Un vistazo al teatro que comunicaremos DESDE MI BUTACA: Primer Aniversario de DESDE MI BUTACA COMUNICA

Comienza la segunda temporada de andadura de DESDE MI BUTACA COMUNICA. El balance de la temporada 2014-2015 ha sido muy positivo. Durante estos doce meses hemos comunicado espectáculos que han contado con el apoyo mayoritaria de la crítica y el público. Nada de eso hubiese sido posible sin el apoyo de los medios de comunicación a nuestros proyectos. Espectáculos como El disco de Cristal de Secun de la Rosa, con el que comenzamos andadura hace justo 1 año, nos han dado la confianza de seguir creciendo con cada proyecto. El último hito de la recién terminada temporada ha sido La Soga, el gran éxito del verano, que se ha podido disfrutar en el Teatro Fígaro con una espléndida aceptación de crítica y público. Una vez más, los medios respondieron de forma entusiasta a la llamada de DESDE MI BUTACA COMUNICA con presencia incluso en el Informativo de La 1. Antonio Dechent, Inma Cuevas, Daniel Muriel, Secun de la Rosa, Mariano Venancio y Jordi Galcerán han sido los protagonistas de  las promociones de algunas de nuestras propuestas sobre las tablas. Productoras como SEDA, VACAESTUDIO, KENDOSAN PRODUCCIONES, TEATRO DEL TEMPLE, TRENCADÍS PRODUCCIONS y TÚ VERÁS PRODUCCIONES entre otras han confiado en DESDE MI BUTACA COMUNICA.

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A continuación os avanzamos algunas de las propuestas que comunicaremos esta temporada 2015-2016

Los Caciques para el Grupo Marquina (Estreno 9 de octubre en el Teatro María Guerrero)

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Gabinete de prensa del Teatro del Arte

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Salón Internacional del Libro Teatral (Matadero de Madrid, Noviembre de 2015)

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Constelaciones en los Teatros Luchana

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El Principito de José Tirado Danza en el Teatro Alcázar

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La Virtud de la Torpeza en la Sala Mirador

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Delirae en el Teatro Galileo

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Tienes más información sobre DESDE MI BUTACA COMUNICA en nuestro dossier

Si crees que tu proyecto puede ser puesto en manos de DESDE MI BUTACA COMUNICA, no dudes en escribir a desdemibutacacom@gmail.com

Esperamos tus propuestas

1950s 1960s Overwhelmed Stressed Woman Answering Four Black Telephone Phone Receivers At One Time

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«La Voz Humana» con Antonio Dechent se despide este miércoles del Teatro Lara

Se podrá disfrutar del extraordinario trabajo de Antonio Dechent en La Voz Humana por última vez este miércoles 26 de agosto a las 20:15h en la Sala Off.

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La voz humana, monólogo escrito en 1930 por Jean Cocteau,
es una obra sobre el amor. El amor como desesperación, como
entrega absoluta, como enfermedad, como locura. Un corazón
roto que mantiene latiendo la esperanza ante lo inevitable. Y un
teléfono. Un teléfono que sólo sirve para comunicar la soledad
del abandono.

Este fue escrito para ser interpretado por una actriz, y lo han
hecho las más grandes: Magnani, Bergman, Signoret… Pero, ¿por
qué no darle la vuelta, por qué no reconocer que el amor, su
anhelo y su pérdida nos afectan a todos, hombres y mujeres?
Con la dirección de Antonio Campos, fino estilista, todo cobra
sentido y espero que el resultado conmueva y que el espectador
nos acompañe en esa búsqueda de sentimientos que algunos
creíamos olvidados.

Antonio Dechent

La crítica ha dicho

“Una actuación intachable de Dechent”

(Diario Crítico)

“Me encontré cómodo con el cambio, identificado con el hombre en pijama que no sabe cómo romper el círculo de su abandono” 

(Culturamas)

“La construcción del personaje que construye Dechent  ofrece una  perspectiva que se escapa de los tópicos”

(El Pulso)

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Antonio Dechent protagoniza «La Voz Humana» en el Teatro Lara desde el 1 de julio

