Una temporada DESDE MI BUTACA en 20 flashes: "Antígona o en las cocinas de la tragedia" (Crítica inédita)

Todo lo que despierte el alma queda prohibido por Creonte. En mitad de la tormenta surge una voz que nos lleva a Youkali, la del actor David Kammenos. Antígona lucha en contra de su tirano tío Creonte y su forma de insumisión se basa en intentar enterrar a su hermano muerto. La música, como todo aquello que despierta el alma, está prohibida en el reino del tirano más feroz y nauseabundo. Todo ocurre en una suerte de barraca de feria con su mujer barbuda incluida y un militar haciendo las veces de pérfido Joker. Antígona canta Over the rainbow y sueña con un mundo en el que no haya que pagar cualquier precio para ser feliz. Para tan alta campaña, Rubén Ochandiano ha elegido a una debutante en las tablas, pero sobradamente conocida: Najwa Nimri. Su empeño ha valido la pena, la actriz y cantante sufre en su propia piel el peso de la carga de aquellos que luchan por la libertad. A su lado, su nana, una deliciosa Berta Ojea, con o sin barba. Para el pérfido Creón el propio Ochandiano toma el personaje y lo hace suyo. No importa que supuestamente sea anciano y esté débil, en su vitalidad vemos reflejado el rostro de la maldad, esa que le hace ser tirano. Se lleva, sin pretenderlo, la función de calle. Un actor magnético, un marciano, un creador compulsivo maravilloso.

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Más nombres del reparto: Toni Costa, Sergio Mur y Nico Romero, todos ellos fantásticos gracias a una acertadísima dirección de Ochandiano. Pocas veces uno sale tan embelesado por la poesía de unas imágenes tan atroces como las que se crean en este espectáculo. Y conocemos las cocinas de la tragedia cuando David Kammenos nos cuenta los entresijos de un género que gracias a montajes como este seguirá vivo. ¿Teatro de museo o teatro vivo? Bienvenidos sean los anacronismos y actualizaciones varias, bienvenido sea el trabajo de CREADORES, y no lo pongo en mayúscula por falta ortográfica alguna, como Rubén Ochandiano. Obras como esta despiertan el alma y son una certera y maravillosa patada a los entrecostales de nuestra sociedad sin hacer de Antígona un panfleto absurdo.

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El Theatrum Mundi de La Cubana

Campanadas de boda es el nuevo montaje de la compañía catalana La Cubana. Llevan treinta años haciendo espectáculos del mismo corte con una premisa clara: Sacar la teatralidad de lo cotidiano. En esta ocasión, se centran en las bodas, ese teatrillo que montamos alrededor del supuesto día más importante de las vidas de los cónyuges. Ahora, la gente no se casa por la iglesia por muchas Tías Franciscas «con teja y mantilla» que haya en la familia, pero en el fondo la representación sigue funcionando de la misma forma. El primer actor y la primera actriz son los novios. Y a partir de ahí se asigna un roll a cada uno de los invitados. Con o sin iglesia, el protocolo nupcial sigue su curso. Todo tiene que estar a punto para el matrimonio, no deseado, entre Violeta, una actriz amateur, y Vickram, una estrella del cine indio. Sí, la compañía sigue jugando con el tópico literario de que todos cumplimos un papel en el teatro del mundo hasta en la definición de sus personajes protagonistas. Y desde esa sencilla premisa dramática desplieguen sus recursos habituales: Humor, música y un pequeño aldabonazo de crítica social. Con sus espectáculos, aún recuerdo la primera vez que les vi hace diez años con Mamá, quiero ser famoso, nos reímos «a pierna suelta», pero dejan un cierto poso de reflexión, ¿Es necesaria tanta parafernalia para un día así o son pura apariencia de cara a la galería? ¿Querremos pregonar todo tipo de bodas de forma tan explícita y grandilocuente o a parte de nuestra sociedad aún le pueden ciertos prejuicios?

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Y la compañía sigue ganándose al público con los localismos. Los espectadores de cada ciudad de España disfrutan con las referencias a  sus particulares «Confiterías Gómez». Así, siguen ganándose a un público que entregado ríe constantemente, interrumpiendo el curso de la representación en varias ocasiones. Y el público se vuelve a sorprender aún más cuando traspasan la cuarta pared de una forma ingeniosa y nada comprometida para el público, cosa que muchos espectadores «timidillos» agradecerán enormemente. Todo ello con un nivel de producción a destacar. Once inmensos actores que, en algunos casos, interpretan hasta cinco personajes bajo la dirección de Jordi Milán. Es una alegría ver compañías privadas de esta envergadura girando por España, aunque claro ellos ya juegan sobre seguro. Tienen una legión de incondicionales que esperan ávidos sus nuevos espectáculos. Casi dos horas y media sin descanso, pocas compañías se atreven a hacerlo, de diversión asegurada. Resume muy bien el ideario de la compañía uno de los números musicales de este vodevil arrevistado: Como nos gusta hacer teatro. Y en esa teatralidad que encuentran en lo cotidiano nos damos cuenta que todos llevamos dentro un gran actor en el theatrum mundi

*No les pierdan de vista en las siguientes plazas de la gira: Teatro Jovellanos de Gijón del 1 al 11 de agosto, Teatro Arriaga de Bilbao del 15 de agosto al 15 de septiembre y en el Teatro Nuevo Alcalá de Madrid a partir del 20 de septiembre.

