El Centro Dramático Nacional homenajea a Ángel Fernández Montesinos, director de «Los Caciques».

Ángel Fernández Montesinos será homenajeado en el Teatro María Guerrero el 2 de noviembre

Los Lunes con Voz del Centro Dramático Nacional dedicarán su nueva cita al director de Los Caciques

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Procedente del Teatro Univesitario de Murcia, Ángel Fernández Montesinos inicia su carrera profesional con el estreno de El libro del buen amor, del Arcipreste de Hita y La viuda valenciana , de Lope de Vega, con el Teatro de Cámara Dido, en el Teatro María Guerrero de Madrid. En 1961, obtiene el Premio Nacional de Teatro. En 1964, en París, dentro del Festival de las Naciones, estrena el musical La feria del come y calla, libro de Alfredo Mañas con música de Carmelo Bernaola. Este mismo año es invitado por la SGAE a dirigir la Compañía Lírica titular del Teatro de La Zarzuela de Madrid. En la temporada de ópera dirige Goyescas, de Granados  y El retablo de maese Pedro, de Falla.

Director de comedias de gran éxito, entre sus trabajos se encuentran Aspirina para dos de Woody Allen; La huella de Peter Shaffer; Trampa mortal de Ira Levin y Arsénico y encaje. Dirige el Teatro Nacional de Caracas, en el que además presenta diez montajes de teatro lírico. Escribe y dirige Por la calle de Alcalá (Antología de la revista española 1920-1950), en el Teatro Alcázar de Madrid. Debido al gran éxito obtenido, dirige dicho musical en el Teatro Insurgentes de México. En España, dirige Mamá quiero ser artista -obra de la que es coautor con Arteche- con Concha Velasco y realiza una gira por Latinoamérica con el espectáculo poético musical Con estos versos de la tierra mía, con Francisco Valladares, músicos y ballet español. En el Festival de Teatro Clásico de Almagro, dirige El castigo sin venganza y El Tríptico de Juan del Encina. Participa en el Festival Iberoamericano de Zarzuela en el Teatro Nacional de Cuba con El barberillo de Lavapiés y El dúo de la africana con la Compañía Lírica titular de Cuba.

Ha sido galardonado con la Medalla de las Bellas Artes y el Premio Segismundo de la Asociación de Directores de Escena, asociación de la que es fundador y Presidente de Honor. Un total de más de 160 montajes, adaptaciones y obras originales jalonan una vida dedicada enteramente al teatro.

• 2 de noviembre de 2015 – PRESENTACIÓN DEL LIBRO ESTAMPAS DEL TEATRO EN LOS CUARENTA Y HOMENAJE A ÁNGEL FERNÁNDEZ MONTESINOS

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Ponentes: Blanca Baltés, Ángel Fernández Montesinos, Julio Huélamo, Jesús Rubio

Moderador: Emilio Peral

Lugar: Teatro María Guerrero
Horario : 20:00 horas

Entrada libre hasta completar aforo

Los Caciques continúa en el Teatro María Guerrero hasta el 22 de noviembre

De martes a sábado a las 20:30h y los domingos a las 19:30h se puede disfrutar de la comedia de Carlos Arniches.

«Juanjo Seoane Ángel Fernández Montesinos recuperan y actualizan ese espíritu con su dúctil versión que contiene momentos muy inspirados».

(Juan Ignacio García Garzón, ABC)

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«Los Caciques» reivindican la figura de Carlos Arniches en su 150 aniversario desde el escenario del María Guerrero

Los Caciques vuelve a escena con motivo del 150 aniversario del nacimiento de Carlos Arniches con una versión actualizada por Juanjo Seoane y Ángel Fernández Montesinos, que dirige de nuevo una función que conoce muy bien. Para el decano de la dirección escénica de nuestro país esta versión: «Conserva su esencia y su actualidad es indudable, desgraciadamente. Nos encontramos en una ciudad de provincias con un ayuntamiento que lleva 20 años gestionando los presupuestos de una forma alegre y quizá corrupta. De pronto reciben la noticia de que va a venir un inspector de la capital. Vemos el terror que se apodera de ese alcalde y asistimos al enredo maravillosamente urdido por Arniches. Este enredo demuestra que el humor es un arma muy eficaz para retratar los problemas de la sociedad».  Al público le va a sorprender la actualidad de algunas escenas: «Va a creer que se han escrito ahora mismo y están escritas en el año 1920». Todo ello subraya la vigencia de un autor que el tiempo ha puesto en su lugar. Todo un clásico, imperecedero como tal.

Esta producción del Grupo Marquina para Siempre Teatro S.L se podrá ver en el Teatro María Guerrero del 9 de octubre al 22 de noviembre antes de iniciar una gira que comenzará en el Palacio de Festivales de Cantabria el día 4 de diciembre.


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Las proyecciones, elemento clave en esta revisión de Los Caciques. Para el director y coadaptador: «Las distintas escenas de la obra nos obligaban a una sucesión de decorados que no vamos a hacer. Hemos creado una única escenografía y utilizaremos una pantalla al fondo para proyectar momentos como el discurso del alcalde (en la imagen anterior) o la llegada del inspector».

