La Firma Invitada: Mariano Rochman, autor de «Sin Anestesia»

Mariano Rochman, autor de Sin Anestesia, que llega este sábado al Teatro del Arte es nuestra nueva firma invitada. En este artículo se cuestiona ¿Para qué sirve el teatro?

El Inútil Arte Del Teatro

Uno de los temas que siempre salen en debates, foros, tertulias, clases o cualquier espacio en el mundo del teatro es la eterna pregunta de “¿para qué sirve el teatro?”
Seamos sinceros, es la típica pregunta en la que todos queremos lucirnos, parecer inteligentes o al menos interesantes. Las respuestas más elocuentes y paradójicas que yo he escucho, suelen ser las más repetidas; entre ellas: “Para cambiar el mundo”, “Para agitar conciencias”, “Para lograr que seamos mejores personas”, “Para expresar de manera artística lo que no podemos o no nos dejan en la vida real”. La lista podría seguir creciendo pero la dejo ahí, confiando que ya se entienda su esencia.
A mí las respuestas que más me han interesado son las que, a priori, suenan más fáciles o sí se quiere más tontas, por ejemplo: “El teatro es necesariamente innecesario” (Javier Daulte, 10 ideas sobre el teatro), “No tengo la menor idea” (Sergi Belbel, en un curso en Barcelona), “El teatro es el teatro” (
Heiner Müller) y aquí también dejo la lista.

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Pienso que muchas veces en estos debates olvidamos dos elementos fundamentales: contar o expresar es decir comunicar; el teatro es comunicación, si no expreso, si no cuento o transmito el teatro se vuelve algo muerto, nada interesante. Y el otro elemento es a quién va dirigido esa comunicación, esa expresión; simplemente al público, algo que parece evidente pero que a muchos teatreros (por cierto, expresión que nunca me ha gustado), mejor pongamos muchos que se dedican al teatro, lo olvidan u omiten.
Acuerdo y creo que resuelve mucho la cuestión un pensamiento de Peter Handke “El teatro no es menos esencial que el fútbol. El teatro sigue siendo un medio para formular y encontrar el alma humana.”  Me interesa por partida doble la comparación con el fútbol, algo tan pasional como el teatro, pero incomparablemente mucho más masivo. Más allá que es claro que el teatro es algo donde matemáticamente no puede compararse con el fútbol, sí me interesa la idea de que la pasión por el fútbol y el teatro son comparables o conjugables, pienso que hay obras que me han despertado la misma pasión que una final de un mundial. Pero dejemos el fútbol…
Si bien pensar y repensar la función del teatro me parece una reflexión en constante movimiento, me inclino a definir que el teatro debe (y está bien que así sea) simplemente emocionar. Es decir nos conecte (preciosa palabra, dicho sea de paso) con las emociones, nos conmueva, nos sacuda de nuestra “estacada” vida; ya sea la emoción que sea, y esto claro que puede y tiene que incluir la risa, no creo que el teatro deba ser serio en términos de solemnidad, cuando el teatro es solemne me distancia tanto como cuando es banal; el teatro es, en sí, una actividad muy seria y comprometida con la emoción, con el ser humano y para mí tiene que ser cercana a la esencia de las personas que son sus emociones a las cuales se llega conmoviendo, es decir modificado del estado en el que uno se siente en la butaca a ver una obra.
Pienso que está devaluado el termino “entretener”, ¡yo me quiero entretener en el teatro! A mí Otelo me entretiene, Art también, Casa de Muñecas, por supuesto que lo hace, Incendies ¡es entretenimiento puro! ¿Acaso reflexionar, enfadarse, conmoverse o enamorarse no es algo que nos mantiene entretenidos, ocupados? Porque lo contrario es aburrirse, el único pecado mortal que no admito en teatro. Donde toda magia, regla o reflexión desaparece, cuando nos aburrimos en teatro, y seamos sinceros, suele pasar y, por desgracia,  en muchas más ocasiones de las que nos gustaría.

Cuando nos aburrimos en teatro todo se vuelve pesado, algo tediosamente insoportable.El teatro que aburre espanta espectadores y nosotros, los hacedores de este arte, los necesitamos para la creación de un público teatral. Cuando el teatro logra conectarnos con nuestras emociones y nos llega a nuestra parte más profunda, se produce un “chispazo” indescriptible, nos hace sentirnos vivos de verdad y el arte cuando nos hace sentir eso, se transforma en una pasión maravillosa.

