Los «Reyes de la Noche» se rodean de un elenco estelar para su encarnizada batalla por el liderazgo radiofónico

Las señales horarias marcan la medianoche. Es el momento estrella de Paco ‘El Condor’, rey de las ondas radiofónicas más noctámbulas a ritmo de goles, penaltis y todas esas cosas que interesan a los amantes del deporte rey.

Una suculenta oferta sobre la mesa hace que el veterano informador deportivo cambie de emisora y el que fuera su pupilo se convierta en su adversario cada noche en la que en un tiempo no tan lejano fue su casa mediática.

De esta premisa tan prometedora parte Reyes de la Noche, la nueva joya seriada de Movistar + que se estrena hoy mismo. La plataforma de televisión de pago sigue superándose con un catálogo en el que prima la diversidad de géneros desde aquel ahora lejano Crematorio, entonces era Canal +, con el que los espectadores pusimos el punto de mira en sus brillantes ficciones televisadas. En breves nos llegarán Paraíso y Maricón Perdido, que estando detrás el genio de Bob Pop ya presagiamos que será una maravilla.

Volviendo a Reyes de la Noche voy a detenerme en su reparto. Más allá de los dos protagonistas, unos brillantes Javier Gutiérrez y Miki Esparbé, la serie le da su momento a los intérpretes secundarios e incluso a los episódicos -solo hay que ver al memorable Manuel Gancedo como Jesús Gil en el que ya les adelanto que es de largo mi episodio favorito de la serie.

Entre la nómina de nombres de la serie me voy a detener en dos: Óscar de la Fuente y Chiqui Fernández. Su sola presencia siempre llena la pantalla. Fernández es la sufriente y hasta cierto momento silente mujer de ‘El Condor’. Como nos tiene acostumbrados la intérprete de la siempre reivindicable Mujeres dota de verdad a cada plano. Óscar de la Fuente no deja de sorprendernos. Parece que últimamente proyecto en el que participa, proyecto de calidad asegurada. Recordemos sin ir más lejos su memorable trabajo en La Valla. Por cierto hace nada también lo he visto brillando sobre el escenario del Teatro Español en uno de los grandes montajes de esta temporada: Napolés Millonario. Una gran racha desde luego resultado de una carrera forjada a fuego lento, pero seguro.

He preferido no entrar en la trama, pienso que los spoilers sobran para poder disfrutar totalmente de la serie. Admito que no era conocedor de la rivalidad De La Morena- García, ya que no soy precisamente un asiduo de la información deportiva, pero el gran acierto de esta serie con ecos de esa lucha encarnizada real, es que consigue atrapar tanto a los que les interesa ese tema como a los que jamás hemos escuchado ni un solo minuto de ese tipo de programas. Todo ello sin duda gracias al excelente guion de Cristóbal Garrido y Adolfo Valor y es que nada sería posible sin su buen hacer.

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¡Cuánto deberían aprender muchos de Antonio y de Javier!

Este oficio de cómicos, este oficio de actores, de intérpretes de mil y una emociones puede convertir a algunos de sus miembros en ególatras irredentos. No es el caso de dos actores llenos de sapiencia a los que, creo, nunca verán subidos a un pedestal de intocables.

Simplemente memorable fue el speech que se marcó Antonio Banderas al recoger su Goya de Honor: «Me subí a ese tren por ser la cultura y el arte la mejor forma de entender el mundo que me había tocado vivir». Un actor que parece no olvidar sus raíces- fue significativo escuchar cómo su acento malagueño parecía acentuarse aún más en el discurso. La guinda fue la mención a su hija, a la que por compromisos profesionales quizás no dedicó el tiempo suficiente.

Todas las quinielas apuntaban a su nombre: Javier Gutiérrez debía y merecía llevarse el Goya por su extraordinario trabajo en La isla mínima. Tienen un aura especial los que son GRANDES en este oficio. Gutiérrez lo tiene y, por eso, su premio habrá sido celebrado por mucha gente que le conoce o que, simplemente, le haya visto en un capítulo de Aguila Roja. Por el atril de ganadores también pasaron unos cuantos ‘teatreros’ más, actores curtidos en las tablas y que nos hacen disfrutar también en la Gran Pantalla. Mágica estuvo Bárbara Lennie, Carmen Machi – casualidades de la vida, pareja teatral de Gutiérrez en Los Mácbez– agradeció que se galardonara una interpretación de comedia. Y es que la comedia – Dani Rovira mediante- estuvo bien servida en una gala, eso sí, excesivamente larga. Casi 4 horas – Y eso que no hay publicidad- es una verdadera salvajada. Deberían echar un ojo a la Gala de los Forqué. Aún así- adoro a Miguel Poveda, pero un microconcierto a la 1:15 de la madrugada no venía a cuento- ha sido una de las galas más entretenidas. Wert aguantó estoicamente los -escasos- envites que le lanzaron (el más sonado el del manchego más universal) en una noche en que el número musical (mejor que otros años al incorporar a algunos cantantes como Ana Belén y Lolita) superó la media de los espantosos números anteriores. De las parejas de entregadores me quedo sin duda con la formada por mi querido Secun de la Rosa y la simpar Loles León. No me olvido tampoco de mentar el triunfo de Mortadelo y Filemón contra Jimmy el Cachondo. Más que nada por estar detrás Javier Fesser, uno de los mejores representantes de la Marca España en el campo cinematográfico. Ahora solo esperemos que el año que viene no sea necesario lanzar envite alguno y en que en los próximos Goya hablemos del triunfo de la razón. Y es que no olvidemos que como se dijo a lo largo de la gala que la cultura crea miles de puestos de trabajo. Para acabar sólo poner en palabras lo que siento día a día cuando veo las historias que se cuentan en nuestras pantallas: Viva el talento del cine español, tenemos motivos para estar orgullosos.

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Diez intérpretes para un 2014 DESDE MI BUTACA

Es difícil resumir un año escénico como el 2014. A pesar de las incontables trabas que se le han puesto a los ‘teatreros’, hay demasiadas muestras de TALENTO como para resumirlo en un único artículo. No están todas los que son, pero sí están un puñado de los que a mi modesto juicio deben estar. Estos son algunas de los actores que nos han regalado su talento en este año que ahora toca a su fin.

– Carmen Mayordomo, la actriz más hiperactiva de la escena nos introduce en las Locuras Cotidianas de Carlos Be

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Una escena de «Locuras cotidianas».

– Inma Cuevas, esta vez deslumbrando también en el Centro Dramático Nacional

«Haz clic aquí» en el CDN.

– Concha Velasco, de la trágica Hécuba al drama de Olivia… Simplemente ‘La Velasco’

"Olivia y Eugenio" ha supuesto su vuelta a los escenarios tras la enfermedad.
«Olivia y Eugenio» ha supuesto su vuelta a los escenarios tras la enfermedad.

– Juana Cordero, una actriz que gana en las distancias cortas

Juana Cordero interpreta a Sabrosura en la obra "Delicia" en La Casa de la Portera.
Juana Cordero interpreta a Sabrosura en la obra «Delicia» en La Casa de la Portera.

