Alfred llama a su esposa y ayudante. Rápidamente, ella coge el teléfono confundiéndole con otro. El genio se desmorona en pleno rodaje de Psicosis, su más difícil y brillante trabajo. El maestro del suspense muestra en esta suerte de biopic ejemplar, en el mejor sentido de la palabra, todas sus aristas, las inseguridades de uno de los mejores directores del mundo. No ganó ningún Oscar, pero eso no fue óbice para que entrase por la puerta grande en la historia del cine. La película que llega estos días a las salas se centra en su obsesión, que casi le llevó a la ruina, de poner en marcha Psicosis, una película con la que el director de Vértigo decidió ‘sacar los pies del tiesto’. Con guiños constantes a sus trabajos, desde la mítica serie televisiva a Los Pájaros, Hitchcock está a la altura del mito. Con ese humor tan peculiar del protagonista pasamos un rato realmente agradable. El hombre cuya sombra lo observaba todo se rebela aquí como un hombre altivo e inseguro a la vez.
Descubrimos que cuando corría tras las faldas de la rubia de turno se olvidaba que tenía el mayor tesoro en casa: su mujer. Sí, esta película descubre a la mujer que se escondía detrás de ese gran hombre, al que escribía buena parte de los guiones y del que era su mejor compañera y consejera. Para esa pareja protagonista no se podía haber elegido un tándem de actores más acorde a la grandeza del mito: Anthony Hopkins y Helen Mirren. Más allá de las toneladas de maquillaje que han endosado al protagonista, Hopkins hace un trabajo realmente espectacular, consigue emocionar y divertirnos sin importar ese maquillaje que da una sensación tan aparentemente inexpresiva en un principio. Mirren es una compañera de viaje maravillosa. Incluso en productos de ínfima calidad consigue estar a la altura, ¿no es eso ser una GRANDE? Scarlett Johansson está «correcta», no es el papel de su vida desde luego. Todo un descubrimiento ha sido James D’Arcy. Él y Anthony Perkins son como dos gotas de agua y sin necesidad de mucho retoque. En definitiva, una delicia cinematográfica dirigida con acierto por un desconocido Sacha Gervasi, especialmente apta para fans del universo Hitchcock.