María Galiana: «He tirado los premios a un Punto Limpio»

Poco tiene que tiene que ver María Galiana con la entrañable Herminia, personaje por el que el gran público la conoce. Llega a su camerino con un enorme resfriado que no la permite disfrutar del norte: «Siempre que vengo por Bilbao, termino con la humedad metida en el cuerpo» comenta antes de tomarse un botellín de agua en el que su compañero Juan Echanove le ha preparado un Ibuprofeno. Aún así, coge fuerzas y nos cuenta cómo empezó en este oficio por casualidad a los 50 años, de la mano de unos alumnos primero y más tarde con un padrino de lujo, Juan Diego. Cinéfila empedernida, usa sus ratos libres para escaparse a una sala de Versión Original y disfrutar del Séptimo Arte. Ganó el Goya, pero no se cree unos premios «en los que los académicos que no han visto la película, votan a la que les suena que está pitando ese año». Cercana y directa añade: «De hecho he tirado los premios a un Punto Limpio». Con más de 300 representaciones de Conversaciones con mamá aún les queda cuerda para rato. Estará en Barcelona y Valencia entre otras plazas con Juan Echanove para el que sólo tiene buenas palabras: «Ese silbido que escuchas es de mi querido Juan, sin ninguna duda». 

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«Sácame así, yo no me maquillo ni para salir al escenario»

¿Qué es lo más le conecta a María Galiana a una función como Conversaciones con mamá?

Si te soy sincera, para mí el texto es lo de menos. Hago esta función para poder trabajar con Juan Echanove. Me gustaba la idea de que me acogiese en su forma de hacer teatro, ya fuese dirigiendo él o poniéndonos en las manos de otro director. Se puso a la tarea de buscar un texto que encajase y dio con Conversaciones con mamá, que ha producido Juan con Pentación y Focus. Tenía la seguridad de que Juan no iba a elegir una función baladí, una obra tontorrona. La mayoría de las funciones las he hecho por petición de algún amigo, como me pasó con la divertidísima Fugadas. A veces he acertado en mis elecciones, pero en otras me he equivocado. Hice una función hace un tiempo, que era un texto buenísimo y muy divertido, y la puesta en escena fue un completo desastre, echó abajo lo que debería haber sido una gran obra.

Comparte protagonismo con Juan Echanove, ¿Qué ha aprendido de él como profesional durante el período de ensayos y de representaciones?

Está siendo un período de aprendizaje continuo, él tiene una larga carrera encima de los escenarios. He aprendido a moverme en el escenario y a saber buscar las intenciones de cada una de las escenas de la obra. Me ha enseñado a dar naturalidad a las escenas. Hemos cumplido 300 representaciones y hay que seguir refrescando cada noche el montaje. Es maravilloso poder compartir tablas con él en el teatro, que tiene una manera de plantear los problemas de las relaciones humanas de una forma directa, lo que hace que el público entre con facilidad en la historia que le estamos contando.

¿Cómo lleva eso de ser ‘La abuela de España’?

Trece años llevamos ya y la gente te reconoce constantemente. Antes, estaba tomando un café y un pastor evangélico me dijo que quería charlar conmigo. Es asombroso ver cómo se acerca a mí la gente, con esa cercanía que da tenernos cada semana en sus casas. No me molesta, pero hay veces en que no tienes ganas de que te reconozcan. Eso sí, no pasa nada por ser ‘La abuela de España’. De hecho, en la vida real yo tengo 6 nietos. No pasa nada por tener un puñado más en televisión. Además, esa cercanía hace que la gente venga al teatro a verte.

Esta temporada, Herminia ha tenido un momento especialmente hilarante…

La verdad es que no he visto el capítulo, me suele coincidir con alguna función y cuando no es eso, tengo que rodar hasta tarde y en lo único que pienso cuando llego a casa es en pegarme una ducha e irme a la cama. A Herminia el ‘colocón’ le llegó en un momento de lo más melodramático para la familia con varios frentes abiertos como la separación de Antonio y Merche. Así que decidí plantearle al director, Antonio Cano, hacer una astracanada. A la abuela le dio un puntazo.

Entre funciones y rodajes, ¿A qué dedica su tiempo libre María Galiana?

He sido cinéfila desde pequeña. Mi padre me llevaba al cine muchísimo. Era algo que practicaba una o dos veces por semana y lo sigo siendo. Que me perdonen los teatreros, pero mi tiempo libre se lo dedico a ver buenas películas en versión original.