– Susi Sánchez, desgarradora en Cuando deje de llover

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Antes de ser parte de la «Buena Gente» de David Serrano, la actriz ultima las representaciones de este bellísimo texto en Las Naves del Matadero.

– Clara Lago, la frescura del talento joven

"La venus de las pieles" ha sido uno de sus primeras incursiones teatrales.
«La venus de las pieles» ha sido uno de sus primeras incursiones teatrales.

– Hovik Keuchkerian, una gran revelación, un actor lleno de sensibilidad

"Un obús en el corazón" ha puesto en el punto de mira teatral a este actor curtido en el cine, el boxeo, los monólogos y la televisión.
«Un obús en el corazón» ha puesto en el punto de mira teatral a este actor curtido en el cine, el boxeo, los monólogos y la televisión.

-Miguel Rellán, su Novecento es lo más conmovedor que hemos visto esta temporada

Rellán ensayando uno de los 'bolos' de "Novecento", esta vez al aire libre. En enero estará en el Teatro Lara.
Rellán ensayando uno de los ‘bolos’ de «Novecento», esta vez al aire libre. En enero estará en el Teatro Lara.

-Secun de la Rosa, un cantautor que vive anclado en un éxito muy lejano, un papel lleno de frágil tragicomedia

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Tras su rutilante éxito en el Lara, «El disco de cristal» saldrá de gira y volverá a hacer temporada en Madrid.

– Pedro Casablanc, un actor kamikaze de lo más generoso en escena

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«Hacia la alegría» llevó a Pedro Casablanc al emblemático Teatro de la Abadía.

– Javier Gutiérrez, cuando el actor consigue retratar el rostro del monstruo más humano

Además de su brillante trabajo en "Los Mácbez", Javier Gutiérrez nos concedió una de las entrevistas más especiales que hemos hecho DESDE MI BUTACA.
Además de su brillante trabajo en «Los Mácbez», Javier Gutiérrez nos concedió una de las entrevistas más especiales que hemos hecho DESDE MI BUTACA.

Doble gran ovación para Javier Gutiérrez

Javi Gutiérrez no ha hecho apenas promoción de la que, estoy seguro, va a ser una de las películas que más alegrías le va a dar en su carrera. El motivo lo ha repetido su compañero Raúl Arévalo, que coprotagoniza La isla mínima, en las distintas entrevistas. Gutiérrez se encuentra inmerso en la gira de Los Mácbez y rueda a la vez una película, El desconocido, como nos avanzó en exclusiva en una interesante entrevista que nos concedió justo después de una representación de la obra de Shakespeare.

El primer premio para La isla mínima ha venido de la mano del público. El pasado viernes llegó a las salas siendo número 2 en taquilla, siendo superada sólo por un blockbuster americano.  Anoche, mientras Javier Gutiérrez mostraba su faceta más oscura con las manos manchadas de sangre en el Teatro Arriaga de Bilbao, el Kursaal de San Sebastián aplaudía con entusiasmo el reconocimiento al intérprete. Así vivió su gran noche desde las tablas del Arriaga uno de los actores más queridos por el gran público: «Nos lo comunicó antes de empezar la función y imagínate el griterío, dijo que lo que más le gustaba era que lo recogiera Raúl Arévalo, cualquier otro se hubiera quejado de no recogerlo el por tener función, pero Javi no. Eso es lo grande. Durante la función todo fue como siempre, tranquilo, concentrado y pura energía. Grande Javi. Gran compañero y profesional» comenta Rulo Pardo, uno de sus compañeros en Los Mácbez. Mientras Raúl Arévalo recogía el premio en su nombre el actor de Águila Roja recibía el aplauso del siempre exigente público bilbaíno. A la salida de ese teatro que tantas noches de gloria le ha dado salía con una sonrisa luminosa. Era su gran noche, uno de los días más especiales de su vida.

Fotografía de Laura Galán.
Fotografía de Laura Galán.

Cuando uno ve trabajar a Javier Gutiérrez sólo puedo pensar en una carrera de largo recorrido, con espacio para todo tipo de personajes. Cuando uno ve trabajar a Javier Gutiérrez en La isla mínima y Los Mácbez– donde nos demuestra que los personajes más reales tienen que estar llenos de requiebros, de aristas, de luces y sombras- uno piensa en los grandes. Y sí, en ese instante me viene a la cabeza uno de sus referentes. Así rezaba el titular de la entrevista que le hice hace un tiempo: «Solo aspiro a acabar mis días como José Luis López Vázquez». Gran maestro y mejor alumno.

Marcos Ordóñez: «El teatro es una pasión que nace en la infancia»

«Ya tengo tres Pinters». Marcos Ordóñez tenía un particular álbum de cromos cuando era niño. En él iba contabilizando las obras que había visto de tal o cual autor. Imaginaba la Gran Vía madrileña como un Broadway lleno de marquesinas resplandecientes. Ya entonces empezó a escribir para lectores imaginarios, aunque él en el fondo pensaba que lo hacía como crítico de The New York Times. El teatro es una pasión que nace en la infancia y desde pequeño solía acompañar a su padre a ver muchas funciones. Una vez, un acomodador ante la pregunta de si podía pasar el niño, le dijo a su padre que «Es sólo teatro», fue entonces cuando de alguna forma comenzó a valorar  ese ‘sólo’, el hecho escénico como algo que iba a marcar su camino. Muchos años después, Ordoñez es el crítico teatral referente con su espacio semanal en Babelia. Muy al contrario de esa imagen de crítico fiero e implacable que implantó Mankievicht con Eva al desnudo, el autor de Comedia con fantasmas utiliza la crítica para devolver algo de lo que han dado en escena. Esta semana ha sido protagonista en los cursos de la Universidad Internacional Menéndez Pelayo por partida doble con un curso de guión cinematográfico y una cita con los Martes Literarios dedicada a la crítica teatral. Tranquilos, el teatro parece tener futuro: «Con la crisis ha rebrotado el talento. Han salido a la palestra voces muy potentes». Palabra de Marcos Ordóñez.

Fotografía de Juan Manuel Serrano
Fotografía de Juan Manuel Serrano

En un medio tan caliente como el teatro, ¿Cómo no dejarse llevar por las pasiones más exacerbadas cuando redactas una crítica?

Por lo general, hago tres versiones. A bote pronto, nunca acabas de precisar lo que quieres decir en el momento justo después de la representación. Compruebas que hay repeticiones, que hay cosas que estarán más afinadas si las dejas reposar un poco. Lo caliente es maravilloso, pero hay que reposarlo. Afortunadamente, el espectáculo horroroso ha pasado a mejor vida. Cuando ni fú ni fa, es cansado hacer una crítica. Hay veces en que de verdad sales emocionado con lo que ves. Cuando te encuentras algo como lo que hace Blanca Portillo con El testamento de María intentas devolver algo de lo que te han dado. Es muy agradable escribir ese tipo de críticas. Sucede también que al hacer crítica semanal, puedo elegir. Esa sensación de magia volvió a aparecer el lunes cuando vi a Miguel Rellán en NovecentoLos instantes de maravilla que hubo anoche para mí son la esencia del teatro. Me sorprendió ver a muchísima gente. No sé hasta qué punto conocían el texto de Alessandro Baricco. Pasado por la palabra tiene una dimensión épica.

