Las reseñas de Alberto Morate: «DIVORCIADAS, EVANGÉLICAS Y VEGETARIANAS»

Tres, eran tres. Solitarias y amigas. En crisis permanente y eternamente enamoradas. De la vida. De sus vidas. Del tiempo que les toca vivir y de las sorpresas que les depara esa vida que comienza en un andén del metro, continúa en una sala de cine, y acaba bucólicamente en el campo. Pero no acaba. Ahí empieza. Está empezando todo el tiempo. Quedan, sí, los recuerdos, las experiencias, darse cuenta de cómo nos manipulan los hombres, cómo nos maneja la sociedad y cómo hay que luchar cada día.

Lucha individual que debe vencer con el apoyo de todas. Amigas para siempre. A pesar de ser una incomprendida divorciada que, de forma inconsciente y demasiado joven, entregó su vida a quien no lo merecía. A pesar de ser una vegetariana no convencida, todo por lo que dice el hombre que, en realidad, no ama, pero que, afortunadamente, se dará cuenta enseguida. A pesar de ser una evangélica virginal que sigue los pasos de no se sabe quién los dicta. Fantasmas de sus mentes. Pero, como no son bobas, se darán cuenta y vindicarán su derecho a ser mujeres, aunque eso les lleve a las puertas del infierno de esta sociedad machista.

Muchos son los temas que se tocan en Divorciadas, evangélicas y vegetarianas, de Gustavo Ott. Una locura bien servida. Que Coral Ros, desde la sombra de la dirección, lanza para que, entre risas, nos planteemos esas cuestiones eternas de la mujer “con la pata quebrada y en casa”, la mujer “quiere caricias y el hombre sexo”, o viceversa, yo diría, las mujeres “son raras”, no te j… y los hombres, gil… ¡qué risa tía Felisa! La mujer “no miente, le da mil vueltas a todo y tiene buena memoria”. Bueno sí, pero algunos hombres, también.

La cuestión es que tres mujeres, en este caso interpretadas por otras tres mujeres de calidad interpretativa incuestionable, Alejandra Guiol, Ara Contreras y Rocío Solís, nos incitan a abandonar el confort de un sofá en casa sin alicientes, para ir a La Usina, o donde Surge Madrid en Otoño, y escuchar y ver y sentir su presencia bendita, necesaria, infinita.

Tres, eran tres, Gloria, Beatriz, Meche y todos los nombres que se le ocurran a Gloria. Divertida y emotiva, actual e independiente, por mucho que se diga.

Alberto Morate tiene el teatro como modus vivendi. Durante más de 40 años ha sido profesor de dramatización, ha dirigido grupos de teatro, ha escrito obras y ha interpretado ocasionalmente como actor. Desde el año 2014 también reseña funciones y espectáculos. Realiza sus crónicas con un estilo peculiarmente poético, haciendo hincapié en el tema, y comentando las representaciones desde un punto de vista emocional, social y humano.

Las reseñas de Alberto Morate: «Aladino y la lámpara» del Teatro Sanpol

Maravillosa es esta puesta en escena. Entre el musical y el teatro. Para niños y para toda la familia.

El recorrido que tiene la Compañía La Bicicleta del Teatro Sanpol que nunca se oxida. Acrecentando los valores del teatro, ofreciendo calidad sin merma de entretenimiento y diversión. Late el arte en las voces, en las canciones, en la interpretación, en el vestuario, en la escenografía.

Artistas por los cuatro costados, por los cuatro vientos, por las cuatro esquinas, por la cuarta pared que rompen porque le ponen cariño y energía positiva.

Carlos London vuelve a ganarse al público como el genio de la lámpara

Este cuento de Las Mil y Una Noches, Aladino y la lámpara, es una oda de aquella Sherezade que para no morir, encandila al sultán con una historia cada noche que la mantendrá con vida. Mujer de inteligencia combativa. Aladino es la perseverancia, es el amor, es la ilusión, es la inocencia, pero no la tontería.

Aladino que vuela en alfombras mágicas, que cuida a su madre, que quiere a su chica, que se enfrenta a quien solo quiere el poder sin medida, Aladino vitalista.

Música de Ángel y Ricardo Padilla, y en la dramaturgia, Julio Jaime Fischtel, junto al 50% del teatro San Pol, Ana Mª Boudeguer, en la dirección. Por favor, que les den ya un Max por su trayectoria constante por su labor ante un teatro infantil que en nada desmerece de las producciones generalistas.