Una electrizante Malú pone a bailar al público del Santander Música en Grande

Un año más, el Santander Música en Grande ha apostado por algunas de las primeras espadas del pop rock nacional. Si en la primera jornada disfrutamos de los veteranos M Clan con su célebre Carolina que demostraron que la veteranía es un grado en su particular lección de rock nacional, en la segunda y tercera jornada pasaron por la Campa artistas como Rulo y Juan Magán, a este último no sabría muy bien si calificarlo como tal, pero para gustos los colores…

Y anoche, estuvimos pendientes, una vez más, del cielo. Desde que se abrieron las puertas del recinto, el público permanecía expectante, ¿Nos amargará la fiesta el tiempo? Y vaya si la amargó… La noche comenzó con el directo de los teloneros, Lagarto Amarillo. Y es que por mucho que se empeñen en los festivales por poner a todos en el mismo tamaño en los carteles y, casi casi, con la misma duración en sus actuaciones, siempre habrá primeras figuras y «relleno». Y el grupo que puso la banda sonora a la teleserie Cuéntame cómo pasó, ni siquiera se dignó a cantar precisamente esa canción. Sí cantaron su Culpable entre gritos apasionados de grupis adolescentes: » Si me acusan de haberme enamorado de Santander solo puedo declararme culpable».  Y  basta ya de preámbulos. Después del ‘runrún’ de los patrocinadores, que en algunas ocasiones son tantos que duran más las promos que el propio concierto, salió al escenario Malú, una artista con mayúsculas que puso a bailar al respetable a golpe de Vértigo.  Tras agradecer a su público la paciencia, más allá del retraso hay que tener en cuenta que seguían cayendo «chuzos de punta» al filo de la madrugada, se propuso un objetivo muy claro: «Espero que salgáis con una sonrisa en la cara». Y la coach de La Voz lo dio todo encima del escenario, demostrando que es una de las mejores solistas femeninas de este país. No faltaron los duetos a miles de voces entre Malú y el público de temas como Devuélveme la vida y Que nadie. La artista parece llevarse bien con todo el ‘artisteo’ patrio y debe ser por esa generosidad y humildad que solo los GRANDES derrochan encima del escenario. Solo el amor nos salvará volvió a poner a bailar al embarrado público de la Magdalena que resistió estoicamente el calvario atmosférico que tuvimos que soportar. Y ella nos salvó y salimos del concierto con la sonrisa prometida y el recuerdo de ese brillante directo cantando bajo la lluvia que terminó a modo de bis con Blanco y Negro y Toda, dos de sus mayores éxitos musicales.

Foto: Amstel Música en Grande 2013.
Foto: Amstel Música en Grande 2013.

Y hasta aquí la crónica DESDE MI BUTACA del Música en Grande 2013. Finalmente, este blog no estará acreditado para la última cita y plato fuerte del festival por  «cuestiones de aforo», pero ya estamos contando los días para la siguiente cita festivalera, el Santander Music que traerá a la capital cántabra a grupos como Fangoria, Keane o Dover. Santander se llena de música en verano gracias a iniciativas como las de la cántabra Mouro Producciones, que año tras año apuesta por lo más «florido» del panorama musical nacional e internacional en ambas citas estivales que apuestan por la heterogeneidad de públicos.

Alicia Hermida y Sonsoles Benedicto: "El teatro es pura comunicación"

Gerardo Vera ha reunido en su visión de Maribel y la extraña familia un reparto de primer nivel. Para las entrañables viejecitas que discuten sobre la diferencia entre la calle Horteleza y la Calle Fuencarral el director ha optado por dos sabias de la escena. Alicia Hermida, actriz y maestra de actores desde hace décadas, y Sonsoles Benedicto forman una pareja deliciosa encima de las tablas del Infanta Isabel, ese teatro que acogió tantos estrenos de Mihura. Sobre la modernidad del autor de El caso de la mujer asesinadita y la pasión por el teatro que aún permanece en sus ojos charlamos DESDE MI BUTACA.

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Sorprende que se represente tan poco a un autor tan moderno como Mihura por absurdos condicionantes ideológicos, ¿Qué destacarían de una obra como Maribel y la extraña familia?

Alicia Hermida: Está llena de modernidad, con ese poso de teatro del absurdo que tienen algunos de los personajes. Considero que Maribel y la extraña familia es una de las mejores comedias de Miguel Mihura junto con Sublime decisión.

Sonsoles Benedicto: Sus personajes tienen mucha humanidad y son muy creíbles. Pienso que en todas las familias hay una tía mayor que vive anclada al pasado y no termina de entender un presente al que intenta adaptarse. La historia de amor y amistad es maravillosa. Además de la historia de amor de Maribel y Marcelino, tenemos a unas amigas que lo dejan todo para que a ella no le pase nada. Dudan de esta extraña familia. Ellas siempre están cerca de Maribel con una humanidad y una verdad que te atrapa. Además, la transformación de Maribel y Marcelino es algo con lo que Mihura quiso demostrar que todo lo puede el amor. Es una lección que debemos aprender de la obra.

La Tía Paula y Doña Paula son los personajes más absurdos de la comedia y creo que han trabajado su interpretación fijándose en el buen hacer de los clowns

A.H: Desde luego. Ahora bien, hay clowns y clowns. Se puede hacer con la mínima expresión. Ya lo decía Shakespeare en Hamlet cuando daba esa lección a los cómicos y les decía que no exagerasen. Los actores no debemos trabajar para conseguir la risa del público, sino para hacer bien nuestro trabajo. Hay que ser muy exigente con nuestra interpretación. No debemos forzar la risa ni, mucho menos, reírnos de nuestra propia ‘gracieta’.

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S.B: Los personajes de Mihura son muy ingenuos, pero debíamos tratarlos desde la verdad. Hablan con una naturalidad envidiable, no se dan cuenta de que lo están diciendo es absurdo. Y así todo fluye mucho mejor y la risa surge espontáneamente por su manera de ser, son muy aniñadas. No hay que subrayar nada. Es muy ionesquiano, son personajes muy disparatados, pero dentro de la humanidad y la verdad.

Toda una vida encima de las tablas, ¿Por qué el teatro es para ustedes un buen lugar para contar historias?

A.H: El teatro y el arte en general son comunicación. Hay muchas formas de trabajar. Los actores somos un poco egocéntricos, pero siento que he sido una afortunada por tener compañeros de los que aprender muchas cosas. He tenido la suerte de viajar mucho además. He conocido a actores rusos, cuya escuela no se basa en uno mismo, sino en todo lo que estás haciendo y para quién lo haces. En los países del este valoran mucho el trabajo del otro, trabajan con mucho amor, con mucha entrega. En el Teatro de Arte de Moscú veías a 1000 niños emocionados con El pájaro azul. Tienen una cultura teatral enorme y un público realmente educado. Además, yo recuerdo que los mayores elogios que he recibido en mi vida han sido por parte de las primeras espadas de la escena rusa. Deberíamos aprender a valorarnos un poquito más.