Tenemos nuevo proyecto de DESDE MI BUTACA COMUNICA para este verano. Los miércoles de julio y agosto se podrá disfrutar de La Voz Humana en la Sala Off del Teatro Lara. Recuperamos la entrevista que hicimos a su protagonista, Antonio Dechent, uno de los rostros imprescindibles de la escena y de la pequeña y gran pantalla.
Le pillo en mitad del ensayo técnico que interrumpe para atender a DESDE MI BUTACA. Cada noche, se encuentra a si mismo en el escenario, su hábitat natural. Reconocido principalmente por su trabajo en el cine, Dechent dice sufrir la enfermedad del rojo y el oro, ese color que caracterizaba históricamente a los telones del teatro. Y en las penumbras del Bellas Artes, su mente lúcida y crítica se abre paso para hablar de un oficio que le ha llevado a interpretar a todo tipo de ‘generalotes’ y duros personajes que se alejan mucho de la imagen que tiene de si mismo. Él se ve más como el protagonista de La Voz Humana, un hombre roto por el amor que busca recuperar en una última llamada desesperadamente a su enamorada. Siéntense en sus butacas y disfruten de sus palabras. No les defraudará.

¿Cómo es esa última llamada al amor que refleja La voz humana?

La idea de hacer esta función surge del espacio para el que fue creado. Se realizó para esa pequeña sala que han montado en el Mercado de Triana. Tenía que hacer algo íntimo, que el público tuviese la sensación de que estaba invadiendo la intimidad del personaje. Me vino a la cabeza La voz humana, pero al momento lo deseché. Luego, lo pensé bien y me decidí por convertir al personaje en un hombre en un marco de una relación heterosexual. De hecho, ya la habían interpretado hombres haciendo de homosexuales e incluso travestidos de mujeres. El desamor no tiene género. Creo que esta función hace mucho por la igualdad de género, el dolor es el mismo y los sentimientos también.

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¿Ha tenido que recurrir Antonio Dechent a su particular “armario de las emociones” para hacer La voz humana?

En este caso he tenido que ir… al fondo del armario. Ojalá conserváramos siempre esa ingenuidad que te dan los sentimientos profundos. El amor es una enfermedad que te hace olvidar todo lo demás. La vida conforme va pasando no te permite vivir de una forma tan profunda. Me ha venido muy bien, he recuperado emociones que en la vida real ya habían desaparecido casi por completo. Conforme nos hacemos mayores, nos creamos una coraza para que no nos hagan daño. Todos hemos vivido esa capacidad de transformarse para complacer al otro. Envidio mucho a los que aún tienen esa capacidad de darlo todo por los suyos.

¿Tenía ganas de quitarse los galones de militar y meterse en la piel de un personaje que es pura emoción?

La verdad es que no. Creo que es más una cuestión de superar la imagen que tiene el público de mí. Es un espectáculo ideado por mí, lo que demuestra que yo no me veo tanto en ese roll que me ponen siempre de militar ni el más macho de los machos con el que me suelen identificar. He escogido un personaje que de alguna forma es similar a mí. Es un hombre frágil, débil y roto. De alguna manera, se que crea una cierta curiosidad ver como el ‘generalote’ se puede acercar a este texto.

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¿Por qué el teatro es un buen lugar para contar historias para Antonio Dechent?

El teatro es mi hábitat natural. Siento que es mi particular microcosmos. Soy parte de las bambalinas. Decían que Cocteau tenía la enfermedad del rojo y el oro, el color de los telones del teatro. Tengo esa enfermedad. Me encuentro cada noche a mí mismo en las penumbras del teatro.

Uno de los autores que más ha trabajado ha sido Valle Inclán con sus esperpentos tanto en el teatro como en esa ‘curiosa’ y espléndida adaptación cinematográfica que vimos hace unos años, ¿Qué le ‘toca’ del teatro de Valle Inclán a Antonio Dechent?

No sé si considerarlo un elogio, pero alguien me dijo una vez que soy un actor esperpéntico -sale a relucir una grave y cálida risa que acompaña a buena parte de la entrevista- Valle Inclán es el padre y maestro mágico de todo lo demás. Me dedico a esto por no tener talento para inventarme las historias. Tengo que contar las historias que escriben otros. El lenguaje de Valle es el mayor placer que puede sentir un actor. Si fuera inglés diría Shakespeare, pero en España es nuestro dramaturgo por excelencia. Puedes hacer muchas veces la misma función, pero siempre encontrarás cosas nuevas. Define muy bien al género humano, cómo ve a las personas con ese crisol de ternura tan maravilloso.

Cuando leo el término ‘actor-obrero’ con el que se autodefine en algunas entrevistas me acuerdo de ver su nombre en 2006 por todas partes. Hasta en 4 películas en menos de dos meses, ¿Podría entender su vida sin este oficio?

