El retorno de las brujas 2: Un acertado autohomenaje a todo un icono de la cultura pop

Ya hemos podido ver en primicia la esperada El retorno de las brujas 2 que llega hoy a Disney +. Es conveniente echar un poco la vista atrás para entender cómo un proyecto en el que pocos confiaban se terminó convirtiendo en un auténtico clásico de culto de la factoría del ratón Mickey. Para ello viajamos en escoba al verano de 1993 cuando llegaba a los cines un largometraje concebido para la fiesta de Halloween. Llega así en una época muy poco propicia Hocus Pocus (aquí El retorno de las brujas), una cinta en la que pocos directivos de la Walt Disney Company confiaban. Solo la presencia de una super estrella como Bette Midler hizo que la balanza finalmente se decantase por estrenarla en salas de cine en lugar de en el emergente Disney Channel. Recaudó de milagro lo que había costado, no era la calima veraniega un buen tiempo para una historia de Halloween que no encontró su hueco en esas fechas por el estreno de Pesadilla antes de Navidad.

Entonces, ¿Cómo es posible que una generación como la mía incluyese esta cinta entre sus particulares pasiones cinéfilas infantiles? Pues por un lugar mágico en el que cada semana teníamos para elegir decenas de títulos. Sí, yo alquilé (una y otra vez) El retorno de las brujas en el videoclub Magallanes a escasos metros de mi casa en Santander. La generación de esta película somos eso que llaman «la generación del videoclub». Yo y otros millones de niños esperábamos ansiosos ese momento de volver a revisar las novedades en las estanterías de esos lugares inolvidables que hemos sustituido por las plataformas de streaming. En cuanto al éxito de El retorno de las brujas en España mucha culpa la tuvo ela posterior emisión en el inolvidable espacio televisivo Cine Disney gracias al cual muchos niños nos enamoramos de la magia del séptimo arte. En fin, con los años esta película en la que nadie parecía confiar se terminó convirtiendo en un guilty pleasare cuando nos volvíamos adultos. De repente, un día con el tiempo descubríamos que en el fondo muchos seguíamos hechizados por el embrujo de las hermanas Sanderson. Así al hacerse masivo y notorio este ‘placer culpable’ se convertiría en un clásico de culto de Disney con la consiguiente salida al mercado de Funkos, figuras varias, camisetas y todo tipo de merchandising, aunque incomprensiblemente la película no se haya editado nunca en España en bluray. Bendito Disney + que nos permite disfrutarla con el doblaje original en español y combinarlo por supuesto con la versión original cuando se tercie.

Tras muchos rumores de una hipotética secuela, llegó el momento. Nada menos que 29 años después y con las tres intérpretes originales. Sí, señoras y señores The witches are back como reza esta adaptación del mítico tema de Elton Jhon con el que nos deslumbran estas tres brujitas, muy especialmente la inmensa Bette Midler que sigue llevando para nuestra fortuna la voz cantante de esta secuela. Y sí, como en la cinta original la música vuelve a jugar un papel importante aunque no escucharán ese tema que todos están esperando. Y, ¿saben qué? Que no importa, su «sustituta» es nada menos que One way or another que al igual que pasaba con I put a spell on you cuenta con la adaptación, arreglos y letras adicionales -al igual que muchos de los proyectos de Midler- del genial Marc Shaiman que definió a la diva en nuestra reciente entrevista como «la mejor artista de nuestro tiempo». La banda sonora original vuelve a ser de John Debney. La escena por momentos es una mímesis de la escena del carnaval de la cinta original. Es parecido, pero no es lo mismo. El número se hace más grande aún con unas estupendas coreografías de todos los ciudadanos de Salem que derivan en una especie de flashmob según el alcalde al que persiguen nuestras protagonistas. En ese concurso tan especial incluso hay un guiño drag a las propias hermanas Sanderson que se han convertido en todo un icono para la cultura LGTBI desde hace varias décadas y es que estos personajes son pura cultura pop que afortunadamente traspasan generaciones. Hay más guiños y algún easter egg a la película original, pero es mejor que los descubran por su cuenta.

Kathy Najimy as Mary Sanderson, Bette Midler as Winifred Sanderson, and Sarah Jessica Parker as Sarah Sanderson in Disney’s live-action HOCUS POCUS 2, exclusively on Disney+. Photo by Matt Kennedy. © 2022 Disney Enterprises, Inc. All Rights Reserved.

No me quiero olvidar de algo en lo que acierta de lleno esta secuela. En emular la nostalgia sin destrozar nuestros recuerdos a base de innecesario CGI y efectos digitales a cascoporro. Uno tiene la sensación de que esta secuela se podría haber hecho hace muchos años y eso para ese niño que iba cada viernes al videoclub a alquilar sus películas favoritas es importante. Algo parecido me ocurrió con la inolvidable El regreso de Mary Poppins. A pesar de las incorporaciones -incluidas esas niñas mini Sanderson que nos sirven para poder decir que el comienzo es una especie de precuela y que ralentizan en exceso la aparición de las verdaderas protagonistas- lo mejor sigue siendo tener de vuelta a Bette Midler, Sarah Jessica Parker y Kathy Najimy, una de esas actrices cómicas de los 90 que con su simple presencia se gana el cariño del público-les recomiendo que la vean no solo en Sister act, también en la muy reivindicable Ratas a la carrera junto a los mejores cómicos de varias generaciones.

Kathy Najimy as Mary Sanderson, Bette Midler as Winifred Sanderson, and Sarah Jessica Parker as Sarah Sanderson in HOCUS POCUS 2, exclusively on Disney+. Photo by Matt Kennedy. © 2022 Disney Enterprises, Inc. All Rights Reserved.