S.B: Para mi el teatro es una necesidad de comunicación y una ilusión continua. A pesar de llevar tantos años en las tablas, conservo la pasión por mi oficio. Cuando recibo un nuevo proyecto lo hago con la ilusión del primer día.  

Fernando Guillén: "Me siento un discípulo de Miguel Ángel Solá"

Miguel Ángel Solá y Blanca Oteyza consiguieron uno de los hitos teatrales más recordados. Más de 1.000.000 de espectadores se «enamoraron» de Adán y Eva. Los derechos de su Hoy: El Diario de Adán y Eva han sido ‘pedidos’ por compañías de todo el mundo, pero nunca han tenido el visto bueno del tándem Solá- Oteyza. Solo una llamada de Fernando Guillén, del que de alguna manera Solá se sintió maestro en los tiempos en que hacían juntos Julio César, ha obrado el milagro de que podamos estar hablando ahora de una nueva producción de esta maravillosa historia de amor radiofónica.

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Una historia que sin Solá, que ha ejercido de director del montaje, no hubiese sido lo mismo: «Si la hubiésemos hecho sin él, sería como haberle usurpado algo muy suyo», comenta un visiblemente emocionado con la experiencia Fernando Guillén. Y tras unas cuantas conversaciones telefónicas, se juntaron para comer y Solá pidió un simple café, como rememora divertida Ana Milán. De alguna forma contar con Miguel Ángel Solá en la dirección es «una especie de cadena de transmisión», en palabras de un Fernando Guillén que agradece enormemente «la generosidad de un director que me ha permitido crear el personaje sin tener en cuenta su trabajo anterior como intérprete del mismo personaje».

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Y nuestra historia acaba… por el principio. A la vuelta de un viaje a París, ciudad donde parece ser que  se perdió el original de Twain, Ana le propuso a Fernando hacer la obra con dirección de Solá. Una cosa cuanto menos «mágica», teniendo en cuenta que ella no vio la obra ni había leído el libro de Mark Twain que andaba por su casa desde siempre. Solo un comentario de su hermana le vino a la cabeza: «Es la obra más bonito que he visto en mi vida». Y a partir de ahí se comenzó a fraguar este proyecto. Solá, todo un veterano de la escena, se presentó el primer día de ensayos diciéndoles que no se preocupasen por memorizar el texto: «Solá sabía que es un texto que se entiende desde la emoción y desde el corazón», recuerda la actriz de Cámera caféEl director se propuso un objetivo: Conseguir que Fernando estuviese aún mejor que el propio Solá. El que escribe estas palabras salió realmente impactado por este texto en el Reina Victoria. Siento que de alguna forma fue uno de los motores que me impulsaron a esta pasión teatral que cultivo DESDE MI BUTACA. Y mañana en el Casyc de Santander descubriremos si esta vez  surge la magia de nuevo con esta entrañable historia de amor en las ondas. Una apuesta del equipo de Palco Tres por traer espectáculos de primer nivel a la capital cántabra también en la época estival con el ya tradicional ciclo Talía, por el que pasarán nombres propios de la escena como los de Carmen Ruiz, Ara Malikian, Antonio Molero y Aurora Sánchez entre otros. Una apuesta que DESDE MI BUTACA solo podemos aplaudir. Arriba el telón.

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En este circo está permitido soñar

20 de julio de 1984. Asier lee El correo de Bilbao: «Cuidado con tu capacidad para la fantasía y la ensoñación». Y el sábado en el Price lo volvió a hacer. Nos volvió a deleitar con una noche de ensueño en la que el niño lobo volvió a aullar a la luz de la luna, esa que ya no brilla igual desde que su madre no está. El que sí estuvo fue su padre: «Aita, los curas no me entienden» le dijo tras un inolvidable momento musical y un cálido abrazo. No entendían a esta niño raro que cantaba a sus amigos invisibles noche tras noche. Bilbao, sus orígenes, el viejo cabaré, el primer amor, sus orígenes más presentes que nunca…

«¿Dónde está Alaska?, Quiero montarme una fiesta con ella?» Y se encendieron las luces del escenario y a escasos metros de nuestra privilegiada ubicación-prácticamente metidos en el escenario- apareció Alaska desde el escritorio de Asier, en el que «sus ojos maquillados ven más lejos», para cantar las primeras notas de ¿Por qué a mí me cuesta tanto? Sobre el escenario e incluso sobre el piano derrocharon una complicidad innegable, regalándonos uno de los momentos más inolvidables de la noche.

Y cuando pensábamos que ya no se podía superar tras temas como Puro teatro o Tú te me dejas querer, con la que puso a bailar a todo el público del Price, Asier volvió a sorprender. Con la voz en off de Ramón Langa conocimos a la estrella del rock suicida que siempre ha llevado dentro. Y a ritmo de Pleased to meet you puso a bailar a todo el Price, incluida una embarazadísima Penélope Cruz y una visiblemente recuperada Pilar Bardem.

Javier Bardem y Asier Etxeandia, juntos sobre el escenario… Sí, eso también lo vimos en el Price. El mejor actor del mundo se subió al escenario para marcarse una coreo con Hugo Silva y Chevi Muraday. Y, también nos sorprendió tocando los bongos. Son esos momentos que solo consiguen los GRANDES y Asier sin duda lo ha demostrado durante toda su carrera con esa naturalidad que le llevó a pedir un pañuelo en mitad de la actuación para «limpiarse los mocos».

Una noche en que todos sus «amigos invisibles» nos confesamos devotos de muchas cosas. Devotos de la imaginación, devotos del rock and roll, devotos del ARTE. En definitiva, devotos del actor, del cantante, del INTÉRPRETE.

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Maribel o ensayo sobre la bondad humana

Anoche se estrenó en el Infanta Beatriz con decorados de Burmann y el ambiente escénico cuidado con exquisito gusto, «Maribel y la extraña familia», de Miguel Mihura. El público interrumpió con sus risas y aplausos el curso de la representación.

