Sondheim en la frontera…

George y Margaret son una idílica pareja americana. Son felices como en una comedia musical clásica. Bailan al ritmo de las alegres canciones de Gershwin en su maravillosa existencia. Ahora, han dejado atrás a sus vecinos Los Thompsons. Ahora tienen otra clase de vecinos. Están en la frontera para cumplir con su misión: Vigilar a sus vecinos y reflexionar sobre las fronteras. Juan Carlos Rubio firma Arizona, una historia en que el tiempo es circular, una paradoja. Ahora, en plena crisis, los países más desarrollados tienen que huir a países emergentes a buscar un futuro.

La obra del autor de Humo utiliza el recurso del humor como un dardo envenenado, que en este montaje cuenta con la dirección de Ignacio García. Detrás de la risa se esconde una reflexión, eso que solo consiguen los grandes autores. Son actores mexicanos los que interpretan a estos hijos de la Coca Cola y la tarta de arándanos, lo que no hace más que acrecentar esa sensación de que la vida no es más que un círculo, ¿Y si un día fuesen ellos los que vigilasen sus fronteras para que no entrasen en su país hordas de yankees desesperados? Alejandro Calva y Aurora Cano son una aparentemente feliz pareja representativa del american way of life. Viven anestesiados en su particular mundo perfecto. Incluso ella es feliz ahora en mitad de esa calurosa tierra de nadie mientras escucha música alegre, pero de repente algo cambia, un descubrimiento hace que la melodía cambie. Y  pasamos del alegre y colorista musical clásico americano al amargo Sondheim y su desgarrador Send in the clowns, que Rubio utiliza estratégicamente jugando con los resortes del teatro musical. Tornan entonces en personajes amargos, marcados, que salen de su aparente tranquilidad y monotonía, como si de un musical del célebre compositor se tratase. Y de ahí al sorprendente desenlace solo hay un paso.

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Y Juan Carlos Rubio no se conforma con ser un brillante dramaturgo, sino un gran director de actores como se puede comprobar en La monja alférez. Copa las marquesinas del María Guerrero. En la Sala de la Princesa  Arizona y en la principal La monja alférez. Seamos sinceros, el texto de la monja es espantoso de principio a fin, irrepresentable. La magia la crea Juan Carlos Rubio que firma una puesta en escena luminosa situada en una suerte de barraca de feria. Y para ser la monja no se conforma con un solo actor y acierta. Dani Muriel, que definitivamente ha encontrado su lugar en el teatro, y Ángel Ruiz, esa vis cómica que torna en fuerza escénica cuando es monja alférez es insuperable, son dos de los grandes aciertos de este montaje que se despedirá este domingo del teatro del Centro Dramático Nacional. Repito, el texto es espantoso, pero la impronta de Rubio es tal que merece la pena disfruta de esta puesta en escena.

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Ariel Rot, Leiva y Loquillo forman un triángulo perfecto en La Riviera

“¡Hacíamos tan buena pareja los tres!”, exclama un personaje del director de cine Gonzalo Suárez, en su última novela; y sin duda esta reunión de Ariel Rot, Leiva y Loquillo aspira a convertir esa frase en un espectáculo digno de verse. Su matrimonio a tres bandas, aunque sea de conveniencia, da buena onda, porque vienen de la misma familia pero van a lugares diferentes que sin embargo son el mismo, una buena canción, así que en sus actuaciones habrá a un tiempo unidad y variedad: que lo que une el rocanrol no lo separe la forma de interpretarlo. “El amor entre dos personas es algo maravilloso, pero entre cinco debe de ser genial”, decía Woody Allen. Pues esto es lo mismo, pero con banda.
A la luz de sus recientes discos, La nave de los locos de Loquillo, Diciembre de Leiva, y el próximo de Ariel, titulado La huesuda y con la cantidad de buena música que llevan los tres a la espalda, creo apostar sobre seguro y con las cartas marcadas si pronostico que el público va a salir de sus conciertos como de una cena de Ferrán Adriá, con los oídos llenos de manjares y sin estar muy seguros de si les ha gustado más lo reconocible, lo desconocido o, mejor aún, la mezcla. De eso se trata.
De postre, Loquillo, Ariel y Leiva se van a llevar algunos amigos al escenario, con lo cual la fiesta amenaza ser sonada y dejará la audiencia partida en dos para siempre: a un lado, los que estuvieron allí; al otro, los que se arrepientan de no haber ido. Hay cosas que uno no se puede perder. Ésta es una de ellas.

