Nuestras series: Ficción que divierte, entretiene y emociona

¿Has maratoneado Stranger Things y no puedes vivir sin comentar lo que te gustaba The Wire? La primera me gustó en sus dos primeras temporadas y de la segunda serie, lo admito, no he visto ni un solo segundo. Con la cantidad de plataformas que hay… ¿Existe cabida para la ficción en abierto? ¿tiene sentido estrenar El pueblo primero en una plataforma y luego estrenarla en abierto? Igual son demasiadas preguntas a las que responder… Para resumir, yo me centraré solo en la ficción española. Esa de la que tanto echaban pestes los eruditos televisivos, si es que eso existe, hasta hace bien poco.

Vayamos por partes…. ¿Hay series en la tele en abierto que funcionen y merezca la pena ver? Alguna queda cual irredentos Asterix y Obelix de la parrilla española. La primera y la más obvia, a mi modo de ver, es sin duda Cuéntame cómo pasó. Los Alcántara resisten con empuje los 19 años de emisión, ¿Cómo es posible con la competencia de realitys basura rompeaudímetros que les ponen enfrente? Pues por el motivo que empezamos a verlos hace casi dos décadas. Siguen siendo de nuestra familia, hemos crecido con ellos, en mi caso de forma literal además. Por eso esta semana, aún con la familia medio desecha por el divorcio de marras, se volvieron a unir para ir en plan Desaparecida-ficción que hicieron al alimón Ganga y los ahora omnipresentes Bambú- en mitad del bosque a por Herminia. Y tras ver el capítulo en que el espectador vuelve a emocionarse en ese reencuentro uno solo puede llegar a una conclusión, ¿Qué sería de esta serie sin la PRESENCIA de la magnífica María Galiana? Cuando ella cobra protagonismo, la serie crece. Muy pronto podréis leer en mi nueva aventura, Scenikus, la entrevista que la hice el viernes en el Español. Y bueno, los amantes del teatro, agradecemos a Ignacio del Moral y su equipo la presencia constante del mundo del teatro, ¿No actuó acaso Inés en el Festival de Santander? ¿No le recomendaron a Toni hablar con Rosana Torres en el último capítulo? Delicia de serie. Y sí, sigue siendo una de mis favoritas.

Herminia sigue uniendo a los Alcántara

Los jueves se ha unido a esta familia una nueva ficción en abierto en Aragón TV y sobre Marianico el Corto. Sí, han leído bien. Se llama El último show y es uno de los estrenos más sorprendentes de los últimos años. Ficción con tintes localistas que llega al corazón de todos los espectadores, murcianos, cántabros o andaluces, es lo mismo… La serie cuenta la historia del hombre tras la máscara del cómico que hizo reír a un país. Miguel Ángel Tirado está en un momento de inflexión en que no quiere seguir haciendo sus chistes ante esa nonagenaria fan que en cualquier momento de su día a día puede aparecer y le insiste en que haga otro chiste. Está harto, él quiere hacer cine como el de Buñuel, ¿Lo conseguirá? En el camino de este intérprete, que se revela aquí como un solvente actor dramático, se encuentran personajes que interpreta un reparto de primera, desde Itziar Miranda, que nos sigue haciendo disfrutar también en abierto con su Manolita en ese milagro, merecido, de la longevidad televisiva llamado Amar es para siempre en Antena 3. Mención aparte merece el maravilloso José Luis Esteban, actor maño curtido en mil y una batallas en las tablas con Teatro del Temple y otras compañías, que se convierte en un representante a medio camino entre el Antuña de ¿Qué fue de Jorge Sanz?– referente claro de esta serie, aunque aquí el tono sea más melodramático- y ¿Cómo no? Paquita Salas. No me olvido de María Isabel Díaz, siempre dulce e impecable. Si alguien da siempre presencia a sus personajes esa es Luisa Gavasa que acompañada por un Armando del Río en estado de gracia nos regalan a una pareja deliciosa.

Luisa Gavasa y Armando del Río en un momento de la grabación de «El último show».

