Flashes sobre un comienzo de temporada teatral

En las últimas semanas, la temporada teatral ha levantado el telón con un puñado de propuestas de lo más interesantes. Hacemos un repaso de algunas de las que ya hemos visto DESDE MI BUTACA.

El disco de cristal. Hace 8 años que descubrí el universo de Radio Rara, la compañía de Secun de la Rosa, con El rincón de la borracha. Después pude ver Las fichas, una historia con la que volví a conectar de inmediato. Ahora podemos disfrutar de su talento y de su carisma en una pequeña joya a reivindicar: El disco de cristal. Sería injusto que entre tanta propuesta en la cartelera madrileña pasase inadvertido este montaje tan interesante. En escena, el actor se acompaña de dos grandes intérpretes: Ana Hurtado y Xavi Melero, además de la guitarra de Pablo Méndez. De la Rosa ha sabido coger las líneas básicas de El zoo de cristal y hacer una extraña mezcolanza con el mundo de los cantantes melódicos que, a priori, puede extrañar, pero que sobre las tablas de la Sala Off del Lara, brilla con luz propia. No os dejéis llevar por absurdos ‘clichés’ televisivos, simplemente ir a disfrutar de una buena historia, de una buena función de teatro.  Un montaje sencillo, íntimo y cercano que estoy seguro que descubrirá nuevas facetas del actor para el público más masivo. Y como en la vida, en esta historia sobre una familia un tanto peculiar, entre risa y risa, surge el momento de silencio estremecedor, ese momento en el que sentimos el hálito noqueante de la vida en su más honda encarnación. Están los viernes a las 20:30h y los sábados a las 19:30h en la Sala Off del Lara hasta el 1 de noviembre.

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Largo viaje del día hacia la noche. Es el primer MUST de la temporada, el típico montaje que todo amante del teatro debería ver. Estamos hablando de un clásico. Estamos hablando de una pareja protagonista deslumbrante. En definitiva, estamos hablando de TEATRO, así con mayúsculas. Una puesta en escena muy limpia, donde prima la palabra y el gesto de unos actores que llenan la escena de vida. Se agradece el ‘recorte’ del texto, esa es la verdad. Creo que en esas dos horas se concentran perfectamente las pasiones y pulsiones de esta familia. La química de Mario Gas y Vicky Peña como pareja pasará a los anales de la historia del teatro español, no tengo ninguna duda. En la protagonista vi un halo de la Blanchet de Un tranvía llamado deseo y  en el final de sus días detecté un poquito de la lucidez-locura infantil de la María Josefa que interpretó Vicky Peña en la ópera de La casa de Bernarda Alba, que dirigió hace unos años Román Calleja en el FIS. Dos registros, una misma actriz, inmensa como siempre, esta vez en manos del director Juan José Afonso que tanto nos está haciendo disfrutar últimamente con montajes como El hijo puta del sombrero. No me quiero olvidar por último de los brillantes trabajos de Juan Díaz, Alberto Iglesias y Mamen Camacho, esta última pone un contrapunto cómico que viene muy bien para descargar las tensiones de la obra. Merece la pena pasarse por el Teatro Marquina, de verdad que sí.

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El hijo de la novia. Hasta que Juan José Campanella filmó El secreto de sus ojos, la película en que se basa esta función era mi película favorita. Imaginaos lo que supondría para mi ir a ver una adaptación al teatro de una de las películas que más me han marcado. Obviamente, uno va con reservas, ¿Sería capaz esta traslación teatral de volver a emocionarme como la primera vez que vi la película? De entrada me chocó que la acción se hubiese focalizado únicamente en el restaurante del protagonista. De entrada me chocó ver algo que conocía, pero de una forma distinta. De entrada mi cabeza pensaba en Ricardo Darín, Héctor Alterio y Norma Aleandro. Ese primer ‘de entrada’ cayó por su propio peso cuando vi entrar en escena a Álvaro de Luna. Parece que hay cosas que no se olvidan y que aún llevando décadas retirado de los escenarios, el don de la palabra bien dicha lo conserva intacto. Y si te da la réplica un actor tan increíblemente verosímil como Juanjo Artero, que en cada trabajo da un nuevo paso hacia adelante, pues llegan los momentos de emoción, de magia. Creo que ha sido un acierto convertirlos en padre e hijo. Hay pequeños detalles que no me gustaron del montaje- lo del restaurante por ejemplo o que no me terminase de convencer la ‘comicidad’ de uno de los actores-, pero me quedo con el par de momentos de emoción que vi en escena. Garbi Losada y José Antonio Vitoria han vuelto a hacer un trabajo dignísimo de adaptación. Y sí, si os gustó la película, también os gustará la función en el Teatro Bellas Artes.