Los espectadores somos cómplices de esta versión sugerente. Los personajes se convierten en amigos, los amigos en personajes exóticos, sensibles, comunicativos, cercanos, creíbles, divertidos.

Veo un respeto absoluto en los niños que acuden al espectáculo. Un hábito imprescindible de normalidad y cotidianidad, por más mascarillas que tengamos que ponernos. Veo a padres y madres tan enfrascados y entusiasmados con la historia como sus propios hijos.

Hay magia, hay música, hay interés auténtico y genuino, (de genio de la lámpara), hay silencio y risas y aplausos, hay emoción y sueños, y se acrecienta la afición por el teatro, y comentarios a la salida de los `peques´ que dicen en voz alta y sin compromiso, “pues me he divertido”.

REPARTO

Aladino   Ismael Alvendiz
Mago africano y Visir Javier Ibarz
Princesa Badrulbudur Marina Damer
Genio del anillo y Rey    Victor Benedé
Genio de la lámpara Carlos London
Madre Aladino  Natalia Jara

                CUADRO ARTÍSTICO

Dirección Ana Maria Boudeguer
Asistente de dirección / Coreógrafa Blanca Degá
Diseño iluminación Nicolas Fischtel
Escenografía original  Luis Gonzalez Carreño
Renovación escenografía Gueorgui Dimov
Máscaras y sombreros Mariona Ferrer
Ficha didáctica Lucía Mato
Diseño gráfico Landmark Comunicación
Fotografía Emilio Tenorio
Jefe de prensa Carlos Rivera Díaz (Desde Mi Butaca Comunica)



CUADRO TÉCNICO


Producción Natasha Fischtel
Iluminación y sonido Gustavo Oña
Ayudante escenografía Denitza Deneva
Maquinista Javier Pérez / Manuel Salva
Estudio de Sonido H 21
Construcción estructura  José Rodriguez
Asesor Magias Carlos Lamas
Realización vestuario Castro Turga S.L
Coordinador campaña Escolar, Oficina y asistente de sala Aday Suarez / Alicia Gutiérrez

FUNCIONES EN OCTUBRE Y NOVIEMBRE

23, 24 y 31 octubre (12 y 17:30h)
30 (17:300h)
6 (17:30h)
7 (12 y 17:30h)
9 (17:30h)
14 (12 y 17:30h)

Alberto Morate tiene el teatro como modus vivendi. Durante más de 40 años ha sido profesor de dramatización, ha dirigido grupos de teatro, ha escrito obras y ha interpretado ocasionalmente como actor. Desde el año 2014 también reseña funciones y espectáculos. Realiza sus crónicas con un estilo peculiarmente poético, haciendo hincapié en el tema, y comentando las representaciones desde un punto de vista emocional, social y humano.

#SeguimosComunicando DESDE MI BUTACA: XXV Feria de Artes Escénicas y Musicales de Castilla La Mancha

La Feria de Artes Escénicas y Musicales de Castilla-La Mancha celebra su 25 aniversario del 2 al 7 de noviembre con varios estrenos y una apuesta decidida por el teatro de calle

El Gobierno regional recupera la presencialidad de la  XXV Feria de Artes Escénicas y Musicales de Castilla-La Mancha, que celebrará en Albacete su 25 edición del 2 al 7 de noviembre y contará con una destacada apuesta por los espectáculos en la calle. Entre las compañías que pasarán por la Feria destacan nombres como los del Teatro de la Zarzuela, L’om Imprebís, Teatro del Temple, Noviembre Teatro, Teatro Clásico de Sevilla y Ana Morales. Algunos de los espectáculos que se podrán ver son Don Quijote Somos TodosHerederás la LluviaLa Increíble Historia de Juan Latino y Francisca.  

Una escena de Don Quijote Somos Todos

Como novedades, la oferta del programa estará formada por cuatro estrenos estatales, obras destinadas al público infantil, joven y adulto, además de propuestas de teatro social, que constituyen una herramienta de dinamización comunitaria ante los problemas que sufre la sociedad.

Además, la cita también va a retomar los eventos celebrado en la vía pública, así como los conciertos y los espectáculos de circo y de danza. 

Las compañías y las obras de la XXV edición

La XXV edición de la Feria de Artes Escénicas y Musicales acogerá a 34 compañías procedentes de diez comunidades autónomas, de las que once serán de Castilla-La Mancha. Así, participarán compañías con obras como ‘La odisea de Magallanes Elcano’, de Teatro Clásico de Sevilla; ‘Don Quijote somos todos’, de Teatro del Temple; ‘Picaros’, de MIC Producciones; ‘Heredarás la lluvia’, de L’om Imprebís; y ‘Conquistadores’, de Proyecto Cultura.

