2020: El año en el que redescubrimos a «La Veneno» y saltamos «La Valla»

Ha sido el gran año televisivamente hablando para Veneno. De eso no hay ninguna duda. En sucesivos posts a lo largo de la accidentada -Covid mediante- trayectoria de la serie he analizado algunos de los momentos claves de una serie que una vez con el año a punto de acabar puedo decir que es sin duda la ficción más interesante del año. Solo La Valla, mi particular ‘entretenimiento’ en la cuarentena, me ha atrapado tanto en este 2020. En este post además cerramos el año con un poco de música y algunas recomendaciones literarias.

  • Esto se está poniendo cada vez más feo
  • ¿Qué puede pasar?
  • Pues que declaren Madrid en cuarentena. Si lo hacen tendremos problemas de abastecimiento.

Estos diálogos no pertenecen a la realidad. Son ficción que llegó en pleno confinamiento. Se trata de la serie La Valla, una de las mejores series del año, tanto a nivel nacional como internacional. Comentaba yo en mi post sobre ella: «Con una cuidada ambientación y unos guiones que, como si de HBO o Netflix se tratase, te hacen estar pegado a la pantalla esperando saber qué pasará después».

Tras su discreto paso por Antena 3, La Valla está arrasando en Netflix

Este año, Javier Calvo y Javier Ambrossi han desempolvado con acierto a uno de los mayores iconos de nuestra televisión. A priori, Veneno podría haber sido algo que no ha sido afortunadamente. A veces he pensado en cómo hubiese sido esta ficción de la mano de Telecinco. Mejor no pensarlo… Afortunadamente, Antena 3 con la libertad que se le supone como campo de pruebas a su plataforma, ha apostado por dejar libertad creativa a ‘Los Javis’ y el resultado ha sido excelente. A un guion, mitad ficción mitad realidad de Cristina, que trata con cariño a sus protagonistas se suma un elenco de auténticas campanillas donde se juntan la naturalidad y la chispa de Paca La Piraña con intérpretes tan reconocidos como Jorge Usón, Lola Dueñas, Maite Sandoval, Israel Elejalde o Pepón Nieto. Todo ello con un nombre propio que nos ha emocionado de principio a fin con su historia dentro y fuera de las cámaras. Para mí, el trabajo de Isabel Torres debería hacerse con todos los premios en las próximas entregas de galardones televisivos. Hablando del universo de ‘Los Javis’… Este año no tuvimos temporada de Paquita Salas, pero sí tuvimos sus memorias que solo podemos recomendar.

Con un poco de risa todo sienta mejor. También ha sido un año de grandes comedias. Comentaba yo de El Último Show: «La serie cuenta la historia del hombre tras la máscara del cómico que hizo reír a un país». De la última temporada de Vergüenza destaqué el personaje de María Hervás: «La compi de trabajo de Malena Alterio es una robaplanos con la frescura que da la Hervás a ese personaje con discapacidad que se gana el corazón de los espectadores». A esta actriz también la pudimos ver en la segunda temporada de la comedia El pueblo. No me olvido de Vamos Juan, la excelente secuela de Vota Juan. Un placer volver a disfrutar de las (des)venturas de este desastroso político lleno de patetismo y verdad en la piel de un Javier Cámara superlativo al que secunda cual Sancho a su Don Quijote el actor Adam Jezierski, el intérprete más sólido de los muchos curtidos en la cantera de Física o Química. Una sobresaliente trayectoria en las tablas con por ejemplo El Cojo de Inishman y Billy Elliot y en cine con Gordos lo avalan. No le pierdan de vista. Como bonus track de lujo añadiría ese placer absoluto que son cada una de las intérpretes de Señoras del Hampa que estrenó segunda temporada en Prime Video.

Las series de sobremesa, la compañía ideal para muchos espectadores. En este año marcado por las plataformas de streaming no nos podemos olvidar que hay televidentes que durante estos meses no han tenido otra compañía que la de los seriales diarios. A falta de Netflix, los espectadores más veteranos tenían al menos una horita diaria de distracción y amoríos en tiempos menos revueltos que los actuales en algunos casos. Es reseñable el caso de Amar es para siempre que con la previsión que llevaban de rodaje y a pesar del parón del rodaje consiguió no fallar a su cita diaria durante este año. Las historias de la Plaza de los Frutos siguen atrayendo a una parte de la audiencia fiel a las historias de El Asturiano y sus parroquianos. De Llum Barrera a Unax Ugalde. De José Antonio Sayagués a Itziar Miranda y su inseparable Manu Baqueiro. De Oriol Tarrasón a Anabel Alonso e Iñaki Miramón. Los personajes que interpretan estos estupendos actores junto al resto del elenco son parte de la familia para muchos espectadores.

HBO, entre las 30 monedas de Cristo y Patria. En el catálogo de la plataforma, justo antes de convertirse en apenas unos meses en HBO MAX, destacan dos títulos patrios. Es verdad que Patria se fue deshinchando capítulo a capítulo tras un impacto inicial arrollador inaudito, pero el trabajo de Elena Irureta pasará a la historia de este año televisivo. Aún estamos viendo 30 monedas, el Álex de la Iglesia televisado que pone en una serie todas sus obsesiones y marcas de la casa al servicio de una serie que cuenta con un gran aval en sus secundarios con intérpretes del nivel de Secun de la Rosa y Carmen Machi.

Hacen faltan unos pocos planos de Secun para atraparnos con su trabajo en 30 monedas

Mask Singer y Tu Cara Me Suena, el gran entretenimiento musical arrasa. La pandemia nos dejó en mitad de la edición de este año de TCMS. Durante meses, echamos en falta las emociones y las risas detrás de un formato que funciona a la perfección a pesar de las muchas ediciones a sus espaldas. Ha sido raro recuperar la edición tantos meses después, pero se agradece. Veremos si Jorge González, que ha hecho un concurso excelente, será finalmente el ganador. A este formato se unió en la oferta de Antena3 un programa en el que Terelu fue una cerdita, Pepe Navarro un pulpo y Paz Vega una catrina. A priori suena marciano… Y lo es. Probablemente Mask Singer sea el show más mamarracho que ha emitido la televisión en mucho tiempo. Entonces, ¿Cuál es la clave del éxito? Que nos ha invitado a jugar. Cada semana hemos especulado con quién estaba tras la máscara y hemos gritado desde casa: «Quítatela, quítatela». Una pena las foto pistas que nos destriparon -Twitter mediante- quiénes eran los finalistas. Para la próxima edición mejor si evitan ese momento fotográfico.

