Víctor Ullate Roche: «Voy a seguir luchando por poner a la cultura en el lugar que se merece»

Por primera vez en su carrera, aquel niño que quedó hechizado por el arte de su padre cuando solo tenía 7 años, ha participado en una producción del CDN. En Como gustéis, versión musical del clásico de Shakespeare, se  ha reunido a un amplio reparto sobre las tablas del Teatro Valle Inclán. El protagonista de Orquesta de señoritas aprendió de sus padres a luchar por aquello en lo que cree y la danza le hizo muy autoexigente. Esa búsqueda de la excelencia artística se convierte en una tarea aún más ardua cuando tienes que tocar varias disciplinas artísticas: Canto, baile e interpretación, un trabajo integral que defienden los actores cuando les toca en suerte interpretar un musical. Con él habló DESDE MI BUTACA hace unos días.

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 ¿Cómo definirías esta versión tan particular de Como gustéis?

Es una versión musical completamente original a partir de la obra de William Shakespeare. Me parece que es una de las obras que más se prestan a convertirla en musical. Este montaje digamos que es una segunda versión del que ya estrenó nuestro director, Marco Carniti, en Italia con música original. Tenía muchas ganas de ser parte de este proyecto. Me seducía la idea de hacer un Shakespeare musical en el Centro Dramático Nacional. Soy Amien, uno de los seguidores del Duque desterrado. Es un papel pequeñito, pero me lo paso muy bien haciéndolo.

También te vamos a ver en los Veranos de la Villas con Canciones para no cortarse las venas

Es una terapia contra el mal de amores que me encanta hacer. Pasas por muchas emociones cantando esas canciones. Estoy orgulloso de hacer un musical que ha partido de cero. Son las canciones de Manu Berastegui que le habían gustado desde su infancia. Está basado en un libro suyo y creó una dramaturgia para poder llevarlo a escena. Mi personaje dirije esta particular terapia a la que viene una mujer que acaba de vivir el mal de amor.

Llevas muchos años haciendo musicales, ¿Cómo ha evolucionado el género y sus intérpretes durante este tiempo?

Se llevan haciendo musicales desde hace muchos años, pero sí es cierto que no había continuidad. Ahora hay mucha más oferta y los profesionales son mucho más conscientes de que para actuar en el teatro musical hay que ser actor, cantante y bailarín. Hay que trabajar tres veces más. Vivimos en un país de etiquetas. Hay mucha ignorancia, tenemos mucho que aprender de los países que miman su cultura. Estamos más preparados, pero seguimos a la cola con respecto a las grandes potencias del musical.

¿Qué le ha enseñado el mundo de la danza y tener precisamente dos padres de ese mundo a Víctor Ullate Roche?

La danza te hace muy autoexigente. Hasta que llegas a estar contento con tu trabajo pasan muchos años. El proceso es muy largo, vas pasando por frustraciones, pasas por una serie de cosas que te hacen tener una cierta autodisciplina que luego también aplicas a otros campos artísticos. He vivido la lucha por seguir adelante en mi propia familia. Mis padres han luchado como bereberes por sacar adelante sus palabras. Ahora, tras treinta años, le han quitado la subvención a la compañía de mi madre. Es una lucha que nunca descansa. Es terrible, pero vamos a seguir luchando para que cambien las conciencias de la gente. Voy a seguir luchando por lo que mis padres han luchado, por tener unas condiciones óptimas, por poner a la cultura en el lugar que merece. Los gobiernos nunca han entendido que siempre habrá una necesidad de comunicación y ahora nos lo están poniendo más difícil que nunca. Parece una venganza lo del IVA. No hay ningún interés en que eso no cambie. La cultura es sagrada. Es triste, parece que tenemos que volver a empezar una y otra vez.

¿Por qué para ti el teatro es un buen lugar para contar historias?

Trabajamos con los sentimientos, con la magia. Salir cada día al escenario es mágico, tiene algo casi sobrenatural. No puedes dejar de recibir el empuje del público, que te hace sentirte más vivo, crea adicción.