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El eunuco. He podido ver una verdadera FIESTA en el Teatro Arriaga. Tras las entusiastas críticas en Mérida iba con las expectativas tan altas que era fácil no cumplir con las mismas. Se levanta el telón y al minuto primeras carcajadas. Comunicación total con el público. Eso, ¿Cómo se consigue? Pues simplemente con la sensación que dan todos los actores de ir en el mismo barco, de haber creado una compañía de cómicos a la antigua usanza. Quiero destacar un aspecto de la versión, en manos de Pep Antón Gómez y Jordi Sánchez, que me parece relevante. Estamos en una gran fiesta, en una gran oda al amor de todo tipo y, sin embargo, no peca de soez. Es decir que no nos llenan de, con perdón, «mamadas, tetas y pollas». Y eso se agradece y la función fluye y ¡De qué manera! Precisamente ritmo tiene mucho esta comedia rock. El espectador no tiene respiro en dos horas de función y teniendo en cuenta que la línea argumental es de lo más sencilla, pues mérito extra. Complementa la función una serie de números compuestos por Asier Etxeandía que provocan el regocijo del público. Vaya mi aplauso para todo el reparto con menciones especiales para Pepón Nieto- al que se ve realmente cómodo y divertido en el papel-, Anabel Alonso- esa meretriz con un toque de café-teatro a la que tendremos mañana DESDE MI BUTACA, Jorge Calvo- muy especialmente por ese número que protagoniza, ¡QUÉ MARAVILLA!- Marta Fernández Muro, de reclinatorio, y María Ordoñez- revelación absoluta por su voz y su energía en escena. Todo el reparto cumple en esta función tras la cual uno sólo siente ganas de comerse el mundo, de vivir un poco más. Que sale uno optimista, vaya. Están de gira y cuando hagan temporada en Madrid les auguro un montón de meses en cartel. Una dosis de buen rollo  que nos hacía mucha falta.

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Enfrentados. Simplemente comentar que ya está en el Teatro Amaya la nueva obra de Arturo Fernández. Y no, no hay chatines ni smokins. Si queréis saber lo que tiene de especial esta función os invito a leer la primera crítica de la obra, que por supuesto publicamos DESDE MI BUTACA.

Al final de la carretera. Una de las mayores decepciones en este comienzo de temporada. Pude verla  en gira, en el Palacio Euskalduna de Bilbao. Decepción por un reparto en el que cada uno de sus miembros parecen estar en registros distintos. Decepción por un texto mil veces visto. Decepción por una producción que no cumple con las expectativas. Llega al Teatro Fernán Gómez el próximo 1 de octubre.

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Daniel Albaladejo: «Interpretar es un camino hacia la sencillez»

Esta temporada que acaba de subir el telón hace unos días tuvo un gran avance con uno de los textos más universales de Shakespeare, Otelo, vista en el Teatro Bellas Artes este verano. Para intenterpretar al inmortal personaje del autor bardo se eleigió a un actor, Daniel Albaladejo, que cada noche ha compartido sus emociones con el público en espacios como Almagro: «El pueblo que me ha visto envejecer».  Producto de esas emociones recuerda a una chica que  estaba inconsolable ante lo que había visto y  a un niño que al salir de la función le dio un gran abrazo. Sus padres estaban orgullosos por verle disfrutar de una obra del célebre dramaturgo. Muchos recordarán a este actor curtido en las tablas por su papel en la inolvidable Camera Café, una experiencia que recuerda con gran cariño y que: «Creo que sirvió para vender muchas entradas en la CNTC, en la que estaba entonces». Aunque su padre quiso que fuese abogado, él decidió estudiar Biología, pero al final lo que le tiró fue la interpretación. Mira su carrera sin olvidar de donde viene: «Evoco mucho de donde vengo, me empuja hacia delante». Y de repente un día hace no mucho, redescubrió el juego infantil, ese en el que todos queríamos ser el rey que gana la batalla. Se vio subido encima de un caballo, siendo rey en Isabel. Este actor que mira al futuro con una sonrisa: «Me siento un afortunado por tener ya proyectos en mente», no puede evitar acordarse del dichoso 21% que tanto daño está haciendo a las industrias culturales. Estamos seguros que os apetecerá escuchar la entrevista íntegra, por eso ya está disponible en nuestro podcast. Esperamos que la disfrutéis. ARRIBA EL TELÓN.