Corría el año 1959 cuando se estrenó la comedia por excelencia de Mihura. 54 años después y en esta ocasión en el Infanta Isabel, el teatro en el que más comedias estrenó el autor, la reacción del público fue idéntica que aquella noche del 29 de septiembre de 1959 en la que estuvo presente como espectadora Alicia Hermida, una de las actrices de la nueva puesta en escena. Demasiados años después de la última puesta en escena profesional de esta comedia- la versión musical de Ángel Fernández Montesinos fue la última vez si no recuerdo mal que se puso en escena- ha llegado a Madrid con el objetivo claro de sorprender a las nuevas generaciones. Y es que, aunque a los más veteranos les parezca que siempre se está representando a Mihura, mucha gente joven- entre la que me incluyo- nunca habíamos visto una puesta en escena profesional de este autor.

¿Se puede actualizar un Mihura o está tan apegado al ADN español que es imposible «peinar» el texto? Opto y creo que Gerardo Vera, artífice del proyecto, también se decidió por la segunda opción. Se ha tildado demasiado por cierta parte del artisteo patrio de «rancio» el teatro de Mihura, craso error sin ninguna duda.

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La tía Paula vive encerrada en su piso de la calle Hortaleza desde hace cincuenta años, alquila visitas a 50 pesetas para sentirse un poquito menos sola. Se ha quedado anclada en el pasado, pero ella quiera ser una mujer moderna y escucha a Katia Morlands y su Loca por el hot, tema que es introducido en la puesta en escena por uno de los números musicales que incluye la puesta en escena de Vera. Ha sido su hermana, Doña Matilde, la que le ha comprado el disco en la Calle Fuencarral, nada menos. Y de repente, surge el absurdo. Y la tía Paula y Doña Matilde se convierten en una especie de trasuntos de Vladimir y Estragón en una conversación cotidiana en la que discuten la diferencia entre la Calle Hortaleza y Fuencarral. Desde el momento en que entra en escena Alicia Hermida se lleva al público de calle. Para ella fueron los primeros aplausos y risas de la noche en ese bailecito que se marca a ritmo de Loca por el hot. Su Tía Paula es entrañable, divertida y, sobre todo, dotada de una naturalidad superlativa. La clave de los grandes trabajos interpretativos está en saber «decir» el texto sin remarcar, en este caso, el absurdo cómico de lo que se está diciendo en escena. Y la acompaña otra sabia de la escena, Sonsoles Benedicto, que por supuesto dota a su Doña Matilde de una frescura y naturalidad de la que solo son capaces aquellas actrices de raza, curtidas en las tablas de decenas de teatros de toda España. Son representantes de una generación de «cómicos» de los que cada vez nos quedan menos representantes. Y de la cotidianidad surge la risa y, de qué forma. Y la intriga, que tanto gustaba a Mihura, se introduce con un simple apunte: «¿Sabrá nadar?» se pregunta Doña Paula. Y entonces entra en escena Marcelino, un chico apocado y enamorado locamente de Maribel, una chica «de alterne» cuyo origen, estoy seguro, conoce perfectamente. Mihura que, dentro de ese caparazón de hombre huraño que se había formado, era un romántico empedernido. Maribel se ve abrumada por esa locura. No entra en sus cabales que alguien pueda enamorarse tan locamente de ella. No cree en ella misma, pero Mihura demuestra que el cambio es posible. Y entonces, se monta su propia película, su propia historia vital a contar a la Tía Paula y Doña Matilde. Ella era costurera, ¿Por qué no? Y sus amigas, todas muy muy formales y muy modernas… El autor dotó a las tres chicas de alterne de una ternura entrañable. Y entre ellas destaco el trabajo de Chiqui Fernández, una superdotada para la comedia, cuya carrera televisiva he seguido con fervor desde los tiempos de Un Paso Adelante. Y como en el 59 el público aplaudió en reiteradas ocasiones, una de las más sonadas fue la ovación que recibió Hermida con su «Cótel Manhattan».  Y no, no voy a dejar de hablar de los dos protagonistas. Para ellos son las últimas palabras de esta crítica. Markos Marín y Lucía Quintana nos van preparando a lo largo de la función para su duelo interpretativo final. En los últimos minutos, vemos la verdad que se esconde en estos dos actores de sobrado talento. Y entonces surge la emoción en su interpretación y quedamos prendados de su Marcelino y Maribel, tan reales que nos llegan a emocionar con sendos monólogos.

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Mihura, divertido. Mihura, ácido. Mihura, intrigante. Mihura, absurdo. Y, sobre todo, Mihura, bondadoso. Nunca se puso por encima de sus personajes, los miró de igual a igual y creyó en el ser humano y en su bondad, ¿Acaso pueden haber dos personajes más buenos e inocentes que esas deliciosas señoras asentadas en la Calle Hortaleza? Espero sinceramente que se pueda ver otro título de Mihura pronto en la cartelera madrileña y no tanto vodevil «casposo» y, esos sí que tienen caspa de verdad y huelen a naftalina. Apostemos un poco más «comercialmente» por nuestros autores. Quiero ver Mihuras, Jardieles, pero también obras de Juan Carlos Rubio, Paco Bezerra, Alfredo Sanzol, Miguel del Arco y, ¿Por qué no?, de jóvenes talentos como Daniel de Vicente.

Entrevista a Lucía Quintana: "El escenario es el mejor lugar para reflexionar en comunidad"

La hija del director de la compañía mira como descargan los camiones con la escenografía en un nuevo bolo. Al día siguiente, se levanta el telón y entre cajas nace en ella el veneno del teatro. Varias décadas después, esa niña que durmió en los camerinos de muchos teatros de provincias, se ha convertido en una de las actrices más activas de la escena. Sus trabajos con Alfredo Sanzol la pusieron en el punto de mira de crítica y público. Tras pasar por la experimental El café en La Abadía, se enfrenta ahora al personaje más reconocible de la escritura dramática de Miguel Mihura. Esta Maribel y la extraña familia se podrá ver desde hoy mismo en el Teatro Infanta Isabel, un teatro en el que el propio autor de Tres sombreros de copa estrenó algunos de sus mayores éxitos.