Propuestas literarias para un año en que redescubrimos el valor de la lectura en el Cementerio de los Libros Olvidados. Ha sido un año agridulce para los lectores. El autor español más leído tras Cervantes nos dejaba tras una enfermedad que había llevado con la discreción que siempre llevó su vida. Carlos Ruiz Zafón deja un legado literario incontestable al que ahora se suma el que seguro será uno de los pedidos más recurrentes para Reyes: La ciudad de vapor que incluye un cuento dedicado a Cervantes en el que con la maña habitual del narrador nos hace creer si lo que está contando pudo haber ocurrido. En el campo de lecturas que solemos recomendaros tenemos un variadito. Si os van las memorias de actores españoles tenéis que haceros sin duda con las de Andrés Pajares y las de Alberto Closas. También este 2020 nos trajo una buena guía para iniciarse en el campo de los musicales: 100 musicales que deberías ver. Para los más peques sin duda, buena opción sigue siendo Roald Dahl con Las Brujas.

El cierre literario-cinéfilo lo ponemos con la editorial AppleHead Team, un absoluto descubrimiento. Lo más interesante que reseñaría de ellos es que podréis encontrar libros con temáticas que no encontraréis en otras editoriales. Nuestra recomendación estrella se llama La otra Disney Volumen 1 (1946-1967). La peculiaridad de este excelente libro de Alberto Corona reside en que fija su mirada en las películas de acción real y no en las de animación, que son las que más permanecen instaladas en el imaginario colectivo. De las más conocidas como Mary Poppins a la ‘maldita’ Canción del Sur, ¿es tan racista como la pintan? Para descubrirlo lo mejor es hacerse con este excelente libro.

El año en que bailamos con ‘la niña’ María Peláe y el de Linares nos demostró un talento 6.0

En un año tan extraño hemos visto menos conciertos de los que nos gustaría de María Peláe, que sin duda en 2020 ha tenido su gran año a pesar de todo. Yo tuve la suerte de verla en la Riviera de Madrid con todas las medidas de seguridad a pleno rendimiento tras el confinamiento y ha sido uno de los acontecimientos en vivo de mi año cultural. Su frescura y desparpajo se funden con una música que bebe por ejemplo de Lola Flores. Podéis conocerla en la entrevista que la hice en Scenikus. Si ella dio uno de los primeros conciertos postconfinamiento en Madrid, Raphael dio el primero masivo en el otrora Palacio de los Deportes de Madrid. El artista ha mostrado así su compromiso con la música en vivo. Por supuesto, también ha sacado disco y nos ha amenizado la Nochebuena. Lo que viene siendo un artista 6.0

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La cultura pop española ocupa su lugar en las librerías de la mano de Juan Sanguino

«Si en algún momento de tu infancia viste a Sabrina salírsele un pezón en la televisión pública, tu adolescencia quedó atravesada por el crimen de Alcàsser…»

Cómo hemos cambiado. La transformación de España a través de la cultura pop de Juan Sanguino (Península, 2020)

Puede sorprender que un libro como el que encabeza este post no contenga ni una sola imagen en sus páginas, salvo la maravillosa fotografía de Piedad Bejarano de la portada, pero es que una vez leído te das cuenta de que simplemente no es necesario.

Esto es así ya que el receptor de este libro, estoy seguro, recuerda cada uno de los episodios televisivos a los que hace referencia Juan Sanguino en sus páginas. Solo hay que tirar de esas imágenes que tenemos guardadas o creemos tener guardadas en el imaginario colectivo y es que ¿Quién no conoce a alguien que dijo haber visto el episodio de Ricky Martín y la mermelada? Por cierto, la Gemio no vivió ese supuesto momento. Fue the one and only Concha Velasco que la sustituyó en Sorpresa, Sorpresa, ¿Se acordaban?

Cada vez somos más conscientes de cómo la cultura popular nos define como sociedad, de cómo aquellos estándares que en un momento nos resultaban aceptables, ahora se tornan en algo bien distinto. Es improbable que nadie hace relativamente poco pensase que un personaje como Cristina Ortiz, La Veneno, generaría un fenómeno de la dimensión que lo ha hecho gracias a la serie de la que hemos hablado aquí ampliamente.

Por las páginas de este tratado pop de España encontramos afirmaciones del tipo: «A nadie le gusta Macarena. Nadie se la ha puesto nunca en su casa por placer. Y, sin embargo, es, con diferencia, la canción tolerada con más entusiasmo de nuestro tiempo». Sí aquí caben todos los referentes populares que se puedan imaginar, sin olvidarse de fenómenos como OT.

Esta edición Península está plagada de leyendas urbanas de esas que nos han construido como sociedad de la (des)información y es que «da igual si Victoria Beckam dijo o no que España le olía a ajo», nos sentiremos interpelados reconociendo cada uno de los pasajes a los que hace referencia Sanguino. Somos una sociedad compleja incluso en la construcción de los propios iconos de la cultura pop. Así que es difícil explicar a alguien que no tenga ADN ibérico dicotomías como las que provoca la interpretación de un personaje como Torrente: «podría funcionar a la vez como sátira del machirulismo casposo para algunos espectadores y como reivindicación del canallita ibérico para otros».

Cómo hemos cambiado nos habla de tú a tú para que no olvidemos que la España de las plataformas, de las series y programas de culto sigue siendo aquella que vibraba con el Mississippi a medianoche y disfrutaba a la par que se escandalizaba con la teta de Sabrina.

Si hemos cambiado o no, no seré yo el que lo diga, sumérjanse en las páginas de este libro altamente adictivo y lo comprobarán con sus propios ojos.

Y hasta aquí puedo leer.

«Veneno» o el triunfo de la televisión de antes con la mirada puesta en los lenguajes del presente

Es paradigmático o quizás… no tanto que las series que más haya disfrutado en este infausto 2020 hayan salido de las entrañas de la tele convencional, esa que ya no molaba. En este contexto en que lo «cool» lleva sello yanki, se llame HBO, Netflix o en menor medida Prime- aunque se ha colocado por su catálogo en una de mis plataformas favoritas-, me he enganchado a El nudo, La Valla y Veneno, tres ficciones de la plataforma de streaming de Antena 3 que, en dos de los casos, finalmente se están emitiendo también en la parrilla de la cadena «convencional» y la tercera terminará llegando también a la pequeña pantalla. Hoy Veneno salta en sus dos primeros episodios a Antena 3 mientras estoy acabando de escribir este post.

Ayer, como cuando nos reuníamos a ver el final de Aquí no hay quien viva, Los Serrano, Farmacia de Guardia o Médico de familia, muchos espectadores esperamos a la hora de la Cenicienta, que tanto marcó a Cristina ‘La Veneno’, para degustar kleenex en mano del desenlace de Veneno. Volvió la televisión evento que ya creíamos olvidada en una época marcada por las series que se suben ‘del tirón’ y que devoramos tan rápido como olvidamos cuando nos dan otro atracón de una serie atractiva para nuestros gustos. Veneno ha sido un evento en cada capítulo, semana a semana y es que los domingos era el día clave en que los seriófilos -por llamarnos de alguna forma- hemos estado ahí pegados con la posibilidad de apaciguar aún más nuestra hambre de buena televisión con ración de la estupenda Patria que solo por disfrutar de Elena Irureta ya nos ha enganchado.