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El reparto: «Todos los actores que participan en la obra han trabajado conmigo alguna vez. Marisol Ayuso en especial en muchas ocasiones. Sé lo que puedo pedirles y sé que hablan muy bien, que pronuncian muy bien. Veo en algunas funciones modernas unos diálogos muy rápidos que hacen difícil entender lo que se dice. Eso no me gusta. Para hacer un Arniches no se puede elegir actores que hablen deprisa porque la obra tiene un ritmo concreto. Arniches escribía con una cadencia que hay que respetar en el escenario. Sé que los actores que he elegido entienden esto y lo van a hacer muy bien».

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Además de la citada actriz, en el reparto están veteranos de la escena como Juan Calot, Fernando Conde y Juan Jesús Valverde  que se entremezclan con la frescura que dan caras como la de Elena Román, que este es su primer gran montaje: «Soy la pequeña del elenco y la más ‘novata’ de todos. Para mi esto es un gran regalo y a la vez un gran reto. La primera vez que entré en el María Guerrero acababa de empezar a estudiar Arte Dramático y quedé realmente impresionada con lo bello y mágico que era aquel lugar y recuerdo decir la frase: «imagínate lo que debe ser actuar aquí». Hoy, unos cuantos años después estoy metida en este proyecto, rodeada de unos inmensos profesionales, con un texto maravilloso y a menos de un mes de subirme a ese escenario que tantas veces he imaginado. Por todo esto sólo tengo palabras de agradecimiento y mucho empeño por seguir esforzándome, ensayando, creando y dando el 100% de mi para que lo importante sea el personaje y la historia; para que el mensaje llegue claro a todos los que queráis acompañarnos a partir de 9 de Octubre en esta aventura».

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A la benjamina del reparto se suman actores como Alejandro Navamuel -también ayudante de dirección de Montesinos-, Óscar Hernández, Víctor Anciones y Raúl Sanz. Un reparto que, a buen seguro, hará las delicias del público.

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Los Caciques en redes sociales

Tanto en Facebook como en Twitter se ha podido seguir el día a día de los ensayos de esta divertida comedia de Carlos Arniches. Buena muestra de ese día a día son las fotos de marcosGpunto, que también firma las imágenes de escena que aparecen en este artículo.

Un momento de los ensayos de
Un momento de los ensayos de «Los Caciques».

Desde mi butaca COMUNICA Los Caciques

En Desde mi butaca COMUNICA nos estamos encargando de la comunicación y gestión social media de esta gran comedia de Carlos Arniches

Abierto calendario de prensa en Desdemibutacacom@gmail.com

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«Los Caciques» según Ángel Fernández Montesinos

Entre la colección de sainetes, farsas y comedias creadas por Don Carlos Arniches, (Alicante, 11 de octubre de 1866- Madrid 16 abril de 1943) siempre me interesaron, entre toda su producción, dos títulos que alcanzaron centenares de representaciones en su época y que contienen una profunda crítica social: La señorita de Trevélez y Los Caciques, esta última, estrenada en el Teatro de la comedia de Madrid en 1920.

¿Porqué vuelven ahora a los escenarios Los Caciques? La respuesta es bien sencilla, por su rabiosa actualidad. En la misma raíz de la obra, en su temática reside su actualización. Es una comedia de enredo pero con una soterrada crítica social y política, donde se demuestra, una vez más, que el humor es un poderoso instrumento para combatir los defectos de una sociedad. Cuando escribe Carlos Arniches la comedia, en su reparto figuraban 23 personajes. En aquellos años los dueños de los teatros, que a la vez eran empresarios de compañía, solicitaban a los autores obras destinadas para las compañías numerosas llamadas: Compañía Titular. Eran otros tiempos…. Yo, años más tarde tuve el privilegio de dirigir en el 2001, una versión tradicional de esta comedia, subrayada con los trajes y escenografía de Antonio Mingote.

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Pero los tiempos cambian. ¿Cómo hacer que Los Caciques puedan volver a la escena, con su humor, sus personajes y su sátira feroz? Escribiendo una nueva versión respetando el espíritu del autor, conservando los mejores diálogos, sus principales personajes y eliminando otros pero no sus parlamentos. Siguiendo, en fin, su trama, siendo totalmente fieles a la obra de Arniches para demostrar, una vez más, que el humor es un instrumento tan válido como otros para elaborar una profunda crítica social desde el escenario.

Imaginen una ciudad de España, una cualquiera, en la que un Ayuntamiento administra el dinero de los contribuyentes de una manera digamos “ligera” y evidentemente “corrupta” y sigamos imaginando que un buen día, anuncian la llegada de un Inspector enviado por el Gobierno para revisar las cuentas… Cualquier parecido con la realidad es mera coincidencia…

Los caciques divierten dejando una reflexión, como dice el protagonista al final de la obra: “Los españoles no seremos felices, hasta que no acabemos de una vez para siempre con Los Caciques.”

Ángel Fernández Montesinos, director de LOS CACIQUES. Una vida entre cajas.

Ángel Fernández Montesinos, director de Los Caciques. Una vida entre cajas.