Mi vida es bastante aburrida cuando no trabajo. Cuando más vivo estoy es cuando interpreto a otras personas. No me molesta estar trabajando de una forma tan intensa. Colaboro con un montón de proyectos por amor al arte. No puedo estar parado, me lo paso muy bien. Es lo que me mantiene vivo, igual es una forma de apagar mis carencias vitales, pero es lo que hay la verdad.

Uno de los últimos hitos de su excelsa carrera ha sido ese vendedor hastiado de la vida de A puerta fría

Ese señor mayor me salió muy bien. Fue una apuesta muy arriesgada. El personaje fue escrito para mí pensando en esa imagen de hombre castigado y duro que doy en cámara. Es un punto y aparte en mi carrera junto a mi trabajo en Smoking Room. Se rodó en mi Sevilla y no pude volver a mi casa a llevar mi vida familiar con mujer e hijos. Una experiencia muy absorbente y decidí ,por ello, quedarme en el hotel. Paseaba por los mismos pasillos que el personaje y tomaba una caña en el mismo abrevadero que el personaje. Queda explícitamente marcado en pantalla ese cansancio físico y vital de este hombre que se queda atrapado en un callejón sin salida.

a puerta fría

Cine, teatro, pero también televisión, ¿Cómo fue la experiencia de La familia mata?

Fue durillo. Puede que pensasen en mí por ser una persona en apariencia divertida, pero la verdad es que a las seis y media de la mañana no tengo mucho de eso. Es una experiencia envidiable, tener un trabajo diario lo es. Eso sí, a veces tenía la sensación de que con más tiempo las cosas hubiesen salido mucho mejor. Conservo buenos amigos como Pepe Ruíz- al que vi en el patio de butacas el pasado martes- al que sigo llamando ‘Papá’.

¿En qué momento se le metió el veneno del teatro en el cuerpo a Antonio Dechent?

No lo recuerdo exactamente, el teatro siempre ha estado presente en mi vida desde que hacía teatro en el colegio y llegué a ser coordinador. Lo que sí recuerdo es que era una mente muy cambiante. Estudié Psicología, viví en Lisboa y he tenido multitud de trabajos de diverso pelaje, que combinaba muchas veces con la interpretación, que aún no era mi oficio. De vez en cuando me planteo hacer otras cosas, pero en el fondo… Me he dado cuenta de que solo sé hacer esto.

Supongo que el to play de los ingleses cobra aún más sentido cuando se trabaja con capa y espada en proyectos como Alatriste

Estoy encantado de hacer un trabajo tan íntimo como esta obra, pero amigo mío, me encantaría montarme en una nave especial y descubrir nuevos mundos…

Dejó la carrera de Psicología, pero ¿No le hubiesen venido bien esos estudios para conocer a los personajes o es la profesión de actor directamente una de locos o inconscientes?

Es mucho más loco lo de la Psicología que el trabajo de actor, algunos estudian para intentar entenderse a sí mismos. Las carreras universitarias están anclados en la memorización. De hecho, sacaba unas notas estupendas, pero luego lo olvidaba, no adquirí ningún conocimiento la verdad. El conocimiento académico sirve para poco en esta profesión. Es el conocimiento de las personas el fundamento de este oficio.

¿Hacia dónde va un país que ‘acribilla’ su cultura con medidas como el 21%?

Según el ministro, la cultura no existe. El arte es entretenimiento por lo visto. Somos todos vedettes de revista según el ministerio. Hay que estar muy loco para hacer teatro en estos tiempos. De lo poco que me llevaría de la entrada, encima me quitan el 21%. Debo tener un problema por querer hacer algo con tanta pasión cuando sé que el rédito económico va a ser escasísimo. Esto viene de lejos. Me hace gracia que se llame subvención a las ayudas a la cultura. Hay ayudas en todos los sectores, incluido el de la banca, y a nadie le molesta precisamente por el término ‘ayuda’. Todo es un suma y sigue. Algunos nos llaman ‘titiriteros’ y se permiten el lujo de criticar el cine español sin ver ni una sola película. ¿Por qué quieren ser ignorantes? ¿Por qué se autolobotomizan? Es como si digo que no leo literatura traducida. No creo que les haga mucho bien esa actitud. Es una barbaridad.

Ha participado en decenas de cortometrajes, ¿Piensa que el futuro del largometraje está en manos de estos talentos emergentes?

