En los textos clásicos, como están libres de derechos de autor, ciertos individuos a los que se les llama gente también, creen que pueden hacer de su lectura un pan como unas tortas. Y pretenden modernizar a costa de erróneas innovaciones para acercar al público de hoy a los autores de ayer con estrambóticas puestas en escena, canciones, músicas, vestuarios e, incluso, lenguaje, obras de teatro a las que solo hay que tratarlas con respeto y comprendiendo qué es lo que dicen. Y, claro, así pasa lo que pasa. Que la palabra se distorsiona, que se cae en la chabacanería o que se desnorta el sentido de la obra primigenia.
De ahí que, la Cía. Kazo, con dirección de Juan Polanco, busque la yema de la esencia del zumo de la harina del maíz de la masa madre. Es decir, cual Cervantes que escribe la mejor novela de caballerías para criticar las novelas de caballerías, ellos ponen el punto de mira en los montajes donde creen que por añadir referencias actuales, ya están recreando un clásico de forma moderna.
Enmarcado dentro del Clasic Off (X Festival Experimental de Teatro Clásico) de Nave 73, en realidad lo que nos traen, en una gran puesta en escena, son Los melindres de Belisa de Lope de Vega, añadiendo precisamente esos estrambotes para darnos a entender que las cosas se hacen bien o mal, pero no es bueno hacer las cosas a medias. Hay sarcasmo y conciencia, ronroneos de interrupciones para que se note que la torta hecha con pan no siempre tiene que ser buena.
Son buenos ellos. Firmes, decididos, valientes, inquietos, juguetones, arriesgados pero, también, respetuosos y concienciados y, encima, dicen bien el verso. (Iba a poner declaman, pero me suena a otra cosa).
Se nota la complicidad entre director y elenco: Alba Amat, Luz Araque, Luis Burgaz, Dani Jara, Nacho León, Raquel Robles, Jesús Rodríguez, Cristina Subirats. Muestran ternura, pasión, alas de querer trascender, algo de miedo, o respeto por lo menos, voluntad, crecimiento, riqueza creativa, solo limitados por el texto del gran Lope, al que hacen suyo, porque él también quisiera que el “Arte Nuevo de hacer comedias en estos tiempos” no se anquilose, se adapte a estos nuevos tiempos pero, ojo, sabiendo que no todo vale y que no todos valen y hay que convencer y divertir a este público que lo agradecerá para que el teatro no se vaya muriendo.
Un pan como unas tortas, hacer algo con gran desacierto, pero no es el caso. Este pan es auténtico. Es divertido, lisonjero, tiene ritmo, tiene calidad, vayan a verlo.
Alberto Morate tiene el teatro como modus vivendi. Durante más de 40 años ha sido profesor de dramatización, ha dirigido grupos de teatro, ha escrito obras y ha interpretado ocasionalmente como actor. Desde el año 2014 también reseña funciones y espectáculos. Realiza sus crónicas con un estilo peculiarmente poético, haciendo hincapié en el tema, y comentando las representaciones desde un punto de vista emocional, social y humano.
