcan la medianoche. Es el momento estrella de Paco ‘El Condor’, rey de las ondas radiofónicas más noctámbulas a ritmo de goles, penaltis y todas esas cosas que interesan a los amantes del deporte rey.
Una suculenta oferta sobre la mesa hace que el veterano informador deportivo cambie de emisora y el que fuera su pupilo se convierta en su adversario cada noche en la que en un tiempo no tan lejano fue su casa mediática.
De esta premisa tan prometedora parte Reyes de la Noche, la nueva joya seriada de Movistar + que se estrena hoy mismo. La plataforma de televisión de pago sigue superándose con un catálogo en el que prima la diversidad de géneros desde aquel ahora lejano Crematorio, entonces era Canal +, con el que los espectadores pusimos el punto de mira en sus brillantes ficciones televisadas. En breves nos llegarán Paraíso y Maricón Perdido, que estando detrás el genio de Bob Pop ya presagiamos que será una maravilla.
Volviendo a Reyes de la Noche voy a detenerme en su reparto. Más allá de los dos protagonistas, unos brillantes Javier Gutiérrez y Miki Esparbé, la serie le da su momento a los intérpretes secundarios e incluso a los episódicos -solo hay que ver al memorable Manuel Gancedo como Jesús Gil en el que ya les adelanto que es de largo mi episodio favorito de la serie.
Entre la nómina de nombres de la serie me voy a detener en dos: Óscar de la Fuente y Chiqui Fernández. Su sola presencia siempre llena la pantalla. Fernández es la sufriente y hasta cierto momento silente mujer de ‘El Condor’. Como nos tiene acostumbrados la intérprete de la siempre reivindicable Mujeres dota de verdad a cada plano. Óscar de la Fuente no deja de sorprendernos. Parece que últimamente proyecto en el que participa, proyecto de calidad asegurada. Recordemos sin ir más lejos su memorable trabajo en La Valla. Por cierto hace nada también lo he visto brillando sobre el escenario del Teatro Español en uno de los grandes montajes de esta temporada: Napolés Millonario. Una gran racha desde luego resultado de una carrera forjada a fuego lento, pero seguro.
He preferido no entrar en la trama, pienso que los spoilers sobran para poder disfrutar totalmente de la serie. Admito que no era conocedor de la rivalidad De La Morena- García, ya que no soy precisamente un asiduo de la información deportiva, pero el gran acierto de esta serie con ecos de esa lucha encarnizada real, es que consigue atrapar tanto a los que les interesa ese tema como a los que jamás hemos escuchado ni un solo minuto de ese tipo de programas. Todo ello sin duda gracias al excelente guion de Cristóbal Garrido y Adolfo Valor y es que nada sería posible sin su buen hacer.
Debo confesar de entrada que soy un insólito seguidor de Merlí: Sapere Aude. Me resistí a la historia del profesor que todos hubiésemos querido tener cuando saltó a la televisión nacional de la mano de La Sexta y cuando llegó a Netflix. Curiosamente, solo cuando se anunció la continuación por curiosidad y, seré claro, por los excelentes trabajos que estaba disfrutando de Carlos Cuevas, incluido su inolvidable paso por Cuéntame cómo pasó, me animé a ver el primer capítulo de Merlí y admito que no pude parar en los siguientes días hasta que acabé de ver la serie entera. Al acabar, quedaba pensar ¿Cómo será la vida de Pol tras la hipnótica influencia de su profesor del Instituto? De entrada, la presencia de Cuevas, ¿puedo decir ya que me parece uno de los mejores actores de su generación?, era un gran aliciente.
Primera incógnita resulta al conocer a su profesora María Bolaños, una María Pujalte llena de aristas y recovecos y es que no se puede estar más maravillosa, ser más carismática y hacer que aunque no nos olvidemos de Merlín nos enamoremos perdidamente de su atormentado y alcohólico personaje. Con respecto al nuevo ecosistema de amistades del protagonista, pues es imposible resistirse a ese personaje un tanto intrigante y hasta maquiavélico de Pablo Capuz, un descubrimiento sin lugar a dudas. Con el cierre de la primera temporada, todos pensábamos ¿De verdad es posible una continuidad sin el tira y afloja irresistiblemente magnético de Pol y Bruno? ¿Podremos vivir sin las diatribas sobre el mundo de la escena y la vida de la Calduch- no se puede ser más grande que Ana María Barbany en ese papel?
Pues bien, esta segunda temporada nos deja sin poder disfrutar de David Solans (Bruno), el otro gran intérprete nacido en el seno de Merlí, pero aunque le echamos de menos y mucho, los creadores -yo más bien diría genios- detrás de esta espléndida serie han conseguido cerrar la cuadratura del círculo con una segunda temporada brillante con supuesto final cerrado. Sin entrar mucho en las tramas para no hacer spoilers, ya se sabe que todo gira alrededor de cómo aPOLo, sí, no me equivoco, ya sabrán el motivo del sobrenombre, se enfrenta a una noticia- en la que tiene mucho que ver el personaje del siempre impecable y genio de la escena joven Nao Albert, compañero de piso de Cuevas en la vida real- que cambia por completa su vida y su futuro. Carlos Cuevas evoluciona con su personaje a lo largo de la serie. Probablemente uno de los momentos más hermosos de la serie, es cuando hace su confesión a un personaje que nos conecta de nuevo con la serie original. Todo su mundo ha cambiado y sus prioridades también. En ese camino, testigo silente sin saber cómo actuar ante los silencios y las ausencias de su hijo nos encontramos a uno de esos regalos que nos da la televisión que es disfrutar en cada episodio de las capas de un veterano intérprete cuyo trabajo solo puedo reivindicar: Boris Ruiz.
Importante peso ocupa en esta segunda temporada el Satanassa, donde Pol podrá ser por fin él mismo. Allí le espera un viejo conocido de su eterno ex -¿en realidad Pol y Bruno llegaron a ser algo? y desde luego que es un gozoso reencuentro también para el espectador por esa energía y carisma contagioso que derrocha el simplemente delicioso Carlos Indriago. Allí conocerá al dueño del local, Dino, un superlativo Eusebio Poncela, aunque la pregunta es ¿Cuándo no lo está? En ese lugar, poco importarán las etiquetas para Pol, uno de los primeros personajes abiertamente bisexual. Lo que debería ser lo normal, no lo era en nuestra ficción televisiva hasta la aparición de este personaje. La dosis de ternura e ingenuidad lo pone de nuevo la presencia de Biel (Pere Vallribera). Dejo para el final una mención especial para Carmen Conesa y Eva Martín, a las que siempre es muy placentero ver en pantalla. Es lo que tienen las tablas que tienen estas dos inmensas intérpretes.
Después de esta crítica, muchos preguntarán y por qué es (casi) perfecto el final de la serie de Héctor Lozano para Movistar+. Pues, ojo spoiler, no está en el mismo Bruno y la verdad es que me da pena que esta historia tan estupenda, la constatación de que se puede hacer ficción de gran calado en nuestro país, termine, aunque ahora que lo pienso, ¿no será lo mejor dejarla así en lo alto?
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Un profesor que utiliza las canciones de los Beatles para enseñar inglés en la España de 1966, se entera de que John Lennon está en Almería rodando una película. Decidido a conocerle, emprende el camino y en su ruta recoge a un chico de 16 años que se ha fugado de casa y a una joven de 21 que aparenta estar también escapando de algo. Entre los tres nacerá una amistad inolvidable.