Todo un clásico de Mihura y después de muchos años sin ninguna puesta en escena profesional de Maribel y la extraña familia

Tengo emoción por ser parte de este acontecimiento. Es un regalo maravilloso que me ha hecho Gerardo, es una comedia redonda. Si se hace en el teatro aficionado es por tener unos personajes muy golosos, todos son muy buenos. Creo que es uno de los mejores personajes del teatro español. Hemos querido contar muy bien la historia. El humor de Mihura es muy característico, original, único, ha cogido una hondura tal que llegamos a decir “Esto parece una situación de Miguel Mihura”. Es una responsabilidad enfrentarse a este autor, él nunca se pone por encima de sus personajes, los mira de igual a igual con una ternura maravillosa dentro de su acidez característica.

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Vienes de hacer la experimental El café en La Abadía, ¿Ha sido un gran contraste verdad?

El café era un escupitajo al espectador. Los actores tenemos que ser todoterrenos, el texto era más un pretexto, era más una búsqueda de dirección para intentar contar una historia y provocar una reacción en el espectador. Tiene que haber de todo. A muchos les interesó, pero generó también muchos odios. Espero que con Maribel se llegue a mucho más público. En el teatro “convencional” no se suelen expresar los odios, pero en otro tipo de propuestas parece que sí. Una señora que vino a ver El café quería llamar a la policía argumentando que era intolerable en La Abadía un montaje así. Son dos maneras diferentes de contar historias…

¿Es el verano una época propicia para un gran estreno teatral como Maribel y la extraña familia?

No creo que la gente esté para muchos viajes. También me asusté cuando pensaron en el verano, viene mucha gente a Madrid. Es bueno que Madrid no cierre sus teatros en Madrid. De todas formas, es una comedia muy “fresca”, conecta muy bien con esta época.

Mihura era el rey de la «sonrisa inteligente». Resulta importante no forzar la risa para que el mecanismo de sus comedias funcione a la perfección…

Gerardo ha buscado la verdad de la historia. Hay momentos muy extremos que requieren trabajar de una forma que no suene forzado. Hay mucha evolución en los personajes. No se puede ir a hacer el chiste fácil, tiene que surgir de la vivencia, de lo que se está viendo en escena. La espontaneidad es muy importante en este trabajo, perdería la chispa si se subrayase el humor de la obra.

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Este proyecto es el pistoletazo de salida a una nueva productora, Grey Garden, ¿Sientes que de alguna forma se ha creado una sinergia especial en la compañía al ser parte de algo nuevo?

Gerardo Vera ha sido el capitán ideal de este barco. En los ensayos ha transmitido un entusiasmo muy apegado a la gestación de este nuevo proyecto. Había trabajado con algunos actores y eso hizo que el trabajo fluyese de una forma muy especial. En efecto, hemos sido como una gran familia teatral. Es importante que una empresa teatral comercial apueste por un proyecto así. Es bueno que esté Gerardo detrás. Tenemos un equipo que ha trabajado en los mejores teatros, está dando calidad a la propuesta. Lo comercial no tiene que ser necesariamente malo. Apostamos por un teatro popular de calidad. Si a la gente le das calidad, le encanta. Si no cuidas a los guionistas y a los actores y no cuidas la factura, la gente exige menos. La exigencia tiene que partir de los propios artistas. Si apostamos por la calidad, el público lo demandará en el futuro calidad. 

Y en esa compañía de cómicos se esconden dos veteranas de la escena como Alicia Hermida y Sonsoles Benedicto, ¿Cómo es compartir escenas con ellas?

Son dos ejemplos de humildad, de sencillez. Nunca notas ni un ápice de superioridad. El otro día cuando pasamos el final, me emocionó mucho la mirada de Alicia y lo hizo con la mayor naturalidad. En El Rey Lear con Alfredo Alcón me pasó lo mismo. Estos actores “están” contigo en el escenario. Anteponen todo para ser parte activa de la función.

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Otro nombre imprescindible en tu trayectoria es Alfredo Sanzol…

Es un gran espectador de teatro. Le gusta mucho el trabajo con los actores. Él dice que uno de los mayores espectáculos del mundo es ver a un actor sobre el escenario. Tiene un compromiso muy fuerte con sus historias. Es un autor que, como Mihura, tiene un humor muy característico y nunca se pone por encima de sus personajes. Le da mucho valor y originalidad a su trabajo y eso hace que sea tan especial ser parte de sus espectáculos. 

Eres una actriz eminentemente teatral y eso se nota en trabajos como El Café o los montajes de Sanzol, ¿Por qué el teatro es un buen lugar para ti para contar historias?

He crecido en un teatro. Mi padre es Juan Antonio Quintana, actor y director, y mi madre era la escenógrafa de la compañía. He dormido en camerinos y he visto cómo cargaban los camiones a las cinco de la mañana. Para mi el escenario es el mejor lugar para reflexionar en comunidad e inventarnos entre todos un mundo mejor. Se pueden descubrir cosas y responder a preguntas que todos nos hacemos. Cada función en el teatro es diferente. Conseguir que el público salga diferente después de la representación es lo mejor que le puede ocurrir a un actor.

En mitad de toda esta desazón en el mundo de las artes escénicas, ¿Has pensado en tirar la toalla?

En absoluto. Se están poniendo muchas trabas con el iva y las licencias que han cerrado salas como Garaje Lumiére y casi lo consiguen también con la Kubick. Puso un amigo en el Facebook que si se pensaban que nos iban a callar, iban listos. Si hace falta nos subiremos a los carromatos. La gente va a querer seguir escuchándonos. Nosotros podemos hacer teatro en cualquier sitio, pero un país como éste debe valorar más su cultura. Parece que esto no lo quieren tolerar. Espero que encontremos la forma de cambiar las cosas como hace Maribel en la obra.

El gran problema del teatro es que no existe una afición de la gente joven por el teatro…

Es un problema educativo, no se ha fomentado la afición por el teatro general. No hay solo teatro clásico, es algo mucho más amplio. Hay que hacer hincapié desde pequeños en la importancia del teatro. El boca a boca es lo que nos queda. Espero que las señoras mayores que vengan a vernos animen a sus nietos a venir a verla. Va a ser esencial también la labor que hacéis blogs como DESDE MI BUTACA para comunicar nuestro trabajo. Y, por supuesto, las redes sociales, que en teoría facilitan mucho las cosas. Es importante que se conozco la profesión de actor, que está demasiado despreciada en España. Debemos partir de una cultura de base.