Benjamín Prado

Son tres de los grandes de la música en español y se juntan por primera vez en una gira, Uno de los nuestros, que supone la primera con artistas españoles de Live Nation,  principal promotora de espectáculos del mundo. Todo un reto para el equipo de Live Nation España y para los propios artistas ya que este tour pretende abrir una nueva vía de desarrollo en la escena musical española y crear puentes al otro lado del Atlántico.

Con Uno de los nuestros, este singular trío musical pretende ofrecer una noche mágica de diversión y emoción a todos los que siguen comprando una entrada para ver un directo. Un espectáculo que va para todos los fans del rock, de aquí y del otro lado del charco y a varias generaciones que han crecido con himnos que ya forman parte de la memoria colectiva. Casi tres horas de espectáculo que sabrán a poco.

Cinco citas imprescindibles con la buena música. El 6 de junio en la sala La Riviera de Madrid , el 21 de junio en Bilbao, el 28 de junio en Málaga, el 17 de julio en  Barcelona y el 6 de septiembre en Murcia.

¿Hace falta presentar a Leiva, Loquillo y Ariel Rot?

Creo que no, pero por si acaso DESDE MI BUTACA os damos unos pequeños apuntes de la carrera de estos monstruos de la música.

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Loquillo es la historia viva del rock cantado en español. Con una envidiable carrera de treinta y cinco años sobre los escenarios. Siempre en primera línea, reinventándose con géneros que van del rockabilly  a la canción de autor, los poetas españoles y latinoamericanos, pero sobre todo rock. Sus canciones  traspasan las décadas y siglos reivindicándose cada día con títulos como Cadillac solitario  Memoria de jóvenes airados, El hombre de negro o La mataré, Rompeolas y Cruzando el paraíso.

Leiva, conocido y reconocido hasta ahora por ser el cantante, guitarrista y principal compositor de los multitudinarios Pereza, entró en la mayoría de edad creativa y compositiva el año pasado de la mano de Diciembre , su primer disco en solitario. Debut definitivo de un autor en permanente crecimiento, obra que se ha colado en el corazón del oyente, como lo demuestra su estancia en el top-50 de los discos más vendidos en España, la enorme acogida pública de su amplísima gira de presentación y los distintos reconocimientos de la industria musical: candidato a Mejor Álbum en los Grammy Latinos, Mejor Álbum del Año para Rolling Stone y Disco del Año en Itunes.

Ariel Rot. Pocos artistas han tenido una carrera tan sólida  como él. Miembro fundador y compositor de grupos míticos como Tequila o Los Rodríguez, ha labrado igualmente una gran carrera solista a ambos lados del Atlántico. Veterano de la música que ha desplegado su elegancia y buen hacer en cada escenario durante las últimas décadas. Rock and roll en la plaza del pueblo o Baile de ilusiones, Mucho mejor o Adiós carnaval son parte de nuestra memoria, de un soñado karaoke y un air-guitar imaginario. Siempre es un lujo asistir a sus shows, tanto con su banda como en sus recientes aventuras solitarias.

De la Gran Vía a Guadalajara: ¿Hacemos un cabaret?

Dos noches de cabaret en Madrid. Dos noches de música. Dos visiones muy distintas de un género que en plena crisis parece resurgir de sus cenizas para hacer disfrutar al público. El lunes nos planteamos ¿Hacemos un trío? y el martes pasamos por La procesión de la Santa Mentira. Dos espectáculos con sello personal, muy distintos, pero que comparten un elemento esencial: El talento de sus intérpretes y mentes creativas.