En definitiva, El retorno de las brujas 2 es un producto cinematográfico divertido que bebe de la nostalgia, pero que aporta un ratito de diversión de lo más disfrutable con 3 viejas conocidas y hasta un zombie que vuelve a ser ese genio y figura que es Doug Jones. Desde luego, un buen motivo de verdad para suscribirse a Disney +, aunque -llámenme nostálgico si quieren- me hubiese encantado ver la película dirigida por Anne Fletcher -que releva al inolvidable Kenny Ortega seguramente para darle un toque más femenino a esta entretenida historia- en pantalla grande. Por cierto, al entretítulos tienen momento musical de primera y al finalizar hay escena poscréditos. De nada.

Doug Jones as Billy Butcherson in HOCUS POCUS 2, exclusively on Disney+. Photo by Matt Kennedy. © 2022 Disney Enterprises, Inc. All Rights Reserved.
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Emilio Aragón y el Teatro del Soho de Antonio Banderas presentan el elenco de GODSPELL

Pepe Nufrio, Víctor Ullate, Angy Fernández, Roko, Aaron Cobos, Andro Crespo, Jana Gómez, Raúl Ortiz, Laia Prats, Noemí Gallego, Javier Ariano, Nuria Pérez, Daniel Garod y Mónica Solaun forman el elenco de Godspell, el musical que dirige Emilio Aragón -con el que hablamos el año pasado- este otoño en el Teatro del Soho de Málaga.

Los 14 intérpretes, con amplia experiencia en el mundo del musical y de la televisión, ensayan intensamente el espectáculo estos días para que el próximo 3 de noviembre todo esté a punto en su estreno en el Teatro del Soho CaixaBank.

Godspell, creado por John-Michael Tebelak, con música y letra de Stephen Schwartz, llega de la mano de Antonio Banderas y Emilio Aragón en una nueva versión, donde el clásico de Broadway será transportado a 2022. Estará producido por el Teatro del Soho CaixaBank y Estudio Caribe.


“Y, al final del viaje, cuando sintamos que todo acaba, que la oscuridad lo inunda todo, Godspell nos recuerda que hay esperanza, que todo empieza de nuevo, que ahí afuera, hay una nueva pasión”. Las entradas están ya disponibles en nuestra página web http://www.teatrodelsoho.com, y en todos los puntos de venta de El Corte Inglés.

Lo que tú nos dejas y Lavar, marcar y enterrar el musical: El doblete escénico con el que volveremos a vibrar con Inma Cuevas

Las próximas semanas se presentan muy intensas para una de nuestras intérpretes más queridas. Por un lado, Inma Cuevas retoma su emocionante Lo que tú nos dejas en el Teatro del Barrio entre el 28 de septiembre y el 12 de octubre. Por otro, vuelve a sacar su vena musical en la esperada adaptación al musical de Lavar, marcar y enterrar desde el 21 de octubre en el Teatro Lara.

Lo que tú nos dejas llega con una importante novedad al espacio escénico de la Calle Zurita de Madrid. Así, Cuevas propone una alianza con el público, que podrá dejar sus cartas en un buzón que colocaremos, para la ocasión, en el vestíbulo del teatro. Ojo: la condición es que esas cartas sean manuscritas. Cartas que quedaron pendientes, cartas que jamás nos atreveríamos a enviar, cañeras, tristes, a personajes inventados o a la Agencia Tributaria… Cuando tenga una buena tanda, Inma las leerá en vídeos que se difundirán en las redes sociales del Teatro del Barrio, y se expondrán todas en la Sala de los Balcones.

Sobre el escenario veremos una historia en la que Inma Cuevas comparte protagonismo con la correspondencia que su personaje le ha escrito a su hijo. Quiere sentirlo cerca y es la vía más íntima que ha sabido crear para transmitirle cómo le ha ido en aquello que es esencial: el amor, la amistad, la familia. También cómo ha encarado dificultades como la soledad o el duelo, experiencias que, paradójicamente, la han aferrado más a la vida aun siendo devastadoras. Sincerarse así no le ha resultado fácil: “Pasé años sin un solo libro en la mesilla de noche. Hasta que decidí escribirte a ti”, explica. “Es la única forma que encontré de sentirte menos lejos, de sentir que me escuchas, que aún puedo contarte cosas del pueblo que leerás entre la reunión con aquellos, el negocio con los otros, la boda de unos amigos, mientras llevas a tus niños al parque. Una carta se lee en cualquier parte”. Un texto de Alba R. Santos con el que nos emocionamos en el Teatro Galileo y a buen seguro volverá a ocurrir lo mismo en el Teatro del Barrio.

Tras su exitoso paso por el Teatro Lara como obra de texto, con más de 20.000 espectadores y 6 años en cartel, Lavar, marcar y enterrar tendrá una segunda vida como un musical loco y completamente renovado con la incorporación de nuevos personajes, nuevo formato y un ritmo trepidante apoyado en temas originales de José Masegosa. Por supuesto, uno de los alicientes será contar con el talento de Inma Cuevas en su reparto junto a otros estupendos intérpretes como Jacinto Bobo, Eva María Cortés, Sara Navacerrada, Sergio Campoy -que estuvo durante años brillando en el montaje original de Juanma Pina-, Alberto Sánchez-Diezma y Antonio Villa

Lavar, Marcar y Enterrar, el musical es una comedia disparatada donde secadores de pelo, cuchillas de afeitar, cadáveres y mucha estupidez, se dan de la mano para organizar un secuestro con aroma a desastre.

