Este sábado y domingo a las 21h en el CASYC de Santander se podrá disfrutar de la nueva producción de Oleanna que protagonizan Fernando Guillén Cuervo y Natalia Sánchez. Del 6 de septiembre al 15 de octubre en el Teatro Bellas Artes de Madrid bajo la dirección de Luis Luque.
La obra ha sido representada en varias ocasiones en nuestro país con nombres como los de José Coronado, Irene Escolar, Santiago Ramos y Blanca Portillo.
En el año 1992, el año en que el cuarenta y un presidente de los Estados Unidos, George H. W. Bush, apuraba su único mandato, vio la luz Oleanna, obra del dramaturgo estadounidense David Allan Mamet (Chicago, 1947).
Carol, es una estudiante universitaria que llega al despacho de su profesor a pedir que le suban la nota de una asignatura, a partir de esta sencilla premisa arranca una de las obras más turbadoras de David Mamet.
La función se estrenó coincidiendo con una causa que tenía lugar en los tribunales: la denuncia contra el juez Thomas, candidato al Tribunal Supremo de los Estados Unidos, por acoso sexual a una profesora universitaria. La obra se estrenó con gran polémica, se vivieron episodios vehementes llegando a ver espectadores enfrentados a puñetazos en el vestíbulo del teatro después de la representación. Algunos sectores de la sociedad estadounidense acusaron al autor de oportunista, misógino y machista. Mamet se defendió alegando que él había comenzado a escribir Oleanna muchos meses antes del caso y que como autor dramático no tenía ninguna responsabilidad política: “Soy un artista, escribo obras, no propaganda política. Si buscan soluciones fáciles, enciendan la televisión. Yo no tengo respuestas” Mamet, evidentemente, es un autor que huye de las verdades absolutas, de los dogmas preestablecidos y de lo políticamente correcto, de ahí que se califique al autor, entre otras muchas cosas, de polémico.
Oleanna es una historia sobre la lucha de poder entre dos personas. Eso sí, una encarnizada lucha donde se mezcla el acoso sexual además de cuestionar el sistema académico vigente para sugerirnos que hay algo más de lo que parece a primera vista, queriendo revelar una verdad oculta. Mamet nos cuenta que estos dos personajes están equivocados y que al mismo tiempo llevan razón. La lectura de Oleanna provoca desasosiego e incertidumbre en este mundo donde necesitamos identificar claramente quien es el malo y quien es el bueno y si no llegamos a descubrirlo realmente es porque todos somos esa estudiante y todos somos ese profesor. Todos hemos luchado alguna vez para que nuestra razón impere sobre la razón del otro y todo por no querer asumir sencillamente que lo que no se entiende nos asusta.
Luis Luque
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Mérida cae rendida ante el influjo de la «Medea» de José Carlos Plaza
Ana Belén da vida a una hechicera y vengativa Medea, entre el mito y lo terrenal, que ha inaugurado la 61 edición del Festival Internacional de Teatro Clásico de Mérida. La actriz vuelve a meterse en la piel de un personaje mítico del mundo clásico y lo vuelve a hacer a las órdenes de José Carlos Plaza. Ambos culminan así una trilogía de mujeres trágicas: Fedra (2007), Electra (2012) y esta Medea.

El escritor y dramaturgo Vicente Molina Foix firma el texto de este espectáculo inaugural, estreno absoluto en el Teatro Romano de Mérida, que estará en cartel hasta el próximo domingo. La obra levantó el telón el miércoles con el beneplácito del público puesto en pie para aplaudir la hazaña escénica de la compañía. Entre los aplausos más sonados de la noche estuvieron los dedicados a la actriz Consuelo Trujillo, un trabajo emocional impecable que llegó al respetable hasta lo más hondo.
José Carlos Plaza propone una gran puesta en escena, apoyado en una clasicista escenografía y en la tecnología del mapping, para recrear el mito de esta mujer que tras sentirse traicionada por su pueblo y por su marido, Jasón, llega al extremo de matar a sus propios hijos para vengarse. “Medea llega a nosotros como un mito. El mito del desequilibrio. En Medea se rompe el equilibrio que los valores occidentales plantean entre el mundo femenino y el masculino”, señala el director.
El veterano director hace un uso inteligente y eficaz de las nuevas tecnologías, que se integran a la perfección en ese lugar inolvidable que es el Teatro Romano de Mérida. Aún en en el subconsciente permanecen en mi memoria las imágenes de los pájaros en pleno vuelo o uno de los grandes momentos de Ana Belén (en imagen).

Nueve actores y diez figurantes, entre ellos dos niños, materializan esta tragedia griega, la más representada en la historia del Festival. No en vano, Medea se ha llevado a escena hasta en 18 ocasiones en el Teatro Romano de Mérida, en todas las modalidades escénicas: teatro, danza y ópera. Y se han metido en su piel desde Margarita Xirgú, hasta Nuria Espert (la actriz que más veces la ha interpretado), Julia Trujillo, María Luisa Borruel, Manuela Vargas, Monserrat Caballé o Blanca Portillo. Un duelo de Medeas. Y en esta edición se podrá ver también a Aitana Sánchez Gijón (el 15 de julio) interpretando a esta vengativa hija de dioses desterrada por Creonte.
En este ocasión, Ana Belén y Consuelo Trujillo están acompañadas en escena por un elenco de grandes actores: impecables el Jasón de Adolfo Fernández, Luis Rallo como preceptor y ayo, Poika Matute como Creonte, Alberto Berzal y Olga Rodríguez como corifeos, Leticia Etala como Creusa y Horacio Colomé como Jasón joven. A ellos se suman doce figurantes, entre ellos dos niños que interpretan a los hijos de Medea, las víctimas inocentes de su venganza, que en la noche del estreno se llevaron una sonada ovación.