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Un vistazo al teatro que viene (III)

Parece que las ganas por seguir contando historias encima de un escenario no han mermado a pesar del maldito IVA y todas las trabas con que se encuentran los creadores para sacar adelante sus proyectos. Buena señal es que vayamos ya por la tercera entrega de este avance exclusivo de las obras que disfrutaremos en los teatros de toda España en los próximos meses… Hoy nos centraremos en un estreno absoluto con resonancias cinematográficas, un clásico de Shakespeare y un rotundo éxito teatral sobre un amor en las ondas que llegará a Madrid en 2015… ARRIBA EL TELÓN…

Muchos recordarán la película de Juanjo Campanella, El hijo de la novia, que a punto estuvo de llevarse el Oscar. Ahora, toda una experta en las adaptaciones a los escenarios de pasados éxitos del cine y la literatura, Garbi Losada, se encargará de dar voz y carne a esta bellísima historia de amor. En el reparto están Juanjo Artero, Tina Sainz, Mikel Laskurain y Sara Cozar. Supondrá además la feliz vuelta a los escenarios de uno de los grandes, Álvaro de Luna. Rafael no está conforme con la vida que lleva: no puede conectar con sus cosas ni con la gente, nunca tiene tiempo, se aferra al zapping televisivo y se consuela con viejos capítulos de su serie preferida: El Zorro. Pero él ya no se parece en nada a su héroe de ficción. Ya no puede jugar a ponerse la capa negra, el antifaz y tener una identidad oculta. Su realidad es mucho más compleja. Entre las primeras paradas de esta coproducción entre Pentación y Ados Teatroa estará el bilbaíno Teatro Campos Eliseos, donde permanecerá del 10 al 14 de septiembre de 2014. 

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Aunque la cartelera madrileña se ‘desinfla’ durante la temporada estival, algunas propuestas llegan con fuerza a la capital. Es el caso de Otelo protagonizada por Daniel Albaladejo con dirección de Eduardo Vasco. Otelo, general moro al servicio de Venecia, consigue el amor y la mano de Desdémona, una noble veneciana; pero Yago, despechado porque Otelo ha nombrado su lugarteniente a Casio y no a él, trama su venganza. Ante un ataque de los turcos, Otelo es enviado a Chipre y viaja con su mujer. En Chipre, Yago consigue que Casio se emborrache y pierda la confianza de Otelo. Así se convierte en su oficial de confianza y empieza a insinuar que Desdémona le es infiel con Casio. Se podrá disfrutar del 30 de julio al 14 de septiembre en el Teatro Bellas Artes de Madrid. 

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Ya os hablamos hace un año de la vuelta a los escenarios de Hoy: El Diario de Adán y Eva. Tras una larga gira, llegará por fin a Madrid el 28 de enero de 2015, también al citado Teatro Bellas Artes. Fernando Guillén y Ana Milán protagonizan esta nueva producción que ha dirigido Miguel Ángel Solá. Felipe y Catalina se convirtieron en una referencia radiofónica en unos tiempos en que radio se escribía con mayúsculas. Dos estrellas de las ondas que cada noche transmitían desde su dial la pasión por contar historias. Su última historia fue Hoy: El Diario de Adán y Eva de Mark Twain. Hoy, Felipe vuelve a las ondas. Lo hace para contar cómo fue aquel mágico tiempo del que rehuye contar lo que ocurrió entre él y su Catalina: «Ocurrió lo que su imaginación sería incapaz de imaginar» suelta un cansado Fermín que toma voz y carne en esta ocasión en la piel de Fernando Guillén.

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Luz Valdenebro: «Mi Pepito Grillo me dice que no me conforme»

Luz Valdenebro se convirtió en actriz el día que descubrió que esto del teatro se podía estudiar. Ella estaba estudiando danza cuando vio el cartel de «Escuela de arte dramático de Córdoba» y se lanzó a la aventura. Desde entonces, la hemos visto en series de éxito, en teatro y con algún coqueteo con el cine, que confiesa que es su asignatura pendiente. Ella no quiere quedarse con nada que decirle a los suyos, como su Chelsea de En estanque dorado. Sincera, divertida y llena de vibrante emoción desgrana para DESDE MI BUTACA algunos bonitos momentos que le han deparado esta función y su paso por el televisivo Gran Hotel, al que de alguna forma volvía el pasado fin de semana al regresar a Santander, donde se rodaron los exteriores de la serie. Ese día su Whatsapp echaba humo, sus compañeros televisivos querían saber cómo estaba siendo la experiencia de volver a la ciudad. Habrá larga vida para En el estanque dorado. Por de pronto, pueden disfrutarla en el Teatro Bellas Artes de Madrid. 