El lunes, con un montón de celebrities entre el cómplice público, se estreno ¿Hacemos un trío?, el íntimo espectáculo de tres monstruos del teatro musical: Natalia Millán, Marta Valverde y Alberto Vázquez. Ellos debutaron juntos en My fair lady. En realidad, Marta hizo con 14 años el recordado El diluvio que viene con el laureado trabajo de su padre Lorenzo Valverde, como ella repite en varias ocasiones con ese ímpetu que la caracteriza. Son tres actores de personalidades magnéticas, distintos, que se complementan a la perfección. La fuerza de Marta Valverde, la voz sensual de Natalia Millán y el toque de galán que pone Alberto Vázquez, una voz especial, con duende, de esas que reconoces siempre que pones el cd del último musical en el que ha participado. Se nota que son amigos, eso tan difícil en una profesión tan supuestamente competitiva como es la de actor. Durante casi hora y media se hilvanan las anécdotas con un puñado de buenas canciones que profesionalmente y personalmente han marcado sus carreras. Incluso hay momentos emotivos como el que protagoniza Marta, que en la noche del estreno fue pura emoción. Y también para la risa, esa escena de la radionovela es uno de los momentos cumbre del espectáculo. Cantan y cuentan una vida entre bambalinas desde las primeras pruebas, ¿Me cogerán a mi?, a laureados éxitos como Mamma Mia y Cabaret. Una cita imprescindible para los amantes del musical que, de momento, solo se repetirá el próximo lunes 27 a las 21h en la Sala 2 del Nuevo Alcalá.

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Y de Guadalajara (México) llega un espectáculo de un tinte muy distinto que Copatzin Borbón presentó anoche en Nave 73. La procesión de la Santa Mentira viene abalado por el éxito en el país natal del artista mexicano. Allí, se ha convertido en todo un referente en el cabaret con un espectáculo que bebe del mejor cabaret político. Borbón sale a escena y nos invita a ser nosotros mismos. Me reconocía ayer que desde que vio El intérprete tiene a Asier Etxeandia como referente de lo que le gustaría llegar a conseguir como artista. Desde luego, es un referente acertado. La procesión de la Santa Mentira es un espectáculo desenfadado, divertido y lleno de, maravillosos, localismos mexicanos. Por supuesto, sale en un momento dado con el famoso gorro mexicano y se arranca con una ranchera, ¡Cómo no! Para la puesta en escena presentada ayer a modo de «previa», ha incluido unos cuantos guiños a España, desde los sobres a el cura de Murcia, que le hacen conectar con el público español. Algunas de las cosas que cuenta y canta están «documentadas», han ocurrido realmente en su tierra. Esa tierra donde hay beatas que rezan a «La Santa Papita» y políticos que se llenan los bolsillos a  espuertas, ¿Les suena de algo? La procesión de la Santa Mentira es un grito a la tolerancia en el que una diosa mexicana conversa  amistosamente con Cibeles. Y Borbón lo consigue, nos hacemos creyentes. Creyentes de su talento superlativo, de su fuerza, de su magnetismo y de las cosas que cuenta y ¡Cómo las cuenta! Un espectáculo para pasarlo bien, tequila incluido, pero también con momentos de reflexión. Verán que cuando se pone «serio» descubrirán a un actor camaleónico capaz de abarcar todos los registros. Señores programadores, no pierdan la oportunidad de dejarse hipnotizar por el influjo de esta procesión, por su colorista vestuario y escenografía, por este grito a la tolerancia. En definitiva, no dejen de apoyar el talento de este artista mexicano que merece hacer temporada en Madrid.

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"El protocolo" se pone en marcha en Garaje Lumiére…

El director chileno Rodrigo Claro dirige y adapta El protocolo, obra de la también chilena Lucía de la Maza. Un estreno absoluto en España que tendrá su puesta de largo mañana miércoles 22 a las 21h en Garaje Lumiére. Las representaciones, los domingos a las 20h, se prolongarán hasta el 30 de junio.