Por cierto, ambos son dos de los actores protagonistas de El nudo, que ya pueden ver al completo en A3Player Premium. Podría decir muchas cosas de esta innovadora ficción televisiva, pero por no hacer spoiler, basta con decir que es motivo suficiente para que se hagan suscriptores de la plataforma de pago de Antena 3. Una intriga con ambiente de universidad de élite que engancha por la originalidad en el planteamiento, el nudo y el desenlace. A los citados actores, que demuestran su versatilidad al pasar por dos ficciones tan sumamente diferentes, se suman intérpretes como Miquel Fernández, por el que siento especial debilidad desde sus comienzos en el teatro musical, donde ya demostró que iba a llegar tan lejos como quisiera. También me encanta ver en pantalla a Ángel Ruiz.

En la citada plataforma- les juro que no me pagan por la publi-, hay otra JOYA que teóricamente retransmitirán pronto en abierto, La Valla. En estos tiempos de coronavirus y alarmismo excesivo, una serie que trata sobre un régimen autoritario en el que intentan curar un virus endémico que se extiende por todas partes… Pues seguro resulta un poco ‘fuerte’ para los espectadores más alarmistas. Con una cuidada ambientación y unos guiones que, como si de HBO o Netflix se trate, te hacen estar pegado a la pantalla esperando saber qué pasará después, cuenta con un reparto espléndido que da emoción al asunto. No descubro nada si hablo maravillas de Ángela Molina o su hija Olivia ni tampoco de Unax Ugalde. Por cierto, lo de Abel Folk en esta serie está a otro nivel también. Parece haber nacido para ser ministro. Ahí lo dejo. Quizás, si me detengo en los secundarios vemos lo cuidado en lo que respecta a su reparto en esta serie. Ver de malo- malísimo a Óscar de la Fuente- al que disfrutamos actualmente en Me gusta cómo eres en el Lara- es simplemente delicioso. También lo veremos junto a nuestra siguiente protagonista en el cine, en la película El cover.

Y hasta los episódicos brillan en esta serie y más si lo pones en manos de intérpretes como María Hervás, protagonista por cierto de las dos últimas ficciones de las que hablaré en este post.

María Hervás vive un momento pletórico entre el teatro –Iphigenia en Vallecas y Jauría-, el cine -rodando en Benidorm El Cover, debut en el largo de Secun de la Rosa, y sí, también la televisión. La vemos en abierto, en tele de pago y en plataformas también. En todas partes, vaya. El caso de El pueblo, preestrenada en Prime Video y luego emitida en Telecinco, ha roto todos los esquemas. Llevando muchos meses en la red, la serie ha arrasado en abierto. Parece mentira que en la época de las plataformas, alguien vea en Telecinco una serie que lleva colgada en internet mucho tiempo. Pues ha ocurrido. Por cierto, la segunda temporada que he maratoneado hace unas semanas ya está en la citada plataforma. Sí, de nuevo antes que en abierto. Del equipo de la longeva La que se avecina, otro ejemplo de que hay ficciones en abierto que funcionan y mucho, El pueblo es una divertida comedia servida en bandeja a un reparto en estado de gracia. Dejo para el final la otra serie en la que está María: Vergüenza. Su personaje, la compi de trabajo de Malena Alterio, es un robaplanos con la frescura que da la Hervás a ese personaje con discapacidad que se gana el corazón de los espectadores. Esta serie que pueden ver en Movistar + en su tercera temporada da un paso aún más allá en los guiones- genio y figura que es Juan Cavestany- con un Miguel Rellán para quitarse el sombrero una vez más.

Hervás y Alterio en Vergüenza.

Un último apunte, en abierto en Antena 3 se emite otra serie que sigo: Perdida, con la sorpresita de ver brillando a Ana María Orozco, la Betty la fea original. Y en Movistar + hace nada disfruté como un enano con Merlí: Sapere Aude, lo de Carlos Cuevas no es ni medio normal, tanto que decir en cada mirada… Y mirando lo próximo… Ya estoy deseando ver lo nuevo de El ministerio del tiempo y La línea invisible. Y bueno, también Vamos Juan a finales de mes junto a Veneno. Como ven, todo ficción made in spain con pintaza. Ah, también estoy enganchado a Vida perfecta, casi se me olvida. Seguro que en un tiempo haré otro post televisivo. Por ahora, pongo la carta de ajuste hasta la próxima.