                                 Si tuvieses que buscar un momento ‘mágico’ encima de un escenario en tu carrera, ¿Cuál sería?

Cada día que salgo al escenario me siento afortunado por poder expresarme con personajes como Susanita Delicias en Orquesta de señoritas. Tuve unas sensaciones irrepetibles con unos compañeros de los que aprendí muchísimo.

Para trabajar en un musical decías que se necesita trabajar tres veces más, por lo que imagino que necesitarás más referentes a la hora de afrontar tu trabajo en el escenario…

Creo que he tenido muchos maestros. Corazza me ha enseñado mucho. También he estudiado el método Laban, basado en lo gestual y que me ha servido de mucho para crear personajes. He sido aprendiz siempre para buscar mi propia metodología. Con Strassberg tuve sensaciones que no había tenido nunca, pero no creo en los gurús. Mira lo que dice Mamet sobre el actor: “Tú eres un mero instrumento del autor”. Esta profesión tiene muchos recovecos y nunca dejas de aprender.

¿Cómo fueron tus primeros pasos en el mundo artístico?

Yo empecé haciendo un curso de interpretación con nueve años. Las clases eran puro juego para mi, me lo pasaba tan bien en esas clases que daban en el estudio de mi madre. Cuando esa profesora se fue lo dejé hasta que decidí a dedicarme al baile. Esa pasión también tuvo un punto de partida cuando vi bailar a mi padre con siete años. Era un ballet en el que hacía de niño pequeño y se transformaba en el escenario. Aquello me atrapó de una forma…

Si miramos hacia el futuro, ¿Con qué tipo de proyectos te gustaría seguir en esta profesión?

Me gustaría trabajar de nuevo con el CDN, hacer texto, verso, poder cantar, actuar, contar historias a través de todas mis armas. La danza cada vez me cuesta más, pero ahí está. Hacer algo de teatro clásico me apetece mucho también.

FINAL FELIZ PARA EL EQUIPO DE COMO GUSTÉIS

Tras las movilizaciones producidas en los últimos días, debidas a que no habían cobrado su sueldo, parece que las aguas han vuelto a su cauce en el CDN. Según ha podido saber DESDE MI BUTACA, finalmente los actores de la función han recibido las nóminas correspondientes al mes de mayo, que les adeudaba el INAEM.

Los actores leyeron un manifiesto a las puertas del teatro.
Los actores leyeron un manifiesto a las puertas del teatro.
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Clásicos de hoy, clásicos de siempre

Dos clásicos de Shakespare han coincidido en la cartelera con dos de los creadores escénicos más reputados de nuestra escena: Miguel del Arco y Alfredo Sanzol. Un menú en cuatro platos que degustamos DESDE MI BUTACA en esta nueva entrega de Un Madrid sin teatros, un Madrid sin alma, que demuestra la efervescencia de nuestra escena gracias a los autores de ayer y a los que escriben las páginas de sus obras a pie de escenario en los teatros de toda España.