¿Pueden unas paredes esconder melodías de tu pasado?¿Podrás construir tu futuro cometiendo un delito? La peluquería Cortacabeza es el núcleo dónde 4 disparatados personajes y 3 sorpresas inesperadas, se dan cita para redefinir sus vidas, y decidir quizá, si todo va mejor cuando pruebas a ser peor.

Las reseñas de Alberto Morate: PENSAR EL DINERO. El dios de la sociedad

El dinero. No lo busques. Posiblemente no lo tienes. Lo más seguro es que lo tengan otros. Hay mucho dinero, pero no lo hay para todos. Y tú no estás entre los que lo poseen.

Los que lo acaparan no suelen acudir a estos teatros, a ver a dos señores, que se hacen llamar Los Torreznos, a que los critiquen. No les gusta, y no es entendible el porqué. Nosotros sí lo entendemos, pero ellos no. No le ven la gracia. Con el dinero no se juega, que siempre se acaba perdiendo. Si lo tienes, claro. Si no, lo que haces es buscarlo sin encontrarlo.

Por eso Rafael Lamata Cotanda y Jaime Vallaure nos lo quieren explicar. Nos dicen cuáles son las 100 empresas mundiales más acaparadoras de dinero. No lo podrás obtener jamás (el dinero) porque lo ostentan ellas (las empresas).

Y nos lo relatan a modo de sorteo de la lotería en algunas ocasiones, de mercado de abastos en subasta en otras o de lonja de pescado al mejor postor. Son dos conferenciantes en un sin vivir en mí, dos bufones que le cantan las verdades al pueblo soberano, dos actores realizando una performance sin perder los estribos, dos intérpretes que improvisan dominando bien la técnica del ensayo para que todo salga como estaba previsto.

Y, además, y para mayor escarnio, nos dan dinero. ¿O es que un céntimo no puede considerarse dinero? Claro que lo es, con un céntimo se crearon grandes fortunas. Eso es de lo que presumen los hacedores de las grandes fortunas, aunque sea difícil creerlos.

Pensar el dinero, pesar el dinero, pasar del dinero, pisar el dinero como si fuera uva y sacarle todo el jugo, posar con dinero, querer beberse el poso del dinero, tener el dinero como cojín para las posaderas. Poderoso caballero es don Dinero. De ahí que en épocas de crisis los pobres son más pobres y los pobres ricos son cada vez menos pobres.

Los Torreznos nos hablan de que el dinero no cambia, pero cambia de manos, aunque no sean las nuestras. Nos muestran que en 14 años el dinero es capaz de multiplicarse por arte de la historia inmediata, porque unas empresas y marcas hacen nacer a otras pero, curiosamente, quien está detrás son las mismas personas. Nos conminan a no ahorrar, porque aunque digan que dinero atrae a dinero, si esto es así, lo poco que tienes se irá donde lo tienen los que más tienen, efecto imán. Con ironía, con los datos sobre la mesa, con el ranking de menos a más.

Conclusión: el dinero está hecho para pecar. Para disfrutar, para quererlo, para verlo pasar. Es hermoso sí, nadie lo puede dudar, es el auténtico dios de nuestra sociedad.

Alberto Morate tiene el teatro como modus vivendi. Durante más de 40 años ha sido profesor de dramatización, ha dirigido grupos de teatro, ha escrito obras y ha interpretado ocasionalmente como actor. Desde el año 2014 también reseña funciones y espectáculos. Realiza sus crónicas con un estilo peculiarmente poético, haciendo hincapié en el tema, y comentando las representaciones desde un punto de vista emocional, social y humano.

Las reseñas de Alberto Morate: ADICTOS. Cantos de sirena.

Ya Aldous Huxley en “Un mundo feliz” nos mostraba una sociedad que había ganado en avances tecnológicos y que pretendía una utopía donde no hubiera enfermedades, clases sociales, y todo estuviera repartido, de forma supuesta, equitativamente. Pero se había perdido la libertad, el arte, las emociones… y que, a la postre, sería una manipulación de la política y los poderes fácticos.

Más o menos, eso viene a pasar en Adictos, donde todo, con una blancura aséptica e impoluta, va encaminado a la alta tecnología, a generar mejoras en el modus vivendi, a pretender que las personas puedan caminar sobre las aguas, metafóricamente. Pero, en realidad, como una guadaña que no cercena, la manipulación es evidente, aunque quieran mantenerla oculta. Cantos de sirena. Y, sin embargo, las revoluciones se suceden, las protestas, no conviene tampoco que el mundo se entere de ciertos tejemanejes.

Daniel Dicenta Herrera y Juanma Gómez firman esta blancura de lirios, delirios, locura, experimentos, que van hacia una elegía sin exterminio, solo (y nada menos), que a una trituradora de la libertad, a acuchillar las emociones, porque si se amurallan las conductas, aquí paz y después olvido.

En escena, tres mujeres. Tres actrices que se mantienen en pie con la dignidad de tres gigantes que intentarán luchar contra el stablishment del control remoto. Lola Herrera, hermosa nube en un atardecer soleado, con la elegancia de las grandes damas, metal de oro de la escena. Acompañada de dos no menos estrellas, Lola Baldrich y Ana Labordeta, exactas en sus roles, emitiendo un aroma de cosecha recién segada, de petricor en la cima del mundo. Y, para no dejar el trío solo, se apoyan en la mano firme y decidida, pero con mucha ternura, en la dirección de Magüi Mira, que vive en ellas, que les dedica su balada del silencio para que se ilumine la luna.