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Desi, el Sancho de Antonio Alcántara

En estos momentos, La 1 repone un episodio de la longeva Cuéntame cómo pasó. Sobreimpresionado aparece «Homenaje a Roberto Cairo». Con ello siento que de alguna forma, los secundarios se convierten por un día en protagonistas. Ha sido tan inesperado que ha sido un mazazo mayor aún. San Genaro no será lo mismo sin Desi. Cairo tenía esa capacidad que tienen los secundarios de saber ser un vecino más, alguien con el que podríamos compartir rellano. Y por supuesto, esa capacidad de ser el Sancho Panza del Quijote particular. Desi fue el Sancho de Antoñito Alcántara en mil y una aventuras a lo largo de más de una década luchando contra molinos que parecían gigantes, como ese intento de golpe de estado del que fue el primero en informar en la teleserie de la pública. Y también tenía esa capacidad innata de ‘chupaplanos’, tan característica de nuestros secundarios. Cuando entraba en el primigenio Bar de Tinín o más tarde en el Bistró, nuestra mirada se fijaba inevitablemente en un actor de magnética conexión inmediata con el público. Cairo dedicó su vida a un oficio en el que también destacó en películas como Fugitivas. Se nos va un vecino, casi uno más de la familia. Seguro que allá donde esté se reunirá con Cervan, el entrañable quiosquero que interpretó Tony Leblanc. Quizás se conviertan en pareja cómica, ¡Súbele una manzana por si acaso!

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Alberto Vázquez: «Los que estamos encima de un escenario solemos ser unos tímidos enfermizos»

Alberto Vázquez cuenta y canta su vida junto a Marta Valverde y Natalia Millán por los escenarios de España. Mañana estarán de hecho en la bella localidad cántabra de Laredo. Su referente infantil fue su hermana, Helena Bianco, toda una estrella de la época, sin la que quizás no se habría dedicado a un oficio por el que sentía una pasión irrefrenable. Su primer trabajo profesional fue con 17 años, My Fair Lady, pero hasta que no firmó su primer contrato en Argentina, donde ha desarrollado buena parte de su carrera, no tuvo la percepción de que se podía dedicar definitivamente al mundo artístico. Aunque muchos lo conozcan por su faceta de actor de musicales, Vázquez ha participado en series de tanto éxito como Cuéntame cómo pasó, donde tuvo una particular Hada Madrina: Ana Duato. Con el protagonista de musicales tan recordados como Mamma Mia charlamos en exclusiva. Y ya sabéis, esta semana ¡HACEMOS UN MUSICAL DESDE MI BUTACA!

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¿Cuál es tu momento favorito de ¿Hacemos un trío?, Algo más que un cabaret?

El trío de Sondheim. Es el más complicado de hacer y muy bonito. Cuanto más escuchas a este autor, más le admiras. Seria muy bueno descubrir algunos de sus musicales de pequeño formato, que son muy desconocidos en España.

Habéis estado un tiempo sin hacerlo, ¿Nervios ante esta vuelta a los escenarios?

Tengo muchas ganas de ver de nuevo si la gente entra en nuestra historia. Siento los mismos nervios que cuando estrenamos en el Nuevo Alcalá.

¿Es ese desgarrador padre de Ana Frank el momento más mágico que has vivido encima de un escenario?

Absolutamente. El diario de Ana Frank era un gran musical que tuvo muy mala suerte, estuvo muy mal gestionado. Todos los que lo vieron lo sintieron de una forma muy fuerte. Para nosotros, poder conocer a algunos de los protagonistas de la historia fue algo muy especial. Estuvimos en los sitios reales de la historia, conocimos a amigos de Ana e incluso a la persona que ocultó a la familia durante tanto tiempo… Poder bucear una historia que conoces desde pequeño de una forma tan increíble y ponerla en pie fue una gozada. Una experiencia inolvidable.

El musical en España va ampliando sus miras con nuevas propuestas de pequeño formato como la vuestra…

Me encanta que se pueda ver también a los artistas que solemos actuar en musicales de gran formato, en producciones chiquititas, muy cercanas al público. En España, llegamos tarde a casi todo. Esto es el Off de Broadway o Buenos Aires que está ofreciendo espectáculos de gran calidad desde hace muchos años. Esto no quiere decir que me guste el tema del microteatro, que se hace en cualquier parte y en unas condiciones paupérrimas… Me parece que nuestro trabajo debe tener un recorrido más amplio la verdad.