Recuerdo cada momento de aquel primer capítulo que ya reseñé – en pleno confinamiento- de Veneno. Esa mirada a esa tele de los 90 que en alguna ocasión- siempre a escondidas desde el pasillo- confieso haber visto con una edad impropia y sin entender muy bien lo que ocurría, solo recuerdo que te llevaba a otro lugar que la parrilla diurna no te trasladaba. Antes que teatrero o cinéfilo fui un niño eminentemente televisivo que devoraba todo tipo de contenidos incluso del prime time y de los primeros minutos de late night. De repente ver Veneno me ha llevado a ese momento que una parte de la sociedad quiere casi como confesar que no ha existido. Entre el morbo y la caspa hecha con mucha gracia y en parte sin malicia, pero que sin duda aportaron mucha más creatividad televisiva que los chabacanos programas morbosos de la actualidad a los que soy incapaz de engancharme entre supervivientes, tentaciones y gente sin interés, oficio ni beneficio ni mucho menos gracia.

Veneno es la constatación de varias cosas. La primera que la televisión de emisión semanal no ha muerto, ni muchísimo menos. Llevamos comentando muchos meses la serie de ‘Los Javis’. La segunda, que en el fondo aquella televisión de los 90 nos sigue enganchando como sociedad, aunque adaptada a los lenguajes y los mensajes que imperan ahora. Sí, muchas señoras de Cuenca sabían sin darse cuenta lo que era un transexual o un ‘travestí’ como se decía entonces. La tercera, que a veces los prejuicios – ¿de verdad era necesaria una serie sobre ‘La veneno’? se preguntaban muchos- se caen con solo un par de fotogramas de un producto televisivo tan redondo de principio o fin, encabezando sin duda mi ránking de ficción televisiva de este 2020, que parece escrito por el mismísimo Stephen King.

Voy con una de las claves del éxito de Veneno, de incontestable interés para propios y ajenos al universo de Cristina, y es su tono. Entre la comedia más desenfadada -como las propias y esperpénticas apariciones de la musa de Pepe Navarro en tv- mezclado con la dosis justa de drama hondo y, por supuesto, esa especie de realismo mágico que impregna por ejemplo el soñado funeral de la protagonista de este crudo cuento de hadas que como en las historias nada edulcoradas en las que se basarían las películas Disney tiene por supuesto sus luces y sus sombras. Y sí, nuestra particular Cenicienta que tantas veces le pidió a su Paca ver la cinta del zapatito perdido, también tuvo sus luces con sus picos de éxito. Como reza la canción de Leiva: «nunca debiste cruzar el Mississippi» o ¿Quizás sí? La serie deja a juicio del espectador determinar si la fama solo trajo cosas malas a la vida de excesos de Cristina Ortiz.

Con este tono tan bien equilibrado, Javier Calvo y Javier Ambrossi han demostrado una madurez creativa que, estoy seguro que es solo el comienzo de un futuro prometedor. Con respeto y cariño por el personaje, se han rodeado de personajes que en algunos casos no se habían puesto nunca delante de una cámara pero que dan una verosimilitud al relato cuando confluyen con actores de primera fila que aparecen por la serie aunque sea simplemente para hacer un pequeño papel episódico o cameos como los que hacen los personajes reales, desde Pepe Navarro a Machús Osinaga- a ver si la encuentran- o Valeria Vegas. Del reparto de secundarios de lujo me quedo con Elvira Mínguez, Maite Sandoval- a la que también pueden ver en la excelente Señoras del Hampa– y Lola Dueñas, sin olvidarme de Israel Elejalde que sin imitar a Navarro…se convierte en él y un irreconocible Jorge Usón.

Para mí, las reinas de esta particular fiesta televisiva son dos, en diferente tono. Me refiero a ‘Paca la piraña’ interpretándose a sí misma como si las cámaras hubiesen sido lo suyo siempre y la actriz Isabel Torres. La intérprete se ha llevado el aplauso de público y crítica interpretando la etapa menos mediática de ‘La Veneno’ en en sus últimos años. Nos ha cautivado en cada plano con esa luz que ha desprendido incluso tras conocer el cáncer que le han diagnosticado en este infausto año. Les recomiendo su paso por Late Motiv para saber un poco más sobre ella.

-Tienes más info sobre la serie en este post del blog de junio.

«Paquita Salas. Superviviente»: Calvo y Ambrossi brillan en la autobiografía ficcional

«Soy Paquita Salas y soy representante de actrices. En la vida hay un momento para contarlo todo, y este es el mío».

Es curioso el camino que ha tomado en los últimos tiempos la carrera de la joven pareja de exitosos creadores de «La Llamada». Aún ultimando el final del rodaje de «Veneno»- una excelente hagiografía televisiva que bebe de la fantasía que impregnó la musa de Pepe Navarro en sus memorias-, Ambrossi y Calvo sorprenden dando voz a un personaje de ficción que, si rascas, tiene alguna que otra conexión con la realidad. Eso sí, lo dejan claro en sus páginas: «Aunque se incluyen personajes reales, esta es una obra de ficción».

Por las páginas de «Paquita Salas. Superviviente» (Ediones B, 20,90 euros) desfilan personajes reales con señas de identidad muy distintas a las que tienen en la realidad, pero en el imaginario de ‘Los Javis’ todo es posible y consiguen hacerlo creíble. La cuestión importante de esta publicación es si suma algo a las excelentes temporadas de la ficción originaria de Flooxer y después mundialmente conocida por su trasvase a Netflix. Pues bien, aporta y mucho en todos los pasajes que describen la vida de Paquita antes de que el gran público la conociéramos a través de la serie que ha catapultado a Brays Efe.

Portada del libro.

Es raro que un personaje emblemático del «chousbisnes» -me estoy Paquitizando, lo sé- no haya pasado por la vida de la famosa protagonista de «Hasta Navarrete». El libro comienza con una cronología de la vida de esta gran amiga de Piti Alonso- que terminará heredando su oficina cuando PS Management se vaya al traste- en la que no faltan momentos cumbre como cuando su Lidi fichase por «¡Ala…Dina!», serie de culto donde las haya. Paquita habla sobre sus referentes que van de Carmen Sevilla: «Si dices Carmen, es Carmen Sevilla» a María Dueñas: «Escritora no la hay igual en España».