Cerca de la ‘teatral’ Plaza de Santa Ana se esconde un pequeño santuario privado para los amantes del musical. La casa de Ángel Fernández Montesinos se presenta ante nuestros ojos como una suerte de templo de culto al musical. El salón de su casa esconde joyas como los carteles originales de los musicales que, como avezado espectador, ha visto en medio mundo. Abre una puerta y empiezan a salir recuerdos de una vida dedicada a las tablas. Su dedicación y entrega al teatro ha sido tal que pocos directores pueden presumir de una carrera tan apabullante y, sobre todo, tan diversa. En sus 170 montajes hay musicales, zarzuelas, comedias, dramas e incluso intrigas policíacas. Lo mejor es no extenderse más en esta introducción. Las palabras de Fernández Montesinos les trasladarán a una época en que TEATRO se escribía con letras mayúsculas. Una larga y apasionante conversación con el Presidente de Honor de la Asociación de Directores de Escena,  que resumimos DESDE MI BUTACA. Arriba el telón. Recuperamos esta entrevista de 2013 con motivo de las representaciones de Los Caciques del 9 de octubre al 22 de noviembre en el Teatro María Guerrero.

Foto de José Carlos Nievas.

Foto de José Carlos Nievas

En unos días se reconoce su trayectoria en el clásico en el Festival de Almagro, ¿Tiene alguna idea de lo que le espera?

La verdad es que no. Sé que han llamado a un gran colaborador y amigo como es Alejandro Navamuel, pero poco más te puedo decir. Yo fui pionero en el tratamiento del verso. De hecho, vine a Almagro antes de que se fundase el festival como tal. Monté allí El castigo sin venganza para TVE hace 38 años con Paco Valladares en el reparto. Al año siguiente hicimos Égloga con Valladares y Sancho Gracia. Viendo el éxito de la iniciativa televisiva de esos dos años, se decidió crear este maravilloso festival en el que hoy tengo la suerte de que se me homenajee.

El Festival de Almagro reconoce su labor con el Teatro de Títeres con una exposición, ¿Cómo recuerda aquella época?

-Se levanta por primera vez y abre uno de los armarios del salón. De sus puertas saca los vinilos de los espectáculos del Teatro de Títeres en los que presume de haber tenido a colaboradores como Pepe Hierro-

Yo no hacía espectáculos infantiles, sino familiares. Luego repetían los padres sin los niños. Fíjate si nos adelantamos. Estaban los actores dando las letras antes de la función en La pandilla va al teatro. Teníamos hasta un teclado humano y un número sobre el maquillaje teatral. Ensayábamos incluso los aplausos. Le dábamos mucha importancia a la música. La feria del Come y Calla la llegamos a estrenar en París con orquesta en directo. Además con obras como La pandilla va al teatro creo que incentivamos el interés de los más pequeños de la casa por las artes escénicas.

Según leía en sus memorias, el término “teatro musical” o “comedia musical” tardó en asentarse en España…

Si ponías “comedia musical” la gente lo asociaba a peliculitas musicales que se hacían en la época. No entendían el término. Se estrenó Al sur del Pacífico con Tamayo de director considerándola como “zarzuela”. A la revista se la llamaba “fantasía cómico lírico bailable”. Siento que de alguna forma yo he contribuido a la afición por el género. Ten en cuenta que de Mamá, quiero ser artista hicimos 1600 representaciones y de Por la calle de Alcalá más de 2500 representaciones…

¿Son esos espectáculos precisamente los más especiales de su carrera?

Hay muchas entre mis más de 170 obras, pero es cierto que fueron muy especiales.

Por la calle de Alcalá sirvió para recordar cómo era la revista, que parece que nadie se acordaba ya. Contábamos la historia de la revista complementándola con la del traje. No vestía la gente igual en cada época, como en la vida real. Era un documental. El éxito era contar cómo había variado por la censura. Era un espectáculo con un hilo argumental, no una mera sucesión de números musicales de fantasía.

Con esa obra vivieron el “trago amargo” del incendio de la discoteca Alcalá 20…

Teníamos vendido todas las navidades. Del teatro no se quemó nada. Entramos al teatro y vimos que todo estaba bien, pero hubo 82 cadáveres en la sala de fiestas.

Mamá quiero ser artista era una comedia musical al uso con esas escaleras tan características que subían y bajaban. Utilizamos música de la época y cuatro números nuevos incluido el famoso Mamá quiero ser artista o el número de presentación de Concha. La fórmula era nueva y ella lo considera la cima de su carrera.

Una escena de

Y tras contar la historia de la revista y el bolero, se le ocurrió crear Estamos en el aire, un musical sobre la historia de la radio…

Lo escribí con Arteche. Coincidió que cuando lo teníamos listo, Cope quería hacer un espectáculo para conmemorar los 100 años de la radio. Todo ello basado en mis recuerdos infantiles y juveniles. Era oyente de Radio Murcia. Recuerdo la retransmisión desde el Infanta Isabel de una obra en la que Jacinto Benavente fue entrevistado en el descanso.Era el estreno de Su amante esposa, allá por 1945. No paraba de escuchar esa radio tan rica en contenidos: zarzuela, revista, tenía una radio enorme en mi habitación y me sabía toda la programación. Quise contar la historia de la radio y su influencia en una familia. Por eso había un estudio y una casa en el decorado. Sabía que se habían hecho en cine y televisión en USA cosas sobre la memoria radiofónica, pero en teatro creo que no. La radio era la vida de todo el mundo: Los concursos con esa anécdota del coche por ejemplo. Iba un señor diciendo que era su casa y él no estaba en casa y entonces descubría los cuernos que le ponía la parienta, eso es real. También lo es el Consultorio de Elena Francis y los discos solicitados. Cuando llegaba el Día de la Madre podía haber 200 dedicatorias, cinco pesetas por cada una, era una fuente de alimentación fabulosa para la radio.