Da la impresión de que a veces los actores que no hacen musicales miran por encima del hombro a los que se han curtido en el género del teatro musical, ¿Has tenido esa sensación alguna vez?

A los artistas de musicales es cierto que se nos ha mirado a veces te diría que por encima de los dos hombros… En mi caso, es un poco distinto. Yo antes de hacer Mamma Mia, ya había hecho unas cuantas series… La gente que se da a conocer en musicales lo tiene muy difícil para dar el salto a la televisión o al cine. Es curioso que cuando un actor de teatro da el salto al musical le llueven las alabanzas, pero cuando un artista curtido en musicales brilla sobre el escenario nadie viene a buscarle y eso es algo que nunca entenderé.

¿Cuánta culpa tiene de que Alberto Vázquez se dedicase al mundo artístico que su hermana fuera Helena Bianco?

Sin tener un referente como ella, no creo que hubiese seguido por este camino. Yo tenía claro que quería cantar. Mi vida era cantar, quería estar en un escenario. Cuando mi hermana se separó, nuestros caminos digamos que fueron cada uno por un lado, cosa que vista con el tiempo creo que ha sido muy positiva. Ahora disfruto tanto cada vez que me subo a un escenario con ella o cantamos en un disco…

Al tener ese referente cerca, ¿Fue más fácil decir aquello tan tópico de “Mamá, quiero ser artista”?

Yo era un niño timidísimo. Los que estamos encima de un escenario solemos ser unos tímidos enfermizos de pequeños. Todos los niños nacen actores. Todos nos disfrazamos queriendo ser otro. Yo siempre dije que quería ser artista, pero no tenía muy claro que se pudiese realizar. Cuando me di cuenta de que lo estaba consiguiendo fue en Argentina con mi primer contrato grande. Luego di el salto a España y de alguna forma tuve que demostrar mis dotes encima de un escenario de nuevo, pero la verdad es que no me puedo quejar de la carrera que he tenido desde entonces.

Y entre las experiencias televisivas más gratificantes destaca Cuéntame cómo pasó...

Me convocaron a una audición en un lugar tan frío como es el despacho de una directora de casting. La sorpresa vino cuando me dijeron que Ana Duato dijo que quería hacer la prueba conmigo cuando terminase de rodar ese día. Vino vestida de Señora Alcántara y fue algo mágico. Para mi ella es una DIOSA absoluta. Fue como mi hada madrina. Entró y me quitó todos los miedos de golpe. Me dijo que la mirara a los ojos, que la cogiese de las manos y la hablase de verdad… La dije que no me iba a ser nada difícil decirle que era una mujer hermosa y que estaba enamorado de ella… Y en ese momento, nos echamos los dos a reír. Fue precioso. Gracias a la mano de Ana y de Imanol fue un regalo del cielo ser parte de esa serie.

Hace unos meses hablaste en una entrevista que serías parte de un gran musical de producción española, ¿Qué ha pasado con ese proyecto?

Se ha caído lamentablemente. Estaba todo el elenco y ha habido un problema de concesión de derechos entre el autor y la empresa. Me da mucha pena no solo por mi, sino por el equipazo que había detrás. Ahora intento mirar hacia adelante con posibles nuevos proyectos. Estoy leyendo un par de cosas, quizás en enero ponga en marcha algo nuevo.

María Galiana: «He tirado los premios a un Punto Limpio»

Poco tiene que tiene que ver María Galiana con la entrañable Herminia, personaje por el que el gran público la conoce. Llega a su camerino con un enorme resfriado que no la permite disfrutar del norte: «Siempre que vengo por Bilbao, termino con la humedad metida en el cuerpo» comenta antes de tomarse un botellín de agua en el que su compañero Juan Echanove le ha preparado un Ibuprofeno. Aún así, coge fuerzas y nos cuenta cómo empezó en este oficio por casualidad a los 50 años, de la mano de unos alumnos primero y más tarde con un padrino de lujo, Juan Diego. Cinéfila empedernida, usa sus ratos libres para escaparse a una sala de Versión Original y disfrutar del Séptimo Arte. Ganó el Goya, pero no se cree unos premios «en los que los académicos que no han visto la película, votan a la que les suena que está pitando ese año». Cercana y directa añade: «De hecho he tirado los premios a un Punto Limpio». Con más de 300 representaciones de Conversaciones con mamá aún les queda cuerda para rato. Estará en Barcelona y Valencia entre otras plazas con Juan Echanove para el que sólo tiene buenas palabras: «Ese silbido que escuchas es de mi querido Juan, sin ninguna duda». 