Nos acercamos a ese futuro que vaticinan los autores, o la fuerza del amor, del cariño, del instinto humano y no cibernético deberá seguir en la lucha. Aún debe brotar la esperanza entre el nácar hipnótico de los que ya solo ven negocio, manipulación, economía. Seamos Adictos de los valores, no de la tecnología, no de la realidad virtual, no de la modificación genética, no de las máquinas, por mucho que estas hablen y parece que piensen porque si no, llegará un día en que los utensilios (útiles para ellos, los que mandan) seamos nosotros.

Alberto Morate tiene el teatro como modus vivendi. Durante más de 40 años ha sido profesor de dramatización, ha dirigido grupos de teatro, ha escrito obras y ha interpretado ocasionalmente como actor. Desde el año 2014 también reseña funciones y espectáculos. Realiza sus crónicas con un estilo peculiarmente poético, haciendo hincapié en el tema, y comentando las representaciones desde un punto de vista emocional, social y humano.

Víctor Díaz, el avezado intérprete de una familia unida en la creación

Hay historias que parecen predestinadas a repetirse. Nuestro protagonista forma parte de una familia con solera artística. Su hermano Carlos Solano también se dedica al teatro musical, una industria que hace ya unos años también acogió a Adrián Salzedo, actual protagonista de Malinche. Distintos apellidos artísticos con el sueño de compartir un musical juntos. De momento cada uno en un título esta temporada. Víctor Díaz mira la temporada con ilusión al estar en Charlie y la fábrica de chocolate y su mirada torna en emoción infantil cuando nos confiesa que fue su primera lectura. Con la veteranía que dan los años, pero sin perder ni una pizca de la chispa que se necesita para seguir brillando encima de un escenario es siempre un placer charlar con este avezado intérprete, parte indispensable de una familia unida en la creación.

Carlos Rivera: ¿Cuáles son los ingredientes de Charlie y la fábrica de chocolate para atrapar al público?

Víctor Díaz: De los títulos que hay en cartel es el que más me atrae, fue el primer libro que yo leí además con 6 añitos. Me enamoré de la historia, he visto las dos películas y cuando escuché la música del musical me impactó. Toca todos los palos y te mantiene en vilo con un hilo conductor maravilloso. Las melodías son de mucha altura. La verdad es que hacer comedia es muy difícil, pero también muy agradecido. A nivel escenografía que viene de Italia, me encanta, no se come al actor si no que está por delante. A veces el envoltorio es muy importante y aquí lo es. Mis compañeros son estupendos, me siento muy afortunado de estar en este elenco lleno de talento. Es un regalo volver a estar con Edu Soto tras lo que vivimos en Cabaret… juntos tenemos mucho peligro y estamos en el mismo camerino. Ahí lo dejo.

C.R: Se viene una gran cantidad de títulos en Madrid, ¿Hay suficiente público en la capital española?

V.D: La gran incógnita es saber si la gente podrá responder ante esta avalancha de títulos especialmente en Madrid. Todos tenemos un bolsillo agujereado después de pasar por lo que hemos pasado, pero creo que debemos hacer un esfuerzo. La cultura es una medicina para el alma. Cuando vas a ver un musical te olvidas de los problemas y es un momento de vida feliz. Esos momentos merece la pena pagarlos.

C.R: Llevas muchos años en los escenarios y has visto cómo ha evolucionado el teatro musical en España…

V.D: He tenido la suerte de vivir la evolución de los musicales desde que estaban en pañales. Ahora hay escuelas e internet que en mis comienzos ni podíamos soñar con todo eso. En mi época ni había castings. Hacían una red de teléfonos para contactar con los intérpretes. Yo recuerdo que comencé a escuchar musicales gracias a una tienda de la calle del Pez que importaba discos de musicales de Broadway. Aquí solo se había hecho Evita, Jesucristo Superstar, El diluvio que viene y después Los Miserables. Luego llegaría después de Luis Ramírez Stage que sentaría las bases de consolidación del género en España. Ahora, Madrid se ha convertido con tal cantidad de títulos en la capital del género en español. Es alucinante el nivel y el volumen de negocio de una industria muy joven que ya está generando mucho público nuevo.

C.R: Familia de artistas. El último en dar el paso fue Adrián Salzedo que ahora protagoniza Malinche, ¿Era inevitable que él también se dedicase a esto?

V.D: Yo lo vi claro desde que con dos años se subió al escenario a hacer una zarzuela. Tengo las fotos y no quiere que se vean, lo guardo por si necesito sacarlo algún día jejeje. Con 8 añitos estaba ya haciendo La bella y la bestia. Yo me di cuenta en ese momento de que iba a ser su camino. En la adolescencia siguió haciendo cositas, pero la llamada de Ricard Reguant para hacer Willy Fogg fue capital. Yo he pasado de que dijesen que Adrián Salzedo era mi hermano a que ahora todo el mundo me conoce como el hermano de él. Estoy muy orgullo de él.

C.R: Aún no ha llegado ese musical soñado en que se junten los tres hermanos…

V.D: Estuvimos a punto de juntarnos los tres en la gira de Los Miserables. Yo creo que en el fondo tienen miedo de que si nos contratan a los tres vayamos todos a una. No lo sé. Esa es la razón de que tengamos tres apellidos artísticos diferentes. Todos somos Díaz y tomamos esa decisión para poder coincidir juntos, cosa que solo ha ocurrido en nuestro conciertos. Con Carlos he coincidido en 8 títulos. Me alegro mucho de que tenga ese reto maravilloso con Los puentes de Madison y Adrián está de primera espada en Malinche. Cuando sí pudimos juntarnos fue para vivir una experiencia vital importantísima durante la primera ola trabajando en residencias. Yo creo que por eso ahora estamos valorando aún que los tres vayamos a estrenar musical en esta temporada.