Más momentos que parten de una anécdota autobiográfica, la escena del censor que nos lleva a sus tiempos en Radio Juventud de Murcia…

Yo estaba en Radio Juventud de Murcia cuando estudiaba Derecho. Lo hacíamos sin cobrar y nos llevábamos los discos de nuestra casa. La censura era muy rígida. Nos llegaba la lista de canciones prohibidas. Bésame mucho solo en versión orquestal. Lo que hemos luchado con la censura no tiene nombre. Un ejemplo de lo retorcida que era la censura: Había una canción, Échame polvitos, referida a los polvos de talco de los niños y el censor dijo: ¿Dónde se ponen esos polvitos? Rallaban los discos con una tijera para que no los pusiesen. En todos mis musicales todo lo que está en el escenario lo he vivido yo. Estábamos haciendo una tarde Estamos en el aire y había un señor que se revolvió con la escena del censor. En el descanso me vio. “Yo eso lo he vivido, no todos eran así”, me dijo. Yo le contesté que mi experiencia había sido esa en una época en la que muchos censores eran unos reprimidos absolutos.

La Asociación de Directores de Escena editó sus memorias.

En un musical jukebox no se si surge antes el libreto o éste se amolda a las canciones elegidas…

Nació al mismo tiempo. Por ejemplo, yo pensaba en un concurso radiofónico y enseguida me venía a la mente la canción que más sonaba: Cocidito madrileño. Van a un concurso a por el jamón. Me pasaba lo mismo con todas las músicas. Algunas no cuadraban en el argumento, como las canciones francesas que decidimos meterlas en un bloque. Vas separando éxitos que tenían una cierta transcendencia en la vida de la gente.

-Durante la entrevista, Fernández Montesinos se levanta en varias ocasiones para mostrarme algunas de las joyas que guarda en sus armarios. Se levanta y me muestra una foto de Celia Gámez, una artista de la que guarda un gran recuerdo-

Fue una experiencia realmente deliciosa poder trabajar con ella. Reivindico desde aquí su faceta como inspiradora, productora y directora de todos sus espectáculos. Ya en Las leandras exigía trajes, decorados y apostaba por músicos emergentes. Ella reclamó al maestro Padilla, que estaba en aquel tiempo en pleitos con Charlot por el uso de La violetera en Luces de ciudad. En el 47 se lo traerá de vuelta a España. En La Zarzuela hicimos un espectáculo sin argumento. Como los de Ziegfield. Eran varios cuadros cómicos con música. Salía poco en el espectáculo. El ensayo general lo paramos para ver cómo pasaba el tren que llevaba a Kennedy muerto. Estábamos en 1962. Era estupenda y teníamos un decorado gigantesco con dobles ballets. Las luces arreglaron un decorado horroroso. Fue muy entrañable reencontrarme con ella en la representación 1200 de Por la calle de Alcalá. En esa noche tan especial cantó dos canciones con gran arrojo y eso que tenía ya 80 años cuando la hicimos ese homenaje. Murió a las 92 años en una situación muy trágica. Tenía Alzheimer y estaba en una residencia en Buenos Aires. Mandé una copia de la versión cinematográfica de Las leandras para que supiesen que era verdad eso que soñaba cada tarde a las seis. Se ponía delante del espejo y se maquillaba como si tuviese función de tarde. Fue una pionera en el género al que consiguió dotar de una calidad inaudita para la época.

Ha montado un clásico de Mihura como Maribel y la extraña familia con gran éxito, pero el musical ha sido uno de los pocos fracasos de su carrera…

Unos lo achacan a que estaba la calle en obras. Otros a que no había taxis por la noche. Si el público decide no ir, es imposible convencerlo para que vuelva. Teníamos todos los ingredientes para triunfar. Los figurines de Pedro Moreno eran fantásticos tanto como la música y el libreto. Otro fallo fue el título, ¿Quién va a ir a ver un musical que se llamaseMaribel? Se tendría que haber llamado Maribel y la extraña familia, el musical. Se empeñaron en llamarla así por la muñeca que era el logo de la producción. La noche del estreno la gente estaba como loca. Al día siguiente, 80 espectadores. Otro aspecto importante es que la crítica española no sabe lo que es un musical. Solo hay que ver lo que escribió Javier Villán, ¿Se puede hacer una crítica de un musical sin hablar de la música? De Follies solo dijo que se parecía a la bodega bohemia que hay en Barcelona, donde se refugiaban viejas glorias. ¿Lo ha visto de verdad? Lo vi hace 24 años en Londres y el de Mario Gas es más divertido, más entretenido que el que vi allí con Ivvone de Carlo. En España el reparto estuvo inmenso. En Maribel no habló de la música, ni de los decorados ni de los figurines de Pedro Moreno que costaron treinta millones de pesetas. Un crítico tiene que fijarse en todos los elementos, incluida la coreografía. Se ensañó con nuestra adaptación, que creo que fue respetuosa y maravillosa. Además, la música era estupenda, completaba la acción.