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«Sácame así, yo no me maquillo ni para salir al escenario»

¿Qué es lo más le conecta a María Galiana a una función como Conversaciones con mamá?

Si te soy sincera, para mí el texto es lo de menos. Hago esta función para poder trabajar con Juan Echanove. Me gustaba la idea de que me acogiese en su forma de hacer teatro, ya fuese dirigiendo él o poniéndonos en las manos de otro director. Se puso a la tarea de buscar un texto que encajase y dio con Conversaciones con mamá, que ha producido Juan con Pentación y Focus. Tenía la seguridad de que Juan no iba a elegir una función baladí, una obra tontorrona. La mayoría de las funciones las he hecho por petición de algún amigo, como me pasó con la divertidísima Fugadas. A veces he acertado en mis elecciones, pero en otras me he equivocado. Hice una función hace un tiempo, que era un texto buenísimo y muy divertido, y la puesta en escena fue un completo desastre, echó abajo lo que debería haber sido una gran obra.

Comparte protagonismo con Juan Echanove, ¿Qué ha aprendido de él como profesional durante el período de ensayos y de representaciones?

Está siendo un período de aprendizaje continuo, él tiene una larga carrera encima de los escenarios. He aprendido a moverme en el escenario y a saber buscar las intenciones de cada una de las escenas de la obra. Me ha enseñado a dar naturalidad a las escenas. Hemos cumplido 300 representaciones y hay que seguir refrescando cada noche el montaje. Es maravilloso poder compartir tablas con él en el teatro, que tiene una manera de plantear los problemas de las relaciones humanas de una forma directa, lo que hace que el público entre con facilidad en la historia que le estamos contando.

¿Cómo lleva eso de ser ‘La abuela de España’?

Trece años llevamos ya y la gente te reconoce constantemente. Antes, estaba tomando un café y un pastor evangélico me dijo que quería charlar conmigo. Es asombroso ver cómo se acerca a mí la gente, con esa cercanía que da tenernos cada semana en sus casas. No me molesta, pero hay veces en que no tienes ganas de que te reconozcan. Eso sí, no pasa nada por ser ‘La abuela de España’. De hecho, en la vida real yo tengo 6 nietos. No pasa nada por tener un puñado más en televisión. Además, esa cercanía hace que la gente venga al teatro a verte.

Esta temporada, Herminia ha tenido un momento especialmente hilarante…

La verdad es que no he visto el capítulo, me suele coincidir con alguna función y cuando no es eso, tengo que rodar hasta tarde y en lo único que pienso cuando llego a casa es en pegarme una ducha e irme a la cama. A Herminia el ‘colocón’ le llegó en un momento de lo más melodramático para la familia con varios frentes abiertos como la separación de Antonio y Merche. Así que decidí plantearle al director, Antonio Cano, hacer una astracanada. A la abuela le dio un puntazo.

Entre funciones y rodajes, ¿A qué dedica su tiempo libre María Galiana?

He sido cinéfila desde pequeña. Mi padre me llevaba al cine muchísimo. Era algo que practicaba una o dos veces por semana y lo sigo siendo. Que me perdonen los teatreros, pero mi tiempo libre se lo dedico a ver buenas películas en versión original.

¿A qué le suenan los métodos interpretativos a alguien que empezó por casualidad en este oficio?

Sí creo en la preparación, pero el actor nace, no se hace. Luego, ya se perfecciona. Conozco a gente que quiere ser actor y no lo consigue. No le da la verdad y no es capaz de expresar con una mirada cada sentimiento, como te pide una cámara.

¿Qué papel ocupan en su vida el Goya y otros reconocimientos?

Nada. Me da igual. Sólo guardo algunos premios. Me he quedado con el Goya, el Ondas y el Sant Jordi. El resto los he mandado a un Punto Limpio. No me creo lo de los premios. Me tocó ese año, estaba bien, pero cuando veo que le han dado el Goya a ciertos actores, la verdad es que me hace pensar que la fiesta del cine español es una filfa. Lo que no me gusta es que los académicos que no han visto las películas tiendan a votar aquellas películas que parece que este año están pitando. Los Goya son pura figuración, se tiran todo el santo año preparando la gala. Una Academia que hace prácticamente sólo eso no tiene sentido.