C.R: Por último, cuéntanos si tú fueras un espectador DESDE MI BUTACA, ¿Por qué debería animarse el público a ver Charlie y la fábrica de chocolate en el Espacio Delicias?

V.D: Va a empezar la función y vas a decir pues sí, está bien. A medida que transcurre la obra te preguntarás ¿Cómo están haciendo eso? Hay cosas que vuelan, cambios de ropa de medio segundo que no había visto nunca. La música merece la pena escucharla con esta orquesta maravillosa liderada por Julio Awad, César Belda y Gonzalo Fernández. Los tres son maravillosos. Cuando un musical está avalado por un libro así es un plus. Silvia Montesinos ha hecho una adaptación muy buena en la que las partes cantables están muy bien construidas. El sonido, luces, escenografía... Todo es perfecto en este equipo humano que se ha convertido en una gran familia. Solo necesitamos a nuestro querido público y es que no va a dejar a nadie indiferente.

Edu Soto y Víctor Massán: Dos Willy Wonka que rompen con lo establecido

Willy Wonka al cuadrado. En el Espacio Ibercaja Delicias de Madrid tendremos un doble motivo para ver al menos dos veces Charlie y la fábrica de chocolate. Edu Soto llevará la voz cantante en alternancia con un Víctor Massán que lleva años regalándonos grandes trabajos en el campo del teatro musical. Charlamos con ambos en estos primeros días de vida de esta criatura escénica que estamos seguros hará felices a grandes y pequeños con la brillante partitura de Marc Shaiman con el que charlamos hace solo unos meses.

«¿Cómo voy a rechazar este regalo que me ofrece la vida llamado Willy Wonka?» Edu Soto ha tenido un largo camino hasta llegar a este 15 de septiembre en que por fin el telón se ha levantado. Ya en 2020 justo una semana después del confinamiento fue a Milán a ver el musical. Iba a ser su próximo proyecto, pero la vida tenía otros planes mientras los hermanos Fernández le insistían en que tarde o temprano estrenarían y le querrían en esta aventura. Ante ese parón de nuestras vidas, Soto se lió la manta a la cabeza para contar el confinamiento en un show en el que reunió a su padre y a su mujer. Su Post! en el Príncipe Gran Vía fue un «parche» en forma de agradecido espectáculo que fue el camino a modo de preludio a este feliz estreno como el artesano del chocolate.

Dos visiones que ponen el acento en una buena interpretación. Si en algo coinciden Víctor Massán y Edu Soto es en enfrentarse a su personaje sacando todo lo que si rascas oculta esta inolvidable creación de Roald Dahl. Hasta tal punto ha sido la importancia que Soto ha puesto en la interpretación que en algún ensayo: «he pedido que más allá de la exigencia coreográfica pudiésemos tener más tiempo para la interpretación». Massán confiesa sentirse satisfecho de que por fin en el teatro musical español se apueste por la formación «en interpretación y que no se queden solamente en las clases de canto y baile». A fin de cuentas, el actor de musical es un athleta de las artes escénicas que debe desenvolverse en todos los campos y es que como confiesa un intérprete que viene de fuera del género como Edu Soto: «Lo que se hace en un musical es un ejercicio de malabares tan exigente que respeto mucho a los profesionales del género». Otra cosa es que desde el sector se les valore como merecen a la hora de enfrentarse a otros trabajos de imagen, pero Massán tiene claro que «deberíamos valorar qué falla en nuestro perfil para que no nos llamen fuera del teatro musical y en algunos casos es por la interpretación».

Una visión externa al mundo de los musicales. Edu Soto nos confiesa que no es espectador de musicales como sí lo son la mayoría de sus compañeros del reparto. De alguna forma, siente que este hecho le permite «no tener ideas preconcebidas». Así, se ha podido enfrentar al personaje «con una libertad que sirve para que este personaje funcione». A él lo que le preocupa es «que se entienda la historia, nos haga gracia y nos emocione cuando tiene que hacerlo». Un planteamiento que encaja muy bien con las palabras de Víctor Massán cuando nos confiesa que más allá de la espectacularidad de la propuesta es importante en el teatro musical «ir al fondo de los personajes».

Huyendo del ‘doblajitis’. En algunas ocasiones, se ha tachado a nuestros profesionales de enfrentarse al género «con tonalidades, como si fuera una película doblada». Para Víctor Massán también como espectador «me distancia mucho y es que hay actores a los que les encanta escucharse». Por eso, el otrora MC de Cabaret aboga por hacer un ejercicio de humildad en esta profesión de egos y comenta que «la humildad es una medicina muy amarga». Habla desde la propia experiencia de ese momento en que como intérprete te das cuenta de que suenas «falso» y que tienes que reconvertir tu trabajo en algo verdadero.

«Este musical es como Pixar. Está la mirada del niño que ve lo básico y la del adulto que sabe mirar más allá». En una temporada en que los espectáculos de teatro musical familiar van a ser los reyes de la corona, Massán nos cuenta algunas claves de un título que «podrán venir a venir incluso sin niños». Ingredientes no le faltan a este cóctel escénico en el que nos prometen que incluso nos echaremos alguna lagrimita con estos niños intérpretes con los que parecen estar encantados de trabajar sus Willy Wonka. Y todo con dos actores que como sentencia Edu Soto volverán a buen seguro a brillar sobre el escenario consiguiendo «romper con lo establecido».