El texto de Vicente Molina Foix se mueve en dos frentes: el sueño heroico y la crudeza intemporal de una crisis de pareja hecha de intereses, miedos y amor violentamente defraudado. “Eurípides y Séneca fueron los precursores, pero también, entre otros, nos inspiró la gran novela en verso de Apolonio de Rodas y los maravillosos relatos poemáticos de Ovidio. El molde argumental y ciertos pensamientos y palabras son de ellos, pero, siguiendo la estela de los escritores de todos los tiempos que fueron a los clásicos para abastecerse y revalidar su lección, hemos querido ser fervientes infieles, introduciendo elementos nuevos y dando a tres personajes aquí muy libremente recreados (la Nodriza, el Preceptor y Creonte) los perfiles cómicos y grotescos que no faltaron en la tragedia grecolatina”, ha explicado el autor.
Con esta Medea que estará en cartel hasta el próximo domingo se abre la 61 edición del Festival de Mérida, la cuarta que dirige de forma consecutiva Jesús Cimarro, y que hasta el 27 de agosto, programa nueve grandes espectáculos teatrales en el Teatro Romano de Mérida, seis de ellos estrenos absolutos, y la IV Gala de los Premios Ceres de Teatro, así como numerosas actividades paralelas entre exposiciones, cine, pasacalles, conferencias y teatro amateur en diferentes espacios arqueológicos y monumentales de la capital extremeña.
Jesús Cimarro: «Apelo a la sensibilidad del gobierno para que baje el IVA cultural»
Cuando Jesús Cimarro era sólo un adolescente ya tuvo sus primeras experiencias en la gestión en su Ermua natal. Recuerda que con sólo 16 años contrató al tristemente desaparecido Álex Angulo, que formaba parte de la compañía Karraka de Ramón Barea. Muchos años después de aquellas primeras experiencias y de aquella emoción que sintió viendo a Lola Herrera en el Campos Elíseos de Bilbao, Jesús Cimarro es desde hace 26 años figura referente en la producción teatral al frente de Pentación. De hecho, su Manual de producción, gestión y distribución del teatro se ha convertido en la particular Biblia de todos aquellos que quieren iniciarse en el mundo de las artes escénicas. Desde 2012 ha sabido combinar calidad artística y rentabilidad económica al frente del Festival de Mérida, al que han vuelto por fin los espectadores de forma masiva. Con la mirada puesta en nuevas producciones como El hijo de la novia y Olivia y Eugenio nos atendió por primera vez DESDE MI BUTACA.
“Como director del Festival de Mérida, busco que todo el público pueda sentirse identificado”, ¿Cómo se consigue eso a la hora de confeccionar una programación?
Quise de alguna forma recoger todos los tipos de espectáculos que se habían programado en la historia del festival. Empecé con ópera, danza, música y, por supuesto, con el grueso de teatro, tanto comedias como tragedias. Hemos tenido una programación paralela, un Off en la programación que ha utilizado espacios que nunca habían formado parte del festival. Además, hemos tenido exposiciones como la del milenario del Emperador Augusto y la de la Agencia Efe. Hemos incluido un documental, charlas y conferencias también. Con la programación, hemos intentado que el público se sintiese identificado con alguno de los espectáculos que se han programado.
Se puso al frente en 2012 de un festival que era un desastre económico, ¿Cómo ha conseguido que esa situación cambie?
Cuando yo tomé las riendas del festival, tenía una deuda de 4.500.000 euros. Con una gestión complicada, el público había dado la espalda al festival. En 2011 había 42.000 espectadores y este año podemos presumir de que vamos a superar los 75.000 espectadores que tuvo la edición de 2013. La clave del éxito creo que ha estado en que hemos recuperado la esencia grecolatina del festival. También creo que tiene mucho que ver en que hemos apostado por espectáculos que puedan llegar a un público masivo. No hay que olvidarse que el teatro romano tiene 3000 localidades, el más grande de España. Hay que producir para ese espacio. Se arriesga mucho. Si no aciertas, te metes una ostia muy gorda. Si van 500 personas, tienes una sensación de fracaso muy grande. Hemos conseguido que el público se interese por nuestros espectáculos. El dato de El eunuco es cuanto menos esclarecedor: 15.420 espectadores, récord absoluto del festival. Hemos tenido que ampliar el aforo en hasta 100 personas por función. Otro motivo claro es la intensiva campaña de comunicación y promoción que hacemos del festival. Empezamos muy pronto y ya sabemos en qué comunidades tenemos que hacerla más intensa. Gracias a la venta con tarjeta de crédito sabemos de donde vienen nuestros espectadores. Casi 18.000 son de fuera de Extremadura. Madrid, Sevilla y Salamanca son las ciudades de las que más gente viene y eso nos permite focalizar nuestras acciones de comunicación y promoción en ciudades como esas.

Y en ese ambicioso proyecto que emprendió de revitalizar el festival, ¿Qué lugar ocupan los Premios Ceres?
Consolidar unos premios es de las cosas más difíciles que existe. Creo que son creíbles para la profesión por ser entregados por la crítica especializada. Estos premios se realizan en un marco incomparable y cuando la gente ve la gala por televisión quiere venir a ver una obra de teatro.
Me comentaba Marcos Ordóñez hace una semana que para que él como espectador “no tosiese” lo que tenía que haber encima del escenario es verdad, ¿Comparte esa visión del mundo del teatro?
Desde luego, lo más importante que tiene que haber encima de un escenario es que haya verdad, ya sea una risa, una lágrima… Lo que se haga tiene que ser hecho con verdad y rigor. Si no es creíble, el espectador no va a ir al teatro a ver un espectáculo.
Ha hecho suya una frase de Wystan Hugh Auden: “Sí, la crisis es bastante seria, pero nunca la controlaremos si nos lanzamos ciegamente de un lado para otro, en obediencia a los frenéticos gritos de pánico”, ¿Cómo ha conseguido huir de esos frenéticos gritos de pánico con lo que está sufriendo el teatro?
Lo que he hecho es que esa crisis sea una ventaja, desarrollar la imaginación tanto en la parte de la gestión como en la parte artística. Esa simbiosis de ambas facetas ha hecho que el público se interese por nuestros espectáculos. Y cuando eso ocurre, no hay crisis que valga. Estamos jugando con unas circunstancias terribles como el 21%. Cada vez que tengo oportunidad apelo a la sensibilidad del gobierno para que bajen el IVA al 10% para parecernos a los países de la zona Euro. Es muy difícil que salgamos adelante si no hay una sensibilidad por parte del gobierno central. A pesar de habernos apretado el cinturón muchísimo, es difícil seguir adelante con esa traba del 21%.
