Es importante leer el prólogo de esta publicación para comprender las decisiones tomadas. Y es que la elección de ciertos musicales y no otros en este particular listado «no solo se trata de una decisión eminentemente subjetiva, sino también llena de aspectos opinables que no creo que se puedan llegar a justificar más allá de la mirada de quien escribe».
De ahí decisiones cuanto menos discutibles para un conocedor del mundo del teatro musical como no dedicar un apartado a fenómenos de la escena como Hoy no me puedo levantar– una pena que se pase de puntillas por las apuestas de teatro musical made in Spain– y sí dedicárselo a musicales recientes que apenas han tenido eco más allá de Broadway y-o el West End. También sorprende que incluyendo tantos datos fácilmente localizables en internet se digan cosas como que Follies se estrenó en el ¿Teatro Nacional de Madrid? refiriéndose al Teatro Español, claro está.
Entré en 100 musicales que deberías ver atraído por el atractivo diseño de la publicación plagada de atractivas fotos de escena -incluidas muchas de las producciones españolas, cosa harto agradecible para los espectadores que las hemos podido revivir de esta forma.

Más allá de los datos genéricos -no deja de ser una publicación para el lector simplemente aficionado al teatro musical sin mucho conocimiento del tema- destaca el apartado ¿Qué fue primero el musical o la película? Seguro que muchos espectadores se sorprenderán con títulos que están instalados en el imaginario colectivo como películas, pero que se estrenaron como funciones teatrales.
100 musicales que deberías ver es una estupenda guía para tener a golpe de vista la información básica de una cuidada selección de títulos representativos de las aristas de un género en constante evolución.