Antes había que gastarse una pasta para hacer un corto, ahora hay una gran eclosión de pequeños cineastas con la revolución tecnológica. Algunos sí que lo conseguirán, pero otros se quedarán por el camino. Todos no van a conseguir triunfar. La semilla está ahí y hay gente muy buena en ese campo.

¿Cuál es el proyecto más inmediato de Antonio Dechent?

Estoy con Tomar Partido de Ronald Harwood, el guionista de El pianista y El Cuarteto. Es un texto maravilloso. Es sobre unos juicios paralelos a los Juicios de Nuremberg que se hicieron a la gente de la justicia y de la cultura. Es el espectador el que debe tomar partido y sacar sus propias conclusiones en este montaje.

Para acabar, ¿Con qué proyectos sueña Antonio Dechent?

No están las cosas para soñar… Con conseguir que me de para vivir con este montaje yo sería feliz. No quiero ser una estrella ni ganar mucho dinero. Soy un trabajador como bien dijiste antes. Estoy muy de acuerdo con el Papa Francisco cuando dice que no tener trabajo es indigno. Solo pido vivir de esto sin que me toquen las partes nobles.

Abierto calendario de prensa

Desdemibutacacom@gmail.com

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Sinfonía nazi en dos movimientos

En 1946, en un Berlín destruido, en mitad de la desnazificación, el comandante Steve Arnold recibe el encargo de investigar las implicaciones del director de orquesta Wilhem  Furtwängler con el régimen nazi. En esas investigaciones se basó el dramaturgo inglés Ronald Harwood para escribir Tomar partido, una obra que se puede ver hasta el domingo en el Teatro Campos Elíseos de Bilbao.

Es ésta una obra llena de interrogantes, que invita a la reflexión del espectador, no esperen conclusiones cerradas ni personajes traslúcidos. En el trascurso de esta suerte de thriller político, estructurado en dos actos, vamos conociendo datos que posiblemente nos hagan cambiar de opinión sobre la controvertida figura del celebrado director de orquesta y su posición ante el régimen de Hitler en que esta vertebrado este escenificado juicio. Y mientras navegamos por la palabra de Harwood se pone en escena un dilema al que el arte se ha tenido que enfrentar en infinidad de ocasiones: ¿Se puede separar la política del arte? o, quizás sería más correcto cuestionarse ¿Se DEBE separar la política del arte? El autor no hace juicios de valor y, de nuevo, deja en la inteligencia del espectador tan difícil respuesta. Somos nosotros los que tenemos que tomar partido por esta historia y sus personajes. Unos personajes que están interpretados por un reparto elegido con asombroso atino. Antonio Dechent, sin lugar a dudas uno de los mejores actores de este país, es un comandante rígido, inquebrantable, que no cede ante los argumentos del célebre director de orquesta. Este actor de imponente voz y presencia escénica vuelve a demostrar que su trabajo nace de la verdad más absoluta, esa que da el oficio y el buenhacer encima de las tablas durante tantos años. Su Comandante Steve Arnold, en otro tiempo agente de seguros, nos da ciertas claves para entender esta historia y es que los argumentos repetitivos, suelen llevar algo oculto como acierta a decir este hombre marcado por el olor a carne quemada. Y es que ésa es la particular maldición que le persigue, la hipernexia, que le hace acordarse de todo y no poder borrar de su memoria tantas escenas de odio y latrocinio. Se enfrenta a él el joven e idealista David Wills, lleno de fuerza en voz y carne de José Manuel Poga. Él no deja de ver en el director al maestro que una noche cuando era un niño le contagió la pasión por la música. Son dos posturas enfrentadas la del comandante y su subalterno y, a medio camino entre ambas, se encontrará seguramente la posición del espectador que acude a estos juicios. Roberto Quintana es un Wilhem Furtwängler lleno de matices. Vive absorto en su propia realidad en la que el arte debe prevalecer por encima de cualquier condicionamiento político, pero cuando el Comandante le pone contra las cuerdas tiene que ceder y admitir un poquito de la implicación que tuvo en el asunto. Completan el reparto con acierto Emilio Alonso, José David Gil y Rocío Borralo con dirección de Pedro Álvarez- Ossorio y coproducción de La Fundición con Focus. Una muestra de teatro necesario hoy más que nunca, una producción de gran nivel que debería verse en algún teatro nacional. De momento, vayan a verlo al Campos Elíseos hoy o mañana, de verdad que merece la pena tomar partido por la cultura.