¿A qué le suenan los métodos interpretativos a alguien que empezó por casualidad en este oficio?

Sí creo en la preparación, pero el actor nace, no se hace. Luego, ya se perfecciona. Conozco a gente que quiere ser actor y no lo consigue. No le da la verdad y no es capaz de expresar con una mirada cada sentimiento, como te pide una cámara.

¿Qué papel ocupan en su vida el Goya y otros reconocimientos?

Nada. Me da igual. Sólo guardo algunos premios. Me he quedado con el Goya, el Ondas y el Sant Jordi. El resto los he mandado a un Punto Limpio. No me creo lo de los premios. Me tocó ese año, estaba bien, pero cuando veo que le han dado el Goya a ciertos actores, la verdad es que me hace pensar que la fiesta del cine español es una filfa. Lo que no me gusta es que los académicos que no han visto las películas tiendan a votar aquellas películas que parece que este año están pitando. Los Goya son pura figuración, se tiran todo el santo año preparando la gala. Una Academia que hace prácticamente sólo eso no tiene sentido.

¿Hubiese sido posible desarrollar esta inesperada profesión sin la aparición de Juan Diego?

Desde luego que no. Yo me jubilé como profesora a los 65 años. Pedía asuntos propios para rodar las sesiones de cine. Nunca hubiese dejado la enseñanza por ser actriz. Vas a pensar que soy una pesetera, pero cuando empezaron a llamarme para trabajar como actriz pensé que jamás dejaría mis 14 pagas como profesoras por las cuatro pesetas que ganaba entonces con el cine y el teatro. Lanzarme a la aventura con una familia a mis espaldas, hubiese sido un error.

¿Qué le mueve en esta profesión a María Galiana?

Como decía un amigo mío: “Yo hago esto por dinero y por fama”. Jamás haría esto por la satisfacción personal de salir a actuar a un escenario. Me encanta mi trabajo, pero no llega a las cotas de gente como Concha Velasco, que se ha dedicado toda la vida a este oficio. Ella puso tantas esperanzas en que le diesen el Goya que cuando no lo consiguió lo aceptó, pero se le quedó un amargor adentro por todo el trabajo que la había llevado interpretar el personaje de Más allá del jardín. Mi caso es completamente diferente desde luego. Empecé a los 50 años y jamás pensé en dedicarme a esta profesión.

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Escenario Cantabria: «Misántropo» llega a Santander antes de su paso por el Español

En las próximas semanas Cantabria se volverá a llenar de TEATRO. Os hacemos un repaso de algunas de las propuestas más interesantes de las próximas semanas en las que podremos disfrutar de interesantes montajes en Santander y Torrelavega. Albert Camus, Miguel del Arco y Albert Boadella serán algunos de los protagonistas de los mismos.

El Festival de Invierno llena de teatro Torrelavega. Tras el paso de Hécuba por el Concha Espina, la cita anual con el teatro de la capital del Besaya reunirá un amplio abanico de interesantes propuestas escénicas de las que destacaremos una pequeña selección.

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El veneno del teatro (18 de enero)

Un duelo de actores de altura. Miguel Ángel Solá y Daniel Freire dirigidos por Mario Gas, palabras mayores. Y si a esto le añadimos un texto tan rico como es el de Rodolf Sirera tenemos los ingredientes suficientes para interesar al público.

Siglo de oro, siglo de ahora  (31 de enero)

Los Ron Lalá se toman muy en serio lo de sacarle punta al Siglo de Oro. Lo hacen con mucha guasa, pero sin perder el respeto a los clásicos en esta suerte de comedia musical con aires de chirigota gaditana.

Yo soy Don Quijote de la Mancha (8 de febrero)

José Sacristán vuelve a ser Quijote tras su sonado éxito en el musical El hombre de La Mancha en este montaje que pasó con gran éxito por el Teatro Español.

El malentendido (15 de febrero)

Este homenaje póstumo a Fernando Guillén, que estrenó la obra en España con su esposa Gemma Cuervo, tiene varios alicientes. El primero, el propio texto de Camus y el segundo, un reparto con nombres como el de Cayetana Guillén Cuervo y un valor seguro de nuestra escena, Julieta Serrano.