¿Hubiese sido posible desarrollar esta inesperada profesión sin la aparición de Juan Diego?

Desde luego que no. Yo me jubilé como profesora a los 65 años. Pedía asuntos propios para rodar las sesiones de cine. Nunca hubiese dejado la enseñanza por ser actriz. Vas a pensar que soy una pesetera, pero cuando empezaron a llamarme para trabajar como actriz pensé que jamás dejaría mis 14 pagas como profesoras por las cuatro pesetas que ganaba entonces con el cine y el teatro. Lanzarme a la aventura con una familia a mis espaldas, hubiese sido un error.

¿Qué le mueve en esta profesión a María Galiana?

Como decía un amigo mío: “Yo hago esto por dinero y por fama”. Jamás haría esto por la satisfacción personal de salir a actuar a un escenario. Me encanta mi trabajo, pero no llega a las cotas de gente como Concha Velasco, que se ha dedicado toda la vida a este oficio. Ella puso tantas esperanzas en que le diesen el Goya que cuando no lo consiguió lo aceptó, pero se le quedó un amargor adentro por todo el trabajo que la había llevado interpretar el personaje de Más allá del jardín. Mi caso es completamente diferente desde luego. Empecé a los 50 años y jamás pensé en dedicarme a esta profesión.

Hasta pronto San Genaro, Hasta siempre Esperanza Sur

La semana pasada dos de las series más longevas de esta nuestra televisión echaron el cierre. La próxima temporada sí volveremos a San Genero, pero no habrá más comedia en Esperanza Sur. Cuentáme cerró una de las temporadas más ‘irreconocibles’ de su historia por todo lo alto y Aída lo hizo para siempre con la vuelta de la protagonista y doble boda.

¿Los Alcántara implicados en un thriller policíaco en Marruecos?, ¿Antonio siendo infiel a Merche? Sí, esto lo hemos visto esta temporada en Cuéntame. Además, un exmiembro de la familia murió de forma súbita en un accidente de tráfico y Tony nos pegó un gran susto, escena de acción mediante. Me sigo asombrando con la capacidad de los guionistas de la serie para conseguir renacer cual ave fénix temporada tras temporada. Este año lo han hecho trastacando la parte emocional de la familia. Otras temporadas, la comedia se instaló en sus vidas, pero ésta ha sido duda una época de cambios o más bien de tránsitos.  Y es que en la escena final, vuelven a ser los Alcántara de siempre, esos que nos enamoraron allá por 2001. Un núcleo familiar unido que tras la tormenta decide volver a hacer piña para mirar hacia el futuro con optimismo. Más allá de lo acertado de los guiones, esa trama policíaca de este tramo final de la temporada ha sido simplemente prodigiosa, la serie se sustenta en sus personajes. Es decir, en sus ACTORES. En los últimos capítulos además de disfrutar de la emoción contenida de unos brillantes Imanol Arias y Ana Duato, hemos asistido a un trabajo mayúsculo de Pablo Rivero, que ha recobrado el protagonismo que nunca debía haber perdido. Su personaje tiene carisma y el actor ha crecido actoralmente a la vez que su personaje iba cumpliendo años. No me olvido de otros nombres que siempre es un lujo ver por la serie como Juan Echanove y María Galiana que nos regaló ese momento de delirio psicotrópico que nos hizo saltar las lágrimas… de la risa. Parece que aún les queda mecha para un par de temporadas, que difícilmente me perderé. Cuéntame cómo pasó es una serie de esas que creo va a merecer la pena ver hasta el final.

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Creo que sólo he visto la primera temporada completa de Aída y algunas de las múltiples reposiciones sueltas que dan entre FDF y Telecinco. Eso sí, siempre que ha vuelto Carmen Machi y lo ha hecho varias veces desde que se fue, no he podido resistirme a pasarme por el Bar Reynolds. El capítulo final sólo funcionó en el tramo final- con los reencuentros, la doble boda y el inesperado embarazo. El resto estuvo a la altura de la última temporada- un espanto argumental sin sentido con chistes de brocha gorda repetidos hasta la extenuación- Se despidió por todo lo alto en términos de audiencia y el final fue digno. Le han sobrado las últimas dos temporadas, pero bueno, al menos no han alargado aún más la agonía argumental de esta serie que nunca me ha entusiasmado, pero a la que al menos encontraba algún interés en sus primeras temporadas. Hasta siempre Esperanza Sur.