Al frente desde hace 26 años de Pentación, ¿Cómo se consigue equilibrar la balanza entre calidad artística y la necesaria rentabilidad económica?
Es un milagro. Las industrias culturales producimos cultura y tenemos que interesar a la ciudadanía, que tiene unos gustos muy variados. Por eso nos empeñamos en apostar por distintos tipos de espectáculos, para que puedan acudir muchos tipos de público a nuestras representaciones. En esa variedad siempre hay espectáculos que atraen al público.
En estos tiempos difíciles, ¿Cuál debería ser la función del teatro público para Jesús Cimarro?
Debe llegar a donde no llega la iniciativa privada. Soy un defensor del teatro público en su justa medida. Por supuesto que creo que deben existir el Centro Dramático Nacional y la Compañía Nacional de Teatro Clásico, pero todo lo demás debería ser gestionado por la iniciativa privada, que no es más que una sociedad civil capaz de desarrollar muchísimas iniciativas por si mismas o en colaboración con la iniciativa pública. Yo abogo por la colaboración público-privada. Como ejemplo está el propio Festival de Mérida, que es público, pero está gestionado por la iniciativa privada, cumpliendo eso sí con el mandato de un patronato público. En definitiva, soy partido de que exista una iniciativa privada, pública y una gestión mixta.
Como productor, ¿Cómo es lidiar con un colectivo tan sensible y dado a las fricciones como es el de los artistas?
Teniendo muy claro que la materia prima de las artes escénicas son las personas y que hay que tratarlas sabiendo lo que quieren exactamente. Cuando nos embarcamos en un proyecto, tenemos que remar en la misma dirección. Si vamos en la misma dirección, los espectáculos salen muy bien.
De cara ya a la próxima temporada, Juan José Campanella me comentaba que su adaptación de El hijo de la novia es la única a la que han dado el aprobado…
Desde luego que es un privilegio. Estamos muy contentos de poder ser parte de ella. El día 10 de septiembre estrenamos en el Campos y el 17 viene al Bellas Artes de Madrid. Creo sinceramente que otro plato fuerte de la temporada será Olivia y Eugenio, que va a suponer un antes y un después en la carrera de Concha Velasco. La estrenamos el 26 de septiembre en el Teatro Municipal de Zaragoza y vendrá en noviembre al Teatro Bellas Artes de Madrid. El aliciente de la obra está en ver a Concha Velasco sobre el escenario con un actor con Síndrome de Down. Va a ser un duelo escénico bastante importante. Ya han empezado los ensayos la semana pasada y te puedo decir que Concha está muy ilusionada y con muchas ganas de trabajar.

¿Qué queda en el Jesús Cimarro de hoy de aquel chaval de 17 años que se emocionó viendo a Lola Herrera y sus Cinco horas con Mario en el Campos Elíseos de Bilbao?
La verdad es que la pasión por el teatro ya venía de antes. Con 15 años había montado con unos amigos del Instituto el primer taller de teatro municipal de Euskadi, en Ermua. Me encargaba de la organización, programaba en el teatro del pueblo. Entonces no se hablaba de gestión ni de producción. Con la muerte de Álex Angulo me acordé el otro día de que habíamos contratado a Karraka, en la que las figuras eran Ramón Barea y Álex Angulo. Los contraté con 16 años. Queda la misma esencia de aquellos años, las mismas ganas de sacar adelante el mundo de las artes escénicas, pero con la experiencia que dan los años.
Un vistazo al teatro que viene (VI): Concha Velasco, el regreso más esperado
En los últimos días, nuestra queridísima Concha Velasco ha reaparecido en algunos actos, como en una de las representaciones de la exitosa En el estanque dorado a la que asistió recientemente. Parece que las ganas de la actriz vallisoletana por seguir encima de un escenario no hacen más que crecer día a día y espera poder volver muy pronto a las tablas. En principio, su próximo estreno será Olivia y Eugenio, que dirigirá José Carlos Plaza, el que quizás sea el director que más veces ha dirigido a la protagonista de Las chicas de la Cruz Roja. Para el autor de este montaje que tiene su estreno previsto para el 26 de septiembre en el Teatro Principal de Zaragoza: «Tener a Concha Velasco llevando el peso del drama y a José Carlos Plaza como director es un orgullo muy grande para cualquier autor que pretende que su obra llegue a públicos comprometidos».
Madre e hijo se enfrentan una situación extrema donde se cuestionan valores que surgen en tiempo de crisis. La tragedia se acerca irremediablemente a Olivia, que rememora su pasado haciendo un sincero ajuste de cuentas con su marido, madre, amistades, médicos, y con todos aquellos que presumen de ser normales, como políticos, profesionales y deportistas con éxito. Sobre ellos Olivia se plantea si son más normales que su hijo Eugenio, un joven con síndrome de Down. Finalmente, ¿quién es normal en esta vida? Semejante argumento, seguro, hará brotar la emoción de ‘La Velasco’ en esta obra de Herbert Morote que producen Pentación y Focus.
En palabras de José Carlos Plaza:
«Hay obras de teatro que me producen admiración, otras sonrisas incluso carcajadas, otras penas o preocupación, las menos reflexión pero las hay que desde las primeras palabras simplemente te encogen el corazón, y no te sueltan hasta el último momento. Esto me ocurrió con Olivia y Eugenio. Una realidad dura y especifica, aparentemente inexorable, conduce la obra. Pero esas cualidades que hoy tenemos tan abandonadas como la ternura, la fe en nosotros mismos, la inmensidad del amor a la vida, la ingenuidad, la inocencia, la alegría de sentirse vivos y tantas y tantas otras, cambian esa realidad y nos muestran que siempre hay otros caminos, que el hombre es dueño de su propio destino digan lo que digan las circunstancias, los agoreros oficialistas y los erigidos como presbíteros incuestionables que tantas veces nos ciegan y nos impiden ver lo que es precisamente, la gran aventura de la vida. Un ser entrañable –de esos que calificamos con horrendos y equívocos epítetos para diferenciarlos de nosotros los patéticos normales. Un ser marginado socialmente, uno de esos seres que hemos decidido que estén aparte, nos da una lección de vida. Nos muestra donde está la autentica realidad, los auténticos valores, la vida auténtica. ¡Envidiable Eugenio!, ¡Afortunada Olivia que convives con él! Indiscutible luz en este mudo oscurecido por la mezquindad, la codicia y el desprecio a los demás. Lóbrego mundo que niegas cualquier ayuda a los mal llamados débiles, que llega hasta quitar la ayuda a los dependientes ante la actitud indolente de los demás, ¿cuántos Eugenio harían falta para modificarte? He dirigido ya mas de un centenar de obras pero Olivia y Eugenio es la que siempre permanecerá más cerca de mi corazón. He olvidado decir, porque carece de importancia, que Eugenio tiene síndrome de Down».