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Antonio Dechent nos invita a tomar partido

“TOMAR PARTIDO” (Taking sides) es la 15ª producción de la Fundición, en colaboración conFocus (Barcelona), basada en la obra de Ronald Harwood y dirigida por Pedro Álvarez-Ossorio. El texto aborda la Alemania post-nazi de 1946 y pretende involucrar al espectador como parte y testigo de un juicio abierto que presenta dos actitudes absolutamente opuestas ante la terrible realidad política del Tercer Reich. Antonio Dechent, Roberto Quintana, Rocío Borrallo,José Manuel Pogay Emilio Alonso componene el reparto de la obra, que se podrá disfrutar del viernes 21 al domingo 23 de febero en el Teatro Campos Elíseos de Bilbao.

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Berlín, 1946, una ciudad destruida, imagen dantesca, la quintaesencia del fracaso, la consecuencia de la guerra. Destrucción, desorientación, muerte; fin de una etapa. Construida sobre escombros, esta obra intenta reflexionar sobre la reconstrucción moral de la humanidad, la búsqueda de unos valores nuevos. Asistimos a los prolegómenos y averiguaciones preparatorias para el juicio que llevará a cabo la Comisión Antinazi para los Artistas. El comandante Steve Arnold, en su vida civil inspector de seguros, recibe el encargo de investigar las implicaciones del director de Orquesta Wilheim Furtwängler en la Alemania nazi de 1933 a 1945; para lo cual, reúne información e interroga a diversos testigos de su vida.

Su protagonista, Antonio Dechent, calificaba así a la obra en una reciente entrevista con Desde mi butaca: «Es un texto maravilloso. Es sobre unos juicios paralelos a los Juicios de Núremberg que se hicieron a la gente de la justicia y de la cultura. Es el espectador el que debe tomar partido y sacar sus propias conclusiones en este montaje».

Lo mejor de un año DESDE MI BUTACA (III): Los actores

Seguimos repasando un año DESDE MI BUTACA y en esta ocasión serán los actores los protagonistas. En papeles protagonistas o secundarios, los actores también han destacado en un 2013 que ha estado lleno de TEATRO.

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Fernado Guillén Cuervo, el Adán ideal

Poner en marcha un proyecto tan ligado a Blanca Oteyza y Miguel Ángel Solá como Hoy: El Diario de Adán y Eva parecía un reto titánico, pero otra pareja, Ana Milán y Fernando Guillén han conseguido «el milagro». El Adán de Guillén Cuervo se instala entre la melancolía por un tiempo pasado que ya no volverá y la comicidad que desprende en la representación del Adán con peluquín, Fernando Guillén construye el que quizás sea el mejor personaje de su carrera. Ha conseguido una hondura en la construcción de este entrañable personaje que solo los grandes pueden conseguir. En su voz apesadumbrada y dolorida de la senectud se ven en él atisbos de la grandeza de su padre. 

José Pedro Carrión, historia viva de nuestra escena

En Júbilo Terminal nos ofrece un recital interpretativo de primer orden, donde la palabra y el actor pasan a primer término para conseguir emocionarnos. Y vaya si lo consigue este actor que fue rey, bufón y espadachín. Un trabajo en este 2013 al que se suma su paso por Hécuba, que podremos disfrutar en 2014 en el Teatro Español de Madrid. Un lujo verle por partida doble en este año.

Recibimos la llamada de Richard Collins Moore

Así hablamos del trabajo del actor en La llamada: «Él es Dios. Un ser todo poderoso que canta a la Houston. Su primera y sorprendente aparición deja prendado al público. Desconocía que detrás de ese grandísimo actor característico se escondía un chorro de voz de ese calibre,  de ovación el número de I have nothing».

Las mil caras de Dani Muriel.

Este año le hemos visto en Microteatro, en el Hall del Lara, en el Teatro María Guerrero y ¡Hasta inaugurando El Sol de York!  Si sigues la actualidad teatral de Madrid es imposible que no te hayas topado con él en alguno de los montajes que ha protagonizado. El último reto ha sido Las heridas del viento de Juan Carlos Rubio: «Dani Muriel está viviendo una etapa dorada en su carrera y eso es gracias a la variedad de trabajos que ha ido encadenando en los últimos meses.Las heridas del viento es un paso hacia adelante en su carrera. Muriel se enfrenta cara a cara a un texto que exige el 200% de implicación del intérprete y él pasa la prueba con nota».