En las páginas de este libro viviremos a través de la narración escrita, pero también a través de una novela gráfica brillantemente ilustrado por Iván García, las luces y las sombras de una representante ficcionada que, en el fondo, comparte situaciones con la realidad de un sector que los que conocemos desde dentro sabemos que aunque algunos de los hechos no sean exactamente así, acaricia la realidad para transformarla en una ficción… maravillosamente adictiva. Y es que una de las cualidades de este volumen es que cuando empiezas solo quieres seguir. Imposible no querer conocer cómo llegó al lugar que llegó nuestra querida Paquita y es que en el fondo, y esa es la ternura del personaje, todos llevamos un trocito de una Paquita dentro que nos hace conectar con ella en algún momento.

Cuando Paquita encontró a Julia.

Mención aparte merecen lo que en cine llamaríamos extras. Podremos disfrutar desde las recetas- no pueden faltar los torreznos- a los mails del spam y el test para descubrir a la actriz 360º que podrías llevar dentro.

En definitiva, «Paquita Salas. Superviviente» es una muestra más de lo que Ambrossi y Calvo tienen aún por darnos a sus espectadores y lectores. Solo hay que ver -yo lo acabo de hacer- el excelente cuarto episodio de «Veneno». De reclinatorio.

Los Javis celebran el Orgullo con su ‘Cenicienta’ particular

  • Alerta Spoiler: El primer párrafo hace referencia a distintos pasajes del segundo episodio de Veneno, por lo que te recomendamos ver el episodio antes de leer la crítica

Érase una vez un niño, Joselito, que era la oveja negra de un pueblo en blanco y negro. Él quería sacar lo que llevaba dentro. Se vestía con la ropa de su madre, cuyo amor nunca creyó encontrar. Ella castigaba sus actitudes que consideraba se salían de la norma, del rebaño de ese pueblo anclado en el pasado. Como si fuera la madrasta de un cuento de hadas de la que sabía nunca iba a conseguir afecto, el joven Joselito decidió salir a esas calles en las que le gritaban ‘maricón’ junto a su buen amigo Manolito decidido a ser quien quería ser. Una noche aciaga en su localidad natal antes de sonar las 12 y perder el zapatito de cristal, todo acabó mal y la que su madre había pintado como la mala del cuento, como la bruja que quería engatusarlo, tornó en hada para reivindicar también al tío de ese niño que luchaba por ser quien quería ser en un lugar hostil para el ‘diferente’ del que sí, no le quedará más remedio que salir huyendo.

Este podría ser el comienzo de la historia de ‘La Veneno’ o quizás no. En la narrativa del segundo episodio de Veneno, ‘los Javis’ han querido dejar claro que se trata de una ficción basada en las memorias del célebre personaje televisivo que ya de por sí, estaban bastante ‘exageradas’, como lo era la protagonista de este cuento de hadas que disfrutaba como una niña en sus últimos años sentada delante del televisor disfrutando de La Cenicienta. Vemos ese toque de ficción buscada en momentos como cuando nuestra protagonista fantaseaba diciendo que había 4000 prostitutas en su zona de acción, hecho que contradicen sus compañeras que dicen que no pasarían de las 40.

Sea realidad o «fruto del desarrollo creativo y adaptación para la creación de la obra», lo que queda claro es que Veneno va a ser -por favor, reactiven el rodaje para tener más capítulos, se lo ruego- el proyecto más profundo de ‘Los Javis’ hasta la fecha. Más allá del mensaje reivindicativo, necesario más que nunca ante las ideologías opresoras que quieren imponer su realidad cerrada, Veneno es un estupendo producto de ficción que aporta y mucho a la ficción española. Un ‘pelotazo’ para AtresPlayer Premium tras las excelentes El Nudo y La Valla y la entretenida Benidorm. Un último apunte, el reparto de nuevo vuelve a brillar desde los dos protagonistas infantiles a Paca ‘La Piraña’- recomiendo su Paca ‘La Piraña’ ¿Dígame? para echarse unas risas tras este duro episodio- y ante todo y por encima de todo Isabel Torres, una actriz superlativa que le ha tocado encarnar la edad más difícil de la otrora estrella de Pepe Navarro. Cuando vean el capítulo, sabrán qué momento me ha emocionado de su excelente trabajo. La intérprete sabe combinar a la perfección la memoria ‘fantasiosa’ de Cristina con la emoción más verdadera cuando se le remueve algo muy profundo en sus adentros.

Hoy más que nunca, Feliz Orgullo de ser quien cada uno quiera ser. Bendita ‘Veneno’, ¡Cuántas lecciones sigue dando a los intolerantes incluso años después de su muerte!

Nuestras series: Ficción que divierte, entretiene y emociona

¿Has maratoneado Stranger Things y no puedes vivir sin comentar lo que te gustaba The Wire? La primera me gustó en sus dos primeras temporadas y de la segunda serie, lo admito, no he visto ni un solo segundo. Con la cantidad de plataformas que hay… ¿Existe cabida para la ficción en abierto? ¿tiene sentido estrenar El pueblo primero en una plataforma y luego estrenarla en abierto? Igual son demasiadas preguntas a las que responder… Para resumir, yo me centraré solo en la ficción española. Esa de la que tanto echaban pestes los eruditos televisivos, si es que eso existe, hasta hace bien poco.

Vayamos por partes…. ¿Hay series en la tele en abierto que funcionen y merezca la pena ver? Alguna queda cual irredentos Asterix y Obelix de la parrilla española. La primera y la más obvia, a mi modo de ver, es sin duda Cuéntame cómo pasó. Los Alcántara resisten con empuje los 19 años de emisión, ¿Cómo es posible con la competencia de realitys basura rompeaudímetros que les ponen enfrente? Pues por el motivo que empezamos a verlos hace casi dos décadas. Siguen siendo de nuestra familia, hemos crecido con ellos, en mi caso de forma literal además. Por eso esta semana, aún con la familia medio desecha por el divorcio de marras, se volvieron a unir para ir en plan Desaparecida-ficción que hicieron al alimón Ganga y los ahora omnipresentes Bambú- en mitad del bosque a por Herminia. Y tras ver el capítulo en que el espectador vuelve a emocionarse en ese reencuentro uno solo puede llegar a una conclusión, ¿Qué sería de esta serie sin la PRESENCIA de la magnífica María Galiana? Cuando ella cobra protagonismo, la serie crece. Muy pronto podréis leer en mi nueva aventura, Scenikus, la entrevista que la hice el viernes en el Español. Y bueno, los amantes del teatro, agradecemos a Ignacio del Moral y su equipo la presencia constante del mundo del teatro, ¿No actuó acaso Inés en el Festival de Santander? ¿No le recomendaron a Toni hablar con Rosana Torres en el último capítulo? Delicia de serie. Y sí, sigue siendo una de mis favoritas.