María Galiana: «He tirado los premios a un Punto Limpio»
Poco tiene que tiene que ver María Galiana con la entrañable Herminia, personaje por el que el gran público la conoce. Llega a su camerino con un enorme resfriado que no la permite disfrutar del norte: «Siempre que vengo por Bilbao, termino con la humedad metida en el cuerpo» comenta antes de tomarse un botellín de agua en el que su compañero Juan Echanove le ha preparado un Ibuprofeno. Aún así, coge fuerzas y nos cuenta cómo empezó en este oficio por casualidad a los 50 años, de la mano de unos alumnos primero y más tarde con un padrino de lujo, Juan Diego. Cinéfila empedernida, usa sus ratos libres para escaparse a una sala de Versión Original y disfrutar del Séptimo Arte. Ganó el Goya, pero no se cree unos premios «en los que los académicos que no han visto la película, votan a la que les suena que está pitando ese año». Cercana y directa añade: «De hecho he tirado los premios a un Punto Limpio». Con más de 300 representaciones de Conversaciones con mamá aún les queda cuerda para rato. Estará en Barcelona y Valencia entre otras plazas con Juan Echanove para el que sólo tiene buenas palabras: «Ese silbido que escuchas es de mi querido Juan, sin ninguna duda».

¿Qué es lo más le conecta a María Galiana a una función como Conversaciones con mamá?
Si te soy sincera, para mí el texto es lo de menos. Hago esta función para poder trabajar con Juan Echanove. Me gustaba la idea de que me acogiese en su forma de hacer teatro, ya fuese dirigiendo él o poniéndonos en las manos de otro director. Se puso a la tarea de buscar un texto que encajase y dio con Conversaciones con mamá, que ha producido Juan con Pentación y Focus. Tenía la seguridad de que Juan no iba a elegir una función baladí, una obra tontorrona. La mayoría de las funciones las he hecho por petición de algún amigo, como me pasó con la divertidísima Fugadas. A veces he acertado en mis elecciones, pero en otras me he equivocado. Hice una función hace un tiempo, que era un texto buenísimo y muy divertido, y la puesta en escena fue un completo desastre, echó abajo lo que debería haber sido una gran obra.
Comparte protagonismo con Juan Echanove, ¿Qué ha aprendido de él como profesional durante el período de ensayos y de representaciones?
Está siendo un período de aprendizaje continuo, él tiene una larga carrera encima de los escenarios. He aprendido a moverme en el escenario y a saber buscar las intenciones de cada una de las escenas de la obra. Me ha enseñado a dar naturalidad a las escenas. Hemos cumplido 300 representaciones y hay que seguir refrescando cada noche el montaje. Es maravilloso poder compartir tablas con él en el teatro, que tiene una manera de plantear los problemas de las relaciones humanas de una forma directa, lo que hace que el público entre con facilidad en la historia que le estamos contando.
¿Cómo lleva eso de ser ‘La abuela de España’?
Trece años llevamos ya y la gente te reconoce constantemente. Antes, estaba tomando un café y un pastor evangélico me dijo que quería charlar conmigo. Es asombroso ver cómo se acerca a mí la gente, con esa cercanía que da tenernos cada semana en sus casas. No me molesta, pero hay veces en que no tienes ganas de que te reconozcan. Eso sí, no pasa nada por ser ‘La abuela de España’. De hecho, en la vida real yo tengo 6 nietos. No pasa nada por tener un puñado más en televisión. Además, esa cercanía hace que la gente venga al teatro a verte.
Esta temporada, Herminia ha tenido un momento especialmente hilarante…
La verdad es que no he visto el capítulo, me suele coincidir con alguna función y cuando no es eso, tengo que rodar hasta tarde y en lo único que pienso cuando llego a casa es en pegarme una ducha e irme a la cama. A Herminia el ‘colocón’ le llegó en un momento de lo más melodramático para la familia con varios frentes abiertos como la separación de Antonio y Merche. Así que decidí plantearle al director, Antonio Cano, hacer una astracanada. A la abuela le dio un puntazo.
Entre funciones y rodajes, ¿A qué dedica su tiempo libre María Galiana?
He sido cinéfila desde pequeña. Mi padre me llevaba al cine muchísimo. Era algo que practicaba una o dos veces por semana y lo sigo siendo. Que me perdonen los teatreros, pero mi tiempo libre se lo dedico a ver buenas películas en versión original.
¿A qué le suenan los métodos interpretativos a alguien que empezó por casualidad en este oficio?
Sí creo en la preparación, pero el actor nace, no se hace. Luego, ya se perfecciona. Conozco a gente que quiere ser actor y no lo consigue. No le da la verdad y no es capaz de expresar con una mirada cada sentimiento, como te pide una cámara.
¿Qué papel ocupan en su vida el Goya y otros reconocimientos?
Nada. Me da igual. Sólo guardo algunos premios. Me he quedado con el Goya, el Ondas y el Sant Jordi. El resto los he mandado a un Punto Limpio. No me creo lo de los premios. Me tocó ese año, estaba bien, pero cuando veo que le han dado el Goya a ciertos actores, la verdad es que me hace pensar que la fiesta del cine español es una filfa. Lo que no me gusta es que los académicos que no han visto las películas tiendan a votar aquellas películas que parece que este año están pitando. Los Goya son pura figuración, se tiran todo el santo año preparando la gala. Una Academia que hace prácticamente sólo eso no tiene sentido.