Si no me gusta mucho un espectáculo pequeñito, prefiero no hablar de ellos, les haría un flaco favor. Luego hay cosas que son de obligado cumplimiento como ver por ejemplo Los Mácbez que siento decir que en conjunto no me gustó. Tenía que hablar de ello por ser de Lima y si no lo hubiese hecho hubiesen pensado directamente que no me gustaba. Eso sí, La Machi y Javier Gutiérrez me encantaron. Javier Gutiérrez me parece un actorazo que comparo con José Luis Ozores, ‘Peliche’. Puede hacer personajes tremendos, pero tiene una luz interior maravillosa, una bondad de corazón innegable. Consigo creérmelo instantáneamente, consigue conmoverme incluso con personajes tan sanguinarios como ese. 

¿Cómo encuentra un crítico su mirada personal y no una serie de referentes a los que inconscientemente copia descaradamente?

El problema sería inspirarse en un único crítico. A mi me gusta leer críticas de aquí y de fuera. Yo me he curtido leyendo a críticos franceses y copié descaradamente durante un tiempo a Joan de Sagarra, lo seguía desde sus tiempos en El correo catalán. Si copias de muchas fuentes, de alguna forma vas creando tu propia mirada. Con los años intentas ser más claro en tus exposiciones. Cuando eres joven intentas meter todos los referentes que tienes sobre algún tema y de verdad que no es necesario. Escribir es tocar de oído, no hay una partitura prefijada. Ajustas tus sentimientos para comunicar más correctamente con tus críticas.

Muy al contrario de lo que pudiera parecer, creo que ser crítico le ha traído más amigos que enemigos…

Desde luego. De joven era más duro. Con 20 años era inclemente. Creo que por el hecho de conocer a la gente que hace el teatro, te das cuenta del milagro que es que una obra llegue a buen puerto. Puedes ser duro en tus críticas, pero varía la forma de decirlo. Puedes herir mucho. Toda creación artística es vulnerable, pero el teatro lo es aún más. Ellos se exponen con su cuerpo. Hacen falta muchos bemoles para salir a un escenario a defender una obra. Cuando algo no es que no te guste, sino que no te convence, cuando no sientes lo que se supone que deberías sentir tienes que encontrar una forma de decirlo con cierta educación, es lo que he aprendido con el tiempo. Siempre fastidia que le digas que no te gusta, pero la forma de decirlo es tan importante… Hay una frase de Truffaut que siempre cito: “Se nota la diferencia entre el tío que dice ¡Qué lástima se ha equivocado! O ¡Qué bien se ha equivocado!” No entiendo a esos críticos que disfrutan haciendo daño.

El escritor en un momento de la entrevista.
El escritor en un momento de la entrevista.

¿Qué tiene que tener una función de teatro para que Marcos Ordoñez no tosa?

Me gustan cosas muy variadas la verdad. Me gusta sobre todo que haya verdad en escena, eso es la madre del cordero. Cuando te toca una fibra de la emoción -de la risa al terror o el drama- eso es lo que hace grande al teatro. Eso sí, esa gente que está con el móvil encendido mandando mensajitos me parece que tienen una gran falta de respeto hacia el público y hacia los actores claro. Se ha recobrado de alguna forma la sensación, que ya estaba en la época de Shakespeare cuando la gente gritaba en mitad de la representación, de que están viendo la obra en el salón de su casa. En contraposición a eso, cuando se producen esos silencios eucarísticos ante una obra es algo mágico.

¿Existen suficientes vasos comunicantes entre Barcelona y Madrid, las principales arterias teatrales de España?

Cada vez hay más. Lluís Pascual en el Lliure está haciendo una programación muy interesante, es espectacular. Viene Misántropo por ejemplo. Es de un cierto riesgo, le han intentado ‘llamar al orden’ por no programar exclusivamente en catalán, pero ha conseguido al final imponer sus criterios de programación. Es cuanto menos esperanzador ver que el gran éxito de la temporada ha sido un montaje de Miguel del Arco en catalán, Un enemigo del pueblo. Me gusta que haya directores invitados. La programación de de la próxima temporada de la Abadía está muy catalanizada por ejemplo. Ojalá hubiese también presencia de otras comunidades como Galicia, pero parece que eso es muy difícil.

Acaba de cerrar una de esas salas pequeñitas que han ido apareciendo en Madrid y Barcelona, El Sol de York, ¿Ve futuro a este tipo de iniciativas en la que los implicados trabajan casi por amor al arte?

No sabemos qué andadura tendrán estas salas de nueva creación. Han salido muchas más en Madrid que en Barcelona curiosamente. Son sostenidas por el entusiasmo de la gente. El entusiasmo tiene su fecha de caducidad, si no hay apoyo continuado, no podrán sobrevivir. El Ministerio de Cultura está aniquilando al teatro con medidas tan salvajes como el 21% de IVA. Si no se crea una complicidad entre el gobierno y la industria, esto puede ir muy mal. En la práctica, no se vislumbra un futuro en el que los que mandan valoren realmente el teatro.

Creo que uno de los principales motores por los que empezó a apasionarse por el teatro fueron las historias que le contaba su padre sobre los montajes de Enrique Rambal…

Te diría que me incentivó mucho la pasión por el teatro. Esos montajes y la visión que tenía yo de la Gran Vía madrileña que la veía como si fuese el Broadway español. Mandaba el teatro de Madrid. En Barcelona había muchas marquesinas apagadas. También el hecho de que mi padre me llevase al teatro desde pequeño influyó mucho. Recuerdo mucho eso de “¿Puede pasar el niño?” Una vez me dijeron “Si es solo teatro”, pero ese ‘solo’ me caló a mi muy hondo. Lo primero que vi más profesional fue en el Teatro Talía, La hora de la fantasía de Anna Bonachi, que inspiró la película Bésame tonto de Billy Wilder. Lo vi con la compañía de Irene Gutiérrez Caba, vi algo distinto, una comedia fuerte para la época. Una mujer casada que se hace pasar por puta. La vi con 10 años. Esto es distinto me dije a mi mismo. Mi padre me llevaba mucho al teatro. Mario Gas tiene 10 años más que yo. Viene de familia de cómicos y lo veía todo desde que era un niño. Esto me ha hecho caer en la cuenta de que el teatro es una pasión que nace en la infancia.

¿Cómo eran esas primeras críticas de la infancia mitad álbum de cromos y mitad diario personal?

Ya he visto tres Pinters y lo apuntabas como si fueran unos particulares cromos. Aunque parezca mentira, se estrenaban con poco tiempo de diferencia con respecto al estreno original. Me imagino que pasaría por ciertas censuras, pero creo que como era tan críptico y no tocaba temas ideológicos… Retorno al hogar quizás es la obra más dura, seguro que hubo recortes en esa. De alguna forma, yo me sentía un Asier Etxeandía que estaba en un rincón de su casa haciendo una crítica para unos lectores imaginarios. Era muy parecido y en mi imaginación yo fantaseaba pensando que era el crítico de The New York Times.