Carlos Hipólito, un imprescindible.

Pocos actores tan versátiles y comprometidos con el teatro como el protagonista de El crédito. Este año le hemos visto de nuevo dando el do de pecho en Sonrisas y lágrimas en el Coliseum antes de volver a sumergirse en el mundo del dramaturgo Jordi Galcerán. Se convierte en el, aparentamente, inquebrantable director de la sucursal a la que pide un crédito Luis Merlo. Él también entra por méritos propios en esta particular lista por sus dos trabajos sobre las tablas: Deseo y la citada obra del autor de Carnaval.

Antonio Dechent, por fin en Madrid

Llevaba años queriendo ver sobre el escenario a Antonio Dechent. Este año, por fin, lo conseguí. La voz interior, espectáculo concebido para una pequeña sala andaluza, llegó al Teatro Bellas Artes de Madrid. El actor no defrauda en las tablas con ese frágil enamorado que se desgarra ante una desasperada última llamada a su enamorada. Un personaje que se aleja de los ‘malotes’ que este actor de mirada  y voz imponentes ha retratado en el cine.

Jorge Usón nos hizo «sentirnos bien»

En unos días pude ver a Jorge Usón por partida doble. Primero en Feelgood y después en Cabaré de caricia y puntapié. Resultado: Un verdadero descubrimiento del que os dijimos a su paso por el Matadero: «Es un camaleónico actor con una vis cómica innegable. Con cada palabra, el público se ríe a pierna suelta».

Asier Etxeandia por «su año»

No podía faltar en este ranking el actor, el cantante, el intérprete Asier Etxeandía que no solo ha «cantado» su vida en su unipersonal, sino que se instaló en el Sagrado Corazón 45 y se sumergió en el universo de Vargas Llosa con La chunga. Ha sido su  gran año, sin ninguna duda.

Sergi  López, ponga un poco de absurdo en su vida

El actor, que acaba de estrenar en cines Ismael, sorprendió al respetable en 30/40 Livingstone, «un espectáculo de humor, tenis y antropología» que pudimos ver en el Teatro de la Abadía. Un ejercicio interpretativo colosal a la altura de uno de nuestros actores más internacionales.

El cuarteto de Israel Elejalde

Y cerramos este particular repaso a los actores de 2013 con Israel Elejalde que demostró su talento para la comedia con Maridos y mujeres y se tiró a la piscina con La Fiebre: «Un tour de force interpretativo que en manos de un actor de superlativo talento como Elejalde coge mucha altura. Un recital in crescendo que acaba con un Elejalde que se desgarra emocionalmente antes de entrar en caída libre». Volvió además con La función por hacer y ya ha estrenado Misántropo, que estamos deseando ver.

Antonio Dechent: "El ministro se cree que todos somos vedettes de revista"

Llevaba tiempo queriendo ‘celebrar’ la entrevista número 400, que en realidad ya ha pasó hace unos meses. No podía ser una entrevista cualquiera, ni mucho menos una simple promoción de la película o espectáculo de turno. Después de años en que nunca se habían dado las circunstancias oportunas para tal encuentro, me acerqué al Teatro Bellas Artes a charlar un rato con Antonio Dechent. Le pillo en mitad del ensayo técnico que interrumpe para atender a DESDE MI BUTACA. Cada noche, se encuentra a si mismo en el escenario, su hábitat natural. Reconocido principalmente por su trabajo en el cine, Dechent dice sufrir la enfermedad del rojo y el oro, ese color que caracterizaba históricamente a los telones del teatro. Y en las penumbras del Bellas Artes, su mente lúcida y crítica se abre paso para hablar de un oficio que le ha llevado a interpretar a todo tipo de ‘generalotes’ y duros personajes que se alejan mucho de la imagen que tiene de si mismo. Él se ve más como el protagonista de La Voz Humana, un hombre roto por el amor que busca recuperar en una última llamada desesperadamente a su enamorada. Siéntense en sus butacas y disfruten de sus palabras. No les defraudará. 

 

¿Cómo es esa última llamada al amor que refleja La voz humana?