¿Hubiese sido posible desarrollar esta inesperada profesión sin la aparición de Juan Diego?
Desde luego que no. Yo me jubilé como profesora a los 65 años. Pedía asuntos propios para rodar las sesiones de cine. Nunca hubiese dejado la enseñanza por ser actriz. Vas a pensar que soy una pesetera, pero cuando empezaron a llamarme para trabajar como actriz pensé que jamás dejaría mis 14 pagas como profesoras por las cuatro pesetas que ganaba entonces con el cine y el teatro. Lanzarme a la aventura con una familia a mis espaldas, hubiese sido un error.
¿Qué le mueve en esta profesión a María Galiana?
Como decía un amigo mío: “Yo hago esto por dinero y por fama”. Jamás haría esto por la satisfacción personal de salir a actuar a un escenario. Me encanta mi trabajo, pero no llega a las cotas de gente como Concha Velasco, que se ha dedicado toda la vida a este oficio. Ella puso tantas esperanzas en que le diesen el Goya que cuando no lo consiguió lo aceptó, pero se le quedó un amargor adentro por todo el trabajo que la había llevado interpretar el personaje de Más allá del jardín. Mi caso es completamente diferente desde luego. Empecé a los 50 años y jamás pensé en dedicarme a esta profesión.
Un vistazo al teatro que viene (III)
Parece que las ganas por seguir contando historias encima de un escenario no han mermado a pesar del maldito IVA y todas las trabas con que se encuentran los creadores para sacar adelante sus proyectos. Buena señal es que vayamos ya por la tercera entrega de este avance exclusivo de las obras que disfrutaremos en los teatros de toda España en los próximos meses… Hoy nos centraremos en un estreno absoluto con resonancias cinematográficas, un clásico de Shakespeare y un rotundo éxito teatral sobre un amor en las ondas que llegará a Madrid en 2015… ARRIBA EL TELÓN…
Muchos recordarán la película de Juanjo Campanella, El hijo de la novia, que a punto estuvo de llevarse el Oscar. Ahora, toda una experta en las adaptaciones a los escenarios de pasados éxitos del cine y la literatura, Garbi Losada, se encargará de dar voz y carne a esta bellísima historia de amor. En el reparto están Juanjo Artero, Tina Sainz, Mikel Laskurain y Sara Cozar. Supondrá además la feliz vuelta a los escenarios de uno de los grandes, Álvaro de Luna. Rafael no está conforme con la vida que lleva: no puede conectar con sus cosas ni con la gente, nunca tiene tiempo, se aferra al zapping televisivo y se consuela con viejos capítulos de su serie preferida: El Zorro. Pero él ya no se parece en nada a su héroe de ficción. Ya no puede jugar a ponerse la capa negra, el antifaz y tener una identidad oculta. Su realidad es mucho más compleja. Entre las primeras paradas de esta coproducción entre Pentación y Ados Teatroa estará el bilbaíno Teatro Campos Eliseos, donde permanecerá del 10 al 14 de septiembre de 2014.
Aunque la cartelera madrileña se ‘desinfla’ durante la temporada estival, algunas propuestas llegan con fuerza a la capital. Es el caso de Otelo protagonizada por Daniel Albaladejo con dirección de Eduardo Vasco. Otelo, general moro al servicio de Venecia, consigue el amor y la mano de Desdémona, una noble veneciana; pero Yago, despechado porque Otelo ha nombrado su lugarteniente a Casio y no a él, trama su venganza. Ante un ataque de los turcos, Otelo es enviado a Chipre y viaja con su mujer. En Chipre, Yago consigue que Casio se emborrache y pierda la confianza de Otelo. Así se convierte en su oficial de confianza y empieza a insinuar que Desdémona le es infiel con Casio. Se podrá disfrutar del 30 de julio al 14 de septiembre en el Teatro Bellas Artes de Madrid.
Ya os hablamos hace un año de la vuelta a los escenarios de Hoy: El Diario de Adán y Eva. Tras una larga gira, llegará por fin a Madrid el 28 de enero de 2015, también al citado Teatro Bellas Artes. Fernando Guillén y Ana Milán protagonizan esta nueva producción que ha dirigido Miguel Ángel Solá. Felipe y Catalina se convirtieron en una referencia radiofónica en unos tiempos en que radio se escribía con mayúsculas. Dos estrellas de las ondas que cada noche transmitían desde su dial la pasión por contar historias. Su última historia fue Hoy: El Diario de Adán y Eva de Mark Twain. Hoy, Felipe vuelve a las ondas. Lo hace para contar cómo fue aquel mágico tiempo del que rehuye contar lo que ocurrió entre él y su Catalina: «Ocurrió lo que su imaginación sería incapaz de imaginar» suelta un cansado Fermín que toma voz y carne en esta ocasión en la piel de Fernando Guillén.
Luz Valdenebro: «Mi Pepito Grillo me dice que no me conforme»
Luz Valdenebro se convirtió en actriz el día que descubrió que esto del teatro se podía estudiar. Ella estaba estudiando danza cuando vio el cartel de «Escuela de arte dramático de Córdoba» y se lanzó a la aventura. Desde entonces, la hemos visto en series de éxito, en teatro y con algún coqueteo con el cine, que confiesa que es su asignatura pendiente. Ella no quiere quedarse con nada que decirle a los suyos, como su Chelsea de En estanque dorado. Sincera, divertida y llena de vibrante emoción desgrana para DESDE MI BUTACA algunos bonitos momentos que le han deparado esta función y su paso por el televisivo Gran Hotel, al que de alguna forma volvía el pasado fin de semana al regresar a Santander, donde se rodaron los exteriores de la serie. Ese día su Whatsapp echaba humo, sus compañeros televisivos querían saber cómo estaba siendo la experiencia de volver a la ciudad. Habrá larga vida para En el estanque dorado. Por de pronto, pueden disfrutarla en el Teatro Bellas Artes de Madrid.