Herminia sigue uniendo a los Alcántara

Los jueves se ha unido a esta familia una nueva ficción en abierto en Aragón TV y sobre Marianico el Corto. Sí, han leído bien. Se llama El último show y es uno de los estrenos más sorprendentes de los últimos años. Ficción con tintes localistas que llega al corazón de todos los espectadores, murcianos, cántabros o andaluces, es lo mismo… La serie cuenta la historia del hombre tras la máscara del cómico que hizo reír a un país. Miguel Ángel Tirado está en un momento de inflexión en que no quiere seguir haciendo sus chistes ante esa nonagenaria fan que en cualquier momento de su día a día puede aparecer y le insiste en que haga otro chiste. Está harto, él quiere hacer cine como el de Buñuel, ¿Lo conseguirá? En el camino de este intérprete, que se revela aquí como un solvente actor dramático, se encuentran personajes que interpreta un reparto de primera, desde Itziar Miranda, que nos sigue haciendo disfrutar también en abierto con su Manolita en ese milagro, merecido, de la longevidad televisiva llamado Amar es para siempre en Antena 3. Mención aparte merece el maravilloso José Luis Esteban, actor maño curtido en mil y una batallas en las tablas con Teatro del Temple y otras compañías, que se convierte en un representante a medio camino entre el Antuña de ¿Qué fue de Jorge Sanz?– referente claro de esta serie, aunque aquí el tono sea más melodramático- y ¿Cómo no? Paquita Salas. No me olvido de María Isabel Díaz, siempre dulce e impecable. Si alguien da siempre presencia a sus personajes esa es Luisa Gavasa que acompañada por un Armando del Río en estado de gracia nos regalan a una pareja deliciosa.

Luisa Gavasa y Armando del Río en un momento de la grabación de «El último show».

Por cierto, ambos son dos de los actores protagonistas de El nudo, que ya pueden ver al completo en A3Player Premium. Podría decir muchas cosas de esta innovadora ficción televisiva, pero por no hacer spoiler, basta con decir que es motivo suficiente para que se hagan suscriptores de la plataforma de pago de Antena 3. Una intriga con ambiente de universidad de élite que engancha por la originalidad en el planteamiento, el nudo y el desenlace. A los citados actores, que demuestran su versatilidad al pasar por dos ficciones tan sumamente diferentes, se suman intérpretes como Miquel Fernández, por el que siento especial debilidad desde sus comienzos en el teatro musical, donde ya demostró que iba a llegar tan lejos como quisiera. También me encanta ver en pantalla a Ángel Ruiz.

En la citada plataforma- les juro que no me pagan por la publi-, hay otra JOYA que teóricamente retransmitirán pronto en abierto, La Valla. En estos tiempos de coronavirus y alarmismo excesivo, una serie que trata sobre un régimen autoritario en el que intentan curar un virus endémico que se extiende por todas partes… Pues seguro resulta un poco ‘fuerte’ para los espectadores más alarmistas. Con una cuidada ambientación y unos guiones que, como si de HBO o Netflix se trate, te hacen estar pegado a la pantalla esperando saber qué pasará después, cuenta con un reparto espléndido que da emoción al asunto. No descubro nada si hablo maravillas de Ángela Molina o su hija Olivia ni tampoco de Unax Ugalde. Por cierto, lo de Abel Folk en esta serie está a otro nivel también. Parece haber nacido para ser ministro. Ahí lo dejo. Quizás, si me detengo en los secundarios vemos lo cuidado en lo que respecta a su reparto en esta serie. Ver de malo- malísimo a Óscar de la Fuente- al que disfrutamos actualmente en Me gusta cómo eres en el Lara- es simplemente delicioso. También lo veremos junto a nuestra siguiente protagonista en el cine, en la película El cover.

Y hasta los episódicos brillan en esta serie y más si lo pones en manos de intérpretes como María Hervás, protagonista por cierto de las dos últimas ficciones de las que hablaré en este post.

María Hervás vive un momento pletórico entre el teatro –Iphigenia en Vallecas y Jauría-, el cine -rodando en Benidorm El Cover, debut en el largo de Secun de la Rosa, y sí, también la televisión. La vemos en abierto, en tele de pago y en plataformas también. En todas partes, vaya. El caso de El pueblo, preestrenada en Prime Video y luego emitida en Telecinco, ha roto todos los esquemas. Llevando muchos meses en la red, la serie ha arrasado en abierto. Parece mentira que en la época de las plataformas, alguien vea en Telecinco una serie que lleva colgada en internet mucho tiempo. Pues ha ocurrido. Por cierto, la segunda temporada que he maratoneado hace unas semanas ya está en la citada plataforma. Sí, de nuevo antes que en abierto. Del equipo de la longeva La que se avecina, otro ejemplo de que hay ficciones en abierto que funcionan y mucho, El pueblo es una divertida comedia servida en bandeja a un reparto en estado de gracia. Dejo para el final la otra serie en la que está María: Vergüenza. Su personaje, la compi de trabajo de Malena Alterio, es un robaplanos con la frescura que da la Hervás a ese personaje con discapacidad que se gana el corazón de los espectadores. Esta serie que pueden ver en Movistar + en su tercera temporada da un paso aún más allá en los guiones- genio y figura que es Juan Cavestany- con un Miguel Rellán para quitarse el sombrero una vez más.

Hervás y Alterio en Vergüenza.

Un último apunte, en abierto en Antena 3 se emite otra serie que sigo: Perdida, con la sorpresita de ver brillando a Ana María Orozco, la Betty la fea original. Y en Movistar + hace nada disfruté como un enano con Merlí: Sapere Aude, lo de Carlos Cuevas no es ni medio normal, tanto que decir en cada mirada… Y mirando lo próximo… Ya estoy deseando ver lo nuevo de El ministerio del tiempo y La línea invisible. Y bueno, también Vamos Juan a finales de mes junto a Veneno. Como ven, todo ficción made in spain con pintaza. Ah, también estoy enganchado a Vida perfecta, casi se me olvida. Seguro que en un tiempo haré otro post televisivo. Por ahora, pongo la carta de ajuste hasta la próxima.

Susi Sánchez: «La empatía es muy necesaria en nuestra sociedad»

Sin duda, la vida de Susi Sánchez demuestra que la del intérprete es una carrera de fondo. Tras muchos años en que su altura solo la permitía hacer entes en el teatro, dos directores de cine, Ramón Salazar y Pedro Almodovar, pusieron en el lugar que se merecía a una intérprete que este mismo año ganó el Goya. Ahora la podemos ver por partida triple. Sobre las tablas del Pavón- Kamikaze con Los Hijos, donde comparte escenario con Adriana Ozores y Joaquín Climent bajo la dirección de David Serrano. En el cine podemos verla como la perturbadora madre de la protagonista de Legado en los huesos. En Netfix forma parte del reparto de Días de Navidad. Un momento dulce que la intérprete celebra con esa sonrisa y esa vitalidad de la que es imposible no contagiarse.