¿La zarzuela podría prestarse a ser una especie de musical español si se actualiza?

Cuando dicen que van a hacer una zarzuela situándola en 1900 me saca de quicio. Ya existen zarzuelas que transcurren en esa época. No hay quien haga teatro musical en este país. Cuando ves lo que han hecho en Londres y Nueva York da gusto. Allí es una industria. Aquí es pura artesanía. Allí se junta un gran equipo. Son gentes muy capacitadas, cuando hacen un espectáculo lo hacen en condiciones. Yo hice hace poco La verbena de la paloma en los Jardines de Sabattini. Los protagonistas se pelean antes de la verbena. Veíamos la verbena de 1902 con el concurso de chotis, con toda la música de la época. Los personajes se peleaban en escena. Los niños del público le decían que no era tan corta como decía el padre. La alargué un poco, pero sin pasarme.

¿Qué le parece el intento de ‘actualizar’ La verbena de la Paloma de Marina Bollaín?

No se puede hacer así, no se presta a que la actualicen. Hamlet lo puedes situar en la luna, pero el casticismo es algo muy concreto. Hay que hacerla bien, respetar la época. Los sainetes y las zarzuelas son un documento histórico de tipos, un reflejo de una época.

¿Es el pequeño formato la mejor salida para el musical español?

Desde luego. Ver los grandes musicales nos ha hecho reflexionar, ¿Cómo hacer un musical español para que el público se divierta? Hemos pensado que el pequeño formato es la mejor opción, no tenemos mucho dinero, esa es la cruda realidad y así se aviva el ingenio. Es un acierto, hay que reinventar la fórmula. Sin el éxito de los grandes musicales, no existirían los de pequeño formato. Está claro que se esta creando una cultura de musicales.

Musical, teatro clásico, comedia, drama y otro hito en su carrera fue Trampa mortal que dirigió en tres ocasiones con el desaparecido Paco Valladares…

La primera vez la estrenamos en el Marquina. Estuvimos cinco meses y después hicimos una larga gira. Me llaman de Mapa Producciones  años después para hacer un musical sobre Gala y me proponen volver a hacerla y eso que no sabían que ya la había montado. “Ríase después de temblar” decía una crítica de Haro Tecglen. En la última producción con Txalo, que trató muy mal la obra con un nivel de producción muy pobre, estaba genial Paco con una sabiduría escénica impresionante. Fue un placer trabajar con él en producciones como Las de Caín, que fue su último montaje.

El equipo de la última producción de

Es un gran espectador de musicales anglosajones, pero revisando su excelsa carrera sorprende que no haya dirigido ninguno…

Mame con Celia Gámez, creo recordar que es la única vez que he dirigido un musical extranjero. Fui a verlo al Paladium de Londres y me encantó. No me han ofrecido realmente un proyecto de ese tipo nunca. He tenido la suerte de ver los espectáculos originales con – señala el cartel de la producción original de El rey y yo con Yul Brynner y a Ginger Rogers en Mame. Vi también El fantasma de la ópera con Sara Brightam y Michael Crawford. La diferencia es muy grande. En el Lope de Vega Webber se cogió un berrinche muy grande cuando vino al ensayo general… Parecía como si la compañía de Londres hubiese cedido los trajes a una compañía de aficionados.

¿Habrá una resurrección de la revista?

Lo veo muy difícil. No se ha mantenido una tradición de compositores de revista y el género se quedó anclado en el tiempo. Se actuaba sin microfonía y algunas orquestan tenían hasta 40 músicos. Había entonces gente que cantaba de verdad. Pastoria Imperio o Toni Leblanc son un buen ejemplo. Se está perdiendo toda esa riqueza musical con el tiempo. No hay quien invente nuevos argumentos. Me llaman hace poco y me proponen un musical sobre un platillo volante que aterriza en Castillla. Alma, la que conduce la nave, se enamora de un humano. No hay continuidad en el género desde la muerte de Moraleda ni hay actores cómicos de ese calibre. Yo tuve la suerte de conocer el género en pleno esplendor. En fin, eran otros tiempos…

¿Sigue conservando la pasión por el teatro?

Desde luego, yo tengo una necesidad vital de seguir contando historias. De hecho tengo ya en marcha un musical del que ya he terminado el libreto y alguna cosita más que aún no te puedo avanzar…

Vuelven «Los caciques» al Teatro María Guerrero el 9 de octubre

Ángel Fernández Montesinos y Juanjo Seoane revisan Los caciques, un clásico de Carlos Arniches con motivo del 150 aniversario del nacimiento del autor. Se podrá ver del 9 de octubre al 22 de noviembre en el Teatro María Guerrero de Madrid.

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Érase una vez, en una ciudad de España, un partido político y su alcalde llevan más de treinta y cuatro años ejerciendo el caciquismo y la corrupción. Se les notifica la llegada de un inspector del gobierno, que debe analizar sus cuentas. El alcalde siguiendo su tendencia natural, se propone comprar la voluntad del inspector con todo tipo de agasajos, homenajes, regalos y dinero. Sin embargo, aparecen en la ciudad un sobrino y su tío, con intención de solicitar la mano de la sobrina del alcalde. Éstos son confundidos por el inspector del gobierno, provocando todo tipo de divertidos malentendidos.