La idea de hacer esta función surge del espacio para el que fue creado. Se realizó para esa pequeña sala que han montado en el Mercado de Triana. Tenía que hacer algo íntimo, que el público tuviese la sensación de que estaba invadiendo la intimidad del personaje. Me vino a la cabeza La voz humana, pero al momento lo deseché. Luego, lo pensé bien y me decidí por convertir al personaje en un hombre en un marco de una relación heterosexual. De hecho, ya la habían interpretado hombres haciendo de homosexuales e incluso travestidos de mujeres. El desamor no tiene género. Creo que esta función hace mucho por la igualdad de género, el dolor es el mismo y los sentimientos también.

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«La voz humana», los martes a las 20:30h en el Teatro Bellas Artes.

¿Ha tenido que recurrir Antonio Dechent a su particular “armario de las emociones” para hacer La voz humana?

En este caso he tenido que ir… al fondo del armario. Ojalá conserváramos siempre esa ingenuidad que te dan los sentimientos profundos. El amor es una enfermedad que te hace olvidar todo lo demás. La vida conforme va pasando no te permite vivir de una forma tan profunda. Me ha venido muy bien, he recuperado emociones que en la vida real ya habían desaparecido casi por completo. Conforme nos hacemos mayores, nos creamos una coraza para que no nos hagan daño. Todos hemos vivido esa capacidad de transformarse para complacer al otro. Envidio mucho a los que aún tienen esa capacidad de darlo todo por los suyos.

¿Tenía ganas de quitarse los galones de militar y meterse en la piel de un personaje que es pura emoción?

La verdad es que no. Creo que es más una cuestión de superar la imagen que tiene el público de mi. Es un espectáculo ideado por mi, lo que demuestra que yo no me veo tanto en ese roll que me ponen siempre de militar ni el más macho de los machos con el que siempre me identifican. He escogido un personaje que de alguna forma es similar a mi. Es un hombre frágil, débil y roto. De alguna manera, sé que crea una cierta curiosidad ver como el ‘generalote’ se puede acercar a este texto.

¿Por qué el teatro es un buen lugar para contar historias para Antonio Dechent?

El teatro es mi hábitat natural. Siento que es mi particular microcosmos. Soy parte de las bambalinas. Decían que Cocteau tenía la enfermedad del rojo y el oro, el color de los telones del teatro. Tengo esa enfermedad. Me encuentro cada noche a mi mismo en las penumbras del teatro.

Uno de los autores que más ha trabajado ha sido Valle Inclán con sus esperpentos tanto en el teatro como en esa ‘curiosa’ y espléndida adaptación cinematográfica que vimos hace unos años, ¿Qué le ‘toca’ del teatro de Valle Inclán a Antonio Dechent?

No sé si considerarlo un elogio, pero alguien me dijo una vez que soy un actor esperpéntico -sale a relucir una grave y cálida risa que acompaña a buena parte de la entrevista- Valle Inclán es el padre y maestro mágico de todo lo demás. Me dedico a esto por no tener talento para inventarme las historias. Tengo que contar las historias que escriben otros. El lenguaje de Valle es el mayor placer que puede sentir un actor. Si fuera inglés diría Shakespeare, pero en España es nuestro dramaturgo por excelencia. Puedes hacer muchas veces la misma función, pero siempre encontrarás cosas nuevas. Define muy bien al género humano, cómo ve a las personas con ese crisol de ternura tan maravilloso.

Cuando leo el término ‘actor-obrero’ con el que se autodefine en algunas entrevistas me acuerdo de ver su nombre en 2006 por todas partes. Hasta en 4 películas en menos de dos meses, ¿Podría entender su vida sin un oficio tan absorbente?

Mi vida es bastante aburrida cuando no trabajo. Cuando más vivo estoy es cuando interpreto a otras personas. No me molesta estar trabajando de una forma tan intensa. Colaboro con un montón de proyectos por amor al arte. No puedo estar parado, me lo paso muy bien. Es lo que me mantiene vivo, igual es una forma de apagar mis carencias vitales, pero es lo que hay la verdad.

Uno de los últimos hitos de su excelsa carrera ha sido ese vendedor hastiado de la vida de A puerta fría

Ese señor mayor me salió muy bien. Fue una apuesta muy arriesgada. El personaje fue escrito para mi pensando en esa imagen de hombre castigado y duro que doy en cámara. Es un punto y aparte en mi carrera junto a mi trabajo en Smokin Room. Se rodó en mi Sevilla y no pude volver a mi casa a llevar mi vida familiar con mujer e hijos. Una experiencia muy absorbente y decidí por ello quedarme en el hotel. Paseaba por los mismos pasillos que el personaje y tomaba una caña en el mismo abrebadero que el personaje. Queda explícitamente marcado en pantalla ese cansancio físico y vital de este hombre que se queda atrapado en un callejón sin salida.