Gonzalo Pérez (Vértigo 360): «Hace falta un maridaje entre el sector público y privado en los musicales»

Cuando uno se sienta a charlar con el productor Gonzalo Pérez Pastor sabe que se sienta ante alguien que conoce muy bien al público español. Muchos años de carrera como artífice de musicales que han sido un éxito -con alguna apuesta más especial como Avenue Q– han desembocado en nueva etapa al frente del nuevo Vértigo 360. Vuelve a darle un giro a su espectáculo Cruz de Navajas con primeras paradas en Zaragoza y Barcelona, pero también apuesta desde la distribución por shows españoles como María Callas. Sfogato y Superthings Live. También con la mirada puesta en el futuro Frida, charlamos con este destacado miembro de la Academia de las Artes Escénicas de España con el que repasamos el panorama del teatro musical en España en una temporada plagada de destacados estrenos.

Carlos Rivera: Nuevas voces dan la alternativa en la nueva etapa de Cruz de Navajas, ¿Cómo ha sido esa búsqueda?

Gonzalo Pérez: Hemos buscado gente con perfiles muy peculiares tanto cantando como hasta físicamente, con mucha personalidad. Una de las cosas importantes era poner el espectáculo al servicio de esos artistas y no al revés. El resultado es muy distinto al de cualquier otro espectáculo.

Lucía Bentabol es una de las protagonistas de Cruz de Navajas

C.R: Mecano conecta con las nuevas generaciones que no habían nacido cuando el grupo se separó, ¿A qué crees que se debe esa conexión?

G.P: Creo que tiene mucho que ver con la respuesta anterior. Si tú pones en el escenario a gente de veintitantos años -que no habían nacido cuando se separó Mecano- pasa un poco como cuando a van a ver ver El fantasma de la ópera y se fascinan por esa música. Cuando tú pones esas notas en manos de gente más joven con unos arreglos más actuales a la gente le encanta. Descubren la música de Mecano que tiene algo que poco a poco enganchan al público.

C.R: En esta reentré del show, ¿Qué papel van a ocupar las proyecciones que tanto gustaron en la etapa de Ifema?

G.P: Van a tener protagonismo por supuesto. La teoría del espectáculo no la hemos cambiado. Vamos a seguir presentando esas canciones que conocemos con esas proyecciones tan bestias y bonitas que casi podríamos presentar a un festival de cortos por lo bien que están realizadas. Hemos cambiado algunas con la misma idea, pero parecido no es lo mismo. Los que lo hayan visto varias veces se darán cuenta que es un poco distinto. Tiene sentido ya que los artistas, los arreglos y los vídeos son diferentes.

C.R: Zaragoza es el comienzo, ¿Tiene esta plaza alguna significación especial para la industria del espectáculo?

G.P: La verdad es que sí. Es una de las ciudades que marca el gusto de las ciudades, te sitúa para saber si lo que estás haciendo va a funcionar. Es junto a Valencia la gran ciudad de muestreo de este país. Tiene que ver con que es un cruce de caminos de gente que viene de lugares como Cataluña y Madrid. El público está muy acostumbrado a los grandes espectáculos desde la época de la Revista. Es la salida de gira.

Un momento del ensayo

C.R: Este año en la “batalla” musicalera Madrid-Barcelona, la capital española parece que se va a llevar el gato al agua muy de largo con un inusitado número de títulos, ¿Hay suficiente público para tal oferta?

G.P: Como persona del espectáculo estoy encantado, nos vamos a poner ‘moraos’ de ver cosas esta temporada. Ojalá me equivoque, pero creo que es excesivo. Me encantaría que todo funcionase y que entremos en una buena dinámica. Madrid está desatada. Ojalá venga público de toda España e incluso de todo el mundo para que todos los musicales puedan tener su público.

C.R: La historia interminable es uno de los espectáculos de creación española que veremos esta temporada, ¿Crees que con el tiempo los musicales made in spain van a ir cogiendo mayor peso en la cartelera?

G.P: Ese espectáculo es precisamente el ejemplo de que se pueden hacer musicales originales de gran formato. Yo creo que van a seguir conviviendo durante muchos tiempos. Quedan aún unos cuantos musicales ‘de franquicia’ que el público aún no ha podido ver como Mary Poppins o Wicked. Son necesarios para que la gente entienda el motivo por el cual a la gente le gustan los musicales.

C.R: Uno de los grandes problemas que “atascan” la llegada de otros grandes musicales es la falta de espacios escénicos de gran aforo en Madrid…

G.P: Desde luego. Siempre he pensado que en la mayoría de ciudades grandes de España hay auditores más grandes y potentes que los teatros de Madrid. El Baluarte o el Euskalduna sería el tipo de espacio que necesitaría la ciudad. El Real no programa musicales y sí sería un buen espacio para hacerlos. El Fever de Sevilla o La Maestranza con aforos de entre 2000 y 3000 espectadores serían ideales para los musicales de gran formato.

C.R: Solamente Mario Gas defendió a ultranza la inclusión de grandes musicales en un teatro público, ¿Por qué crees que no se ha vuelto a repetir?