En la obra En el estanque dorado compartes escenario nada menos que con Lola Herrera y Héctor Alterio…
Ha pasado volando desde que estrenamos y ya llevamos más de cincuenta representaciones. El día del estreno, se me acercó Lola Herrera, respiró hondo y me dijo que ella también lo pasaba mal. Y entonces, pensé que si alguien como ella se pone nerviosa, es algo normal esto de las cosquillas en el estómago. Ellos son maravillosos, simplemente con verles actuar es un deleite, siempre aportan algo nuevo a la función, eso te da una gran confianza. Que ellos estén en escena al principio de la obra te da seguridad para salir a escena, eso sí que es estar a favor de obra.
¿Cómo es la irrupción de Chelsea en la vida de nuestra pareja protagonista?
Cada día entiendo cosas nuevas de Chelsea. Puede parecer un personaje que viene a perturbar la paz de los protagonistas, pero viene por petición de la madre. Ella viene marcada por haber sido el blanco de los macabros chistes de un padre que en el fondo quería tener un hijo y no una hija. Viene a echárselo en cara con un niño, para que vea la guerra que dan los varones, pero contra todo pronóstico, se convierte en el centro de atención del padre. De alguna forma, él quiere recomponer los lazos afectivos entre ellos a través de este adolescente. Lo que me atrae de este personaje es que sabe decir lo que le duele, por qué le duele, sabe reconocer sus errores y pedir perdón. Está abierta a arreglar las cosas, a continuar dando pasos para esa plausible reconciliación.
Aquí y ahora, ¿Por qué el teatro es un buen lugar para contar historias para ti?
La gente tiene miedo a expresar lo que piensa y a nosotros muchas veces nos toca ser su voz encima del escenario. Nuestro objetivo principal es que el público salga con un tema del que hablar, que se genere el debate. Se echa de menos el ambigú, donde la gente comentaba la obra y se generaba conversaciones muy interesantes. Si conseguimos ese debate, nuestra misión está más que cumplida. Con En el estanque dorado me pasó una cosa muy fuerte…
Y de repente, la emoción se instala en su rostro…
Una señora se me acercó después de la función y me dijo que se había sentido muy ‘tocada’ por la obra. Ella no le pudo decir a su padre todo lo que sentía y ahora estaba muerto. Entonces me di cuenta de que yo no quiero caer en ese error. Yo no quiero irme sin decirle a mis seres queridos todo lo que siento. En el fondo, creo que el teatro sirve para despertarte algo que estaba dormido, algo que no te habías atrevido a decir hasta ahora.
¿Es el laboratorio la mejor seña de identidad del trabajo con una compañía como Animalario?
Desde luego. Las obras se preparan con mucho tiempo. Hicimos un taller un año antes de Urtain, pero sin saber si íbamos a estar en la obra. De hecho, muchos que no participaron finalmente en el montaje vieron reflejadas algunas de sus aportaciones sobre el escenario. Además, me encanta que sean tan inconformistas, no se callan, dicen lo que piensan. Animalario es mi cuna. Ya los admiraba de antes, fue un sueño hecho realidad poder trabajar con ellos. Ahora me estoy acordando de cuando vinimos a Santander con Marat- Sade, la que se lió… Un señor no me pegó de puro milagro. Alberto San Juan fue mi salvador. Me parece increíble que la gente vaya al teatro sin informarse, sin saber lo que se significan los actores de Animalario… Yo cuando voy a ver algo que me desagrada, pues me voy, pero discretamente, no montando el numerito. En el fondo, generó debate y eso le vino bien a la función. Se generaron dos corrientes de opinión, los partidarios de Marat y los de Sade.
¿Con qué recuerdo te quedas de una experiencia como Gran Hotel?
Pues el recuerdo que se ha quedado grabado en mi mente es la última escena que rodé con Fele Martínez en el Palacio de la Magdalena. Los marqueses dejaban el Gran Hotel para siempre y, en ese momento, se fundieron realidad y ficción y nos dimos cuenta en la última secuencia de la escena de que esta aventura terminaba. Ahí fuimos conscientes de que se terminaba la serie. Miramos por última vez a la que había sido nuestra casa durante estos años y, acto seguido, Fele y yo fuimos conscientes de lo bonito que había sido ser parte de esa serie.
Y en esos recuerdos me imagino que también está Juan Luis Galiardo, que compartió su último trabajo con vosotros…
Coincidí con Juan Luis en su último viaje a Santander y la verdad es que es, lo ves aún le tengo presente, un tipo muy enérgico y carismático. Era un tipo arrollador, he conocido pocas personas así. Son las oportunidades que te da trabajar con Ramón Campos y toda la gente de Bambú.
Desde luego que los repartos de primera fila son una seña de identidad de Bambú…
Sí, de hecho, yo en la serie pude trabajar con alguien a quien admiraba tanto como Adriana Ozores. Cuando el primer día se me acercó y me dijo que yo era su favorita de Hispania, no me lo podía creer. El día de la despedida pedí una llave dorada que simulaba la llave maestra que llevaba Doña Teresa y se la entregué a Adriana. En ese momento, me dio un abrazo y me dijo que la habían preguntado por el mejor recuerdo que tenía de la serie. Ella había dicho que lo mejor había sido el beso que nos dimos el día en que nos conocimos. No me lo podía creer… Es una compañera excepcional y un ser humano maravilloso. Es mi ejemplo a seguir.
¿Qué proyectos tiene y con qué proyectos sueña Luz Valdenebro?
Todos los días me levanto con un pequeño Pepito Grillo que me dice que no me conforme, que siga luchando y trabajando para conseguir vivir de esta carrera de fondo que es la interpretación. Cuando tienes una gira tan larga, los productores no te llaman para hacer otras cosas. Tienes que decirles que estás aquí y que se puede compaginar con otros proyectos. Quizás, el cine sea mi asignatura pendiente. Quiero hacer algo de acción y si me tengo que rapar el pelo… Pues casi que mejor. (Risas)
Héctor Alterio: «El teatro fue una terapia para mí»
Esta entrevista es más corta de lo habitual. El tortuoso tiempo del norte hizo que nuestro protagonista llegase empapado a la cita y eso perturba a cualquiera, pero él, todo un señor dentro y fuera del escenario no dudó un momento en atender a DESDE MI BUTACA a pesar de todo. Con él compartimos unos minutos antes de una nueva representación de En el estanque dorado, que hoy volverá a poner el cartel de «No hay localidades» en el Palacio de Festivales y que llegará la próxima semana al madrileño Teatro Bellas Artes. Una entrevista corta, pero intensa. Disfrútenla.