Elena Rivera: «Compatibilizar los estudios y la interpretación me ha hecho ser más responsable»

Hace una década que irrumpió en el barrio de los Alcántara como un soplo de aire fresco  la  que se convertiría en la novia de Carlitos, Karina. Entonces, Elena Rivera era solo una niña que jugaba en el plató de «Cuéntame cómo pasó», aunque siempre con la vista puesta en sus estudios. Un día, ese «juego» se convirtió en algo más y nuestra protagonista empezó a sobresalir en las tramas de la longeva serie. Y esa presencia cada vez más protagonista llamó la atención de otros creadores. Y llegaron otros proyectos como «Los Quien» y «Toledo». Y, por fin, el teatro, donde ha redescubierto la pasión por este oficio. Pero tiene otra pasión… por si las moscas. Ya de niña jugaba con sus muñecos a ser profesora y ahora combina su faceta interpretativa con los estudios de Magisterio Infantil. «El arte de la entrevista», en el Teatro María Guerrero, es su debut sobre las tablas.

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¿Qué es lo más le atrae a Elena Rivera de una obra como El arte de la entrevista?

El texto desde luego y mis compañeros. Es cierto que en una primera lectura parece una obra sencilla, pero cuando ensayas te das cuenta de que tiene muchas capas. Mayorga tiene muy claro lo que quiere contar y cómo lo quiere contar. Cuenta nuestro director que si le cambiásemos una coma de lugar, se cambiaría el sentido de la obra por completo.

Además debutas en el escenario del María Guerrero al igual que en su día Luisa Martín y Alicia Hermida…

Si, me siento una afortunada por poder compartir un escenario como éste cada noche, que transmite una sensación muy especial.

¿Qué ha aprendido Elena Rivera de una compañera de viaje como esa maestra de actores que es Alicia Hermida, primero en Cuéntame cómo pasó y ahora en el teatro?

Tengo una confianza total con ella. De hecho, el motor de que yo me animase a estar en esta obra es en parte el hecho de que hubiese alguien conocido en el reparto. En la serie, estaba muy encima de nosotros, buscaba las intenciones que teníamos que darle a una frase y nos hacía huir de los soniquetes habituales en los niños cuando se aprenden un texto. Todo lo que sé de esta profesión lo he aprendido de ella y ahora es un placer compartir escenario con ella y con otra actriz del calibre de Luisa Martín, de la que también aprendo cada día.

¿Cómo fueron los ensayos de El arte de la entrevista?

Pocos directores dejan participar tanto al autor como el nuestro, Juan José Afonso. Además, es muy receptivo. Como has visto hace un momento, siempre está atento a nuestras sugerencias y hace un momento a Alicia se le ocurrió una cosa nueva y la vamos a incorporar a la función. Es un director muy abierto al diálogo. Invitó a conocidos ajenos al mundillo a los últimos ensayos y toma nota de sus percepciones. Con Alicia ya te he dicho que ha sido un viaje maravilloso y con Luisa, ¡Para qué contarte! Es la madraza de la compañía, siempre pendiente de todos los detalles. Cuando ve que fallo en algo, enseguida me da las herramientas para subsanar el error. Y por supuesto también de Ramón Esquinas voy absorbiendo como una esponja todo lo que puedo. Y siento de verdad cada vez que se levanta el telón que el teatro tiene veneno y engancha…

Sabes que uno de los problemas del teatro es lo difícil que es acercar a la gente joven, ¿Se te ocurre alguna fórmula para cambiarlo?

Mis amigos me dicen que es muy caro, pero no es cierto. Hay muchos descuentos y por ejemplo aquí en el CDN si tienes menos de treinta años y vienes 30 minutos antes te hacen un 75% de descuento. Yo creo que entienden que esto del teatro es algo ‘antiguo’, que lo asocian con obras del Siglo de Oro… Sí que se me ocurre algo, deberíamos sacar el teatro a las calles para que viesen lo que es sentir la emoción de un actor de cerca. Si se acercasen a vernos, podrían vivir por ejemplo una escena que tengo con Alicia en la que en más de una ocasión nos hemos deshecho en el escenario, éramos emoción pura. Y eso solo lo da el teatro.