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Tras el suicidio de un joven alumno en extrañas circunstancias, surgirá una creciente ola de inseguridad entre los miembros de la económicamente poderosa comunidad escolar. Esto amenazará la estabilidad de la congregación de sacerdotes dueños del colegio.

 Los curas, guiados aparentemente por un ‘Protocolo’ llegado de la alta jerarquía eclesiástica para dar una tranquilizadora solución al problema, comenzarán a desarrollar un plan para acallar toda posible sospecha que pueda inculparlos en el hecho, pero en el intento irán contra las mismas doctrinas que promulgan.

 El mejor amigo del chico suicida les pondrá en jaque, en una descarnada mirada a la intimidad de las mecánicas del poder y sus, a veces, nada consecuentes soluciones en pos de su supervivencia, en una vistosa y atractiva puesta en escena con un talentoso elenco.

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Para la puesta en escena española, Claro ha adaptado el texto a la realidad española y ha añadido un nuevo personaje, que pondrá el contrapunto femenino a esta obra eminente masculina. Ella es el ojo que todo lo ve. El testigo silencioso de los tejemanajes de los miembros de la comunidad religiosa. Un roll creado especialmente para la actriz colombiana Marleyda Soto, todo una estrella en auge en su país natal. Con reconocimientos como el Premio a la mejor actriz en el Festival Viña del Mar por Dr No, Soto promete ser una de las revelaciones de este interesante montaje. La acompañan en escena los talentosos Ivan Gisbert, Oliver Morellón, Jesús González y Miguel Navarrete, cuatro actores que se meten en la piel de estos personajes de distintas generaciones que ‘interpretan’  la situación de formas encontradas. Por último, otro de los puntos fuertes del montaje es el vestuario, confeccionado por la eminente Sastrería Cornejo.

pageEl protocolo es un proyecto escénico que nace en el contexto del Festival Iberescena 2013. Muestra que incluye hoy la actuación del artista mexicano Copatzin Borbón, toda una referencia del cabaret mexicano. La cita con La procesión de la Santa Mentira será a partir de las 20:00h en Nave 73 con entrada libre.

Dos leonas versus un móvil y ¿un borracho?

anarqSon las ocho y media de la tarde. Suenan las señales del Teatro Español que anuncia que La anarquista va a comenzar. Ocho y cuarenta minutos vuelven a sonar las señales del Español, ¿Un deja vu? No, simplemente la falta de educación del público, una vez más. Tras el segundo ring, Ana Wagener aguanta la mirada unos segundos al público. Siguen la representación. Vuelve a sonar. El público también se mosquea. Cuarto ring y Magüi Mira propone: ¿Volvemos a empezar no? Y tenemos la función en paz, salvo un servidor que tiene que aguantar la somnolencia de un PERSONAJE borracho como una cuba en el que pocos espectadores se fijan, las cosas como son. Se le nota disfrutando de la palabra de Mamet, lo medita todo con las manos que aguantan su cabeza mientras se echa una santísima siesta. Su olor a vinorro delata el motivo de su somnolencia. Vergonzoso no, lo siguiente. Sí bueno, lo siguiente es no aplaudir, faltaría más, y bajar las escaleras dando tumbos, ¡Natural! ¿Qué diría Mamet de este público? Seguro que le dedicaría unos buenos improperios.

Ana Wagener y  Magüi Mira supieron salir adelante. La anarquista y su carcelera brillan con la palabra de Mamet. En la mirada de Mira hay «un abismo de tristeza» que penetra en el alma del espectador. Un personaje desgarrado por su pasado, que cree encontrar en la fe su particular redención. Quiere salir de la prisión para reencontrarse con su padre. Enfrente tiene a una dura carcelera. Ana Wagener. Otra leona que «devora» la escena. Comienza con un tono amistoso, pero su relación se tensa. Tiene que soportar cómo la otrora revolucionaria que mató a dos policías, le echa en cara que no exteriorice lo que lleva reprimido en ella durante toda su vida. La anarquista se cree libre y por ello da su particular lección a la carcelera. No es el satírico Mamet de Noviembre ni el radiógrafo social de Glengarry Glen Ross,  pero el texto más aparentemente «conservador» de Mamet apuesta por la palabra, por el diálogo. Por el teatro de ideas.

