Hay historias que parecen predestinadas a repetirse. Nuestro protagonista forma parte de una familia con solera artística. Su hermano Carlos Solano también se dedica al teatro musical, una industria que hace ya unos años también acogió a Adrián Salzedo, actual protagonista de Malinche. Distintos apellidos artísticos con el sueño de compartir un musical juntos. De momento cada uno en un título esta temporada. Víctor Díaz mira la temporada con ilusión al estar en Charlie y la fábrica de chocolate y su mirada torna en emoción infantil cuando nos confiesa que fue su primera lectura. Con la veteranía que dan los años, pero sin perder ni una pizca de la chispa que se necesita para seguir brillando encima de un escenario es siempre un placer charlar con este avezado intérprete, parte indispensable de una familia unida en la creación.
Carlos Rivera: ¿Cuáles son los ingredientes de Charlie y la fábrica de chocolate para atrapar al público?
Víctor Díaz: De los títulos que hay en cartel es el que más me atrae, fue el primer libro que yo leí además con 6 añitos. Me enamoré de la historia, he visto las dos películas y cuando escuché la música del musical me impactó. Toca todos los palos y te mantiene en vilo con un hilo conductor maravilloso. Las melodías son de mucha altura. La verdad es que hacer comedia es muy difícil, pero también muy agradecido. A nivel escenografía que viene de Italia, me encanta, no se come al actor si no que está por delante. A veces el envoltorio es muy importante y aquí lo es. Mis compañeros son estupendos, me siento muy afortunado de estar en este elenco lleno de talento. Es un regalo volver a estar con Edu Soto tras lo que vivimos en Cabaret… juntos tenemos mucho peligro y estamos en el mismo camerino. Ahí lo dejo.

C.R: Se viene una gran cantidad de títulos en Madrid, ¿Hay suficiente público en la capital española?
V.D: La gran incógnita es saber si la gente podrá responder ante esta avalancha de títulos especialmente en Madrid. Todos tenemos un bolsillo agujereado después de pasar por lo que hemos pasado, pero creo que debemos hacer un esfuerzo. La cultura es una medicina para el alma. Cuando vas a ver un musical te olvidas de los problemas y es un momento de vida feliz. Esos momentos merece la pena pagarlos.
C.R: Llevas muchos años en los escenarios y has visto cómo ha evolucionado el teatro musical en España…
V.D: He tenido la suerte de vivir la evolución de los musicales desde que estaban en pañales. Ahora hay escuelas e internet que en mis comienzos ni podíamos soñar con todo eso. En mi época ni había castings. Hacían una red de teléfonos para contactar con los intérpretes. Yo recuerdo que comencé a escuchar musicales gracias a una tienda de la calle del Pez que importaba discos de musicales de Broadway. Aquí solo se había hecho Evita, Jesucristo Superstar, El diluvio que viene y después Los Miserables. Luego llegaría después de Luis Ramírez Stage que sentaría las bases de consolidación del género en España. Ahora, Madrid se ha convertido con tal cantidad de títulos en la capital del género en español. Es alucinante el nivel y el volumen de negocio de una industria muy joven que ya está generando mucho público nuevo.
C.R: Familia de artistas. El último en dar el paso fue Adrián Salzedo que ahora protagoniza Malinche, ¿Era inevitable que él también se dedicase a esto?
V.D: Yo lo vi claro desde que con dos años se subió al escenario a hacer una zarzuela. Tengo las fotos y no quiere que se vean, lo guardo por si necesito sacarlo algún día jejeje. Con 8 añitos estaba ya haciendo La bella y la bestia. Yo me di cuenta en ese momento de que iba a ser su camino. En la adolescencia siguió haciendo cositas, pero la llamada de Ricard Reguant para hacer Willy Fogg fue capital. Yo he pasado de que dijesen que Adrián Salzedo era mi hermano a que ahora todo el mundo me conoce como el hermano de él. Estoy muy orgullo de él.
C.R: Aún no ha llegado ese musical soñado en que se junten los tres hermanos…
V.D: Estuvimos a punto de juntarnos los tres en la gira de Los Miserables. Yo creo que en el fondo tienen miedo de que si nos contratan a los tres vayamos todos a una. No lo sé. Esa es la razón de que tengamos tres apellidos artísticos diferentes. Todos somos Díaz y tomamos esa decisión para poder coincidir juntos, cosa que solo ha ocurrido en nuestro conciertos. Con Carlos he coincidido en 8 títulos. Me alegro mucho de que tenga ese reto maravilloso con Los puentes de Madison y Adrián está de primera espada en Malinche. Cuando sí pudimos juntarnos fue para vivir una experiencia vital importantísima durante la primera ola trabajando en residencias. Yo creo que por eso ahora estamos valorando aún que los tres vayamos a estrenar musical en esta temporada.
C.R: Por último, cuéntanos si tú fueras un espectador DESDE MI BUTACA, ¿Por qué debería animarse el público a ver Charlie y la fábrica de chocolate en el Espacio Delicias?
V.D: Va a empezar la función y vas a decir pues sí, está bien. A medida que transcurre la obra te preguntarás ¿Cómo están haciendo eso? Hay cosas que vuelan, cambios de ropa de medio segundo que no había visto nunca. La música merece la pena escucharla con esta orquesta maravillosa liderada por Julio Awad, César Belda y Gonzalo Fernández. Los tres son maravillosos. Cuando un musical está avalado por un libro así es un plus. Silvia Montesinos ha hecho una adaptación muy buena en la que las partes cantables están muy bien construidas. El sonido, luces, escenografía... Todo es perfecto en este equipo humano que se ha convertido en una gran familia. Solo necesitamos a nuestro querido público y es que no va a dejar a nadie indiferente.