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Cine, teatro, pero también televisión, ¿Cómo fue la experiencia de La familia mata?

Fue durillo. Puede que pensasen en mi por ser una persona en apariencia divertida, pero la verdad es que a las seis y media de la mañana no tengo mucho de eso. Es una experiencia envidiable, tener un trabajo diario lo es. Eso sí, a veces tenía la sensación de que con más tiempo las cosas hubiesen salido mucho mejor. Conservo buenos amigos como Pepe Ruíz- al que vi en el patio de butacas el pasado martes- al que sigo llamando ‘Papá’.

¿En qué momento se le metió el veneno del teatro en el cuerpo a Antonio Dechent?

No lo recuerdo exactamente, el teatro siempre ha estado presente en mi vida desde que hacía teatro en el colegio y llegué a ser coordinador. Lo que sí recuerdo es que era una mente muy cambiante. Estudié Psicología, viví en Lisboa y he tenido multitud de trabajos de diverso pelaje, que combinaba muchas veces con la interpretación, que aún no era mi oficio. De vez en cuando me planteo hacer otras cosas, pero en el fondo… Me he dado cuenta de que solo sé hacer esto.

Supongo que el to play de los ingleses cobra aún más sentido cuando se trabaja con capa y espada en proyectos como Alatriste

Estoy encantado de hacer un trabajo tan íntimo como esta obra, pero amigo mío, me encantaría montarme en una nave especial y descubrir nuevos mundos…

Dejó la carrera de Psicología, pero ¿No le hubiesen venido bien esos estudios para conocer a los personajes o es la profesión de actor directamente una de locos o inconscientes?

Es mucho más loco lo de la Psicología que el trabajo de actor, algunos estudian para intentar entenderse a si mismos. Las carreras universitarias están anclados en la memorización. De hecho, sacaba unas notas estupendas, pero luego lo olvidaba, no adquirí ningún conocimiento la verdad. El conocimiento académico sirve para poco en esta profesión. Es el conocimiento de las personas el fundamento de este oficio.

¿Hacia dónde va un país que ‘acribilla’ su cultura con medidas como el 21%?

Según el ministro, la cultura no existe. El arte es entretenimiento por lo visto. Somos todos vedettes de revista según el ministerio. Hay que estar muy loco para hacer teatro en estos tiempos. De lo poco que me llevaría de la entrada, encima me quitan el 21%. Debo tener un problema por querer hacer algo con tanta pasión cuando sé que el rédito económico va a ser escasísimo. Esto viene de lejos. Me hace gracia que se llame subvención a las ayudas a la cultura. Hay ayudas en todos los sectores, incluido el de la banca, y a nadie le molesta precisamente por el término ‘ayuda’. Todo es un suma y sigue. Algunos nos llaman ‘titiriteros’ y se permiten el lujo de criticar el cine español sin ver ni una sola película. ¿Por qué quieren ser ignorantes? ¿Por qué se autolobotomizan? Es como si digo que no leo literatura traducida. No creo que les haga mucho bien esa actitud. Es una barbaridad.

Ha participado en decenas de cortometrajes, ¿Piensa que el futuro del largometraje está en manos de estos talentos emergentes?

Antes había que gastarse una pasta para hacer un corto, ahora hay una gran eclosión de pequeños cineastas con la revolución tecnológica. Algunos sí que lo conseguirán, pero otros se quedarán por el camino. Todos no van a conseguir triunfar. La semilla está ahí y hay gente muy buena en ese campo.

¿Cuál es el proyecto más inmediato de Antonio Dechent?

Estoy con Tomar Partido de Ronald Harwood, el guionista de El pianista y El Cuarteto. Es un texto maravilloso. Es sobre unos juicios paralelos a los Juicios de Nuremberg que se hicieron a la gente de la justicia y de la cultura. Es el espectador el que debe tomar partido y sacar sus propias conclusiones en este montaje.

Para acabar, ¿Con qué proyectos sueña Antonio Dechent?

No están las cosas para soñar… Con conseguir que me de para vivir con este montaje yo sería feliz. No quiero ser una estrella ni ganar mucho dinero. Soy un trabajador como bien dijiste antes. Estoy muy de acuerdo con el Papa Francisco cuando dice que no tener trabajo es indigno. Solo pido vivir de esto sin que me toquen las partes nobles.