Y al final, gran ovación con la sala pequeña del Español en pie. Dos leonas. Dos actrices. Bravo.

Bezerra y Sanzol, dos intensas voces de nuestra escena

Nota previa: Entrevista inédita realizada en el verano de 2012 en la Universidad Internacional Menéndez Pelayo de Santander 

Por favor, apaguen sus teléfonos móviles, el espectáculo va a comenzar. Se levanta el telón de este encuentro entre dos buenos exponentes de la dramaturgia española actual: Paco Bezerra y Alfredo Sanzol. El ring de sus teléfonos suena constantemente y ellos se disculpan una y otra vez. Están de alumnos en el curso de Wajdi Mouawad en la U.I.M.P, un dramaturgo que sin pretenderlo se ha convertido en una especie de gurú de la escena. “Lo que más me gusta del trabajo de Wajdi Mouawad es que se implica en todos los estados del proceso”. Paco Bezerra, que ha tenido esta temporada sus dos primeros estrenos en Madrid, está entusiasmado con el trabajo con el creador de Incendios. Para Sanzol, la clave de su teatro es que “Quiere dar voz a aquellos que no pueden hablar”.

En La Luna ha llevado a Alfredo Sanzol a su consagración como dramaturgo. Un montaje que ha supuesto un trabajo de más de un año en el que “me he introducido en la zona de los primeros recuerdos y los sueños”. Ha sido reciente Premio Ceres al mejor autor en Mérida: “Es un honor que te premie un festival así con un jurado tan importante”. Bezerra reconoce la hazaña de su compañero: “Tiene mérito que te premien con comedia y encima con sketches, que es algo muy denostado dramaturgicamente hablando. Tiene un gran valor lo que ha conseguido Alfredo”.

Para Bezerra esta ha sido su temporada: “No había estrenado nunca y por fin he conseguido estrenar en Madrid dos de mis obras”. La Escuela de la Desobediencia y Grooming han puesto en el mapa teatral a este autor. “El mejor regalo ha sido poder trabajar con alguien como José Luis Gómez”. El fundador del Teatro de la Abadía se implicó activamente en Grooming– algo así como ‘ciberacoso’.

                  La Magdalena me inspira muerte y destrucción”

Dicen que el teatro es una lucha de contrarios y Paco Bezerra quiere romper con el ‘idílico’ paraje de la Magdalena con una historia sombría llena de fantasmas y muertes truculentas. Para Sanzol, todo este paraje “es muy teatral”. Admite que le inspira mucho encontrarse con personajes como Fernando Sabater en este mágico enclave.

Alfredo Sanzol, Miguel del Arco, Juan Carlos Rubio, Paco Bezerra… Solo nos vienen unos pocos nombres a la cabeza cuando pensamos en dramaturgos españoles contemporáneos. Es necesario que la voz de los autores españoles esté presente. El problema es que no se apuesta por ellos en los grandes teatros públicos. Los programadores se justifican diciendo que “vende más un Shakespeare”, pero deberían tener más peso nuestros autores. “En los países de nuestro entorno han entendido la importancia de tener una voz propia” comenta Sanzol con cierta indignación.

Lo más grande de una función como Grooming es que te atrapa de tal forma que se queda en tus recuerdos”. Alfredo Sanzol ha encontrado en el teatro de Bezerra algo que le atrae mucho: “Es capaz de identificarse con cualquier tipo de personaje y eso es muy grande”. Paco admite que “tengo mucho en común con su obra, pero precisamente en montajes que no se han estrenado”.Así,  Bezerra destaca de Sanzol que hace “una comedia que sobrecoge, no es nada banal”.

