¡Cuánto deberían aprender muchos de Antonio y de Javier!

Este oficio de cómicos, este oficio de actores, de intérpretes de mil y una emociones puede convertir a algunos de sus miembros en ególatras irredentos. No es el caso de dos actores llenos de sapiencia a los que, creo, nunca verán subidos a un pedestal de intocables.

Simplemente memorable fue el speech que se marcó Antonio Banderas al recoger su Goya de Honor: «Me subí a ese tren por ser la cultura y el arte la mejor forma de entender el mundo que me había tocado vivir». Un actor que parece no olvidar sus raíces- fue significativo escuchar cómo su acento malagueño parecía acentuarse aún más en el discurso. La guinda fue la mención a su hija, a la que por compromisos profesionales quizás no dedicó el tiempo suficiente.

Todas las quinielas apuntaban a su nombre: Javier Gutiérrez debía y merecía llevarse el Goya por su extraordinario trabajo en La isla mínima. Tienen un aura especial los que son GRANDES en este oficio. Gutiérrez lo tiene y, por eso, su premio habrá sido celebrado por mucha gente que le conoce o que, simplemente, le haya visto en un capítulo de Aguila Roja. Por el atril de ganadores también pasaron unos cuantos ‘teatreros’ más, actores curtidos en las tablas y que nos hacen disfrutar también en la Gran Pantalla. Mágica estuvo Bárbara Lennie, Carmen Machi – casualidades de la vida, pareja teatral de Gutiérrez en Los Mácbez– agradeció que se galardonara una interpretación de comedia. Y es que la comedia – Dani Rovira mediante- estuvo bien servida en una gala, eso sí, excesivamente larga. Casi 4 horas – Y eso que no hay publicidad- es una verdadera salvajada. Deberían echar un ojo a la Gala de los Forqué. Aún así- adoro a Miguel Poveda, pero un microconcierto a la 1:15 de la madrugada no venía a cuento- ha sido una de las galas más entretenidas. Wert aguantó estoicamente los -escasos- envites que le lanzaron (el más sonado el del manchego más universal) en una noche en que el número musical (mejor que otros años al incorporar a algunos cantantes como Ana Belén y Lolita) superó la media de los espantosos números anteriores. De las parejas de entregadores me quedo sin duda con la formada por mi querido Secun de la Rosa y la simpar Loles León. No me olvido tampoco de mentar el triunfo de Mortadelo y Filemón contra Jimmy el Cachondo. Más que nada por estar detrás Javier Fesser, uno de los mejores representantes de la Marca España en el campo cinematográfico. Ahora solo esperemos que el año que viene no sea necesario lanzar envite alguno y en que en los próximos Goya hablemos del triunfo de la razón. Y es que no olvidemos que como se dijo a lo largo de la gala que la cultura crea miles de puestos de trabajo. Para acabar sólo poner en palabras lo que siento día a día cuando veo las historias que se cuentan en nuestras pantallas: Viva el talento del cine español, tenemos motivos para estar orgullosos.

jg

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