El eterno Shakespeare. Dos obras del autor bardo de muy distinto calado han coincidido en la cartelera del Centro Dramático Nacional: Los Mácbez y Como gustéis, dos apuestas escénicas tan distantes como igualmente interesantes. En este particular menú escénico hemos preparado como entrante un musical mágico con la firma de Shakespeare. Como gustéis es un espectáculo total, un musical- ¡Qué gusto da ver un gran espectáculo de nuevo en un teatro público- Es sin duda una de las obras menores dentro de la abultada producción dramática del dramaturgo, pero esta puesta en escena tiene una capacidad innegable de crear unas imágenes poderosísimas que atrapan al espectador, pura magia esa primera escena en el bosque de Arden. En el reparto hay ciertas desigualdades. En el verso todos los intérpretes cumplen, pero cuando toca dar el do de pecho sólo cumplen con nota unos pocos. Deliciosa pareja cómica, cual señores Thenardier, la que forman Carmen Barrantes y Alberto Castrillo-Ferrer. Pedro G. De las Heras, Pedro Miguel Martínez, Víctor Ullate y Edu Soto son otros de los actores que también cumplen con nota su papel en esta coralísima propuesta escénica que ha dirigido el italiano Marco Carniti con final reivindicativo: «Sí a la cultura, no al 21%» rezan los telares que han representado de una forma ‘mágica’ los espacios del bosque. Esa capacidad de crear poderosas imágenes también está en el otro Shakespeare que ha producido LOS MÁCBEZ UTE, una suerte de cooperativa- unión de empresas de algunos de los integrantes del equipo de Los Mácbez. Sin duda, Andrés Lima sabe muy bien cómo escenificar las brutales escenas del Shakespeare más vengativo. Poderoso, enérgico y desgarrador Javier Gutiérrez que con las manos manchadas de sangre y empachado de espanto, lleva tatuada la atrocidad en sus carnes. Le acompaña una imponente y segura Carmen Machi en uno de los momentos más fértiles en su carrera sobre las tablas. Una pareja protagonista obscenamente sibilina con la que, sin duda, construyen estos actores dos de las grandes creaciones de personaje de su carrera. Y en el baile de la obscenidad que han creado el tándem Andrés Lima-Juan Cavestany nos rebelamos como adictos a la pasión de los poderosos en esta particular Xunta corrupta en que las Meigas marcan el destino de nuestros protagonistas.

Podréis leer muy pronto entrevistas exclusivas a Víctor Ullate Roche y Javier Gutiérrez DESDE MI BUTACA.

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Sanzol y Del Arco, nuestra escena sigue en ebullición. «En todas partes, la injusticia es la ley». Miguel del Arco versionando a Moliére. A pesar del pesimismo imperante en el texto- o más bien podríamos decir el realismo- el espectador sale feliz del Español. Sale feliz por ver un montaje que le ha ‘movido’, que le ha hecho plantearse muchas cosas. Nuestro protagonista, en voz y carne de un sobrenaturalmente emocional Israel Elejalde, proclama que «El amor no atiende a razones» y su pasión por  la bella Celimena, en la duda entre lo que es y lo que le gustaría que fuese su amada, nos atrapa y nos lleva a lugares de nuestro ser que no nos podríamos imaginar. Todos los kamikazes cumplen con nota. En definitiva, Misántropo es una fiesta, una celebración del teatro en su pura esencia: La palabra. Esa particular compañía de cómicos de la lengua, está arrasando en el Español, ¡Qué siga el éxito! Alfredo Sanzol ha puesto en escena en los Teatros del Canal Aventura! En esta ocasión, el autor ha apostado por una obra de teatro estructurada de una forma más o menos lineal. No se trata de los sketches con los que sorprendió a propios y extraños en montajes como En la luna. Se vende, Razón: Sandra. Su precio depende de la crisis. La sombra del gigante asiático asola a una empresa española que tiene que tomar una importante decisión: ¿Venderíamos a una de nuestras compañeras por un puñado de euros? Y así, el autor nos enfrenta al «absurdo» de la crisis actual con una comedia más efectiva en la segunda parte de la obra, cuando entra en escena el magnate asiático que revolucionará sus vidas. Un montaje efectivo con un puñado de buenos actores, en el que el espacio sonoro, con esa música de Fernando Velázquez efectivísima vuelve  a corroborar que nuestra dramaturgia está en una ebullición constante.

Podéis leer la entrevista que le hicimos a Israel Elejalde con motivo del paso de Misántropo por Santander.

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Ya sean clásicos de siempre como el autor bardo o clásicos de hoy como los citados Sanzol y Del Arco, el teatro hoy más que nunca seguirá poniéndonos delante del espejo de la realidad inmediata, llevándonos a indagar en lugares de nosotros mismos que no podríamos imaginar.

Este escenario universal representa escenas más tristes que las que nosotros representamos

Como gustéis de William Shakespare