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Sanzol junto a sus actores y José Luis Gómez en la presentación de «Grooming»

El humor es una de las señas de identidad del teatro de Sanzol: “Necesito valerme de la comedia, pero nunca busco la risa, mi intención es contar una historia”. Bezerra tiene mucho humor ácido en su vida real, pero en su teatro aún no lo ha explotado en exceso: “La escuela de la desobediencia es mi primera comedia como tal”. Un género que difícilmente tocará Paco Bezerra es el musical: “Preferiría hacer una revista que es más nuestro”. Sanzol se muestra más abierto a la idea: “Llevo tiempo intentando fraguar una idea que me sirva para hacer un musical”.

             Con China en el horizonte

El rostro de los dramaturgos torna en sorpresa cuando descubren sus proyectos. Los dos tienen a la cultura china como nexo de unión entre sus nuevas creaciones. Bezerra prepara El Rescate del Dragón, “La historia de una china a la que tocan a la puerta sus vecinos españoles después de 15 años en que no la han pedido ni sal”. Sanzol estrena Aventura con las T de Teatre para el Teatre Lliure: “Seis socios que reciben la oferta de compra de su empresa por una empresa china. Al final lo que venden es a una de las socias”. Tras una intensa gira, llegará a los Teatros del Canal en primavera de 2014. Mientras el último trabajo de Paco en La Casa de la Portera, Ahora empiezan las vacaciones, ha regresado el microespacio escénico madrileño, Sanzol ha tenido en cartel dos versiones. La importancia de Llamarse Ernesto y Esperando a Godot, dos montajes en han sido todo “un viaje con dos amigos a los que escucho y con los que disfruto. Dos comedias a las que les une un humor “lleno de trascendencia y fuerza”. Sin darse ninguna importancia, admite estar contento con sus manzanitas del lunes, pero “me hubiese encantado el reconocimiento también para todos mis actores”.

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Sanzol con uno de sus Premios Max el pasado lunes

Sin vencedores ni vencidos…

la-mula-2013-04b-secun-de-la-rosa-mario-casasHabía una vez un país que no dejaba de perder a esos actores que han servido a los planos secuencia de las películas de Berlanga para llenar con sus pequeñas intervenciones la pantalla. Ellos eran protagonistas de la película un rato y eclipsaban a la pareja protagonista. Había una vez una película maldita, que se tubo que firmar como ‘Anónima’ por estar firmadas entre un reputado director, que abandonó el barco, y un hombre enmascarado. Nada de lo que les cuento es producto de mi imaginación, ocurrió tal cual. Tras varios años intentando estrenar La mula, este mismo viernes se ha estrenado con, en mi opinión, demasiado modesta acogida. Un séptimo puesto en la taquilla para una película que ha costado sudor y lágrimas sacar adelante es casi un insulto a la inteligencia, y encima tiene al huracán publicitario Mario Casas de prota, ¿Por qué menospreciamos tanto nuestro cine?

Vamos a quitarle el anonimato. La película la firma Michel Radford… Con un planteamiento totalmente berlanguiano, La mula fija su mirada en el bando nacional, el de los supuestos vencedores en la Guerra Civíl, fija su mirada en el animal y en los héroes anónimos de la contienda. El humor y el planteamiento recuerdan a La vaquilla, pero sin duda el desarrollo de la trama es más amable, menos punzante que el guión de Berlanga. El protagonista, Mario Casas, firma uno de sus mejores papeles. Siempre que sale del patrón de protagónico chuleta y ligón que le impone la industria cinematográfica, lo borda. Ya lo hizo en Grupo 7 y Carne neón. Y no, no se quita la camiseta para lucir palmito en mitad de la Guerra Civil. Cual Quijote en mitad de la batalla contra los molinos, su Juan Castro busca en mitad del bombardeo a su mula, su confidente animal. Le acompaña su Sancho particular, su escudero en mil y una batallas. Y de nuevo Secun de la Rosa nos atrapa. Sí, señores, es un digno heredero de actores de estirpe cual José Luis López Vázquez o Alfredo Landa. Construye en El Chato, un personaje muy humano, de esos a los que coges cariño.  Un aspecto que también comparte con las cintas de Berlanga es el protagonismo de los maravillosos secundarios. Empezando por Maite Sandoval, una actriz que los amantes de las tablas tenemos la suerte de disfrutar en los montajes de Los Ulen. Doña Concepción no ve un buen partido a Juan para su hija, pero cuando se convierte en héroe por azar, le mirará con otros ojos. Luis Callejo, Antonio Gil y Eduardo Velasco siempre lo dan todo en cada trabajo, ya sean protagonistas o meras comparsas. Tres actores curtidos en las tablas, ¡Cómo se nota!, que nos regalan momentos inigualables en cada intervención.Y ¿Qué decir de la maravillosa Pepa Rus cuando se junta con su amorcito Secun? Que se crea la magia, otra actriz que podría emular a Gracita Morales o a la gran Rafaela Aparicio.

