Estos días se puede SOÑAR en Madrid con dos espectáculos que entran por derecho propio entre lo mejor de la presente temporada que estamos a punto de despedir. Hace poco más de una semana me acerqué al Teatro de la Zarzuela a disfrutar del sueño de Paco, el vecino de la Plaza Mayor que sueña con los personajes de La Gran Vía y El Año Pasado por Agua. El experimento tiene nombre propio: ¡Cómo está Madriz!, una suerte de reciclaje de un maravilloso género, al que sin embargo a veces cuesta vislumbrar un futuro. La Zarzuela debe atraer a nuevos públicos, ese debe ser un objetivo del espacio escénico consagrado a dicho género lírico. Es cierto que el público ‘abonado’ llena el teatro con casi todas las producciones, pero se trata de ir más allá y no dejar estancada la Zarzuela, que merece ser reivindicada por las nuevas generaciones. Para ello, no se puede quedar en la ortodoxia y debe ofrecer un espectáculo atractivo para los espectadores de aquí y ahora. Y ¡Cómo está Madriz! es eso… y mucho más… ¡Es una fiesta para los sentidos! Eso no lo deben comprender los escasos aficionados al género (3 o 4 por función en un teatro rebosante de público y entusiasmo) que deciden dejar la sala al empezar. La música de Federico Chueca y Joaquín Valverde vuelve a brillar como en sus mejores tiempos bajo la mano de Miguel del Arco, en el que me atrevería a decir es una de las cimas de su trabajo como director. Este espectáculo musical es un derroche de colorido, buena música y diversión. Y sí, la zarzuela puede ser divertida y mucho… Además de la brillante puesta en escena contribuyen a esta fiesta intérpretes entregados a nuestro Género Chico: María Rey- Joly, Jorge Usón, Ángel Ruiz, Ángel Burgos, Ana Goya y el debutante en estos lares, Paco León. Todos los números son brillantes, pero si me tuviese que quedar con uno me quedo con Jota de las Ratas (Yo soy el rata primero y yo el segundo y yo el tercero, siempre que nos persigue la Autoridad…) con algunas ‘ratas’ proyectadas que le sonarán mucho al respetable.

Por el sueño de nuestro protagonista se cruzan la Calle Montera con la Calle de la Libertad (mención multicolor incluida), y personajes como Doña Virtudes, ¿O será Esperanza? y Pablo Iglesias, ¿El actual o el líder socialista? En definitiva, este montaje es un necesario ‘reciclaje’ de un género que parecía anclado en el tiempo. Gran trabajo de puesta a punto de Miguel del Arco. Tras la presentación de la nueva temporada del teatro, parece que se mantendrá el objetivo de atraer nuevos públicos con más producciones así en el Teatro del Zarzuela. Me alegro. Y al final de la representación, el público en pie pega palmas con las manos (y con las orejas añadiría yo) por poder disfrutar de un espectáculo tan rabiosamente divertido y fresco. Y por fin, Madriz fue una fiesta también en la Zarzuela.
Ayer, sí, ayer, el día en que se paralizó el país por un partido de fútbol, me acerqué a las Naves del Matadero a soñar un ratito (yo y una sala casi llena, lo que tiene mérito en un día así) que el Teatro puede seguir regalándonos momentos de deleite en cuanto se apagan las luces y sube el telón. Tras un delicioso Amor de Don Perlimplín con Belisa en su jardín, cuyas veleidades ya elogié aquí hace unas semanas, Darío Facal lo ha vuelto a conseguir. Otro montaje redondo. Sueño de una noche de verano es sin duda una de las obras más divertidas de William Shakespeare, no tengo ninguna duda. Y si lo vistes con una puesta en escena tan extraordinaria el resultado sólo puede ser mágico. De vez en cuando se consigue eso en escena y esta compañía lo hace posible muy especialmente en la escena final en que los cómicos representan su obra en las bodas de Hipólita y Teseo, pura comedia, no pude evitar llorar de la risa con esa escena.

En el reparto, pocas elecciones tan acertadas como la del siempre genial Emilio Gavira para el papel de Puck. Óscar de la Fuente brilla en la comedia con luz propia. De Carmen Conesa no voy a descubrir nada si digo que vuelve a derrochar elegancia en escena, como siempre. Agus Ruíz hasta transformado en burro (o más bien especialmente de esa guisa) se gana al público desde el principio. Y en esta celebración del teatro me quedo también con la belleza, el carisma y la emoción de Katia Klein en su doble roll de Helena y Tomasa Morros. Otro último nombre del reparto: Alejandra Onieva, magnética. Y se que no nombro a todo el equipo, pero están fantásticos del primero al último, soy consciente de ello. Y al final, salen a recibir el cariño del público en pie, al que abrazan y besan. A mi me dan ganas de abrazar propuestas como ésta, la verdad. Pura magia. Vayan hasta el 12 de junio a verla, curiosamente o más bien ‘mágicamente’ concluyen tanto ésta como la de Miguel del Arco ese día. Corran a disfrutarlas, un deleite absoluto, se lo aseguro.