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En la obra En el estanque dorado compartes escenario nada menos que con Lola Herrera y Héctor Alterio…

Ha pasado volando desde que estrenamos y ya llevamos más de cincuenta representaciones. El día del estreno, se me acercó Lola Herrera, respiró hondo y me dijo que ella también lo pasaba mal. Y entonces, pensé que si alguien como ella se pone nerviosa, es algo normal esto de las cosquillas en el estómago. Ellos son maravillosos, simplemente con verles actuar es un deleite, siempre aportan algo nuevo a la función, eso te da una gran confianza. Que ellos estén en escena al principio de la obra te da seguridad para salir a escena, eso sí que es estar a favor de obra.

¿Cómo es la irrupción de Chelsea en la vida de nuestra pareja protagonista?

Cada día entiendo cosas nuevas de Chelsea. Puede parecer un personaje que viene a perturbar la paz de los protagonistas, pero viene por petición de la madre. Ella viene marcada por haber sido el blanco de los macabros chistes de un padre que en el fondo quería tener un hijo y no una hija. Viene a echárselo en cara con un niño, para que vea la guerra que dan los varones, pero contra todo pronóstico, se convierte en el centro de atención del padre. De alguna forma, él quiere recomponer los lazos afectivos entre ellos a través de este adolescente. Lo que me atrae de este personaje es que sabe decir lo que le duele, por qué le duele, sabe reconocer sus errores y pedir perdón. Está abierta a arreglar las cosas, a continuar dando pasos para esa plausible reconciliación.

Aquí y ahora, ¿Por qué el teatro es un buen lugar para contar historias para ti?

La gente tiene miedo a expresar lo que piensa y a nosotros muchas veces nos toca ser su voz encima del escenario. Nuestro objetivo principal es que el público salga con un tema del que hablar, que se genere el debate. Se echa de menos el ambigú, donde la gente comentaba la obra y se generaba conversaciones muy interesantes. Si conseguimos ese debate, nuestra misión está más que cumplida. Con En el estanque dorado me pasó una cosa muy fuerte…

Y de repente, la emoción se instala en su rostro…

Una señora se me acercó después de la función y me dijo que se había sentido muy ‘tocada’ por la obra. Ella no le pudo decir a su padre todo lo que sentía y ahora estaba muerto. Entonces me di cuenta de que yo no quiero caer en ese error. Yo no quiero irme sin decirle a mis seres queridos todo lo que siento. En el fondo, creo que el teatro sirve para despertarte algo que estaba dormido, algo que no te habías atrevido a decir hasta ahora.

¿Es el laboratorio la mejor seña de identidad del trabajo con una compañía como Animalario?

Desde luego. Las obras se preparan con mucho tiempo. Hicimos un taller un año antes de Urtain, pero sin saber si íbamos a estar en la obra. De hecho, muchos que no participaron finalmente en el montaje vieron reflejadas algunas de sus aportaciones sobre el escenario. Además, me encanta que sean tan inconformistas, no se callan, dicen lo que piensan. Animalario es mi cuna. Ya los admiraba de antes, fue un sueño hecho realidad poder trabajar con ellos. Ahora me estoy acordando de cuando vinimos a Santander con Marat- Sade, la que se lió… Un señor no me pegó de puro milagro. Alberto San Juan fue mi salvador. Me parece increíble que la gente vaya al teatro sin informarse, sin saber lo que se significan los actores de Animalario… Yo cuando voy a ver algo que me desagrada, pues me voy, pero discretamente, no montando el numerito. En el fondo, generó debate y eso le vino bien a la función. Se generaron dos corrientes de opinión, los partidarios de Marat y los de Sade. 

¿Con qué recuerdo te quedas de una experiencia como Gran Hotel?

Pues el recuerdo que se ha quedado grabado en mi mente es la última escena que rodé con Fele Martínez en el Palacio de la Magdalena. Los marqueses dejaban el Gran Hotel para siempre y, en ese momento, se fundieron realidad y ficción y nos dimos cuenta en la última secuencia de la escena de que esta aventura terminaba. Ahí fuimos conscientes de que se terminaba la serie. Miramos por última vez a la que había sido nuestra casa durante estos años y, acto seguido, Fele y yo fuimos conscientes de lo bonito que había sido ser parte de esa serie.