Y además, el guión no es maniqueo ni partidista. Todos los personajes viven sumidos en mitad de la sinrazón de la guerra. No tenemos la sensación, como en otras películas de similar cuño, de que nos están dando el discurso partidista. Y esa es una de las claves de que esta mula galope a buen  ritmo. Es divertida, con ciertos giros ingeniosos y hay unidad en la narración a pesar de la consabida llegada del director enmascarado.

Ninguna de los tres grandes trabajos de Casas ha sido un bombazo en taquilla y sí otros títulos de dudoso interés cinematográfico, cuanto menos curioso. En esta película también debería ser un aliciente su presencia, hace un gran trabajo, esperemos que la taquilla mejore en los próximos días gracias a las mario adictas. Vayan ustedes a verla, merece la pena. Sí, es de la Guerra Civil, pero es muy divertida, ¿Hay mejor medicina para estos tiempos que una buena ración de risas?

Y si les apetece una ración doble de buen cine, no se pierdan la imaginativa Stoker. Les aseguro que no han visto nada igual. Tirando de guiños a referentes como Hitchcock se crea un universo cinematográfico nuevo, que te envuelve en una espiral narrativa de la que no serás capaz de escapar. Ha entrado en sexta posición en taquilla.

Cuando las luces se apagan…

images (1)Cuando las luces se apagan y el escenario se ilumina, el espectador espera vivir una aventura, que le cuenten una historia que le haga viajar gracias al poder de su imaginación. Muchas veces se puede llevar un chasco, pero cuando surge la magia es algo inolvidable, algo que te llega muy hondo y que solo el teatro gracias a sus recursos de arte vivo puede conseguir.

Sergio Peris Mencheta se tiró a la piscina con doble tirabuzón y posibilidad infinita de estrellarse en un acercamiento a una de las obras maestras de Shakespeare, La tempestad. Aquí torna en una Tempestad muy personal y esa es la clave del éxito del espectáculo que ahora se puede ver en el Teatro Galileo hasta el 2 de junio . Tempestad se encuadra en el ensayo de una nueva producción de la obra del autor bardo. Sí, es puro teatro. Los actores paran la representación cuando ven que les han cambiado el pie o cuando están excesivos en algunos pasajes. La versión va a la esencia del texto, coge aquellos elementos y aquellas partes del texto que cree que son esenciales para contar este cuento. En realidad, todo es un juego. El teatro es un juego, donde los espectadores pagan para ser engañados en un pacto previo que haces al pasar por taquilla. Los actores juegan a ser otros y aquí todos los actores interpretan varios papeles, subrayando ante el público este hecho, y nos resulta más creíble que en otros montajes con una veintena de actores. Se crea la magia. Se acepta el pacto espectador-actor y nos creemos en mitad de la tempestad, ¡Qué belleza de imagen se ha creado para recrear tal momento inicial del montaje! Tras un montaje de mujeres, Incrementum, Peris Mencheta se enfrentó a un montaje de hombres. Sí, como en la época del autor de Hamlet, es un hombre el que toma el roll femenino. Y de nuevo, la sensación de ser parte de un maravilloso juego infantil, ¿Quién no ha soñado alguna vez con surcar el mar en un barco y vivir una y mil aventuras? Por supuesto, sin un trabajo interpretativo colosal no sería posible conseguir la magia, que el espectador entrase en este juego de convenciones teatrales. Del excelente reparto de 8 intérpretes que interpretan  la friolera de casi veinte personajes, me quedo con el  trabajo superlativo de Victor Duplá y Javier Tolosa. El esclavo deforme de Javier Tolosa, mitad fragilidad mitad irracionalidad, es una de las mejores construcciones de personaje de la función, solo hay que ver las transiciones entre este Calibán y  el ‘racional’ Alonso. Qué decir del Próspero y Antonio de Victor Duplá. Difícil adjetivar su extraordinario trabajo.

