La hija del director de la compañía mira como descargan los camiones con la escenografía en un nuevo bolo. Al día siguiente, se levanta el telón y entre cajas nace en ella el veneno del teatro. Varias décadas después, esa niña que durmió en los camerinos de muchos teatros de provincias, se ha convertido en una de las actrices más activas de la escena. Sus trabajos con Alfredo Sanzol la pusieron en el punto de mira de crítica y público. Tras pasar por la experimental El café en La Abadía, se enfrenta ahora al personaje más reconocible de la escritura dramática de Miguel Mihura. Esta Maribel y la extraña familia se podrá ver desde hoy mismo en el Teatro Infanta Isabel, un teatro en el que el propio autor de Tres sombreros de copa estrenó algunos de sus mayores éxitos.
Todo un clásico de Mihura y después de muchos años sin ninguna puesta en escena profesional de Maribel y la extraña familia…
Tengo emoción por ser parte de este acontecimiento. Es un regalo maravilloso que me ha hecho Gerardo, es una comedia redonda. Si se hace en el teatro aficionado es por tener unos personajes muy golosos, todos son muy buenos. Creo que es uno de los mejores personajes del teatro español. Hemos querido contar muy bien la historia. El humor de Mihura es muy característico, original, único, ha cogido una hondura tal que llegamos a decir “Esto parece una situación de Miguel Mihura”. Es una responsabilidad enfrentarse a este autor, él nunca se pone por encima de sus personajes, los mira de igual a igual con una ternura maravillosa dentro de su acidez característica.
Vienes de hacer la experimental El café en La Abadía, ¿Ha sido un gran contraste verdad?
El café era un escupitajo al espectador. Los actores tenemos que ser todoterrenos, el texto era más un pretexto, era más una búsqueda de dirección para intentar contar una historia y provocar una reacción en el espectador. Tiene que haber de todo. A muchos les interesó, pero generó también muchos odios. Espero que con Maribel se llegue a mucho más público. En el teatro “convencional” no se suelen expresar los odios, pero en otro tipo de propuestas parece que sí. Una señora que vino a ver El café quería llamar a la policía argumentando que era intolerable en La Abadía un montaje así. Son dos maneras diferentes de contar historias…
¿Es el verano una época propicia para un gran estreno teatral como Maribel y la extraña familia?
No creo que la gente esté para muchos viajes. También me asusté cuando pensaron en el verano, viene mucha gente a Madrid. Es bueno que Madrid no cierre sus teatros en Madrid. De todas formas, es una comedia muy “fresca”, conecta muy bien con esta época.
Mihura era el rey de la «sonrisa inteligente». Resulta importante no forzar la risa para que el mecanismo de sus comedias funcione a la perfección…
Gerardo ha buscado la verdad de la historia. Hay momentos muy extremos que requieren trabajar de una forma que no suene forzado. Hay mucha evolución en los personajes. No se puede ir a hacer el chiste fácil, tiene que surgir de la vivencia, de lo que se está viendo en escena. La espontaneidad es muy importante en este trabajo, perdería la chispa si se subrayase el humor de la obra.
Este proyecto es el pistoletazo de salida a una nueva productora, Grey Garden, ¿Sientes que de alguna forma se ha creado una sinergia especial en la compañía al ser parte de algo nuevo?
Gerardo Vera ha sido el capitán ideal de este barco. En los ensayos ha transmitido un entusiasmo muy apegado a la gestación de este nuevo proyecto. Había trabajado con algunos actores y eso hizo que el trabajo fluyese de una forma muy especial. En efecto, hemos sido como una gran familia teatral. Es importante que una empresa teatral comercial apueste por un proyecto así. Es bueno que esté Gerardo detrás. Tenemos un equipo que ha trabajado en los mejores teatros, está dando calidad a la propuesta. Lo comercial no tiene que ser necesariamente malo. Apostamos por un teatro popular de calidad. Si a la gente le das calidad, le encanta. Si no cuidas a los guionistas y a los actores y no cuidas la factura, la gente exige menos. La exigencia tiene que partir de los propios artistas. Si apostamos por la calidad, el público lo demandará en el futuro calidad.
Y en esa compañía de cómicos se esconden dos veteranas de la escena como Alicia Hermida y Sonsoles Benedicto, ¿Cómo es compartir escenas con ellas?
Son dos ejemplos de humildad, de sencillez. Nunca notas ni un ápice de superioridad. El otro día cuando pasamos el final, me emocionó mucho la mirada de Alicia y lo hizo con la mayor naturalidad. En El Rey Lear con Alfredo Alcón me pasó lo mismo. Estos actores “están” contigo en el escenario. Anteponen todo para ser parte activa de la función.
Otro nombre imprescindible en tu trayectoria es Alfredo Sanzol…
Es un gran espectador de teatro. Le gusta mucho el trabajo con los actores. Él dice que uno de los mayores espectáculos del mundo es ver a un actor sobre el escenario. Tiene un compromiso muy fuerte con sus historias. Es un autor que, como Mihura, tiene un humor muy característico y nunca se pone por encima de sus personajes. Le da mucho valor y originalidad a su trabajo y eso hace que sea tan especial ser parte de sus espectáculos.
Eres una actriz eminentemente teatral y eso se nota en trabajos como El Café o los montajes de Sanzol, ¿Por qué el teatro es un buen lugar para ti para contar historias?
He crecido en un teatro. Mi padre es Juan Antonio Quintana, actor y director, y mi madre era la escenógrafa de la compañía. He dormido en camerinos y he visto cómo cargaban los camiones a las cinco de la mañana. Para mi el escenario es el mejor lugar para reflexionar en comunidad e inventarnos entre todos un mundo mejor. Se pueden descubrir cosas y responder a preguntas que todos nos hacemos. Cada función en el teatro es diferente. Conseguir que el público salga diferente después de la representación es lo mejor que le puede ocurrir a un actor.
En mitad de toda esta desazón en el mundo de las artes escénicas, ¿Has pensado en tirar la toalla?
En absoluto. Se están poniendo muchas trabas con el iva y las licencias que han cerrado salas como Garaje Lumiére y casi lo consiguen también con la Kubick. Puso un amigo en el Facebook que si se pensaban que nos iban a callar, iban listos. Si hace falta nos subiremos a los carromatos. La gente va a querer seguir escuchándonos. Nosotros podemos hacer teatro en cualquier sitio, pero un país como éste debe valorar más su cultura. Parece que esto no lo quieren tolerar. Espero que encontremos la forma de cambiar las cosas como hace Maribel en la obra.
El gran problema del teatro es que no existe una afición de la gente joven por el teatro…
Es un problema educativo, no se ha fomentado la afición por el teatro general. No hay solo teatro clásico, es algo mucho más amplio. Hay que hacer hincapié desde pequeños en la importancia del teatro. El boca a boca es lo que nos queda. Espero que las señoras mayores que vengan a vernos animen a sus nietos a venir a verla. Va a ser esencial también la labor que hacéis blogs como DESDE MI BUTACA para comunicar nuestro trabajo. Y, por supuesto, las redes sociales, que en teoría facilitan mucho las cosas. Es importante que se conozco la profesión de actor, que está demasiado despreciada en España. Debemos partir de una cultura de base.