Y en esos recuerdos me imagino que también está Juan Luis Galiardo, que compartió su último trabajo con vosotros…

Coincidí con Juan Luis en su último viaje a Santander y la verdad es que es, lo ves aún le tengo presente, un tipo muy enérgico y carismático. Era un tipo arrollador, he conocido pocas personas así. Son las oportunidades que te da trabajar con Ramón Campos y toda la gente de Bambú.

Desde luego que los repartos de primera fila son una seña de identidad de Bambú…

Sí, de hecho, yo en la serie pude trabajar con alguien a quien admiraba tanto como Adriana Ozores. Cuando el primer día se me acercó y me dijo que yo era su favorita de Hispania, no me lo podía creer. El día de la despedida pedí una llave dorada que simulaba la llave maestra que llevaba Doña Teresa y se la entregué a Adriana. En ese momento, me dio un abrazo y me dijo que la habían preguntado por el mejor recuerdo que tenía de la serie. Ella había dicho que lo mejor había sido el beso que nos dimos el día en que nos conocimos. No me lo podía creer… Es una compañera excepcional y un ser humano maravilloso. Es mi ejemplo a seguir.

¿Qué proyectos tiene y con qué proyectos sueña Luz Valdenebro?

Todos los días me levanto con un pequeño Pepito Grillo que me dice que no me conforme, que siga luchando y trabajando para conseguir vivir de esta carrera de fondo que es la interpretación. Cuando tienes una gira tan larga, los productores no te llaman para hacer otras cosas. Tienes que decirles que estás aquí y que se puede compaginar con otros proyectos. Quizás, el cine sea mi asignatura pendiente. Quiero hacer algo de acción y si me tengo que rapar el pelo… Pues casi que mejor. (Risas)

Héctor Alterio: «El teatro fue una terapia para mí»

Esta entrevista es más corta de lo habitual. El tortuoso tiempo del norte hizo que nuestro protagonista llegase empapado a la cita y eso perturba a cualquiera, pero él, todo un señor dentro y fuera del escenario no dudó un momento en atender a DESDE MI BUTACA a pesar de todo. Con él compartimos unos minutos antes de una nueva representación de En el estanque dorado, que hoy volverá a poner el cartel de «No hay localidades» en el Palacio de Festivales y que llegará la próxima semana al madrileño Teatro Bellas Artes. Una entrevista corta, pero intensa. Disfrútenla.

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¿Qué le cautivó a Héctor Alterio de En el estanque dorado?

Podría resultar a priori un hándicap la imagen que tenía de esta historia el público por medio de la película, que todo el mundo recuerda, pero realmente no lo fue. Es una función de teatro que en su traslación al cine no convenció al propio autor. Creo que la obra es mucho más profunda, incisiva y con un humor negro muy punzante. Tiene además unos diálogos muy realistas. Si a eso le añadimos la presencia de Lola Herrera esta obra es el regalo de cumpleaños perfecto. Lo que resulta más interesante de esta obra es que nos pone al límite, en esa frontera que está entre vivir y no vivir. Tenemos casi la misma edad que los personajes y eso hace que exista cierto paralelismo con nuestras vidas. Tal y como está tratado, el público se identifica mucho. Todos tenemos una abuela, un suegro o alguien en nuestra familia con características similares… Eso se hace más creíble por la forma en que el autor, Ernest Thompson, creó unos diálogos que esculpen a la perfección a los personajes. Todo ello hace de esta función algo lleno de verdad, muy creíble. Al final, el público sale satisfecho, agradecido por el montaje que le ofrecemos, como he podido comprobar en las 55 representaciones que llevamos hasta ahora.

Empecé en esto para protagonizar, destacarme en algo y superar la inhibición”, ¿Considera que el teatro le ayudó a sobrellevar mejor su niñez?

Esa máscara me ayudó a sobrellevar esa timidez, ese apocamiento, esa cosa casi enfermiza que tenía de quedarme ensimismado mirando a la nada… Todo eso se superaba con el disfraz. El teatro fue una terapia para mí. Además de entretenerme y entretener al público despertó en mi de alguna forma mi vocación. Creo que esa máscara ligó ese, en principio, entretenimiento a mi futura profesión.

Junto a Julieta Serrano en una foto de archivo de DESDE MI BUTACA.
Junto a Julieta Serrano en una foto de archivo de DESDE MI BUTACA

¿Se ha quedado alguna espinita clavada, alguna asignatura pendiente en su profesión?