Y las luces se encienden al final del cuento, pero la sensación de haber sido parte de una experiencia tan emocionante permanecerá en el imaginario colectivo de los afortunados espectadores…

Un éxtasis musical en el hall del Lara

teatro-actores-obra-Los intentos de inventar musicales de creación española han tenido desiguales resultados en el gran formato, con honrosas excepciones como el maravilloso Mar y cielo. Ahora bien, han surgido unos cuantos milagros en el pequeño formato, siguiendo un poco los pasos del homónimo neoyorquino, el Off  Broadway. Pegados, La barraca del Zurdo y Por los ojos de Raquel Meller demuestran que se puede hacer un musical «muy nuestro» sin necesidad de grandes presupuestos ni aparatajes técnicos. No olvidemos que no hay que hacer una diferencia entre el teatro de texto y el musical. La clave de su éxito debe radicar en que cuente algo. Una mera sucesión de números musicales sin sentido es otra cosa. Un espectáculo sí, pero no una obra de teatro en la que debe primar la historia, una buena historia,  ¿Puede tenerla un musical sobre una adolescente que recibe la llamada de Dios que le canta temas de Whitney Houston? Pero, ¿Qué invento es éste?, que diría  nuestra querida Saritísima. Lo mismo podría ser un espanto, lo más probable, o convertirse en una de esas joyitas escénicas en las que se convierten las obras estrenadas en el ya mítico hall del Lara que ha acogido espectáculos como La función por hacer, que se repondrá en el Teatro de La Abadía desde la próxima semana.

La llamada, por de pronto, contaba con un argumento original. Un campamento religioso de verano en decadencia poblado por canis adictas a Juan Magán y compañía. En mitad de ese desolador panorama vemos la luz, recibimos la llamada… de Richard Collins Moore. Él es Dios. Un ser todo poderoso que canta a la Houston. Su primera y sorprendente aparición deja prendado al público. Desconocía que detrás de ese grandísimo actor característico se escondía un chorro de voz de ese calibre,  de ovación el número de I have nothing. María (Macarena García) queda hipnotizada por el influjo de las canciones de «la negra esa que cantaba». Ella sigue un poco a lo suyo. Con su grupo, SUMA, pero él se la vuelva a aparecer y aquello ya es el acabose. García, con su ingenuidad y dulzura nos enamora con su deliciosa poligonera con aspiraciones divinas. Si no se habían enamorado de ella en Blancanieves lo harán con La llamada. Su amiga del alma, Andrea Ros, tiene una voz potente y un magnetismo especial con el público. Para poner orden en ese barullo está la hermana que interpreta Llum Barrera que, junto a Belén Cuesta, forman una pareja cómica deliciosa. Ojo al numerito de Viviremos felices en la fe o a su recurrente lema : «La música hace milagros, Milagros». El libreto corre a cargo del tándem Javier Ambrossi y Javier Calvo. Han creado unos personajes humanos, a los que terminas cogiendo cariño y esa es una de las claves del éxito del espectáculo. El espectador empatiza con unos personajes que no resultan nunca excesivos. Dudo bastante que alguien pueda salir ofendido por motivos religiosos de esta función. Está escrita con estilo y, sobre todo, con clase, sin entrar en estridencias ni estereotipos maliciosos. Divertida, ingeniosa y plagada de buena música en directo. No tengo ninguna duda de que he tenido una revelación divina. La llamada entra, por derecho propio, en la lista de sucesos teatrales de la temporada. Que nadie se la pierda, que las entradas vuelan.