G.P: Hay un nicho de mercado de musicales que encajarían muy bien en el teatro público que no se está explotando. Hay espacios como el Español o el Canal que tiene un público muy bien educado que podrían apostar perfectamente por el género. Es loable lo que está haciendo Antonio Banderas con el Teatro del Soho. Para los demás es muy complicado apostar por este tipo de espectáculos. En muchas ciudades del mundo hay teatros más pequeños que pueden permitirse traer este tipo de musicales. Lo cierto es que cuando desde la iniciativa privada intentamos traer ciertos títulos es un riesgo absoluto. Yo recuerdo haber traído Avenue Q y me encantaría que se viesen Six, Come from away, Dear Evan Hansen o Everybody is talking about Jamie. Son espectáculos que no tienen que ser precisamente ligeros y divertidos. Yo lo último que vi en Madrid de ese estilo que me pareció una barbaridad es Next to normal y fue complicado desde luego al no tener tanto nombre como otro tipo de musicales. Mario Gas es el único caso en que una persona que venía de la iniciativa privada apostó de lleno por tener musicales en la programación de un teatro público y le tocó capear muchos temporales por ello.

C.R En tierra extraña es de los pocos ejemplos de colaboración de empresa privada y pública en un musical español, ¿Por qué se da tan poco esta unión? ¿No lo consideran tan ‘cultural’ como el teatro de texto?

G.P: Así es, tengo la percepción de que lo consideran diversión, entretenimiento. Sinceramente, para mí cultura y diversión van de la mano. Yo no voy a ver algo culturalmente aburrido o feo. No hemos sido capaces de que nos entiendan desde los teatros públicos. Ya te digo que hemos intentado coproducir algún musical y veíais que no se le tiene la misma consideración que a la ópera. A la zarzuela también le ha tocado lidiar con ello. Te das cuenta que las obras con música no son bien vistas por los estamentos públicos a excepción de la ópera. A mi me hubiese encantado hacer una obra maestra incontestable como West Side Story con una orquesta de 60 músicos y eso si hubiésemos colaborado con algún teatro público lo hubiésemos tenido. Me vienen a la cabeza ejemplos de fuera de España realmente significativos de esa colaboración como War Horse.

Lo bueno que tiene la iniciativa privada es que sabe hacer comercial un espectáculo bueno. Hace falta un maridaje entre el sector público y privado en el campo del musical. Sigo reivindicando que el Teatro de la Zarzuela programe musicales.

C.R: Has comenzado una nueva etapa como productor con Vértigo 360, ¿Cuál es el planteamiento que tenéis ahora de cara al futuro?

G.P: Cruz de navajas me dio una serie de claves que vamos a mantener: Espectáculos nuevos con música española, si podemos de nueva creación -lo haremos con Frida. Pretendo hacer producciones de medio y gran formato donde la música española sea la protagonista explotando el talento de nuestros creativos.

C.R: Además de producir, estáis también distribuyendo espectáculos como Superthings live

G.P: Ese proyecto en concreto es una casualidad. Si tienes cerca tuyo a gente con niños te das cuenta que en ese sector – en el que no había trabajado mucho- se pueden hacer cosas con mucha calidad. Si vais a verlo veréis el nivel que tiene de producción con música española y basado en un juguete español. Tiene muchas más capas de lo que aparenta.

C.R: Con respecto a distribución de espectáculos supongo que cuando ves el talento que hay en un espectáculo como María Callas. Sfogato dan ganas de empezar a ‘moverlo’…

G.P: Los que nos hemos metido en esto, eso es lo que nos pierde. Parece que nos creemos el ombligo del mundo pensando lo bueno que es lo que producimos, pero cuando ves algo tan bien hecho como María Callas. Sfogato estoy muy por la labor de ayudar. Si siguen la línea que te decía de que sean producciones españolas, escrito por creativos españoles aunque cuente la historia de un personaje extranjero como la Callas, pueden contar conmigo. Soy incapaz de no dejarme llevar por espectáculos así. Yo estoy seguro de que cuando al espectador le ofreces espectáculos así salen encantados, pero claro primero toca testar con los programadores más relevantes del país.

C.R: ¿Por qué le dirías al público de Zaragoza y Barcelona que no deben perderse Cruz de Navajas?

G.P: Tiene la misma esencia que el espectáculo que presentamos en Madrid con el mismo creador. No es ni un musical ni un concierto, pero es más que las dos cosas. Tiene momentos al más puro estilo musical, tiene momentos de concierto, tiene momentos muy bonitos con unas proyecciones muy potentes. Son como 25 escenas musicales con cada canción. Además hay gente sobre el escenario con un talento extraordinario.

Las reseñas de Alberto Morate: «¿Cómo hemos llegado hasta aquí?» Sin que nadie nos fuerce.

Palabras para exorcizar lo que nos marcó en un camino lleno de piedras. Partiendo de un supuesto Talk Show, Cómo hemos llegado hasta aquí, dos amigas, ahora una, presentadora y la otra, la protagonista de la historia que nos irán contando ambas y todos los escollos que tuvo que pasar la segunda, que tenemos que salvar cada uno constantemente, a no ser que seamos “personas normales”. Pero si un aire distinto nos sopla, entonces solventar los inconvenientes que nos vamos encontrando a cada paso, resulta agotador, fatídico, frustrante a veces, insoportable otras, y enérgicamente injusto muchas más.

Desde los años escolares, ¿por qué tendrán que fijarse en mí aquellas que no les importa cómo soy, cómo me siento, qué gestos hago, o con quién hablo y con quién no lo hago? Y también la madre, la familia, el qué dirán, a nuestra hija no puede sucederle, cómo va a ser lesbiana, o gay, o pedorra, ponga usted por caso, eso ¿en qué cabeza cabe? Y los compañeros, los amigos, entrecomillas, del barrio, del trabajo, los jefes, los que dicen las noticias, los que marcan las leyes, los que nos pretenden, los que no quieren saber nada, los que nos miran de reojo y los que lo hacen de frente con descaro, vaya usted a saber, todos influyentes en cómo me comporto, en cómo me visto, en cómo pienso, en cómo tomo decisiones, si me dejaran, claro.