¿Cómo es Los Hijos?

En escena hay tres ingenieros nucleares que de alguna forma ponen sobre la mesa la posibilidad de intervenir en el mundo actual para dejar una herencia más saludable a los que están por venir. Están viviendo las dificultades un año después de la hecatombe nuclear. Lo que realmente quiere sacar a la luz el autor es el cambio climático que no tiene vuelta atrás. Cuando era joven no existía ese peligro, es ahora tan latente que da miedo.

Decía David Serrano que esta obra trata sobre unas mujeres “a las que no se ha dado las gracias nunca”…

Hasta cierto punto sí. Son mujeres universitarias, que han trabajado y sacado adelante a una familia y eso no se les ha valorado. Muchas mujeres de mi generación han trabajado y a la vez han sido amas de casa y no se ha valorado eso. En cambio, el hombre trabajaba y es más raro que a la vez se encargase de las labores domésticas. Así que sí, pienso que es un homenaje muy potente al sacrificio que han hecho las mujeres de nuestra generación.

Aquí y ahora, ¿Por qué el teatro es un gran lugar para contar historias como la de Los Hijos?

El teatro siempre es el lugar donde el contacto con el público es inmediato. El espectador pude ver a actores vivos que comunican un mundo emocional y ese valor no lo tiene ningún otro medio. Un grupo de adolescentes vino y se conmovió con la función tanto como los adultos. Llega a todos los públicos esta función y eso es maravilloso.

Se habla de Ramón Salazar y Pedro Almodóvar, para los que eres una actriz fetiche, como los que mejor retratan la condición femenina…

Completamente de acuerdo. Tienen un conocimiento de la psicología femenina muy profundo y muy desprejuiciado. Se nota que hay amor hacia la mujer en la visión que tienen. También hay una camada de gente joven que me están proponiendo historias interesantes para mujeres maduras. Dentro de poco la gente de cierta edad seremos mayoria en este mundo, así que que se espabilen los guionistas.

Si pongo sobre la mesa el nombre de Pitita Ridruejo…

Eso fue una recomendación que me hizo Ramón Salazar para que investigara para el personaje de 10.000 noches en ninguna parte. No pude coger mucho del personaje la verdad, pero tiene que ver con su apariencia, con el mundo en que ella vive tan en las nubes, tan irreal… Me sorprende mucho que sepas lo de Pitita la verdad…

Acabas de estrenar en Netflix la espléndida mini serie Días de Navidad, ¿Cómo ha sido introducirte en el universo de Pau Freixas?

En cuanto lo conocí tuvimos una conexión extraordinaria. En el primer ensayo me di cuenta de que nos íbamos a entender perfectamente. Es un hombre con mucha profundidad, que no se queda con lo superficie. Quería un trabajo muy coral. El personaje es una maravilla. Me toca acompañar la historia de estas hermanas en una producción que ha contado con un reparto de excepción. Yo le dije que sí desde el principio a Pau, pero cuando me dijo el reparto le dije que no se había cortado nada. Parecía que se había cumplido toda su lista de deseos.

En este momento tan dulce que estás viviendo supongo que te entra la risa cuando piensas que te dijeron que eras demasiado alta para ser la madre de Tesis y decías que solo te llamaban “para ser fenómenos atmosféricos o entes en el teatro”…

Suelta una risa contagiosa a la que es difícil no sumarse.

Es verdad. Hice la luna en Bodas de Sangre, hice del sol en un espectáculo de calle, de la vista en otro, de la muerte… Todo eran entes… Parecía que no tenía pinta de poder hacer de madre. Afortunadamente ahora sí puedo hacerlo. En el fondo, no estuvo mal, ya que pude explicar mundos muy esotéricos y poco convencionales para una actriz.

Y de repente después de tantos años llega el Goya…

Aunque algunas compañeras me decían que me lo iban a dar, para mí fue una cosa bastante inesperada. Yo me sentía tan fuera de onda con el grupo de nominadas que había que pensé que sería imposible. Tuve esa fortuna y la verdad es que estoy muy contenta. Ha sido el regalo de mi vida. A estas alturas nunca te piensas que te vaya a llegar un regalo así.

“Cuando abres la cabeza y el corazón ante un personaje con características oscuras hay una necesidad de comprensión en nuestro trabajo”. En una sociedad tan poco empática como la nuestra, ¿Cuánto lleva a su día a día Susi Sánchez esa máxima que tiene en la interpretación?

Yo lo hago, yo lo necesito en mi día a día. Yo voy al mercado y charlo con las señoras que me cuentan cómo hacen tal o cual plato. Me río incluso con gente a la que no conozco de nada. Esto antes no me pasaba. La búsqueda de empatía es necesaria por lo que tú decías. Vivimos en un mundo en el que no nos conocemos los unos a los otros, ni siquiera a nuestros vecinos. Me encanta ir al bar o al mercado y que me saluden. Es como si hubiese un afecto universal flotando por el aire al que todos tenemos acceso en un momento dado y del que está bien que podemos tirar de él de vez en cuando.

¿Qué te llevó finalmente a coger la senda de la interpretación?

Yo jugaba como todos los niños, pero no pensaba en que eso podía llegar a ser mi profesión. Lo que me incentivó para ser actriz fue el poder de comunicación que tiene un escenario. Los actores tenemos la suerte de poder comunicarnos con otros seres humanos a otro nivel sensorial, mucho más allá de las palabras. Eso es algo que estoy seguro que todo ser humano desearía tener.

Con el Goya se ha puesto el foco también en tus palabras, en tu significación social…, ¿Cómo llevas eso de que lo que pienses sea analizado con lupa?

La verdad es que no me preocupa mucho. Siempre digo lo que pienso. Soy muy sincera, no miento en lo que expreso. Por supuesto, puedo obviar ciertas preguntas, pero todo el mundo sabe que soy de izquierdas. Eso no quita para que yo haga un personaje de derechas y no lo pueda disfrutar muchísimo.

Antes de acabar me gustaría volver a Cuando deje de llover, esa obra que emocionó tanto al público…

Lo primero que me viene a la cabeza es la muerte de mi madre. Empecé a ensayar esa función a los tres días de su muerte. Fíjate que su pérdida fue la inspiración para entrar de la forma en que lo hice en esa obra. Entré muy limpia, muy desasistida en esa función por su muerte. Con el tema de las constelaciones ocurría algo mágico. El público se conmocionaba mucho con esa función. El teatro es lo que tiene que produce casi katarsis, era una obra mágica.

¿Con qué proyectos te gustaría seguir jugando en tu profesión?

