«Para que luego digan que la gente no va al teatro por no haber variedad en las programaciones». Con el grito de guerra que lanzó antes de una representación uno de los empleados del Teatro del Arte, comenzamos esta segunda entrega- gracias por la repercusión que tuvo la primera- de «Un Madrid sin teatros, Un Madrid sin alma». Hasta en verano, Madrid se reinventa para ofrecer una gran variedad de títulos que encuentran en las salas del circuito off un epicentro importante.
La primera parada de este recorrido teatral ‘veraniego’ por Madrid la hacemos en el Teatro del Arte, un espacio escénico de reciente creación que ya había visitado para ver Oddi. En esta ocasión, me acerqué para ver un musical español, sí, existen muestras de teatro musical autóctono. El sueño de una orquesta de verano cuenta la peripecia de una orquesta de esas que, crisis mediante, cada vez son menos habituales en las fiestas patronales, ¿Puede haber algo más nuestro que una orquesta de esas que cantan pasodobles y Camela? Desde luego que no. La orquesta de Juan Gallo prepara su gran noche en la infausta localidad de Ortigosa en la ‘mágica’ Noche de San Juan. Juan es un portento en el arte de la seducción, va directo a matar, un macho ibérico. Se las lleva de calle. Su tímido compañero, Sebas, no pasa de ser el paño de lágrimas para las chicas. Roberto Saiz, un actor al que sigo desde hace una década, nos regala un puñado de buenos momentos, en los que su comicidad y complicidad con el público son innegables. Lo mismo canta con sumo gusto que recita al autor bardo con sumo acierto. La suya es una carrera de fondo, forjada Vanesa-Vanity la va a quitar Sueño contigo, es ella ahora la que hará babear a viejos y borrachos. Ellas protagonizan el gran dúo de este musical. «Espejito, dime que esa no soy yo» canta amargamente y con emoción una Lola luminosa en manos de una actriz como Laura González. Muy diferentes son las ambiciones de Vanity, ella ensaya ya en su ensoñación musical su discurso de agradecimiento para hipotéticos premios. Y en mitad del fulgor de la noche más corta del año, surge el hechizo… a ritmo de Sarandonga. Si metemos en la coctelera a Manolo Escobar y Shakespeare saldría El sueño de una orquesta de verano,este divertidísimo musical autóctono de Rafael Boeta y Gonzalo G. Baz. Se están forjando los mimbres para hablar de un musical español. El primer paso, unos actores integrales capaces de darlo todo sobre el escenario, ya lo superamos hace tiempo. Ahora solo queda encontrar y que se apoyen proyectos tan ingeniosos como este, nos encantaría verlo haciendo temporada después del verano.
La segunda parada la hacemos en en buque insignia de la escena off madrileña. Fue una de las primeras salas en apostar por los espectáculos con posibilidad de consumición. Se hace raro no tomarse algo ‘fresquito’ en el Alfil. Digamos que el ambiente desenfadado te invita a ello. Dos actores conocidos principalmente por sus trabajos en musicales, Pablo Puyol y David Ordinas, presentan los jueves de julio Venidos a menos. Un show desenfadado, divertido y lleno de testosterona. Sobre las tablas del escenario de la Calle Pez, intentan sobrevivir del arte en esta biografía musical irreverentemente ficcionada que te hará pasar un rato de risas aseguradas con estos dos fantásticos actores. Con el «sobradito» en el arte de la seducción Pablo Puyol y el «meloso» David Ordinas, en el que descubrimos a un actor con grandes dotes para la comedia. Más que venidos a menos, están venidos a más, su ARTE es algo innegable en este espectáculo en el que se encuentran tan cercanos al público.
El sábado nos acercamos a la ‘castiza’ Plaza del 2 de mayo. Y de repente, al entrar en la Sala Tú viajamos en el tiempo y nos trasladamos a una ‘setentera’ saña de fiestas. Se apagan las luces y suena la sintonía del 1, 2, 3. En escena Emilio Gavira, José Luis Sáiz y Ángel Burgos con Vulvas al vapor, un show de cabaret político que pretende recuperar la esencia de los espectáculos de travestismo de los 70. Acudí atraído por la presencia de Emilio Gavira, uno de los actores españoles que más admiro. Él se marca un par de números en directo realmente deliciosos, a capela, sin acompañamiento alguno. Y es que en este espectáculo entran todos los géneros: Circo a ritmo del grupo La Fiesta, lírica, teatro clásico, desfiles de modelos ‘joseluismorenescos» y hasta una cutre rifa… Si quieren disfrutar de un espectáculo lleno de naftalina, nostalgia, mucha guasa y un pellizquito de crítica político-social este es su espectáculo- esos maravillosos cutre playbacks son desternillantes- . Un apunte más: «Quiero montarme en tu velero, ponerte yo el sombrero…» Sí, todo tipo de música entra en este espectáculo, pero los prejuicios se van fuera nada más empezar el show, la risa… que lo puede todo.
El domingo fui por tercera vez al Price, uno de los espacios escénicos más ‘mágicos’ de Madrid. Su estructura circular le permite acoger espectáculos de todas las disciplinas artísticas, con predominio en la programación de números circenses y conciertos. Mi primera visita fue para ver al clown David Larrible, una cita en la que recordar al niño interior del que, espero, nunca despegarme. La segunda fue para ver el concierto gospel de los maravillosos Living Water. Y anoche volví para ver a la nueva reina del jazz, Esperanza Spalding. Con 3/4 del aforo vendido, el concierto empezó con cierto retraso, unos 20 minutos, lo que causó los pitidos del público. «Buenas noches, you are beutiful» fueran las primeras palabras de esta intérprete de agudos imposibles. Y a partir de ahí surgió la magia. Hora y media de buena música. Con momentos imborrables como los que protagonizó uno de sus coristas, ¿Se puede considerar simple ‘corista’ a alguien con tanto talento? Me refiero a Chris Turner, un artista magnético que se llevó una de las grandes ovaciones, «We heard you, Chris» como le decía la Spalding. De repente, me fijo en una estampa curiosa. Se llena el patio de butacas- o sillas, para ser más correctos- de móviles grabando y haciendo fotos. Sí, hay gente que prefería verlo por la «pantallita», estampa cuanto menos siniestra. El directo hay que vivirlo con intensidad, la grabación no será lo mismo, ¿Cómo valorar el talento de la Spalding por un video del Youtube? Tras hora y media de complicidad absoluta con su público y con su talentosa banda, la Spalding volvió al escenario con I Know You Know. Se cerraba así una noche de buena música en la que descubrir que el reciente Grammy recibido por esta diosa afro, guitarra eléctrica o contrabajo en mano, es algo más que merecido. Los Veranos de la Villa llenan, una vez más, de buena música el caluroso verano de Madrid con esta artista que presentó su exitoso LP Radio music society.
Y luego habrá que escuchar que la bajada de espectadores se debe a un considerable descenso de la oferta cultural, sí, seguro. Está claro que algunos políticos no han pisado un teatro en mucho tiempo. Como muestra de esa variedad, este mismo post que demuestra que incluso en estos tiempos los creadores siguen apostando por ‘celebrar’ su arte. La bajada del IVA debería ser inmediata, pero los senadores del grupo gobernante han dicho NO a la propuesta. Mal andamos si siguen cerrando cines y teatros, entonces Madrid sí será una ciudad sin alma. Mientras tanto DESDE MI BUTACA seguiremos apoyando con pasión y entrega a los otrora cómicos de la legua que, crisis mediante, parecen recuperar tal condición en pleno 2013.