¿Qué le cautivó a Héctor Alterio de En el estanque dorado?
Podría resultar a priori un hándicap la imagen que tenía de esta historia el público por medio de la película, que todo el mundo recuerda, pero realmente no lo fue. Es una función de teatro que en su traslación al cine no convenció al propio autor. Creo que la obra es mucho más profunda, incisiva y con un humor negro muy punzante. Tiene además unos diálogos muy realistas. Si a eso le añadimos la presencia de Lola Herrera esta obra es el regalo de cumpleaños perfecto. Lo que resulta más interesante de esta obra es que nos pone al límite, en esa frontera que está entre vivir y no vivir. Tenemos casi la misma edad que los personajes y eso hace que exista cierto paralelismo con nuestras vidas. Tal y como está tratado, el público se identifica mucho. Todos tenemos una abuela, un suegro o alguien en nuestra familia con características similares… Eso se hace más creíble por la forma en que el autor, Ernest Thompson, creó unos diálogos que esculpen a la perfección a los personajes. Todo ello hace de esta función algo lleno de verdad, muy creíble. Al final, el público sale satisfecho, agradecido por el montaje que le ofrecemos, como he podido comprobar en las 55 representaciones que llevamos hasta ahora.
“Empecé en esto para protagonizar, destacarme en algo y superar la inhibición”, ¿Considera que el teatro le ayudó a sobrellevar mejor su niñez?
Esa máscara me ayudó a sobrellevar esa timidez, ese apocamiento, esa cosa casi enfermiza que tenía de quedarme ensimismado mirando a la nada… Todo eso se superaba con el disfraz. El teatro fue una terapia para mí. Además de entretenerme y entretener al público despertó en mi de alguna forma mi vocación. Creo que esa máscara ligó ese, en principio, entretenimiento a mi futura profesión.

¿Se ha quedado alguna espinita clavada, alguna asignatura pendiente en su profesión?
Siempre, eso es inevitable. Tengo 150 películas y 80 funciones de teatro, pero no todas son buenas desde luego. Para compensar aquellos en los que me he equivocado, me enfrento a futuros proyectos en los que no reincidir en el error y poder subsanar los errores del pasado. Lo que si te puedo decir es que los fracasos no me tiran para abajo, me hacen superarme en mi trabajo.
*Muy pronto DESDE MI BUTACA tendremos a otra de las protagonistas de En el estanque dorado, Luz Valdenebro
Lola Herrera y Héctor Alterio abren la temporada del Palacio de Festivales
En el estanque dorado, Lutherapia y Distancia siete minutos , primeras citas destacadas de la nueva programación del Palacio de Festivales de Cantabria que incluirá también a otros nombres destacados como Arturo Fernández, Juanjo Artero y el exitoso musical Por los ojos de Raquel Meller
El pasado 2 de octubre se estrenó en el Teatro Principal de Zaragoza una nueva producción de Pentación, En el estanque dorado de Ernest Thompson, dirigida por Magüi Mira y protagonizada por Lola Herrera y Héctor Alterio, juntos por primera vez en los escenarios. Traducida a treinta idiomas y producida en más de cuarenta países, En el estanque dorado es ya un clásico del teatro contemporáneo. Se estrena por primera vez aquí, en España, en versión de Emilio Hernández. Así valora su directora Magüi Mira a sus dos protagonistas: «Con Lola Herrera y Héctor Alterio, la emoción está servida. La lágrima y la risa. La belleza incontestable de dos grandes por primera vez juntos en las tablas de los teatros de España. Es un placer para mí. Va por ustedes», En palabras de Mira, esta obra trata sobre «La edad. El miedo. El amor. La soledad. La risa. La lucha por la vida dentro de una familia. La isla de esperanza frente al peligro de extinción: de la naturaleza, de la familia, de la pareja, de la vida. Una valiosa reflexión sobre lo difícil que es conseguir relaciones positivas. A cualquier edad. En cualquier momento. El goce es posible a pesar del implacable acoso del tiempo». Completan el reparto Luz Valdenebro, Camilo Rodríguez y Mariano Estudillo. Antes de hacer temporada en el Teatro Bellas Artes de Madrid, la obra pasará por el Palacio de Festivales los días 28 de febrero y 1 de marzo a las 20:30h en la Sala Pereda.
La siguiente cita a la que no hay que perder la pista es la vuelta a Santander de todo un clásico, Les Luthiers, que debido al éxito de las inicialmente dos funciones, tendrán cuatro representaciones en el Palacio. Estarán del 10 al 13 de marzo a las 2o:30h en la Sala Argenta. Los cómicos argentinos- en el sentido más amplio y enriquecedor del término- han vuelto a revolucionar España en unos en que el teatro no pasa por su mejor momento en cuanto a número de espectadores se refiere con su Lutherapia. Sus señas de identidad: música, humor y… Mastropiero, ese gurú musical por el que sienten una admiración casi enfermiza. Estamos en una terapia de diván muy particular. Aquí se salta de la cumbia al gregoriano sin darnos casi cuenta. Les Luthiers explotan esas canciones tan divertidas y pegadizas que les caracterizan con un sentido del humor muy fino. El espectador cree que no se puede sorprender más cuando de repente se encuentra con un nuevo instrumento musical inimaginable. No hay que olvidarse de los textos- brillantes- que nos transportan de la casa de unas ancianitas con barbas a un exorcismo musical por la llegada al mundo del anticristo. No es necesario vestuario ni escenografía, nos vale con el trabajo de estos sabios de la escena para ver sobre el escenario a los personajes más insólitos en los parajes más insospechados. Es la magia del teatro. Y el público entra en el juego imaginativo y aplaude cada ingenio humorístico del grupo.