Un Madrid sin teatros, Un Madrid sin alma (II)

«Para que luego digan que la gente no va al teatro por no haber variedad en las programaciones». Con el grito de guerra que lanzó antes de una representación uno de los empleados del Teatro del Arte, comenzamos esta segunda entrega- gracias por la repercusión que tuvo la primera- de «Un Madrid sin teatros, Un Madrid sin alma». Hasta en verano, Madrid se reinventa para ofrecer una gran variedad de títulos que encuentran en las salas del circuito off un epicentro importante.

La primera parada de este recorrido teatral ‘veraniego’ por Madrid la hacemos en el Teatro del Arte, un espacio escénico de reciente creación que ya había visitado para ver Oddi. En esta ocasión, me acerqué para ver un musical español, sí, existen muestras de teatro musical autóctono. El sueño de una orquesta de verano cuenta la peripecia de una orquesta de esas que, crisis mediante, cada vez son menos habituales en las fiestas patronales, ¿Puede haber algo más nuestro que una orquesta de esas que cantan pasodobles y Camela? Desde luego que no. La orquesta de Juan Gallo prepara su gran noche en la infausta localidad de Ortigosa en la ‘mágica’ Noche de San Juan. Juan es un portento en el arte de la seducción, va directo a matar, un macho ibérico. Se las lleva de calle.  Su tímido compañero, Sebas, no pasa de ser el paño de lágrimas para las chicas. Roberto Saiz, un actor al que sigo desde hace una década, nos regala un puñado de buenos momentos, en  los que su comicidad y complicidad con el público son innegables.  Lo mismo canta con sumo gusto que recita al autor bardo con sumo acierto. La suya es una carrera de fondo, forjada Vanesa-Vanity la va a quitar Sueño contigo, es ella ahora la que hará babear a viejos y borrachos. Ellas protagonizan el gran dúo de este musical. «Espejito, dime que esa no soy yo» canta amargamente y con emoción una Lola luminosa en manos de una actriz como Laura González. Muy diferentes son las ambiciones de Vanity, ella ensaya ya en su ensoñación musical su discurso de agradecimiento para hipotéticos premios. Y en mitad del fulgor de la noche más corta del año, surge el hechizo… a ritmo de Sarandonga. Si metemos en la coctelera a Manolo Escobar y Shakespeare saldría El sueño de una orquesta de verano,este divertidísimo musical autóctono de Rafael Boeta y Gonzalo G. Baz.  Se están forjando los mimbres para hablar de un musical español. El primer paso, unos actores integrales capaces de darlo todo sobre el escenario, ya lo superamos hace tiempo. Ahora solo queda encontrar y que se apoyen proyectos tan ingeniosos como este, nos encantaría verlo haciendo temporada después del verano.

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La segunda parada la hacemos en en buque insignia de la escena off madrileña. Fue una de las primeras salas en apostar por los espectáculos con posibilidad de consumición. Se hace raro no tomarse algo ‘fresquito’ en el Alfil. Digamos que el ambiente desenfadado te invita a ello. Dos actores conocidos principalmente por sus trabajos en musicales, Pablo Puyol y David Ordinas, presentan los jueves de julio Venidos a menos. Un show desenfadado, divertido y lleno de testosterona. Sobre las tablas del escenario de la Calle Pez, intentan sobrevivir del arte en esta biografía musical irreverentemente ficcionada que te hará pasar un rato de risas aseguradas con estos dos fantásticos actores. Con el «sobradito» en el arte de la seducción Pablo Puyol y el «meloso» David Ordinas, en el que descubrimos a un actor con grandes dotes para la comedia. Más que venidos a menos, están venidos a más, su ARTE es algo innegable en este espectáculo en el que se encuentran tan cercanos al público.

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El sábado nos acercamos a la ‘castiza’ Plaza del 2 de mayo. Y de repente, al entrar en la Sala Tú viajamos en el tiempo y nos trasladamos a una ‘setentera’ saña de fiestas. Se apagan las luces y suena la sintonía del 1, 2, 3. En escena Emilio Gavira, José Luis Sáiz y Ángel Burgos con Vulvas al vapor, un show de cabaret político que pretende recuperar la esencia de los espectáculos de travestismo de los 70.  Acudí atraído por la presencia de Emilio Gavira, uno de los actores españoles que más admiro. Él se marca un par de números en directo realmente deliciosos, a capela, sin acompañamiento alguno. Y es que en este espectáculo entran todos los géneros: Circo a ritmo del grupo La Fiesta, lírica, teatro clásico, desfiles de modelos ‘joseluismorenescos» y hasta una cutre rifa… Si quieren disfrutar de un espectáculo lleno de naftalina, nostalgia, mucha guasa y un pellizquito de crítica político-social este es su espectáculo- esos maravillosos cutre playbacks son desternillantes- . Un apunte más: «Quiero montarme en tu velero, ponerte yo el sombrero…» Sí, todo tipo de música entra en este espectáculo, pero los prejuicios se van fuera nada más empezar el show, la risa… que lo puede todo.

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El domingo fui por tercera vez al Price, uno de los espacios escénicos más ‘mágicos’ de Madrid. Su estructura circular le permite acoger espectáculos de todas las disciplinas artísticas, con predominio en la programación de números circenses y conciertos. Mi primera visita fue para ver al clown David Larrible, una cita en la que recordar al niño interior del que, espero, nunca despegarme. La segunda fue para ver el concierto gospel de los maravillosos Living Water. Y anoche volví para ver a la nueva reina del jazz, Esperanza Spalding. Con 3/4 del aforo vendido, el concierto empezó con cierto retraso, unos 20 minutos, lo que causó los pitidos del público. «Buenas noches, you are beutiful» fueran las primeras palabras de esta intérprete de agudos imposibles. Y a partir de ahí surgió la magia. Hora y media de buena música. Con momentos imborrables como los que protagonizó uno de sus coristas, ¿Se puede considerar simple ‘corista’ a alguien con tanto talento? Me refiero a Chris Turner, un artista magnético que se llevó una de las grandes ovaciones, «We heard you, Chris» como le decía la Spalding. De repente, me fijo en una estampa curiosa. Se llena el patio de butacas- o sillas, para ser más correctos- de móviles grabando y haciendo fotos. Sí, hay gente que prefería verlo por la «pantallita», estampa cuanto menos siniestra. El directo hay que vivirlo con intensidad, la grabación no será lo mismo, ¿Cómo valorar el talento de la Spalding por un video del Youtube? Tras hora y media de complicidad absoluta con su público y con su talentosa banda, la Spalding volvió al escenario con I Know You Know. Se cerraba así una noche de buena música en la que descubrir que el reciente Grammy recibido por esta diosa afro, guitarra eléctrica o contrabajo en mano, es algo más que merecido. Los Veranos de la Villa llenan, una vez más, de buena música el caluroso verano de Madrid con esta artista que presentó su exitoso LP Radio music society.