Me ha gustado siempre mucho el trabajo de investigación. Me gusta estar con directores que se meten a fondo haciéndonos preguntas. Tengo un proyecto con Fernando Rubio, con el que hice Todo lo que está a mi lado. Me ha propuesto escribir algo para hacer un proceso. Seguramente estrenaríamos un anteproyecto en el próximo Festival de Otoño y seguiríamos con ello para que el espectador sea partícipe del proceso. Lo que me queda por hacer se va a llamar.

Daniel Diges nos sumerge en EL MÉDICO

Apenas tenía 17 años cuando la popularidad le llegó de golpe con Nada es para siempre, serie que marcó a una generación que ha podido disfrutarlo también en aventuras televisivas tan diversas como el Megatrix, quizás lo único que no repetería, o Tu cara me suena, sin olvidarnos de su ‘eurovisiva’ experiencia con espontáneo incluido. Y aunque la televisión le haya hecho un rostro muy querido por el público, su carrera se ha consolidado en las tablas con personajes como Valjean o el protagonista de Hoy no me puedo levantar que, sin duda, cambió el rumbo de una carrera que ha estado marcada por grandes amigos como Gerónimo Rauch con el que tras Poker de Voces comparte personaje protagonista en El médico en el Nuevo Apolo. Por ahora, el mundo del disco que tantas tensiones le provocaba, “salvo que aparezca un proyecto que sea imposible rechazar”, lo ha dejado a un lado para centrarse en las tablas, para hacer vibrar cada noche al respetable en Madrid.

Compartes personaje con tu querido Gerónimo Rauch…

No hemos querido vernos mucho el uno al otro, cada uno hemos dado nuestros matices al personaje.

¿Cómo es esa relación casi de familia que tenéis?

Hemos producido juntos y hemos tenido carreras de alguna forma paralelas. Yo empecé haciendo discos y él posteriormente ha grabado también. Nos hemos aconsejado mutuamente. Es un gran amigo y tenemos personajes en común. Somos casi como hermanos.

Eres el tercer actor que interpreta al protagonista de El médico

Tiene muchas cosas en común conmigo, vocalmente me va muy bien. Ha sido como cuando me tocó ser ValJean durante 4 años en diferentes países. Al final es agarrar el personaje con gusto y saber dar lo mejor de ti mismo.

¿Es El médico la costatación de que se pueden hacer grandes musicales hechos aquí?

Es un gran paso. De hecho hay varios proyectos para el futuro. Tenemos un nivel muy grande. Vinieron a ver la función productores de Londres, Francia, Portugal, Broadway y salieron encantados. Creo que se va a exportar con muchos elementos nuestros seguro.

¿Cúales son tus moomentos favoritos?

Hoy partiré es un buen momento. El final del primer acto me emociona. Me movió todo ese momento. Es un personaje que me remueve. Hay gente que me ve tristeza en los ojos, me vibra un montón este personaje.

Has pasado varios años fuera de España, ¿Cómo lo has vivido?

Han sido años de crecimiento y aprendizaje profesional y emocional. También ha servido para consolidarme como actor de musicales y hasta he grabado una serie internacional. Ha sido un paso muy especial volver a España y poder elegir el proyecto en el que quería estar. A veces, en la vida hay que elegir caminos menos seguros para continuar adelante.

Y de repente El médico te trae de vuelta a casa…

Me llamaron de otros musicales a mi vuelta a España, pero no me llegaban como El médico. Al final, si la melodía es buena, el equipo es bueno, la historia… Tendrían que venir con un proyecto muy especial para que me interesase más. Me ha pasado algo similar a Los Miserables.

Se cumplen 20 años de Nada es para siempre, la serie con la que te hiciste conocido para mi generación…

Era duro entrar en este mundillo con 17 años, pero hacer una serie de prota a nivel nacional fue un regalazo.

Y de ahí, saltaste al famoso Club Megatrix, ¿Qué recuerdas de aquella época?

No volvería a hacer programas infantiles. Tendría que ser algo muy bonito. Tenía la sensación de que al niño lo teníamos que hablar de una forma que no me gustaba. Era un estilo de vocabulario que no me gustaba y era muy impostado. En + Clan sí me dejaban hablar de forma natural.

Supongo que Nacho Cano con Hoy no me puedo levantar llegó para cambiarte la vida…

Desde luego. Tuve un parón muy largo que lo llamaban el parón del presentador de infantiles. Si te fijas los presentadores de esos formatos no salen adelante. Los directores de casting no los llaman. HNMPL me permitió volver a ser actor. Hice ese casting y Nacho Cano me eligió. Ser presentador de infantiles me hizo tener que romper con todo y apostar definitivamente por ser actor. Haciendo musicales pude demostrar que sabía actuar, cantar y bailar.

Si te diego el nombre de Jimmy Jump…

Me da pena, hace poco leía que debía dinero por multas. Aún así recuerdo Eurovisión como una de las mejores experiencias de mi vida.

Más que nunca en Tu cara me suena te tocó ‘jugar’ a ser otro, ¿Cómo lo viviste?

Desde pequeño tuve claro que quería hacer cosas que no se parecieran en nada a mí. Me gustaban los personajes en los que el público no me reconociera. De alguna forma al imitar la voz, la forma de andar y todas sus características volvía a esos recuerdos infantiles.

Un último llamamiento para apurar estas últimas funciones de El médico

Te abre los sentimientos a flor de piel. El ser humano necesita sacar esos sentimientos que tenemos oprimidos y de alguna forma te desengrasa el corazón y te hace salir con nuevas energías.

Asunción Balaguer: «Una vez pasó un ángel por mi vida»

Nos acaba de dejar Asunción Balaguer, una mujer imprescindible de nuestra escena. Es por ello que recuperamos nuestro encuentro con ella en el Español en el que según comentaba fue uno de los momentos más felices de su vida. Por primera vez, se subía a un escenario para interpretar uno de los grandes musicales: Follies, en el que derrochaba pasión y esa eterna sonrisa que nos regalaba a todos los que tuvimos la suerte de cruzarnos alguna vez con ella. Seguro que ahora se reencuentra con ese ‘ángel’ que un día la ayudó a tomar el camino correcto. Nos quedan sus intervenciones en cine, teatro, televisión y, ante todo, esa imborrable sonrisa.

«Llega hablando por teléfono de una forma animada. Nadie diría que tiene 86 años y que cada noche se atreve a bailar y cantar con coquetería. Ella miraba con envidia a eses vedettes que protagonizaban la revista, ese género que tanto disfrutó junto a su amado Paco Rabal. Ahora es ella la que enseña los hombros, orgullosa de poder estar en una experiencia como Follies. Su tono cálido y cercano desnuda el alma de una actriz que paralizó su carrera casi por completo por el amor que sentía hacia su marido. Era entonces la televisión su refugio, el lugar en el que podía trabajar unos días y así recuperar la pasión por su profesión. La muerte de Paco fue un punto y seguido en su carrera. Una vez, cuando las cosas se pusieron difíciles, un ángel se cruzó en su camino y la hizo tomar la decisión acertada. Ahora, vive un momento dulce que relata con entusiasmo y ternura tras recoger el TP de Oro y seguir en la serie de la temporada, Gran Hotel. Corran al Español y aplaudan a una grande de las tablas que cada noche emociona al entusiasta público».