MARISOL AYUSO, FERNANDO CONDE, JUAN CALOT, JUAN JESÚS VALVERDE, ALEJANDRO NAVAMUEL, ELENA ROMÁN, VICTOR ANCIONES, OSCAR HERNÁNDEZ  y RAÚL SANZ forman el elenco de esta producción que ya dispone de perfiles en Facebook y Twitter.

Ángel Fernández Montesinos. Una vida entre cajas.

Cerca de la ‘teatral’ Plaza de Santa Ana se esconde un pequeño santuario privado para los amantes del musical. La casa de Ángel Fernández Montesinos se presenta ante nuestros ojos como una suerte de templo de culto al musical. El salón de su casa esconde joyas como los carteles originales de los musicales que, como avezado espectador, ha visto en medio mundo. Abre una puerta y empiezan a salir recuerdos de una vida dedicada a las tablas. Su dedicación y entrega al teatro ha sido tal que pocos directores pueden presumir de un curriculum tan apabullante y, sobre todo, tan diverso. En sus 170 montajes hay musicales, zarzuelas, comedias, dramas e incluso intrigas policíacas. Lo mejor es no extenderse más en esta introducción. Las palabras de Fernández Montesinos les trasladarán a una época en que TEATRO se escribía con letras mayúsculas. Una larga y apasionante conversación con el Presidente de Honor de la Asociación de Directores de Escena,  que resumimos DESDE MI BUTACA. Arriba el telón.

En unos días se reconoce su trayectoria en el clásico en el Festival de Almagro, ¿Tiene alguna idea de lo que le espera?

La verdad es que no. Sé que han llamado a un gran colaborador y amigo como es Alejandro Navamuel, pero poco más te puedo decir. Yo fui pionero en el tratamiento del verso. De hecho, vine a Almagro antes de que se fundase el festival como tal. Monté allí El castigo sin venganza para TVE hace 38 años con Paco Valladares en el reparto. Al año siguiente hicimos Égloga con Valladares y Sancho Gracia. Viendo el éxito de la iniciativa televisiva de esos dos años, se decidió crear este maravilloso festival en el que hoy tengo la suerte de que se me homenajee. 

Foto de José Carlos Nievas.
Foto de José Carlos Nievas

El Festival de Almagro reconoce su labor con el Teatro de Títeres con una exposición, ¿Cómo recuerda aquella época?

-Se levanta por primera vez y abre uno de los armarios del salón. De sus puertas saca los vinilos de los espectáculos del Teatro de Títeres en los que presume de haber tenido a colaboradores como Pepe Hierro-

Yo no hacía espectáculos infantiles, sino familiares. Luego repetían los padres sin los niños. Fíjate si nos adelantamos. Estaban los actores dando las letras antes de la función en La pandilla va al teatro. Teníamos hasta un teclado humano y un número sobre el maquillaje teatral. Ensayábamos incluso los aplausos. Le dábamos mucha importancia a la música. La feria del Come y Calla la llegamos a estrenar en París con orquesta en directo. Además con obras como La pandilla va al teatro creo que incentivamos el interés de los más pequeños de la casa por las artes escénicas. 

Según leía en sus memorias, el término “teatro musical” o “comedia musical” tardó en asentarse en España…

Si ponías “comedia musical” la gente lo asociaba a peliculitas musicales que se hacían en la época. No entendían el término. Se estrenó Al sur del Pacífico con Tamayo de director considerándola como «zarzuela». A la revista se la llamaba «fantasía cómico lírico bailable». Siento que de alguna forma yo he contribuido a la afición por el género. Ten en cuenta que de Mamá, quiero ser artista hicimos 1600 representaciones y de Por la calle de Alcalá más de 2500 representaciones…

¿Son esos espectáculos precisamente los más especiales de su carrera?

Hay muchas entre mis más de 170 obras, pero es cierto que fueron muy especiales.

Por la calle de Alcalá sirvió para recordar cómo era la revista, que parece que nadie se acordaba ya. Contábamos la historia de la revista complementándola con la del traje. No vestía la gente igual en cada época, como en la vida real. Era un documental. El éxito era contar cómo había variado por la censura. Era un espectáculo con un hilo argumental, no una mera sucesión de números musicales de fantasía.

Con esa obra vivieron el “trago amargo” del incendio de la discoteca Alcalá 20…

Teníamos vendido todas las navidades. Del teatro no se quemó nada. Entramos al teatro y vimos que todo estaba bien, pero hubo 82 cadáveres en la sala de fiestas.

Mamá quiero ser artista era una comedia musical al uso con esas escaleras tan características que subían y bajaban. Utilizamos música de la época y cuatro números nuevos incluido el famoso Mamá quiero ser artista o el número de presentación de Concha. La fórmula era nueva y ella lo considera la cima de su carrera.

Una escena de
Una escena de «Mamá, quiero ser artista».