Hoy, en este momento, creo que el teatro sirve para sacudirnos el polvo que no nos deja volar a nuestros necesarios mundos imaginarios. Y ¿Acaso hay algo más sublime que imaginar o soñar despierto?
No busquemos ser únicamente “reflexivos”, “necesarios”, busquemos conmover y emocionar, que con eso el teatro estará vivo por dentro y por fuera, arriba del escenario y en el patio de butacas; cuando esa comunión se da, cuando se traspasa la cuarta pared, esa energía no solo es imparable sino indescriptible.

Sin Anestesia, una de las apuestas fuertes del Teatro del Arte para esta temporada

Estreno: Sábado 21 de noviembre a las 22:30h

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DICIEMBRE Y ENERO

SÁBADOS A LAS 22:30 Y DOMINGOS A LAS 18:30

Dramaturgia: Mariano Rochman

Dirección: Aitana Galán

Reparto: Carles Moreu y Sergio Otegui

COMEDIA

Dos amigos planifican intercambiar por una noche a sus parejas sin que ellas se den cuenta.

A través de un minucioso y detallado plan pretenden cambiarse de habitaciones en medio de la noche para poder ocupar el lugar del otro.

Pero todo plan tiene sus puntos débiles y ellos intentarán superarlos con ideas y ocurrencias cómicamente absurdas.

La amistad y los escrúpulos puestos en juego por el más débil de los deseos.

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«Los Caciques» se despide este domingo del Teatro María Guerrero

Tras poner el cartel de «No hay localidades», Los Caciques ultima funciones en el María Guerrero

Esta producción del Grupo Marquina para Siempre Teatro S.L se podrá ver en el Teatro María Guerrero hasta el 22 de noviembre antes de iniciar una gira que comenzará en el Palacio de Festivales de Cantabria el día 4 de diciembre.
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Los Caciques vuelve a escena con motivo del 150 aniversario del nacimiento de Carlos Arniches con una versión actualizada por Juanjo Seoane y Ángel Fernández Montesinos, que dirige de nuevo una función que conoce muy bien. Para el decano de la dirección escénica de nuestro país esta versión: “Conserva su esencia y su actualidad es indudable, desgraciadamente. Nos encontramos en una ciudad de provincias con un ayuntamiento que lleva 20 años gestionando los presupuestos de una forma alegre y quizá corrupta. De pronto reciben la noticia de que va a venir un inspector de la capital. Vemos el terror que se apodera de ese alcalde y asistimos al enredo maravillosamente urdido por Arniches. Este enredo demuestra que el humor es un arma muy eficaz para retratar los problemas de la sociedad”.  Al público le va a sorprender la actualidad de algunas escenas: “Va a creer que se han escrito ahora mismo y están escritas en el año 1920”. Todo ello subraya la vigencia de un autor que el tiempo ha puesto en su lugar. Todo un clásico, imperecedero como tal que ha vuelto a conectar con el público que ha llenado el emblemático teatro madrileño poniendo el cartel de «No hay localidades».

Las proyecciones, elemento clave en esta revisión de Los Caciques. Para el director y coadaptador: “Las distintas escenas de la obra nos obligaban a una sucesión de decorados que no vamos a hacer. Hemos creado una única escenografía y utilizaremos una pantalla al fondo para proyectar momentos como el discurso del alcalde (en la imagen anterior) o la llegada del inspector”.

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El reparto: “Todos los actores que participan en la obra han trabajado conmigo alguna vez. Marisol Ayuso en especial en muchas ocasiones. Sé lo que puedo pedirles y sé que hablan muy bien, que pronuncian muy bien. Veo en algunas funciones modernas unos diálogos muy rápidos que hacen difícil entender lo que se dice. Eso no me gusta. Para hacer un Arniches no se puede elegir actores que hablen deprisa porque la obra tiene un ritmo concreto. Arniches escribía con una cadencia que hay que respetar en el escenario. Sé que los actores que he elegido entienden esto y lo van a hacer muy bien”.

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Además de la citada actriz, en el reparto están veteranos de la escena como Juan Calot, Fernando Conde y Juan Jesús Valverde  que se entremezclan con la frescura que dan caras como la de Elena Román, que este es su primer gran montaje.

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A la benjamina del reparto se suman actores como Alejandro Navamuel -también ayudante de dirección de Montesinos-, Óscar Hernández, Víctor Anciones y Raúl Sanz. Un reparto que, a buen seguro, hará las delicias del público.

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