¿Dónde queda la figura del crítica en una sociedad de la información en que prima la instantaneidad?

Hay de todo. Hay gente que lo hace con mucho amor y con mucho criterio y luego hay gente que no se muy bien para qué vierten sus opiniones. Lo que sí te puedo decir es que odio ese término tan de moda llamado “Crítica express”. Opiniones tan vagas como “Me está gustando mucho o no me está gustando nada, los actores lo hacen muy bien…” La pasión y el gusto tienen que ir en consonancia con un juego especulativo, sabiendo poner en relación una obra con otras del mismo autor… A mi a veces cuando salgo del teatro eso tan inmediato de ponerme un micrófono y preguntarme ¿Qué me ha parecido? no puedo hacerlo. Me parece nocivo pulirme una obra en dos frases. Yo intento detenerme en toda la gente que ha hecho el espectáculo.

A pesar de la crisis, ¿El teatro es el arte del futuro?

Espero que sí, la verdad. Creo que era Kaufman, el autor de El hombre que vino a cenar, el que llamaba al teatro “El magnífico enfermo”. Lleva aguantando muchos años y eso que le ponen palos sobre las ruedas. La fuerza de alguien que te está diciendo algo a ti a seis pasos es algo único. Te está mintiendo, pero te está diciendo la verdad. Tienes la sensación de que sólo lo está haciendo para ti. Eso sí, hace falta una complicidad de los gobiernos. Cambian los hábitos en el cine por ejemplo. Se han cerrado dos salas en Barcelona y yo lo lamento, pero luego resulta que no voy al cine. Lo bueno es que al teatro hay que ir obligatoriamente. Es curioso que con la crisis ha rebrotado el talento. Han salido voces muy potentes a la palestra. Tiene mérito además que lo están haciendo casi con dos cojones y un palito.

Javier Gutiérrez: «Solamente aspiro a acabar mis días como José Luis López Vázquez»

Javier Gutiérrez deja claro que le gustaría emular otros tiempos en que la palabra era la protagonista: “María Asquerino tuvo la suerte de vivir una época en que las tertulias eran el centro de la vida social y cultural de Madrid”. Él compartió escenas con la desaparecida actriz en uno de sus últimos trabajos, La habitación del niño y recuerda con cariño alguna que otra anécdota de la ya entonces veteranísima actriz. Y de repente, en una castiza taberna a escasos metros del María Guerrero nos trasladamos de alguna forma a aquel tiempo y durante dos horas conversamos, casi sin percatarnos de todo lo contado durante esos 120 minutos, sobre esa profesión que le ha llevado a cumplir uno de sus sueños: “¿Quién no ha soñado alguna vez con pisar el escenario del María Guerrero con un monólogo de Shakespeare a sus espaldas?

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Tras la emoción compartida. Aunque no suele llevarse los personajes a casa, admite que cuando hizo Woyzeck se le “tiñó el alma de negro”. Él estaba hace escasos quince minutos sobre las tablas del María Guerrero, desgarrándose física y emocionalmente con las manos manchadas de sangre. Aunque sale “muy vacío por la intensidad física y emocional de este personaje”, al menos el apetito quedará saciado con unos champiñones, unos taquitos de solomillo y un buen vino.

Esta versión es Macbeth en estado puro”. Juan Cavestany ha situado la historia del autor bardo en una peculiar Xunta, pero para Gutiérrez la esencia del texto y sus conflictos están ahí. Eso sí, la actualización de la obra ha escocido a más de un espectador. Precisamente, en la función de ese día, desfilaron de una forma estruendosa de golpe cinco espectadores: “Eso no es nada, un día un espectador se levantó de la butaca y nos lanzó que él había pagado una entrada y que con su dinero no quería que se hiciesen obras así”. En realidad, el actor está acostumbrado, ya que los espectáculos de Animalario no suelen dejar indiferente a nadie.

10 montajes a las órdenes de Andrés Lima. Javier Gutiérrez y Lima ya se conocen muy bien tras tantos trabajos a sus espaldas. De él destaca que exige a los actores estar al máximo: “Ha sido un proceso gozoso, pero muy doloroso, te hace tensar la cuerda de tus emociones”. Durante los ensayos se ha reencontrado con Carmen Machi, de la que ya había sido pareja en la serie Aída. Para el actor, que forma parte de la producción del espectáculo en una suerte de cooperativa llamada Los Mácbez UTE, el trabajo con la actriz ha sido uno de los grandes alicientes de esta propuesta: “Domina todas las teclas desde la comedia a la tragedia y te hace subir varios peldaños por encima de tu nivel habitual con una energía irrefrenable que te arrastra”.

ÁGUILA ROJA, UN ENORME REGALO

Rodar en 12 días cada capítulo supone casi como hacer una película. Los guionistas hacen que mi personaje pase de la comedia al drama y que uno pueda disfrutar como actor del tránsito entre diferentes géneros. Sátur ha sido un enorme regalo, paso de un capítulo en el que soy el graciosete del capítulo al dramón padre y eso es oro puro. Además, es una tabla de ejercicios maravillosa. La televisión es un medio de aprendizaje que te da mucho training, en el que pocas veces se te dirige… Tienes que ser director de ti mismo y estar muy concentrado en el trabajo que haces. En un día haces 6 secuencias, si estás mal un día, se va el trabajo de medio capítulo a la basura”.

Hace un rato, a la salida del María Guerrero unas chicas de unos quince años se acercan a Gutiérrez con ilusión para hacerse una foto con su ídolo: “Si te ven 6.000.000 de personas por televisión eso va a repercutir positivamente en que la gente vaya al teatro”. Por eso, el actor sólo tiene buenas palabras para un público que se acerca con cariño y con respeto reconociendo un trabajo del que sólo puede sentirse orgulloso.

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Suelo leer las críticas de una forma constructiva”. Admite que lee las críticas con atención, especialmente si se tratan de firmas de prestigio como las de Marcos Ordóñez o Javier Villán entre otros. Cuando pongo sobre la mesa el nombre de un crítico que vela su identidad poniendo únicamente las iniciales se le cambia el rostro: “No quiero calentarme la boca. La verdad es que no le considero ni crítico. Tiene un altavoz en una revista y en un blog, pero lo único que hace es imitar de una forma burda al crítico referente de este país”. El supuesto líder de opinión teatral decidió obviar a Javier Gutiérrez en su crítica de Los Mácbez, pero es una historia que por lo visto viene de largo. Siempre suele pegar palos a los trabajos de Animalario y muy especialmente a Javier: “No entiendo a esas personas que utilizan la crítica para mostrar sus filias y sus fobias”. Aún así concluye que, desde luego, las críticas le ayudan a seguir creciendo en su trabajo encima de las tablas, especialmente si vienen de firmas autorizadas: “Ahora bien, hay que saber blindarte si tienes malas críticas, darle la importancia justa, ya que tú tienes que subir al escenario todos los días pase lo que pase”.