Cita destacada el viernes 21 de marzo a las 20:30h en la Sala Pereda con Distancia siete minutos de Titzina Teatro tras su exitoso paso por el Teatro de la Abadía. Coincidiendo con el envío y aterrizaje del robot espacial Curiosity, Félix, un joven juez, se ve obligado a abandonar su casa, afectada por una plaga de termitas, e instalarse durante unos días en su antiguo domicilio familiar. Los interrogatorios en los juzgados, así como la convivencia con su padre, sacarán a relucir temas fundamentales, como la justicia, el destino y las fuentes de la felicidad. La compañía Titzina, que hace años presentó en La Abadía Exitus, conserva en este nuevo espectáculo sus señas de identidad -la apuesta por el teatro de creación, a partir de un trabajo de campo, y la combinación de drama y comedia- para hablar de la felicidad, de las distancias entre seres humanos, de curiosos paralelismos y destinos interconectados que escapan a nuestro control y nos impiden saber cuándo ni cómo empiezan a definirnos.
Concha Velasco: «He entregado más al teatro que a mis seres queridos»
Cuando llega Concha Velasco a la entrada de artistas del Teatro Arriaga en taxi, un par de fans la esperan en la puerta. Accede a hacerse la foto amablemente y entra comentando la conversación que ha tenido con un taxista: “Parecía que me quería sonsacar algo malo de Bilbao y esto me pasa también en otras ciudades, la verdad. Cuando he llegado al Arriaga le he dicho que era uno de los más bonitos de Europa y me ha contestado que no sería para tanto”. Ella está feliz de volver a ser la protagonista “no tanto por vanidad, sino por ser los protagonistas los que más sufren y los que más ríen en escena”. Está radiante con un vestido verde a sus 74 años que ‘luce’ con coquetería: “Déjame que me pinte un poco para las fotos, tengo que salir guapa siempre” comenta con una sonrisa antes de reencontrarse con José Pedro Carrión, uno de sus compañeros en Hécuba, que dice “cumplir un sueño al poder trabajar con una de las grandes de la escena”.
José Carlos Plaza, un maestro. Concha Velasco vuelve a estar a las órdenes de un director con el que ya ha trabajado en varias ocasiones. Para ella lo que le hace especial es que: “Sabe tanto, conoce tanto a los actores, que saca lo mejor de nosotros”. Y ella ha vuelto a disfrutar cada momento de las lecturas de mesa con este maestro de la escena que “me enseña cosas de los personajes que yo como actriz soy incapaz de ver”.
Tras la emoción compartida en Hécuba. Cada noche, la madre protagonista de la obra de Eurípides tiene un final aciago. Se entierra viva junto a sus hijos por la culpa que le pesa por haberse tomado la justicia por su mano. Esa imagen se quedó grabada en la memoria de su nieto, que la regaló un dibujo que la actriz guarda con cariño. A Concha Velasco le cuesta mucho ‘quitarse’ el personaje cada noche, es un texto durísimo que la exige un trabajo físico de altura. Y nada más acabar, en su camerino, están preparadas unas toallas para una inmediata ducha con la que intentará deshacerse de esos sentimientos tan hondos con los que ha emocionado al público.
“En Cine de Barrio recuerdo la historia del cine español y mi propia carrera”. Ya desde los tiempos de Parada, Concha soñaba con presentar Cine de Barrio, “un programa en el que creo que es un acierto que se escoja a actrices como presentadoras, ya que nosotras lo vivimos en primera persona”. Está feliz por la experiencia, pero hastiada de “Una TVE llena de recortes que ha convertido a nuestro programa en un puente entre la película de la sobremesa y ese telediario que lamentablemente no nos llena la cabeza más que de noticias malas. Tengo que cortar mucho las entrevistas a mis compañeros y eso me da mucha rabia”.
Demasiado pronto para poner punto y final a su carrera. Los últimos dos años Concha ha recorrido España con Yo lo que quiero es bailar, un one woman show en el que la artista repasaba su carrera al más puro estilo Broadway. Pero, no ha sido más que un punto y seguido. Ahí sigue subida a un escenario y advierte: “Tengo que hacer la segunda parte dentro de unos años”.
“Creo que el Goya me ha marcado para no dar ningún paso en falso”. Y por fin, llegó el Goya para ‘La Velasco’. Uno de los momentos más ansiados de su carrera. Dice que la ha marcado para bien, que teniendo en sus manos ese ‘cabezón’ siente una responsabilidad extra que la hace mirar hacia el futuro con la responsabilidad de no deshacer el camino recorrido, de no errar en los próximos pasos de su carrera.
“Mi mayor ilusión sería hacer un musical infantil de gran formato”. Marcada por su nieto, por el que dice sentir verdadera devoción, su ambición es hacerle feliz con un espectáculo que se aleje de la imagen que se ha podido crear de ella viendo un espectáculo tan duro como Hécuba. Eso sí, ella no se atrevería a producirlo: “No se puede perder todo por hacer teatro como en los tiempos de Marsó”.
De Concha a Concha. Al principio de la charla, DESDE MI BUTACA le ofreció la oportunidad a la polifacética artista de que se pensase una pregunta con la que le gustaría que se cerrase esta entrevista y éste fue el resultado del juego dialéctico.
P: ¿He sido feliz simplemente siendo una primera actriz o hubiese hecho falta algo más?
R: Creo que he entregado más al teatro que a mis propios seres queridos. Por eso, mis seres queridos no me dieron lo que realmente necesitaba de ellos. Ahora que estoy sola con mis dos hijos y mi nieto me doy cuenta de todo ello. Siempre se piensa que soy muy cuadriculada, muy de Valladolid, pero el carácter castellano nos da esa cosa ‘seriota’. Todo lo planifico y eso es un problema. He tenido que renunciar a muchas cosas de mi vida personal por ello, a lo mejor no está la felicidad encima de los escenarios. Mi vida hubiese sido muy distinta si me hubiese casado con un militar y hubiese ido a misa los domingos como hizo mi madre.
Esa otra vida imaginada no ocurrió nunca. Si no nos hubiésemos perdido una de las carreras más prolíficas de nuestra escena, ahí es nada. Afortunadamente, tenemos Concha Velasco para rato: «¿Cómo se llama el teatro en el que actuamos en Cantabria?», Concha Espina la respondo. Está ultimando su maquillaje a solo unos minutos de subirse al escenario, pero no se le olvida recordarme: «Mándale la entrevista a Pentación para el dossier, no se te olvide».