Conversaciones con mamá (22 de febrero)

Juan Echanove y María Galiana comparten tablas en esta comedia amable que ya fue éxito cinematográfico. Ver juntos a dos de los mejores actores de este país debería ser suficiente aliciente para atraer a un público que actualmente aplaude el espectáculo en el Teatro Bellas Artes de Madrid.

Sin duda alguna, una de las propuestas más interesantes que veremos en Cantabria en las próximas semanas es el Misántropo que ha adaptado Miguel del Arco. La cita tendrá lugar el viernes 17 y sábado 18 de enero en la Sala Pereda del Palacio de Festivales de Cantabria a las 20:30h. En el montaje intervienen algunos de los actores fetiche del director: Israel Elejalde, José Luis Martínez, Bárbara Lennie, Miriam Montilla, Manuela Paso, Raúl Prieto y Cristóbal Suárez.

“En un mundo como el nuestro sometido cada vez más a las leyes del mercado y por consiguiente al «tanto tienes tanto vales», la visión de la realidad está necesariamente afectada. Se complica aún más discernir cuál es la verdad cuando entran en juego variables de beneficio, que son las que hoy por hoy dirigen el mundo.

¿Es rentable la verdad? ¿Merece la pena buscarla cuando su esencia áspera y dura puede desbaratar nuestra imperiosa necesidad de confort y placer? ¿No está el ser humano dotado de inteligencia para moldear la verdad a imagen y semejanza de sus aspiraciones vitales?

Tantos interrogantes, tantas dudas, tantas inseguridades, tanta emoción… así comenzamos el abordaje de un texto mítico como El Misántropo de Moliére. Escarbar, profundizar, investigar. Hacer el texto nuestro. Para que Alceste, Celimena y todos los demás personajes de Moliére se expresen como hombres
y mujeres de nuestro convulso y recién estrenado siglo XXI. Y lo hacemos con la alegría de sentir a Moliére, autor, director, actor y empresario, a nuestro lado: cuando pintáis héroes, hacéis lo que se os antoja. Son retratos a placer, en los que no se busca parecido, y no tenéis más que seguir los rasgos de una imaginación que levanta el vuelo y que abandona, con frecuencia, lo cierto para apresar lo maravilloso. Más, cuando pintáis a los hombres, hay que hacerlo del natural. Se desea que esos retratos tengan parecido, y no habréis hecho nada si no lográis que se reconozca en ellos a la gente de vuestro siglo. (La crítica de la escuela de las mujeres).

Lo intentaremos. Intentaremos de la mano del maestro hablar de los misántropos del S.XXI. Aquí y ahora. “

Miguel del Arco

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Otra interesante propuesta es la que trae el director y dramaturgo Albert Boadella el viernes 24 de enero a la Sala Argenta del Palacio de Festivales a las 20:30h.  Llega a Santander precedido por su exitoso paso por los Teatros del Canal El pimiento Verdi. La acción transcurre  en una taberna restaurante en la que su propietario, gran aficionado a la zarzuela y las óperas de Verdi, organiza una cena homenaje para celebrar el 200º aniversario del nacimiento del gran compositor italiano. Con el fin de amenizar la velada mediante fragmentos de sus óperas han sido invitados a la cena una soprano y un tenor que son también asiduos clientes del local. Esta intención se frustra una vez iniciado el homenaje lírico, pues otros cantantes presentes en el restaurante muestran explícitamente su desagrado ante la música de Verdi. Los disidentes wagnerianos reclaman homenajear también al compositor alemán cuyo aniversario coincide precisamente con el de Verdi.

Cierra este repaso una propuesta del Café de las Artes Teatro, Secundario, que protagoniza Antonio Velasco y  que se podrá ver el día 25 de enero a las 20:30h tras su aplaudido paso por La Casa de la Portera. Ginés es un actor que por unas determinadas circunstancias tiene que compartir camerino con el público que ha venido a disfrutar de la representación. Como amante de la charla que es, invita a los presentes a acompañarle en esos momentos de preparación, antes de la función, que el actor normalmente pasa en soledad. Les habla de su vida como cómico, de su familia de titiriteros, que generación tras generación han recorrido el país de una punta a otra. Les cuenta leyendas sobre los actores, representa fragmentos de sus obras preferidas, se sincera con ellos, sus miedos, sus temores, en definitiva comparte su alma con el público. Teatro dentro del propio teatro. Metateatro en estado puro. La vida y el alma de un actor bajo el maquillaje y fuera de los focos. Un encuentro que el público dificilmente olvidará.

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