Él también jugó con sus amigos invisibles. Como le pasaba a El intérprete Asier Etxeandía, Javier Gutiérrez también era un niño raro que se encerraba en su habitación a jugar con sus amigos invisibles. Era un niño enfermizamente tímido que sólo se soltaba cuando era otro. Y así en las reuniones familiares en las que imitaba a sus vecinos comenzó de alguna forma a desarrollar esa vena dramática que le ha llevado a pisar los mejores escenarios de España.

En los estrenos se crea un ambiente tóxico”. El actor admite que ya no disfruta los estrenos teatrales como antes. La experiencia sigue siendo maravillosa por poder mostrar el trabajo al público, pero son algunos compañeros los que lo convierten en una mala experiencia. No se atreve a poner sobre la mesa entre bocado y bocado la palabra ‘envidia’, pero algo de eso se intuye en sus palabras: “Vienen y juzgan muy a la ligera sin valorar el trabajo que hay detrás”.

Un futuro abonado a los thrillers. En septiembre estrenará La isla mínima de Alberto Rodríguez junto a su querido Raúl Arévalo. Por primera vez en su carrera, Gutiérrez ha saboreado el proceso en cine: “Hicimos trabajo previo como en el teatro y eso no es habitual en el cine. Alberto es un director meticuloso que cuida mucho a sus actores y es que la base de sus películas son los personajes”. En agosto además rodará otro thriller: El desconocido de Daniel de la Torre junto a Luis Tosar. Nos acompaña en esta charla una joven promesa-realidad de nuestra escena, Daniel de Vicente, que por un momento recobra su faceta periodística y pregunta a Javier sobre sus ambiciones en esta profesión: “Mi ego no se satisface encima de un escenario, es más una necesidad vital de contar historias. Si miro hacia el futuro Hollywood no está en mis planes, me conformo con acabar mis días como José Luis López Vázquez”.

Clásicos de hoy, clásicos de siempre

Dos clásicos de Shakespare han coincidido en la cartelera con dos de los creadores escénicos más reputados de nuestra escena: Miguel del Arco y Alfredo Sanzol. Un menú en cuatro platos que degustamos DESDE MI BUTACA en esta nueva entrega de Un Madrid sin teatros, un Madrid sin alma, que demuestra la efervescencia de nuestra escena gracias a los autores de ayer y a los que escriben las páginas de sus obras a pie de escenario en los teatros de toda España.

El eterno Shakespeare. Dos obras del autor bardo de muy distinto calado han coincidido en la cartelera del Centro Dramático Nacional: Los Mácbez y Como gustéis, dos apuestas escénicas tan distantes como igualmente interesantes. En este particular menú escénico hemos preparado como entrante un musical mágico con la firma de Shakespeare. Como gustéis es un espectáculo total, un musical- ¡Qué gusto da ver un gran espectáculo de nuevo en un teatro público- Es sin duda una de las obras menores dentro de la abultada producción dramática del dramaturgo, pero esta puesta en escena tiene una capacidad innegable de crear unas imágenes poderosísimas que atrapan al espectador, pura magia esa primera escena en el bosque de Arden. En el reparto hay ciertas desigualdades. En el verso todos los intérpretes cumplen, pero cuando toca dar el do de pecho sólo cumplen con nota unos pocos. Deliciosa pareja cómica, cual señores Thenardier, la que forman Carmen Barrantes y Alberto Castrillo-Ferrer. Pedro G. De las Heras, Pedro Miguel Martínez, Víctor Ullate y Edu Soto son otros de los actores que también cumplen con nota su papel en esta coralísima propuesta escénica que ha dirigido el italiano Marco Carniti con final reivindicativo: «Sí a la cultura, no al 21%» rezan los telares que han representado de una forma ‘mágica’ los espacios del bosque. Esa capacidad de crear poderosas imágenes también está en el otro Shakespeare que ha producido LOS MÁCBEZ UTE, una suerte de cooperativa- unión de empresas de algunos de los integrantes del equipo de Los Mácbez. Sin duda, Andrés Lima sabe muy bien cómo escenificar las brutales escenas del Shakespeare más vengativo. Poderoso, enérgico y desgarrador Javier Gutiérrez que con las manos manchadas de sangre y empachado de espanto, lleva tatuada la atrocidad en sus carnes. Le acompaña una imponente y segura Carmen Machi en uno de los momentos más fértiles en su carrera sobre las tablas. Una pareja protagonista obscenamente sibilina con la que, sin duda, construyen estos actores dos de las grandes creaciones de personaje de su carrera. Y en el baile de la obscenidad que han creado el tándem Andrés Lima-Juan Cavestany nos rebelamos como adictos a la pasión de los poderosos en esta particular Xunta corrupta en que las Meigas marcan el destino de nuestros protagonistas.

Podréis leer muy pronto entrevistas exclusivas a Víctor Ullate Roche y Javier Gutiérrez DESDE MI BUTACA.

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Sanzol y Del Arco, nuestra escena sigue en ebullición. «En todas partes, la injusticia es la ley». Miguel del Arco versionando a Moliére. A pesar del pesimismo imperante en el texto- o más bien podríamos decir el realismo- el espectador sale feliz del Español. Sale feliz por ver un montaje que le ha ‘movido’, que le ha hecho plantearse muchas cosas. Nuestro protagonista, en voz y carne de un sobrenaturalmente emocional Israel Elejalde, proclama que «El amor no atiende a razones» y su pasión por  la bella Celimena, en la duda entre lo que es y lo que le gustaría que fuese su amada, nos atrapa y nos lleva a lugares de nuestro ser que no nos podríamos imaginar. Todos los kamikazes cumplen con nota. En definitiva, Misántropo es una fiesta, una celebración del teatro en su pura esencia: La palabra. Esa particular compañía de cómicos de la lengua, está arrasando en el Español, ¡Qué siga el éxito! Alfredo Sanzol ha puesto en escena en los Teatros del Canal Aventura! En esta ocasión, el autor ha apostado por una obra de teatro estructurada de una forma más o menos lineal. No se trata de los sketches con los que sorprendió a propios y extraños en montajes como En la luna. Se vende, Razón: Sandra. Su precio depende de la crisis. La sombra del gigante asiático asola a una empresa española que tiene que tomar una importante decisión: ¿Venderíamos a una de nuestras compañeras por un puñado de euros? Y así, el autor nos enfrenta al «absurdo» de la crisis actual con una comedia más efectiva en la segunda parte de la obra, cuando entra en escena el magnate asiático que revolucionará sus vidas. Un montaje efectivo con un puñado de buenos actores, en el que el espacio sonoro, con esa música de Fernando Velázquez efectivísima vuelve  a corroborar que nuestra dramaturgia está en una ebullición constante.

Podéis leer la entrevista que le hicimos a Israel Elejalde con motivo del paso de Misántropo por Santander.

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Ya sean clásicos de siempre como el autor bardo o clásicos de hoy como los citados Sanzol y Del Arco, el teatro hoy más que nunca seguirá poniéndonos delante del espejo de la realidad inmediata, llevándonos a indagar en lugares de nosotros mismos que no podríamos imaginar.