Siempre, eso es inevitable. Tengo 150 películas y 80 funciones de teatro, pero no todas son buenas desde luego. Para compensar aquellos en los que me he equivocado, me enfrento a futuros proyectos en los que no reincidir en el error y poder subsanar los errores del pasado. Lo que si te puedo decir es que los fracasos no me tiran para abajo, me hacen superarme en mi trabajo. 

*Muy pronto DESDE MI BUTACA tendremos a otra de las protagonistas de En el estanque dorado, Luz Valdenebro

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Antonio Dechent: "El ministro se cree que todos somos vedettes de revista"

Llevaba tiempo queriendo ‘celebrar’ la entrevista número 400, que en realidad ya ha pasó hace unos meses. No podía ser una entrevista cualquiera, ni mucho menos una simple promoción de la película o espectáculo de turno. Después de años en que nunca se habían dado las circunstancias oportunas para tal encuentro, me acerqué al Teatro Bellas Artes a charlar un rato con Antonio Dechent. Le pillo en mitad del ensayo técnico que interrumpe para atender a DESDE MI BUTACA. Cada noche, se encuentra a si mismo en el escenario, su hábitat natural. Reconocido principalmente por su trabajo en el cine, Dechent dice sufrir la enfermedad del rojo y el oro, ese color que caracterizaba históricamente a los telones del teatro. Y en las penumbras del Bellas Artes, su mente lúcida y crítica se abre paso para hablar de un oficio que le ha llevado a interpretar a todo tipo de ‘generalotes’ y duros personajes que se alejan mucho de la imagen que tiene de si mismo. Él se ve más como el protagonista de La Voz Humana, un hombre roto por el amor que busca recuperar en una última llamada desesperadamente a su enamorada. Siéntense en sus butacas y disfruten de sus palabras. No les defraudará. 

 

¿Cómo es esa última llamada al amor que refleja La voz humana?

La idea de hacer esta función surge del espacio para el que fue creado. Se realizó para esa pequeña sala que han montado en el Mercado de Triana. Tenía que hacer algo íntimo, que el público tuviese la sensación de que estaba invadiendo la intimidad del personaje. Me vino a la cabeza La voz humana, pero al momento lo deseché. Luego, lo pensé bien y me decidí por convertir al personaje en un hombre en un marco de una relación heterosexual. De hecho, ya la habían interpretado hombres haciendo de homosexuales e incluso travestidos de mujeres. El desamor no tiene género. Creo que esta función hace mucho por la igualdad de género, el dolor es el mismo y los sentimientos también.

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«La voz humana», los martes a las 20:30h en el Teatro Bellas Artes.

¿Ha tenido que recurrir Antonio Dechent a su particular “armario de las emociones” para hacer La voz humana?

En este caso he tenido que ir… al fondo del armario. Ojalá conserváramos siempre esa ingenuidad que te dan los sentimientos profundos. El amor es una enfermedad que te hace olvidar todo lo demás. La vida conforme va pasando no te permite vivir de una forma tan profunda. Me ha venido muy bien, he recuperado emociones que en la vida real ya habían desaparecido casi por completo. Conforme nos hacemos mayores, nos creamos una coraza para que no nos hagan daño. Todos hemos vivido esa capacidad de transformarse para complacer al otro. Envidio mucho a los que aún tienen esa capacidad de darlo todo por los suyos.

¿Tenía ganas de quitarse los galones de militar y meterse en la piel de un personaje que es pura emoción?

La verdad es que no. Creo que es más una cuestión de superar la imagen que tiene el público de mi. Es un espectáculo ideado por mi, lo que demuestra que yo no me veo tanto en ese roll que me ponen siempre de militar ni el más macho de los machos con el que siempre me identifican. He escogido un personaje que de alguna forma es similar a mi. Es un hombre frágil, débil y roto. De alguna manera, sé que crea una cierta curiosidad ver como el ‘generalote’ se puede acercar a este texto.

¿Por qué el teatro es un buen lugar para contar historias para Antonio Dechent?

El teatro es mi hábitat natural. Siento que es mi particular microcosmos. Soy parte de las bambalinas. Decían que Cocteau tenía la enfermedad del rojo y el oro, el color de los telones del teatro. Tengo esa enfermedad. Me encuentro cada noche a mi mismo en las penumbras del teatro.

Uno de los autores que más ha trabajado ha sido Valle Inclán con sus esperpentos tanto en el teatro como en esa ‘curiosa’ y espléndida adaptación cinematográfica que vimos hace unos años, ¿Qué le ‘toca’ del teatro de Valle Inclán a Antonio Dechent?