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Y luego habrá que escuchar que la bajada de espectadores se debe a un considerable descenso de la oferta cultural, sí, seguro. Está claro que algunos políticos no han pisado un teatro en mucho tiempo. Como muestra de esa variedad, este mismo post que demuestra que incluso en estos tiempos los creadores siguen apostando por ‘celebrar’ su arte. La bajada del IVA debería ser inmediata, pero los senadores del grupo gobernante han dicho NO a la propuesta. Mal andamos si siguen cerrando cines y teatros, entonces Madrid sí será una ciudad sin alma. Mientras tanto DESDE MI BUTACA seguiremos apoyando con pasión y entrega a los otrora cómicos de la legua que, crisis mediante, parecen recuperar tal condición en pleno 2013.

Una temporada DESDE MI BUTACA en 20 flashes: Revisando a Shakespeare y Chéjov.

En las próximas semanas, nos detendremos en repasar los 20 acontecimientos teatrales de esta temporada 2012-2013. En esta primera entrega, fijaremos nuestra mirada en las versiones más interesantes de Shakespeare y Chéjov. Los hijos se han dormido, Las tres hermanas, Enrique VIII, Ivan- Off  y Tempestad son los montajes que destacamos DESDE MI BUTACA.

enriqueviii-aficheÉrase una vez una compañía española que triunfó en el Globe, el templo escénico londinense que conoció las glorias y fracasos de William Shakespeare. Rakatá ha conseguido un espectáculo redondo que se pudo ver en los Teatros del Canal.  No es Enrique VIII el título más significativo de la carrera del dramaturgo inglés. Entre su dilatada  colección de relatos en los que la ambición, las intrigas y el amor hacen su particular Juego de tronos, este texto no ha sido precisamente el más representado. Rakatá se enfrenta al autor de Romeo y Julieta con el texto más spanish por la presencia de Catalina de Aragón. En este texto hay intrigas palaciegas,  amor, ambición… Todo ello con un rey ‘manipulado’ por la iglesia. “Su temible majestad” cae en las  manos (y el talento) de Fernando Gil. Le da la réplica una Catalina de Aragón en la voz y en la carne de  Elena González, una actriz que brilla con esta reina desterrada y descarnada por el dolor. Para ella fue una de las grandes ovaciones la noche del 23 de septiembre, cuando el espectáculo cerró etapa en los Teatros del Canal con llenazo. Citemos más nombres del reparto: Jesús Fuente, Alejandro Saá, Daniel  Moreno… Del primero al último, magníficos. Cierto es que el texto adaptado por José Padilla aún podría ser más redondo con un nuevo ‘tijeretazo’ para concentrar aún más la intensidad del montaje, pero es una percepción totalmente personal. Con dirección, acertadísima, de Ernesto Arias, Enrique VIII da un pistoletazo de salida de lujo a la intensa temporada teatral madrileña.

los_hijos_se_han_dormido_cartel_ptc_teatro“Ese actor está un poco exagerado”, dice uno de los asistentes a la representación. Parece ser que la visceralidad imperante en los montajes de Veronese no convence a los públicos más tradicionales.  Daniel Veronese ha dado vida a los personajes de La gaviota convirtiéndolos en personas de carne  y hueso, ha conseguido que el hierático Chéjov nos parezca un autor del siglo XXI. Ha tocado parte de la letra del autor de Las tres hermanas, pero no es una adaptación libre de esas que sitúan a El  Rey Lear en Marte. Simplemente, ha eliminado parte de las palabras que ha transformado precisamente en acciones, lo que confiere al montaje un dinamismo que se agradece. No vemos el teatro instalado en los jardines de la casa ni la representación que allí se produce, pero gracias a la magia del teatro lo ‘vemos’. Hablemos de los actores por orden de aparición- tal cual aparecen en el  programa del Español. Imponente Malena Alterio como Masha, un juguete roto por un amor no  correspondido al que sustituye por un casamiento que no la convence con el maestro. Él es Diego Martín, que imprime en uno de los escasos silencios que tiene la función todo su valor interpretativo.Vemos a este pobre hombre hundido, ninguneado por todos, incluida su propia mujer. Miguel Rellán es el ‘soñador’ Sorin. ¿Qué decir del reciente Premio Ceres? Sobran las palabras, hasta dormido- ojo a una escena en la que habla en sueños, simplemente genial- demuestra su dominio escénico. Pablo Rivero es el infeliz Tréplev, acechado por su propio fracaso como escritor que cuando torna en éxito se convierte en anhelo amoroso. Sufriente y al borde del abismo, Rivero firma un trabajo espléndido, el más ‘visceral’ de la función. Su amor no correspondido es la revelación de  la función: Marina Salas, maravillosa en su Nina. Malena Gutiérrez y Alfonso Lara son un infeliz matrimonio marcado por el amor de ella por  el médico. Aníbal Soto tendrá la difícil tarea de mensajero de malas noticias en la dolorosa escena final. Susi Sánchez brilla en la piel de Arkadina, ese personaje egocéntrico hasta la médula, que no sabe ver más que sus glorias sobre el escenario y que no ha sabido curar a su débil vástago. Maravillosa. Ginés García Millán como Trigorin, simplemente de reclinatorio. Todos los personajes viven en el abismo. Este remolino escénico en que la fama y los amores anhelados se tragan a estos sufrientes personajes convence al que aquí escribe y mucho. Lo del señor de antes, da lo mismo, para gustos se hicieron los… teatros.