Este escenario universal representa escenas más tristes que las que nosotros representamos

Como gustéis de William Shakespare

La cartelera madrileña se «refresca» con nuevos estrenos teatrales (II)

Continuamos avanzando algunos de los inminentes estrenos teatrales que llegarán a Madrid antes del verano. La primera (doble) parada la hacemos en los Teatros del Canal. Del 8 al 25 de mayo se podrá disfrutar de la esperada Aventura! de Alfredo Sanzol. Alfredo Sanzol y T de Teatre, el tándem que hizo posible el gran éxito Delicadas, vuelve a unirse para estrenar Aventura!, la historia de seis socios que reciben una oferta de compra por una empresa china y que, en lugar de vender su empresa… acaban vendiendo a una socia. En palabras de Sanzol: «En Aventura! los personajes están atenazados por el miedo y acaban haciendo algo que ‘nunca harían’. Creo que nuestra mayor fragilidad es el miedo, y esta obra intenta reducirlo poniendo delante de los ojos un fantasma colectivo: ‘el de convertirnos en esclavos». Mamen Duch, Marta Pérez, Carme Pla, Albert Ribalta, Jordi Rico y Àgata Roca son los protagonistas de este montaje que también dirige el propio Sanzol. 

http://www.youtube.com/watch?v=rba90F9lTjM

La segunda cita con los Teatros del Canal será del 29 de mayo al 15 de junio con Mierda de artista, el musical, basado en la vida y obra del artista conceptual Piero Manzoni. Piero Manzoni regenta una galería de arte junto a sus socios Enrico y Bonalumi. Es un artista reconocido pero vive con la insatisfacción de no lograr vender las obras que él desearía. La novia de Piero, Apollonia, trata de servirle de apoyo, mientras su esperpéntica marchante, Sofía, conspira contra él con la complicidad de uno de sus amigos. Cuando el artista está a punto de presentar su última obra, una periodista del Corriere della Sera, Paola, irrumpe en su entorno. Los personajes establecerán un juego de intereses que desencadenarán en hilarantes situaciones llenas de humor. Triángulos amorosos, intereses económicos, traiciones y una animada banda sonora completan el marco en el que Piero desarrolla su obra. En este musical original de Ferran González y Joan Miquel Pérez participan Ferran González, Gemma Martínez, Xènia Reguant, Nanina Rosebud, Frank Capdet, Joan Miquel Pérez, Eloi López y Paco Weht, un elenco dirigido por Alicia Serrat. 

http://www.youtube.com/watch?v=pO2JJ7CO16o

El Centro Dramático Nacional estrena dos interesantes propuestas en las próximas semanas: Los Macbez y Como Gustéis.

Del 8 de mayo al 15 de junio se podrá ver en el Teatro Valle Inclán una versión musical del clásico de Shakespeare Como gustéis (As You Like It), dirigido por Marco Cantini y dirección musical de Miguel Tubía sobre la versión de María Fernández Ache. Una comedia sobre el amor y sobre la búsqueda de la identidad. Un texto ambiguo, mimético, evanescente, filosófico, musical y poético. A medias rápido y repentinamente lento. Cualquier cosa, pero también su opuesto. Una comedia que no se puede o que quizá no se debe definir. Un lugar/contenedor donde todos pueden encontrar cualquier cosa de sí mismos, por sí mismos. Una tragedia que se transforma en una comedia y que ya en la ironía del título desvela su objetivo: ser como a nosotros, público, nos plazca. Un itinerario de conocimiento filosófico, donde la reflexión humanística sobre el tema del Tiempo lleva al descubrimiento de un Nuevo Mundo, un inmenso espacio poético todavía inexplorado. Un viaje a veces oscuro y doloroso para llegar al descubrimiento de otros lugares dentro y más allá de sí mismos. En el amplio reparto destacan nombres como el de Roberto Enríquez, Carmen Barrantes, Pedro Miguel Martínez, Pedro G. De Las Heras, Edu Soto y Víctor Ullate Roche.

Un momento de los ensayos en una foto de Antonio Castro.
Un momento de los ensayos en una foto de Antonio Castro.

En palabras de Andrés Lima: «Los Mácbez  es corrupción y ambición, Yin y Yan, hombre y mujer, bien y mal… Parejas. Es muy interesante que la Escocia medieval de Shakespeare encaje tan bien en la Galicia de la actualidad. Acercamos a Macbeth a nuestra tierra y costumbres para ver con claridad cómo el deseo de poder y la superstición siguen siendo motores en el ser humano, cómo la codicia, la violencia y la falta de escrúpulos es escocesa, gallega y universal, cómo hombres y mujeres se corrompen por conseguir el poder y una vez en sus manos siguen corrompiéndose para tener la seguridad de conservar ese poder, y de cómo una vez corruptos del todo sólo quedan la locura y el miedo. ¿Dónde quedó la Vida que se ambicionó? Todo esto tiene un millón de matices… La cantidad de ambición (ambición y deseo de otra buena pareja) que cabe en un cuerpo humano no tiene límites. El Señor Mácbez puede ser un general de las tropas del Rey o un director de sucursal de cualquier oficina bancaria. Sólo basta con querer ser El Jefe. Siempre me han sorprendido, cuando entrevistan en televisión el entorno de un asesino local, los comentarios de la gente: “Pues era una buenísima persona…”, “un chico muy normal y muy educado…”, nuestro lado oscuro se pasea con nosotros y compra periódicos en el mismo kiosko. Allí vamos a llevar al público, a los lugares más oscuros del corazón, donde anida el deseo… para bien y para mal. Un escenario de sangre y tormenta se enmarca en un lienzo blanco. Blanco y sin pintar como el principio esencial de todo, como las posibilidades de la humanidad de ser diferente. Nuestro destino lo marcamos nosotros. Nosotros pintamos el lienzo, lo demás son cuentos de brujas». El montaje que protagonizan Carmen Machi, Javier Gutiérrez y Rulo Pardo se podrá ver del 30 de abril al 15 de junio en el Teatro María Guerrero

http://www.youtube.com/watch?v=fLBzPYnvknM

Del 8 de mayo al 8 de junio se podrá ver en el Teatro Pavón Las dos bandoleras. Carme Portacheli dirige a un reparto liderado por Carmen Ruiz, Macarena Gómez, Helio Pedregal y Llorenç González. La directora ha hecho la dramaturgia junto a Marc Rosich: «Se ha hecho a menudo un retrato de las serranas como mujeres matahombres y salteadoras para desfigurarlas, pero en realidad el bandolerismo ha sido siempre un fenómeno sociológico universal, producto de factores relacionados con la miseria y la injusticia en algunos momentos determinados, que propiciaron una rebeldía como única respuesta a una sociedad que sólo defendía los intereses de unos cuantos y, en este caso, de los hombres. Nuestras dos bandoleras, aunque hay muchas más, no son ni terribles, ni deformadas, ni agresivas; sólo tienen rabia de haber sido insultadas y engañadas, sin ninguna oportunidad de restablecer su «honor» que no sea la venganza, la única vía que su entorno les permite. Son listas, graciosas y vitales, pero sobre todo llenas de ilusiones frustradas, de las que se desquitan centrando toda su decepción en el escarnio contra el género masculino. Nuestra idea es, teniendo a las dos bandoleras protagonistas como estandarte, hacer un homenaje a todas las mujeres fuertes, heroínas ejemplares en sagacidad, fuerza y determinación, que transitan por toda la obra de Lope y que son una de las irrefutables aportaciones del dramaturgo al teatro del Siglo de Oro. Y nuestra propuesta reposa ante todo sobre el verso, verdadero motor de las piezas de Lope, un verso maravilloso, vivo y arrollador, y que en esta pieza vuelve a mostrarse orgánico, pragmático y rítmico».