No sé si considerarlo un elogio, pero alguien me dijo una vez que soy un actor esperpéntico -sale a relucir una grave y cálida risa que acompaña a buena parte de la entrevista- Valle Inclán es el padre y maestro mágico de todo lo demás. Me dedico a esto por no tener talento para inventarme las historias. Tengo que contar las historias que escriben otros. El lenguaje de Valle es el mayor placer que puede sentir un actor. Si fuera inglés diría Shakespeare, pero en España es nuestro dramaturgo por excelencia. Puedes hacer muchas veces la misma función, pero siempre encontrarás cosas nuevas. Define muy bien al género humano, cómo ve a las personas con ese crisol de ternura tan maravilloso.

Cuando leo el término ‘actor-obrero’ con el que se autodefine en algunas entrevistas me acuerdo de ver su nombre en 2006 por todas partes. Hasta en 4 películas en menos de dos meses, ¿Podría entender su vida sin un oficio tan absorbente?

Mi vida es bastante aburrida cuando no trabajo. Cuando más vivo estoy es cuando interpreto a otras personas. No me molesta estar trabajando de una forma tan intensa. Colaboro con un montón de proyectos por amor al arte. No puedo estar parado, me lo paso muy bien. Es lo que me mantiene vivo, igual es una forma de apagar mis carencias vitales, pero es lo que hay la verdad.

Uno de los últimos hitos de su excelsa carrera ha sido ese vendedor hastiado de la vida de A puerta fría

Ese señor mayor me salió muy bien. Fue una apuesta muy arriesgada. El personaje fue escrito para mi pensando en esa imagen de hombre castigado y duro que doy en cámara. Es un punto y aparte en mi carrera junto a mi trabajo en Smokin Room. Se rodó en mi Sevilla y no pude volver a mi casa a llevar mi vida familiar con mujer e hijos. Una experiencia muy absorbente y decidí por ello quedarme en el hotel. Paseaba por los mismos pasillos que el personaje y tomaba una caña en el mismo abrebadero que el personaje. Queda explícitamente marcado en pantalla ese cansancio físico y vital de este hombre que se queda atrapado en un callejón sin salida.

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Cine, teatro, pero también televisión, ¿Cómo fue la experiencia de La familia mata?

Fue durillo. Puede que pensasen en mi por ser una persona en apariencia divertida, pero la verdad es que a las seis y media de la mañana no tengo mucho de eso. Es una experiencia envidiable, tener un trabajo diario lo es. Eso sí, a veces tenía la sensación de que con más tiempo las cosas hubiesen salido mucho mejor. Conservo buenos amigos como Pepe Ruíz- al que vi en el patio de butacas el pasado martes- al que sigo llamando ‘Papá’.

¿En qué momento se le metió el veneno del teatro en el cuerpo a Antonio Dechent?

No lo recuerdo exactamente, el teatro siempre ha estado presente en mi vida desde que hacía teatro en el colegio y llegué a ser coordinador. Lo que sí recuerdo es que era una mente muy cambiante. Estudié Psicología, viví en Lisboa y he tenido multitud de trabajos de diverso pelaje, que combinaba muchas veces con la interpretación, que aún no era mi oficio. De vez en cuando me planteo hacer otras cosas, pero en el fondo… Me he dado cuenta de que solo sé hacer esto.

Supongo que el to play de los ingleses cobra aún más sentido cuando se trabaja con capa y espada en proyectos como Alatriste

Estoy encantado de hacer un trabajo tan íntimo como esta obra, pero amigo mío, me encantaría montarme en una nave especial y descubrir nuevos mundos…

Dejó la carrera de Psicología, pero ¿No le hubiesen venido bien esos estudios para conocer a los personajes o es la profesión de actor directamente una de locos o inconscientes?

Es mucho más loco lo de la Psicología que el trabajo de actor, algunos estudian para intentar entenderse a si mismos. Las carreras universitarias están anclados en la memorización. De hecho, sacaba unas notas estupendas, pero luego lo olvidaba, no adquirí ningún conocimiento la verdad. El conocimiento académico sirve para poco en esta profesión. Es el conocimiento de las personas el fundamento de este oficio.

¿Hacia dónde va un país que ‘acribilla’ su cultura con medidas como el 21%?