Creo que la costó aceptar un proyecto como Follies, ¿Qué se le pasó por la cabeza cuando la ofrecieron estar en un espectáculo así?

Yo no tengo voz y soy mayor y encima tenía que bailar, pero el esfuerzo ha merecido la pena. Es una alegría pensar que he podido cantar con orquesta. Le contaba a Carlos Hipólito que me sentía como en una tragedia griega con un coro. Es un placer trabajar con gente como Carlos Hipólito o Vicky Peña. Todo el elenco de este musical es tan maravilloso, con esos bailarines y ese coro, que el público ruge después de cada función.

¿Era aficionada al mundo del musical?

Mi madre se casó con Marcos Redondo, el barítono, eso me hizo estar en el mundo de la zarzuela desde pequeña. Además, me encantaba ir a la revista con Paco. Ahora, me siento coqueta a mis años con este personaje y me parece casi un sueño hecho realidad.

¿Qué ha sentido al recibir un reconocimiento como el TP de Oro?

Yo dejé el teatro para ayudar a Paco y cuidar a mis hijos, pero siempre solía aceptar las cosas que me proponían en televisión. Me encantaba reencontrarme con mis compañeros. Hice muchos trabajos cortitos en televisión, me lo pasaba muy bien. Sentí mucha emoción esa noche. Doy gracias a la televisión, un medio al que tengo mucho que agradecerle. Gracias a las series y novelas que hacíamos no perdí nunca la continuidad en esta profesión.

Gran Hotel la ha devuelto a la pequeña pantalla con una serie que se ha convertido en el éxito de la temporada, ¿Cómo esta viviendo Asunción Balaguer esta experiencia?, ¿Siente que está viviendo una de sus mejores etapas profesionales?

Estoy viviendo un momento dulcísimo. No podía imaginarme a mis años trabajando con Mario Gas, un director amable, un gran compañero. Es una obra realmente espléndida, de primera calidad. En Gran Hotel, mi personaje, Lady, tenía muy poco protagonismo, pero ahora está entrando en las tramas. En esta segunda temporada ya va a participar en los misterios del Gran Hotel. La verdad es que tengo mucha suerte ahora mismo. Vengo de hacer dos años de gira con otra compañía maravillosa como ha sido la de El Pisito.

El Tiempo es Sueño es un montaje muy especial para usted, ¿Cómo resumiría la esencia de una obra tan íntima y tan personal?

Le pedí ayuda a El Brujo para unos recitales y me pidió que le contara mi vida. Le conté cosas muy personales en un momento muy delicado como fue la muerte de Paco. Le expliqué mi vida con Paco y el funcionamiento de las compañías de teatro entre otras cosas. Le conté una experiencia delicada por la que pasé y decidió que ese fuera el final. Una vez pasó un ángel por mi vida. Hay personas que te ayudan en los momentos delicados y nunca más vuelves a saber de ellas. Esa persona me ayudó a tomar la decisión acertada y luego desapareció de mi vida.

Ahora que está en las tablas de un teatro mítico como el Español, ¿Qué recuerdos le vienen a la cabeza de sus comienzos en la compañía Lope de Vega junto a José Tamayo en este Teatro Español?

En este Teatro Español tuvimos muchos éxitos como Diálogo de Carmelitas. Paco estuvo con Edipo Rey. Este teatro me ha dado mucho y ahora a mi edad, me siento feliz.

¿Tiene aún ganas de emprender nuevos proyectos profesionales o preferiría retirarse?

Yo no me quiero retirar, me siento en un momento muy dulce de mi carrera. Los actores podemos jubilarnos cuando queramos.

Terele Pávez: El legado de una actriz de raza

Este oficio te hace un regalo cuando tienes delante a una entrevistada del nivel de Terele Pávez. Aún recuerdo la primera imagen congelada que tengo de ella en mi imaginario. Se trata de una escena de El Día de La Bestia, que vi diría que indebidamente demasiado niño. Me quedé fascinado por el universo de esta película y me fijé en esa actriz que decía «El mundo está lleno de hijos de puta». Desde entonces, asocié a esta actriz al universo de un director, Álex de la Iglesia, que le regaló otra frase que se ha quedado en la memoria de las nuevas generaciones y que está poblando desde ayer las redes sociales: «A mi no me dan miedo las brujas. A mí lo que me dan miedo son los hijos de puta». Y a Terele, esa conexión con el público joven la encantaba: «Me encanta cuando me dice algún chaval que las películas de Álex les han hecho interesarse por mi trabajo y que por eso han visto películas tan distintas como Los santos inocentes». 

Aunque había tenido un breve encuentro con ella anteriormente, la primera vez que pude mirar a los ojos de Terele y charlar con ella fue hace relativamente poco en el Teatro Español, en el 2014, un año especialmente celebrado por los premios que recibió y en el que tuve la suerte de encontrarme con la intérprete en tres ocasiones. La primera vez que nos vimos fue durante las representaciones de El Cojo de Inshmaan y tuve la suerte de acompañarla en su camerino hasta sólo unos minutos antes de subir el telón. Como decía antes, desde niño me cautivó su fuerza en la gran pantalla y ese día pude ver en primera persona que eso no dejaba de ser una extensión de su propia vida. Me acuerdo que era la primera en llegar al teatro, me la encuentro con un café y sólo puedo parafrasear lo que dije en su día: «Ella hechiza en las distancias cortas, te atrapa y te contagia de un pedacito de esa energía de vivir que la caracteriza». Cuando llegó el momento de la foto descubrí la camiseta que llevaba puesta con su foto y esa frase de Las Brujas de Zugarramurdi que sólo podía ella decir con esa raza. Inevitablemente le apareció una sonrisa de lado a lado que cada vez que nos encontrábamos volvía a aparecer como si nos conociéramos de toda la vida y era entonces cuando me pedía que la diese un beso en la mejilla. Compartí con ella también uno de los reconocimientos más emotivos que recibió por su trabajo en Las Brujas de Zugarramurdi en el Festival Internacional de Cortometrajes de Torrelavega. Su relación reciente con el teatro continuó, de nuevo en el Español, donde volví a tener la suerte de entrevistarla.

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Gracias por tanto, Terele. Nos queda tu inmenso legado en imágenes y esos momentos mágicos que me regalaste en cada encuentro.