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Habrá un tercer post para avanzar los estrenos que llegarán antes del verano con nombres como el de Emilio Gutiérrez Caba que reestrena La mujer de negro

Reflexiones sobre el artista en tiempos revueltos

En esta reseña conjunto nos vamos a referir DESDE MI BUTACA a tres montajes teatrales y una película que ahondan en el carácter del artista, en unos tiempos en los que la cultura ha dejado de ser una prioridad, ¿Realmente alguna vez lo ha sido?, para la clase política que maltrata al arte con un despiadado 21% de I.V.A Voy a referirme a Ay Carmela, Por los ojos de Raquel Meller, El fántastico Francis Hardy, Curandero y El Payaso en orden en que disfrutamos de estas bellísimas propuestas.

El pasado martes, Andrés Vicente Gómez, con el que hablamos y cuya entrevista pronto podréis disfrutar DESDE MI BUTACA, presentó ante los medios ¡Ay, Carmela!  La novedad es que ahora es un musical, aunque en realidad la obra de Sanchis Sinisterra siempre ha tenido algo de musical. Es una de las obras más representadas en las últimas décadas y aún guardo en la retina la reciente producción con esa bestia escénica maravillosa que es Santiago Ramos. Para esta versión musical se han escogido dos actores que atraen a mucho público por sus papeles televisivos, pero eso da igual. Lo importante es que son unos soberbios actores. Javier Gutiérrez demuestra en cada montaje que ha nacido para la escena. Es un Paulino delicioso, divertido, que coge el testigo de sus predecesores y brilla, cosa que no por habitual en su caso deja de sorprendernos. No canta mucho, pero lo compensa con desparpajo y TABLAS.  Inma Cuesta enamora gracias a su voz, que emana ‘duende’, que enamora. Está la esencia de la maravillosa obra de Sanchis y si la excusa para recuperarla es este remozado musical con adaptación del gran José Luis García Sánchez, bienvenido sea. Siempre hay motivos para recuperar la historia de estos dos maravillosos cómicos de la legua y más ahora que tantas penurias está pasando el mundo del teatro. Y por supuesto, también es un ejercicio teatral de memoria histórica como la obra original, no nos olvidemos. La firma de Andrés Lima se nota sobre todo en una dirección en que todos los actores están a la altura.

Cuando uno va a ver algo de la calidad de Por los ojos de Raquel Meller se pregunta cómo es posible que algo así no tenga mayor visibilidad. Es el ejemplo perfecto de que existe la excelencia artística en algunas salas de Madrid. La Sala Tribueñe defiende el teatro hecho con ñ, el de nuestras raíces. Nada a contracorriente, recupera la figura de un cupletista famosísima en estos tiempos en que todo lo que suene a «españolidad» tira para atrás a parte del respetable. «Si quiere conocerme el rey, que venga al teatro. Hay la misma distancia de aquí a palacio que de palacio a aquí». De costurera humilde a estrella internacional que llegó a protagonizar varias películas. Se dice que actuó delante de grandes estrellas e influyentes personajes de la vida pública de la época. Una artista que se construyó un personaje, una diva en toda regla: «No conozco más artistas que yo misma», llega a afirmar en un ataque de sinceridad en la brillante puesta en escena de Hugo Pérez. Por los ojos de Raquel Meller demuestra que se puede hacer un musical genuinamente español, sin depender unicamente de franquicias traídas de Broadway y Londres. Aclarar también que no es un biopic al uso, sino una mezcla de hechos históricos con meras invenciones y maravillosas ensoñaciones nacidas de la creativa mente de Pérez que funde en algunas escenas a la Meller joven y anciana. Un montaje que es todo un ejercicio de estilo con unos intérpretes sensacionales, una escenografía  y un vestuario imaginativos y coloristas y un conjunto al nivel de cualquier espectáculo «grande» de la Gran Vía.

Lo mismo se podría decir del trabajo que hacen en el Teatro La Guindalera. Ayer por fin tuve la suerte de una de las sensaciones teatrales de la temporada pasada. El fantástico Francis Hardy. Curandero. Con un texto brillante y tres intérpretes que lo dan todo en el escenario. Un teatro esencial, en que la palabra pasa a primer término gracias a la emoción contenida de tres sobresalientes intérpretes. La obra se vertebra a través de varios monólogos en que los tres intérpretes miran de frente al público en la acogedora sala de la que nos despediremos brindando con los actores con un licor de guindas. Este curandero, al que da vida Bruno Lastra , encandila al público, nos mira a los ojos y nos engatusa cuando nos cuenta cómo descubrió ese don que le ha convertido en «artista» y que tanto ha hecho sufrir a su querida Grace. Vive absorbida por la ficción de Frank: «Soy uno de sus personajes de ficción. No se si podría vivir sin su sustento» confiesa desgarradamente antes de contarnos un hecho trágico del pasado que la ha marcado. María Pastor es una actriz magnética, pura emoción, a la que desde el momento que pisa el escenario he visto inevitablemente como la dignísima sucesora de Vicky Peña. Vive sumida en un pasado en el que ella desaparecía para su marido cuando la actuación comenzaba al son de The way you like tonight. En ese momento, ella se sorprendía admirando a ese miserable charlatán. ¿Qué debe tener un artista? se plantea el representante de Frank: Ambición, talento y no saber cómo funciona ese talento. Una gran reflexión sobre los artistas en manos de un intérprete, Felipe Andrés, dotado de un talento interpretativo superlativo. Muy cómodo cuando nos aligera la «densa» función hablando de sus clienta que hablaba palomo, pero con la emoción a flor de piel cuando los recuerdos brotan de nuevo. Y todo lo hacía Frank, incluido ese daño que corroe a su querida esposa, por buscar la excelencia como artista. Sí, él buscaba desde lo más hondo de su ser la excelencia que le granjease el aplauso del público. Una excelencia que consigue el equipo de La Guindalera con esta verdadera obra de arte.

