«Por momentos así se vive». Don José Sacristán, «Pepito» para su querida Concha, no pudo evitar emocionarse al ver al público del Teatro Romano de Mérida en pie. Un luchador que recordó su primera vez en Mérida, aquella ocasión en que su carrera empezó a encaminarse. Era el año 1964, José Tamayo había montado un Julio César en el que Sacristán hacía 7 papeles por 30 duros. De ahí, que no pudiese pagarse una pensión. El pasado jueves, ahora ya como una figura indiscutible de nuestra escena, el Sacristán más humano reclamaba la presencia de su otra mitad, su mujer Amparo. En las miras del actor ya está un gran proyecto para 2016: Muñeca de porcelana.
Tiene algo el Teatro Romano de Mérida. Algo especial, algo mágico. Quizás pensar que en ese escenario se han contado cientos de historias que han trascendido el paso de los años. Y es inevitable que recibir un premio como el Ceres en un marco como ese invite -¿Cómo no?- a la emoción.
Durante la noche del jueves, las emociones brotaron desde el escenario a un público entregado a la ceremonia teatral. Los Ceres se han consolidado en su cuarta edición como una cita imprescindible para las gentes de la escena. Por el escenario pasaron Pedro Casablanc -que se declaró un amante de este «desleal oficio» de los cómicos-, Aitana Sanchéz Gijón o Alberto Conejero que agradeció a sus padres permitirle soñar desde pequeño. Aitor Tejada de Kamikaze Producciones agradeció el premio al público, sin el cual no hubiese sido posible la aventura de esta pequeña gran familia teatral.
La gala estuvo agilmente conducida un año más por Carlos Sobera, que nos regaló momentos de gran hilaridad como sus imitaciones de José Luis López Vázquez. El mapping volvió a ser protagonista sobre las piedras de Mérida, que se removieron al ritmo del mítico ‘Gracias por venir’ de Lina Morgan, que puso en pie al respetable. La otra gran ovación de la noche- con permiso del premiado Sacristán- se la llevó ‘La Velasco’ que volvió a ese escenario en que hace dos años hizo Hécuba, precisamente recitando un pasaje de la obra. El próximo reto de la actriz sobre las tablas será convertirse en Juana La Loca.

Los Ceres son el broche perfecto a un Festival que ha recobrado su brillo gracias a la gestión de Pentación con Jesús Cimarro a la cabeza, que ha dado mayor visibilidad a la herencia grecolatina. En ese aspecto, destacar el trabajo del equipo de Prensa del Festival, con Nico García al frente, que ha puesto en el lugar que merece a Mérida.
Ya estamos contando los meses para una nueva ración de emociones, para una nueva edición del Festival y para esa celebración del teatro con nombre propio: Los Premios Ceres.