El dinero. No lo busques. Posiblemente no lo tienes. Lo más seguro es que lo tengan otros. Hay mucho dinero, pero no lo hay para todos. Y tú no estás entre los que lo poseen.
Los que lo acaparan no suelen acudir a estos teatros, a ver a dos señores, que se hacen llamar Los Torreznos, a que los critiquen. No les gusta, y no es entendible el porqué. Nosotros sí lo entendemos, pero ellos no. No le ven la gracia. Con el dinero no se juega, que siempre se acaba perdiendo. Si lo tienes, claro. Si no, lo que haces es buscarlo sin encontrarlo.
Por eso Rafael Lamata Cotanda y Jaime Vallaure nos lo quieren explicar. Nos dicen cuáles son las 100 empresas mundiales más acaparadoras de dinero. No lo podrás obtener jamás (el dinero) porque lo ostentan ellas (las empresas).

Y nos lo relatan a modo de sorteo de la lotería en algunas ocasiones, de mercado de abastos en subasta en otras o de lonja de pescado al mejor postor. Son dos conferenciantes en un sin vivir en mí, dos bufones que le cantan las verdades al pueblo soberano, dos actores realizando una performance sin perder los estribos, dos intérpretes que improvisan dominando bien la técnica del ensayo para que todo salga como estaba previsto.
Y, además, y para mayor escarnio, nos dan dinero. ¿O es que un céntimo no puede considerarse dinero? Claro que lo es, con un céntimo se crearon grandes fortunas. Eso es de lo que presumen los hacedores de las grandes fortunas, aunque sea difícil creerlos.
Pensar el dinero, pesar el dinero, pasar del dinero, pisar el dinero como si fuera uva y sacarle todo el jugo, posar con dinero, querer beberse el poso del dinero, tener el dinero como cojín para las posaderas. Poderoso caballero es don Dinero. De ahí que en épocas de crisis los pobres son más pobres y los pobres ricos son cada vez menos pobres.
Los Torreznos nos hablan de que el dinero no cambia, pero cambia de manos, aunque no sean las nuestras. Nos muestran que en 14 años el dinero es capaz de multiplicarse por arte de la historia inmediata, porque unas empresas y marcas hacen nacer a otras pero, curiosamente, quien está detrás son las mismas personas. Nos conminan a no ahorrar, porque aunque digan que dinero atrae a dinero, si esto es así, lo poco que tienes se irá donde lo tienen los que más tienen, efecto imán. Con ironía, con los datos sobre la mesa, con el ranking de menos a más.
Conclusión: el dinero está hecho para pecar. Para disfrutar, para quererlo, para verlo pasar. Es hermoso sí, nadie lo puede dudar, es el auténtico dios de nuestra sociedad.
Alberto Morate tiene el teatro como modus vivendi. Durante más de 40 años ha sido profesor de dramatización, ha dirigido grupos de teatro, ha escrito obras y ha interpretado ocasionalmente como actor. Desde el año 2014 también reseña funciones y espectáculos. Realiza sus crónicas con un estilo peculiarmente poético, haciendo hincapié en el tema, y comentando las representaciones desde un punto de vista emocional, social y humano.