El payaso hace reír al público, pero ¿Quién hace reír al payaso? Cada tarde antes de la función, los payasos tienen que conocer los nombres del tonto del pueblo, el alcalde y algún chismorreo para hacer alguna gracieta. Un ritual que se repite una y otra vez en esta tribu de nómadas solitarios que presenta la película El payaso. Nuestro protagonista hace reír al público, pero él tiene otras ambiciones. Quiere tener un domicilio fijo, una mujer y… un ventilador. Un ventilador al que me mira fijamente en su imaginación, mientras se lleva el viento el polvo del caluroso camino, ¿Hacia dónde le llevarán sus aspas? Hacia un pueblecito, Passos, que se convierte en su particular Meca, en la que encontrar la felicidad. Dotada de un humor caústico, esa escena con el alcalde y su hijo «artista» es para recordar tanto como la del jefe de policía y la muda del pelo de su gato, El payaso es una película que llega al alma del espectador en cada fotograma con estos maravillosos personajes circenses que despertarán la simpatía del espectador, ¿Quién dijo que el circo había muerto?

Entrevista a Javier Gutiérrez: "No hay nada comparable a la emoción del público a cinco metros de ti"

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Javier Gutiérrez es un actor discreto. Considerado por muchos, incluido su amigo y director Andrés Lima, como uno de los nombres imprescindibles de su generación, Gutiérrez pasa desapercibido a las puertas del Reina Victoria. Es innegable que se ha convertido en una gran estrella de la pequeña pantalla, pero eso no le ha hecho renunciar a lo que quiere, subirse a un escenario con sus amigos de Animalario o regalarnos uno de los mejores trabajos de la temporada en El traje. No se da importancia cuando recibe una alabanza por su trabajo, que casi recibe con la cabeza gacha. Debuta en el musical, aunque no canta apenas por respeto a los profesionales que llenan de dignidad el teatro musical. Estamos sentados en una butaca del Reina Victoria, cerca de la que otro Paulino del pasado, Manuel Galiana, recibiría unos días después a manos de Enrique Cornejo. Desde mi butaca veo que en un futuro no tan lejano, él también, como los grandes tendrá una. Por ahora, no se lo pierdan en ¡Ay, Carmela!, como siempre su trabajo supera todas las expectativas.

Paulino es un personaje al que han dado vida Manuel Galiana, Andrés Pajares o Santiago Ramos, ¿Supone un plus de dificultad contar con esos referentes tan reconocibles?

El mayor reto para mi es ser fiel al texto de Sanchis. Podemos sentirnos muy orgullosos de poder decir que estuvo viéndola y se deshizo en elogios. Que yo quede mejor o peor parado en comparación con los grandes nombres que han interpretado a Paulino me da un poco igual, aunque para mi todos ellos son referentes en esta profesión. Cada uno tiene su forma de entender el personaje. No vi el mítico montaje de José Luis Gómez, pero sí la maravillosa interpretación de Andrés Pajares en el cine. Espero que más allá de comparaciones, el público se sumerja de lleno en esta historia de perdedores que transcurre en la Guerra Civil.

¿Qué se te pasa por la cabeza cuando te ofrecen tu primer musical?

Estaba horrorizado con la idea de cantar. No he visto muchos musicales, pero admiro mucho a los actores que hacen musicales por tener una disciplina tan férrea que es de aplaudir. Yo veía a Marta  Ribera en los ensayos y me preguntaba a mi mismo cómo iba estar yo al nivel de esa artista. Entre Andrés y yo decidimos que cantara poco. Paulino no sabe cantar bien, sino que se dedica a las varietés. Es cierto que se han eliminado algunos números musicales de Paulino que estaban en el texto de Sanchis, pero también otros números como los de magia china.

Pasar de un montaje pequeñito como El traje a este musical, ¿Ha sido muy duro?

Desde luego, estaba muy cansado y además lo he compaginado con la televisión también. Trabajar con Andrés exige un nivel físico muy grande. Ha sido un cambio grande pasar de hacer una cosa artesanal a ésta mi primera incursión en el teatro musical. Se ensaya por partes. Parece que no ensambla del todo ensayar por un lado el texto y por el otro la música, pero al final ha quedado una función de la que sentirnos muy orgullosos. La defenderemos con uñas y dientes.

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A pesar del éxito televisivo no hemos dejado de disfrutar de tus trabajos teatrales durante estos años, ¿Por qué el teatro es un buen lugar para contar historias?

No puedo entender esta profesión sin el teatro. Me ha regalado mis mejores papeles. Trabajo con mis mejores amigos como Animalario y me lo paso realmente bien en las giras. No hay nada comparable a la risa, la emoción y el aplauso del público a cinco metros de ti.

¿Ha llegado a ser una losa la fama televisiva o solo le debes buenas palabras a ese medio?

A la televisión le debo mucho y jamás reniego de mis trabajos en ese medio. En este país se hace muy buena ficción hasta que TVE ha decidido cargársela, ¿Cómo es posible que TVE tenga en el cajón una serie que le ha dado seis millones de espectadores? Son casos muy extraños, que debería analizar hasta Iker Jimenez. Tenemos que estar orgullosos de hacer tan buenas producciones y de que el público responda tan bien a ellas.

¿Sigue conservando Javier Gutiérrez la fe en que Satur va a seguir sorprendiéndote temporada a temporada?

Tengo claro que sin líneas no hay personaje. El actor necesita trabajar con buenos textos. Puedes ser un gran actor, pero sin un buen guión detrás poco vas a conseguir. Satur es un regalo, los guionistas se superan capítulo a capítulo. Es un personaje que te permite transitar de la comedia al drama y eso es algo muy difícil de conseguir en el medio televisivo, donde los personajes suelen ser casi de una pieza. Si a eso le sumas que cada capítulo es casi como una película, la conclusión que sacas es que hacer Águila Roja es muy duro, pero muy gratificante también.

En el cine te has sumergido en el universo de Torrente y hace poco en el de Zipi y Zape…

Me gusta la saga Torrente y Santiago es un buen amigo. Creo que es uno de los grandes genios de nuestro cine. Con Zipi y Zape ha sido una experiencia inolvidable. Aún no la he podido ver, pero hemos tenido a un gran equipo con un director, Óscar Santos, que se lo ha tomado muy en serio. Hemos tenido una producción muy buena. Espero que funcione, que sea uno de los pelotazos del año. Soy el villano de la historia, pero no es un Zipi y Zape como el de los cómics. Rescata más bien el espíritu de El club de los cinco y Los Goonies. Soy el director del reformatorio, Falconeti, con el que he sacado mi vena más despiadada. Soy el terror de los niños.

Te has convertido en uno de los actores más activos de la escena, el cine y la televisión, ¿Te consideras un privilegiado verdad?

Al hilo de lo que decía Montoro, me gustaría romper una lanza a favor del mundo de los actores. Se piensa que éste es un mundo de oropel, que vivimos como marajás. Los que tenemos el privilegio de trabajar, tenemos que hacerlo de una forma muy dura. Quiero decir que como un noventa por ciento de los actores están en paros. No es fácil encontrar un trabajo en estos tiempos. Hay una visión interesada por hacer parecer que somos tan ricos como los galácticos del Madrid. Nadie se cuestiona lo que cuesta el fútbol y nadie cae en la cuenta de que para que un espectáculo como Ay Carmela sea rentable se necesita llenar el patio de butaca a diario.