imagesEntramos en el salón de la casa de Iván, ese personaje atormentado por su propia existencia, muy de Chéjov. Le da la réplica el íntegro médico que no hace más que repetir que su honradez es su gran cualidad. Y en el medio, una mujer enferma, Ana, que agoniza quizá debido a la mala vida que le ha dado su pareja. Todo lo que toca Iván termina desmoronándose en una espiral sin retorno. Para dar vida, alma y carne a este personaje José Martret contó con Raúl Tejón, un actor que va ganando a medida que la intensidad de su personaje llega a grados insospechados. Cuando se queda solo ante el público, su desgarro emocional se siente, sentimos su respiración agitada. El médico que le hace sombra está interpretado por  Roberto Correcher, un actor muy conocido por sus trabajos televisivos, pero que siempre he tenido la intuición de que detrás de esa máscara con personajes como el de Yo soy Bea se escondía un actor con poso, con presencia, ¿Qué mejor reto que trabajar en un espacio escénico así? No es que apruebe con nota, sino que tiene una presencia escénica tal que nos resulta delicioso verle sobre las tablas. Otra delicia son ese trío de ases que conocemos en el cumpleaños de Sara, la otra enamorada de Iván. Nos recibe con amplia sonrisa la ‘usurera’ Silvia Leyva, con unas sandwichitos que el público degusta atónito al sentirse parte de la función. Otra clave del éxito es sentirse parte de la compañía, sin ninguna duda. Maribel Luis es una anfitriona deliciosa a la que acompaña con un sobresaliente trabajo Rocío Calvo. Y dejo para el final el arrollador trabajo de Germán Torres, un actor que consigue la complicidad del público desde que entra en escena. Tiene una arrolladora personalidad, mirada penetrantemente cálida y una contagiosa risa. La Casa de la Portera te abre la mente, ¿Quién dijo que no se podía teatro en cualquier parte? Larga vida a proyectos de esta grandeza artística.

images (1)Cuando las luces se apagan y el escenario se ilumina, el espectador espera vivir una aventura, que le cuenten una historia que le haga viajar gracias al poder de su imaginación. Muchas veces se puede llevar un chasco, pero cuando surge la magia es algo inolvidable, algo que te llega muy hondo y que solo el teatro gracias a sus recursos de arte vivo puede conseguir. Sergio Peris Mencheta se tiró a la piscina con doble tirabuzón y posibilidad infinita de estrellarse en un acercamiento a una de las obras maestras de Shakespeare, La tempestad. Aquí torna en una Tempestad muy personal y esa es la clave del éxito del espectáculo que ahora se puede ver en el Teatro Galileo hasta el 2 de junio . Tempestadse encuadra en el ensayo de una nueva producción de la obra del autor bardo. Sí, es puro teatro. Los actores paran la representación cuando ven que les han cambiado el pie o cuando están excesivos en algunos pasajes. La versión va a la esencia del texto, coge aquellos elementos y aquellas partes del texto que cree que son esenciales para contar este cuento. En realidad, todo es un juego. El teatro es un juego, donde los espectadores pagan para ser engañados en un pacto previo que haces al pasar por taquilla. Los actores juegan a ser otros y aquí todos los actores interpretan varios papeles, subrayando ante el público este hecho, y nos resulta más creíble que en otros montajes con una veintena de actores. Se crea la magia. Se acepta el pacto espectador-actor y nos creemos en mitad de la tempestad, ¡Qué belleza de imagen se ha creado para recrear tal momento inicial del montaje! Tras un montaje de mujeres, Incrementum, Peris Mencheta se enfrentó a un montaje de hombres. Sí, como en la época del autor de Hamlet, es un hombre el que toma el roll femenino. Y de nuevo, la sensación de ser parte de un maravilloso juego infantil, ¿Quién no ha soñado alguna vez con surcar el mar en un barco y vivir una y mil aventuras? Por supuesto, sin un trabajo interpretativo colosal no sería posible conseguir la magia, que el espectador entrase en este juego de convenciones teatrales. Del excelente reparto de 8 intérpretes que interpretan  la friolera de casi veinte personajes, me quedo con el  trabajo superlativo de Victor Duplá y Javier Tolosa. El esclavo deforme de Javier Tolosa, mitad fragilidad mitad irracionalidad, es una de las mejores construcciones de personaje de la función, solo hay que ver las transiciones entre este Calibán y  el ‘racional’ Alonso. Qué decir del Próspero y Antonio de Victor Duplá. Difícil adjetivar su extraordinario trabajo.

Y las luces se encienden al final del cuento, pero la sensación de haber sido parte de una experiencia tan emocionante permanecerá en el imaginario colectivo de los afortunados espectadores…

1351898922_710200_1351899373_noticia_normalCon motivo del estreno en Madrid de Tres hermanas, DESDE MI BUTACA habló con Declan Donnellan que firmó esta brillante puesta escena en el Teatro Valle Inclán con elenco ruso. Sin duda, uno de los acontecimientos teatrales de la temporada. Recuperamos sus palabras del pasado octubre: «Es una obra extraordinaria y es muy interesante que transcurra en la misma época que Bel Ami. Habla sobre el terrible problema de creer en el futuro- realmente solo podemos vivir el presente. Es un punto de vista completamente fascinante y muy humano de nuestra capacidad para engañarnos. Chéjov se las arregla para llevarnos a amar a estos personajes que son auto-destructivos, graciosos, divertidos y tristes. Vershinin, Tuzenbach y muchos otros dicen barbaridades a veces, pero es fascinante escucharles. Sin embargo, Tres Hermanas funciona como una advertencia en contra de  vivir en el futuro y creer que tenemos que proteger «cómo vamos a vivir». Con ello nos hacemos sufrir innecesariamente. El pasado y el futuro no existen: son los grandes engaños, el único tiempo que existe es el presente. Este aspecto nunca se ha hecho más evidente que en la obra de Chéjov. El único día para coger el tren a Moscú es hoy».