La actriz en su camerino del Teatro María Guerrero
La actriz en su camerino del Teatro María Guerrero

Precisamente, ¿Por qué el teatro crees que te ha ‘envenenado’ de esa forma?

A veces tengo la sensación de que contando la misma historia, logramos hacer cosas nuevas en cada representación. Eso lo noto mucho con Luisa, que cada día me tira las frases de una forma y entonces, tú como actriz, te tienes que retar para saber responderla en la dirección correcta. Me gusta mucho poder jugar todos los días con la obra, que vaya creciendo paso a paso.

¿Hasta qué punto cree Elena Rivera que ha crecido antes que los demás niños por estar rodeada de adultos desde pequeña en la televisión?

Desde luego que sí, pero creo que va también ligado un poco con cómo tú te enfrentes a las responsabilidades. Yo siempre he tenido claro que iba a compatibilizar las grabaciones con los estudios, en eso he sido inflexible. Tener la responsabilidad de combinar las dos cosas, te hace madurar antes. Además, trabajar con gente adulta también te da una percepción de las cosas un tanto adelantada a tu edad. Empiezas actuando como si fuese un simple juego, pero llega un momento en que te das cuenta de que esto es un oficio en el que tienes que estar en permanente alerta y, por supuesto, en constante aprendizaje.

¿Hubo un momento en el que te diste cuenta de que ese ‘juego’ se convertiría en tu profesión?

Creo que no, pero bueno… Bueno, sí… Cuando empezaron a darme más protagonismo en la serie podría ser una especie de punto de inflexión desde luego. Aún así, no estoy segura del todo, la verdad. De hecho estoy estudiando algo completamente diferente, Magisterio Infantil. Desde pequeña he sentido algo especial por los niños. Yo cogía a mis muñecos y jugaba a ser su profesora. Cuando hice prácticas, me di cuenta de que si por algún casual no puedo dedicarme a la interpretación tengo una opción b por la que siento una especial debilidad.

“Esto es un juego, si no te diviertes, nos vamos” te decían tus padres…

Sí, veían que me lo tomaba como un juego y que combinándolo con los estudios les parecía bien que lo hiciese. Siempre me decían que cuando la chica, como  me llaman, sufriese con la interpretación, que lo dejase sin pensarlo ni un momento.

Has combinado Cuéntame con otras dos series, Los Quien y Toledo, ¿Cómo han sido esas experiencias?

Los Quien fue una experiencia corta, pero intensa. Teníamos que estar todos los actores siempre en plató y creamos una gran familia. Me encantó probar el registro de la comedia después de tantos años en Cuéntame. Toledo no lo pude disfrutar mucho, pero fue una gran experiencia para seguir aprendiendo.

La música es otra de tus pasiones, hasta participaste en el mítico Lluvia de estrellas, ¿Qué lugar ocupa ahora en tu vida?

La música me ha acompañado siempre. Siempre estoy cantando la verdad. Si bien es cierto que ahora no lo tengo como una prioridad, no se puede abarcar todo. Eso sí, a su debido momento no pienso desaprovechar la oportunidad de seguir creciendo en este campo.

Si Elena Rivera pudiese practicar el arte de la entrevista, ¿Qué pregunta se haría?

¿Crees que podrás vivir de esto dentro de unos años? En cierto modo sí que tengo esa incertidumbre… Es cierto que me encantan los niños, pero si finalmente no puedo dedicarme a esto, creo que sería una espinita clavada.

Si miramos hacia el futuro, ¿Qué proyectos tienes y con qué proyectos sueñas?

He hecho una pequeña intervención en una película de Nacho G. Velilla, Perdiendo el norteSin duda me encantaría hacer un musical. La música es tan importante en mi vida que poder juntarlo con la faceta interpretativa sería un sueño hecho realidad. Y el musical de mis sueños sería Grease, soy una auténtica fan. Fui a ver el montaje de teatro con visión crítica, comparándola con la película que tanto me gusta.