Y tras contar la historia de la revista y el bolero, se le ocurrió crear Estamos en el aire, un musical sobre la historia de la radio…

Lo escribí con Arteche. Coincidió que cuando lo teníamos listo, Cope quería hacer un espectáculo para conmemorar los 100 años de la radio. Todo ello basado en mis recuerdos infantiles y juveniles. Era oyente de Radio Murcia. Recuerdo la retransmisión desde el Infanta Isabel de una obra en la que Jacinto Benavente fue entrevistado en el descanso.Era el estreno de Su amante esposa, allá por 1945. No paraba de escuchar esa radio tan rica en contenidos: zarzuela, revista, tenía una radio enorme en mi habitación y me sabía toda la programación. Quise contar la historia de la radio y su influencia en una familia. Por eso había un estudio y una casa en el decorado. Sabía que se habían hecho en cine y televisión en USA cosas sobre la memoria radiofónica, pero en teatro creo que no. La radio era la vida de todo el mundo: Los concursos con esa anécdota del coche por ejemplo. Iba un señor diciendo que era su casa y él no estaba en casa y entonces descubría los cuernos que le ponía la parienta, eso es real. También lo es el Consultorio de Elena Francis y los discos solicitados. Cuando llegaba el Día de la Madre podía haber 200 dedicatorias, cinco pesetas por cada una, era una fuente de alimentación fabulosa para la radio.

Más momentos que parten de una anécdota autobiográfica, la escena del censor que nos lleva a sus tiempos en Radio Juventud de Murcia…

Yo estaba en Radio Juventud de Murcia cuando estudiaba Derecho. Lo hacíamos sin cobrar y nos llevábamos los discos de nuestra casa. La censura era muy rígida. Nos llegaba la lista de canciones prohibidas. Bésame mucho solo en versión orquestal. Lo que hemos luchado con la censura no tiene nombre. Un ejemplo de lo retorcida que era la censura: Había una canción, Échame polvitos, referida a los polvos de talco de los niños y el censor dijo: ¿Dónde se ponen esos polvitos? Rallaban los discos con una tijera para que no los pusiesen. En todos mis musicales todo lo que está en el escenario lo he vivido yo. Estábamos haciendo una tarde Estamos en el aire y había un señor que se revolvió con la escena del censor. En el descanso me vio. “Yo eso lo he vivido, no todos eran así”, me dijo. Yo le contesté que mi experiencia había sido esa en una época en la que muchos censores eran unos reprimidos absolutos. 

La Asociación de Directores de Escena editó sus memorias.
La Asociación de Directores de Escena editó sus memorias.

En un musical jukebox no se si surge antes el libreto o éste se amolda a las canciones elegidas…

Nació al mismo tiempo. Por ejemplo, yo pensaba en un concurso radiofónico y enseguida me venía a la mente la canción que más sonaba: Cocidito madrileño. Van a un concurso a por el jamón. Me pasaba lo mismo con todas las músicas. Algunas no cuadraban en el argumento, como las canciones francesas que decidimos meterlas en un bloque. Vas separando éxitos que tenían una cierta transcendencia en la vida de la gente.

-Durante la entrevista, Fernández Montesinos se levanta en varias ocasiones para mostrarme algunas de las joyas que guarda en sus armarios. Se levanta y me muestra una foto de Celia Gámez, una artista de la que guarda un gran recuerdo-

Fue una experiencia realmente deliciosa poder trabajar con ella. Reivindico desde aquí su faceta como inspiradora, productora y directora de todos sus espectáculos. Ya en Las leandras exigía trajes, decorados y apostaba por músicos emergentes. Ella reclamó al maestro Padilla, que estaba en aquel tiempo en pleitos con Charlot por el uso de La violetera en Luces de ciudad. En el 47 se lo traerá de vuelta a España. En La Zarzuela hicimos un espectáculo sin argumento. Como los de Ziegfield. Eran varios cuadros cómicos con música. Salía poco en el espectáculo. El ensayo general lo paramos para ver cómo pasaba el tren que llevaba a Kennedy muerto. Estábamos en 1962. Era estupenda y teníamos un decorado gigantesco con dobles ballets. Las luces arreglaron un decorado horroroso. Fue muy entrañable reencontrarme con ella en la representación 1200 de Por la calle de Alcalá. En esa noche tan especial cantó dos canciones con gran arrojo y eso que tenía ya 80 años cuando la hicimos ese homenaje. Murió a las 92 años en una situación muy trágica. Tenía Alzheimer y estaba en una residencia en Buenos Aires. Mandé una copia de la versión cinematográfica de Las leandras para que supiesen que era verdad eso que soñaba cada tarde a las seis. Se ponía delante del espejo y se maquillaba como si tuviese función de tarde. Fue una pionera en el género al que consiguió dotar de una calidad inaudita para la época. 

«Las leandras», una de las cimas de la carrera de Celia Gámez.