Y nosotras, tristes a veces, reivindicativas, tímidas, decididas, iracundas, acomodaticias, arrojadas, despreciativas, que solo queremos que nos dejen en paz. Y en libertad, y en soledad cuando nos apetece, y en alegría y en donde nos dé la gana sin que nadie nos fuerce.

Con dramaturgia de Nerea Pérez de las Heras y Olga Iglesias, que lo interpretan con desparpajo, humor a raudales, veracidad tremenda, complicidad extrema, y Andrea Jiménez en la dirección, entre las tres se apoyan, se arropan, se crecen.

Y tratan todos los temas que son materia de escarnio, que son sueños de vindicaciones, que son crítica de las leyes, de las apariencias, que son objeto de noticia en medios de comunicación, que es ironía de lo que no debe hacerse, palabras para liberarse, dejar la sumisión, abrazarse, bailar, si fuera necesario, despelotarse (que no es el caso), reafirmarse por más que pese esa educación ancestral y casposa, por más que queramos infinitamente a la madre aunque ella nos desprecie, por más que esas palabras se queden en el pensamiento cuando se trata de escupirlas al jefe.

No, no somos esclavas, ni bufonas, ni títeres de feria, ni modelos de belleza, ni disminuidas, ni bichos raros, somos lo que somos, porque, sencillamente, nos apetece.

Puede que hayamos llegado hasta aquí por caminos tortuosos de una sociedad devoradora, pero una vez que estamos aquí, queremos hacernos valer, ser titánicas, apretar los dientes, y que el show sea un lugar común donde la gente, espectadores e intérpretes, se encuentren.

Alberto Morate tiene el teatro como modus vivendi. Durante más de 40 años ha sido profesor de dramatización, ha dirigido grupos de teatro, ha escrito obras y ha interpretado ocasionalmente como actor. Desde el año 2014 también reseña funciones y espectáculos. Realiza sus crónicas con un estilo peculiarmente poético, haciendo hincapié en el tema, y comentando las representaciones desde un punto de vista emocional, social y humano.

Las reseñas de Alberto Morate: TRIPLE TÉ. Tres eran tres.

Tres eran tres las hijas, hermanas, amigas, rivales, compañeras, del mismo padre y de la misma madre, pero cada una de su padre y de su madre, trillizas, aunque no se parezcan en nada, tres oficios, tres formas de ver y afrontar la vida, tres actitudes, tres personalidades, triplete de ases, triplete de líneas espectrales muy próximas, muy vivas, muy viscerales y, a su vez, humanas, cariñosas, sentidas, frustradas, exitosas, complementarias y necesitadas unas de otras, aunque no lo reconozcan.

Triple Té, en un trabajo dramatúrgico de las propias actrices, ponen sobre la mesa (que podría ser una mesa camilla perfectamente), no solo tres tazas de té humeante. Ponen, en una reunión aplazada, su forma de ser, su papel en este mundo, cómo encaran sus debilidades, cómo aprovechan sus fortalezas, cómo se arraigan en sus emociones. Una se pone en el té mucho azúcar, la otra nada, la otra toma té, pero no le gusta. Le echará sacarina y así se arregla.

El espectro del que hablábamos antes no es un muerto, aunque ya falte la madre, es la sociedad en gran medida: la triunfadora, la que no se arredra, la que se pone enseguida al día, la que no escucha a nadie y no importa porque habla ella. Después viene la que no está a gusto con nadie, o lo aparenta, la que protesta, la gafada, la que pone todo el empeño y otros se lo desbaratan. Y la tercera en discordia bien avenida, la trabajadora, la que no para, la que se entrega, la optimista que se viene abajo, la que requiere compañía y nunca tiene una auténtica pareja. Ella será la que genere y produzca un cambio, hay que romper con todo, tenemos que apoyarnos, salgamos de la zona de confort para entrar en otra zona más auténtica.

Ellas son Eva Latonda, Maru García Ochoa y Mariví Carrillo. Tres tal para cual, tres mellizas, tres estrellas. Las dirige dándoles un aire fresco de mediodía (y no de melancolía), Luis D’Ors, porque no las comprende, pero las acepta, tres insignias de plata en su pechera. Un texto ágil y con ritmo, que nos tiene sentados en las butacas con una sonrisa en la boca. Ellas liberan sus relaciones y nosotros, las secundamos en un tropo de semejanza ficticia que nos afecta porque es tan real y cotidiano, tan de nuestras cercanías, tan vivaz y contumaz, que nosotros mismos somos ellas.

Aunque no sea en presencia, con la interpretación de estas actrices vemos el cariño, el vínculo familiar, la infancia imaginada, lo no sucedido en escena. Pero en las tablas sí constatamos los secretos que se cuentan, sus debilidades y sus fuerzas, la aceptación de lo que son y no querer quedarse quietas. ¿Quién no quisiera tener tres hermanas como estas? Pues eso, vengan a conocerlas, que al final casi nos hacen un trípili para cantar con ellas.

Alberto Morate tiene el teatro como modus vivendi. Durante más de 40 años ha sido profesor de dramatización, ha dirigido grupos de teatro, ha escrito obras y ha interpretado ocasionalmente como actor. Desde el año 2014 también reseña funciones y espectáculos. Realiza sus crónicas con un estilo peculiarmente poético, haciendo hincapié en el tema, y comentando las representaciones desde un punto de vista emocional, social y humano.