Según el ministro, la cultura no existe. El arte es entretenimiento por lo visto. Somos todos vedettes de revista según el ministerio. Hay que estar muy loco para hacer teatro en estos tiempos. De lo poco que me llevaría de la entrada, encima me quitan el 21%. Debo tener un problema por querer hacer algo con tanta pasión cuando sé que el rédito económico va a ser escasísimo. Esto viene de lejos. Me hace gracia que se llame subvención a las ayudas a la cultura. Hay ayudas en todos los sectores, incluido el de la banca, y a nadie le molesta precisamente por el término ‘ayuda’. Todo es un suma y sigue. Algunos nos llaman ‘titiriteros’ y se permiten el lujo de criticar el cine español sin ver ni una sola película. ¿Por qué quieren ser ignorantes? ¿Por qué se autolobotomizan? Es como si digo que no leo literatura traducida. No creo que les haga mucho bien esa actitud. Es una barbaridad.

Ha participado en decenas de cortometrajes, ¿Piensa que el futuro del largometraje está en manos de estos talentos emergentes?

Antes había que gastarse una pasta para hacer un corto, ahora hay una gran eclosión de pequeños cineastas con la revolución tecnológica. Algunos sí que lo conseguirán, pero otros se quedarán por el camino. Todos no van a conseguir triunfar. La semilla está ahí y hay gente muy buena en ese campo.

¿Cuál es el proyecto más inmediato de Antonio Dechent?

Estoy con Tomar Partido de Ronald Harwood, el guionista de El pianista y El Cuarteto. Es un texto maravilloso. Es sobre unos juicios paralelos a los Juicios de Nuremberg que se hicieron a la gente de la justicia y de la cultura. Es el espectador el que debe tomar partido y sacar sus propias conclusiones en este montaje.

Para acabar, ¿Con qué proyectos sueña Antonio Dechent?

No están las cosas para soñar… Con conseguir que me de para vivir con este montaje yo sería feliz. No quiero ser una estrella ni ganar mucho dinero. Soy un trabajador como bien dijiste antes. Estoy muy de acuerdo con el Papa Francisco cuando dice que no tener trabajo es indigno. Solo pido vivir de esto sin que me toquen las partes nobles.

Lo último de Miguel Del Arco, Juan Diego y Juan Mayorga llegan en enero a Madrid

Dos de los dramaturgos del momento, Miguel del Arco y Juan Mayorga, estrenarán sus últimos montajes en las próximas semanas. Y por si fuera poco, Juan Diego vuelve a los escenarios interpretando La lengua madre. Prometedor comienzo de la temporada teatral de la que os daremos consabida cuenta DESDE MI BUTACA. A modo agenda, os presentamos algunos de los próximos estrenos teatrales en la capital.

 La lengua madre de Juan José Millás en el Bellas Artes con Juan Diego (Del 8-1 al 3-2)

Tuve una relación muy conflictiva con la lengua madre, muy intensa también, pues ciertas dificultades de pronunciación que todavía arrastro hacían que las palabras, dentro de mi boca, parecieran objetos, más que sonidos. Las masticaba o las ensalivaba como si fueran un dulce y lo cierto es que para mí tenían sabor, olor, color, textura. Algunas palabras eran duras como piedras y otras se deshacían como la espuma al contacto con la lengua. De otro lado, enseguida advertí también que una palabra podía arreglarte el día o estropeártelo porque había palabras que curaban y palabras que mataban, palabras que te hacían reír o que te hacían llorar, palabras que te adormecían o que te provocaban insomnio. Descubrí con asombro que las palabras dirigían la vida de los hombres, ya que, lejos de conquistarlas, según creíamos, eran ellas las que nos colonizaban. En gran medida, estamos hechos, o deshechos, de palabras.  De esa extrañeza frente a la lengua nacería, muchos años después, este monólogo que trata de eso, de lo raro que es hablar o ser hablado.

Juan Mayorga trae al Marquina a El crítico (10-1)

Esta función es un combate. O, más bien, el último asalto de un combate, el asalto decisivo. Tiene lugar en la casa del crítico teatral Volodia la noche que recibe la inesperada visita de Scarpa, el autor de la obra que acaba de ver y sobre la que está a punto de escribir…

Del Arco reúne a Gonzalo de Castro, Luis Merlo, Emma Suárez y Belén López en Deseo (T. Alcázar, 18-1)

 Ana, una mujer de más de 40 años y casada desde hace 20 con Manu, disfuta de los relatos sexuales que le cuenta Paula, de una edad parecida y sin compromiso, a la que ha conocido por casualidad en el gimnasio. Empujadas ambas por el vértigo del deseo, deciden llevar a cabo un experimento durante un fin de semana en la casa de campo de Ana y su marido, quien será objeto del mismo junto a su amigo Teo.