Ha montado un clásico de Mihura como Maribel y la extraña familia con gran éxito, pero el musical ha sido uno de los pocos fracasos de su carrera…

Unos lo achacan a que estaba la calle en obras. Otros a que no había taxis por la noche. Si el público decide no ir, es imposible convencerlo para que vuelva. Teníamos todos los ingredientes para triunfar. Los figurines de Pedro Moreno eran fantásticos tanto como la música y el libreto. Otro fallo fue el título, ¿Quién va a ir a ver un musical que se llamase Maribel? Se tendría que haber llamado Maribel y la extraña familia, el musical. Se empeñaron en llamarla así por la muñeca que era el logo de la producción. La noche del estreno la gente estaba como loca. Al día siguiente, 80 espectadores. Otro aspecto importante es que la crítica española no sabe lo que es un musical. Solo hay que ver lo que escribió Javier Villán, ¿Se puede hacer una crítica de un musical sin hablar de la música? De Follies solo dijo que se parecía a la bodega bohemia que hay en Barcelona, donde se refugiaban viejas glorias. ¿Lo ha visto de verdad? Lo vi hace 24 años en Londres y el de Mario Gas es más divertido, más entretenido que el que vi allí con Ivvone de Carlo. En España el reparto estuvo inmenso. En Maribel no habló de la música, ni de los decorados ni de los figurines de Pedro Moreno que costaron treinta millones de pesetas. Un crítico tiene que fijarse en todos los elementos, incluida la coreografía. Se ensañó con nuestra adaptación, que creo que fue respetuosa y maravillosa. Además, la música era estupenda, completaba la acción.

¿La zarzuela podría prestarse a ser una especie de musical español si se actualiza?

Cuando dicen que van a hacer una zarzuela situándola en 1900 me saca de quicio. Ya existen zarzuelas que transcurren en esa época. No hay quien haga teatro musical en este país. Cuando ves lo que han hecho en Londres y Nueva York da gusto. Allí es una industria. Aquí es pura artesanía. Allí se junta un gran equipo. Son gentes muy capacitadas, cuando hacen un espectáculo lo hacen en condiciones. Yo hice hace poco La verbena de la paloma en los Jardines de Sabattini. Los protagonistas se pelean antes de la verbena. Veíamos la verbena de 1902 con el concurso de chotis, con toda la música de la época. Los personajes se peleaban en escena. Los niños del público le decían que no era tan corta como decía el padre. La alargué un poco, pero sin pasarme.

¿Qué le parece el intento de ‘actualizar’ La verbena de la Paloma de Marina Bollaín?

No se puede hacer así, no se presta a que la actualicen. Hamlet lo puedes situar en la luna, pero el casticismo es algo muy concreto. Hay que hacerla bien, respetar la época. Los sainetes y las zarzuelas son un documento histórico de tipos, un reflejo de una época.

¿Es el pequeño formato la mejor salida para el musical español?

Desde luego. Ver los grandes musicales nos ha hecho reflexionar, ¿Cómo hacer un musical español para que el público se divierta? Hemos pensado que el pequeño formato es la mejor opción, no tenemos mucho dinero, esa es la cruda realidad y así se aviva el ingenio. Es un acierto, hay que reinventar la fórmula. Sin el éxito de los grandes musicales, no existirían los de pequeño formato. Está claro que se esta creando una cultura de musicales.  

Musical, teatro clásico, comedia, drama y otro hito en su carrera fue Trampa mortal que dirigió en tres ocasiones con el desaparecido Paco Valladares…

La primera vez la estrenamos en el Marquina. Estuvimos cinco meses y después hicimos una larga gira. Me llaman de Mapa Producciones  años después para hacer un musical sobre Gala y me proponen volver a hacerla y eso que no sabían que ya la había montado. «Ríase después de temblar» decía una crítica de Haro Tecglen. En la última producción con Txalo, que trató muy mal la obra con un nivel de producción muy pobre, estaba genial Paco con una sabiduría escénica impresionante. Fue un placer trabajar con él en producciones como Las de Caín, que fue su último montaje. 

El equipo de la última producción de
El equipo de la última producción de «Trampa mortal»

Es un gran espectador de musicales anglosajones, pero revisando su excelsa carrera sorprende que no haya dirigido ninguno…

Mame con Celia Gámez, creo recordar que es la única vez que he dirigido un musical extranjero. Fui a verlo al Paladium de Londres y me encantó. No me han ofrecido realmente un proyecto de ese tipo nunca. He tenido la suerte de ver los espectáculos originales con – señala el cartel de la producción original de El rey y yo con Yul Brynner y a Ginger Rogers en Mame. Vi también El fantasma de la ópera con Sara Brightam y Michael Crawford. La diferencia es muy grande. En el Lope de Vega Webber se cogió un berrinche muy grande cuando vino al ensayo general… Parecía como si la compañía de Londres hubiese cedido los trajes a una compañía de aficionados. 

¿Habrá una resurrección de la revista?

Lo veo muy difícil. No se ha mantenido una tradición de compositores de revista y el género se quedó anclado en el tiempo. Se actuaba sin microfonía y algunas orquestan tenían hasta 40 músicos. Había entonces gente que cantaba de verdad. Pastoria Imperio o Toni Leblanc son un buen ejemplo. Se está perdiendo toda esa riqueza musical con el tiempo. No hay quien invente nuevos argumentos. Me llaman hace poco y me proponen un musical sobre un platillo volante que aterriza en Castillla. Alma, la que conduce la nave, se enamora de un humano. No hay continuidad en el género desde la muerte de Moraleda ni hay actores cómicos de ese calibre. Yo tuve la suerte de conocer el género en pleno esplendor. En fin, eran otros tiempos…

¿Sigue conservando la pasión por el teatro?

Desde luego, yo tengo una necesidad vital de seguir contando historias. De hecho tengo ya en marcha un musical del que ya he terminado el libreto y alguna cosita más que aún no te puedo avanzar…