Una escena de Herederás la lluvia

Las reseñas de Alberto Morate: «La herencia de los Miller»

Parece ser que toda herencia conlleva un cierto misterio. Pasados oscuros, expedientes perdidos, documentos valiosos, y un negocio más que fructífero de “salchichas”. ¿De qué carne estarán hechas esas salchichas tan populares? Teniendo en cuenta que la Miller, apellido de la protagonista de esta comedia entre “comedia y comedia”, tiene un pasado de iceberg, es decir, es más lo que esconde que lo que se ve en la superficie, pues el apellido, como que no nos dice nada concreto, nada más que es de un par de escritores, de una cerveza, de unas gafas, también de un pueblo, y de un experimento. Nadie sabe su pretérito “führioso”. Aunque ni ella misma lo sabe. O parece ser que no lo sabe y si lo supiera quizás no quisiera saberlo. El que sí lo sabe es su novio, porque un chivatazo de un contraespía o secretario, o vaya usted a saber qué, se lo ha soltado de sopetón. No pasaría nada si ese novio, también rico, con el que se va casar, no fuera judío. Y saquen ustedes sus conclusiones.

El caso es que en La herencia de los Miller, Adolfo es un nombre bonito. Y Benito. Y la mano alzada no es para pedir turno. Empresaria brusca la señorita Miller, como no podía ser de otro modo, también es la inocencia de despedir a 500 trabajadores, que es una forma de exterminio. Y ahí se contempla otro de los temas sociales que Carlos Zamarriego pone al descubierto. En una avalancha de comedia comedida de serie negra, de trama psicológica, de pálido enredo.

Ángel Velasco, Stéphanie Magnin Vella y Edgar Costas encajan la filigrana y manejan las armas. Tiemblan y se muestran fuertes, giran alrededor de la verdad y la paranoia, se inclinan peligrosamente a morir bajo el fuego de un arma de fuego, valga la redundancia y la inercia de la trama que queda al descubierto.

Rumbo a la verdad. Rumbo a la muerte. Rumbo a la risa. Rumbo al Caribe. Rumbo a las salchichas. Rumbo a la rumba no, pero casi. Rumbo al torpe deambular de un agente que acaba sumergido en sus propios pensamientos. Y no es spoiler. Es divertimento.

Los jueves en Los Luchana, de momento.

Alberto Morate tiene el teatro como modus vivendi. Durante más de 40 años ha sido profesor de dramatización, ha dirigido grupos de teatro, ha escrito obras y ha interpretado ocasionalmente como actor. Desde el año 2014 también reseña funciones y espectáculos. Realiza sus crónicas con un estilo peculiarmente poético, haciendo hincapié en el tema, y comentando las representaciones desde un punto de vista emocional, social y humano.

Las reseñas de Alberto Morate: «Crónico»

Cuando hay una ruptura de la pareja, cuando se acaba el amor, cuando parece que el mundo se nos viene encima y se seca la sonrisa, entonces hay dos opciones: pasar página rápidamente, o que la obsesión por recuperar a tu pareja, intentar entender por qué ha pasado lo que ha ocurrido, no reconocer la derrota de la relación y batirse en retirada, aquello puede, de tal manera, convertirse en Crónico.

Todo se vuelve negro o, al menos, opaco. La sensación de pérdida de aire, de melancolía casi perpetua, de detención del universo, puede minar la salud (mental) del perjudicado. Te aconsejan que te trate un especialista y, al final, te decides, y vas.

Pero si la psicoterapeuta, además de aplicar unas técnicas un tanto extravagantes, también tiene la obsesión de transmutarse en Chavela Vargas, entonces, lo mejor es cantar unos boleros o salir huyendo.

Como el Crónico en cuestión no mejora en absoluto, pero tampoco quiere volver atrás, insiste en que su coach psíquico le dirija el sentimiento. Tendrá que bailar, agitarse, beber, discernir si es mejor el tango o el bolero para salir del pozo profundo de su estado anímico. Todo ello, claro, con una algarabía, con los sonidos musicales aportando su parecer, con el ímpetu del humor como directriz.

Mariano Rochman escribe este agitado encuentro de furor en el corazón del desencuentro. También lo interpreta con la necesaria inocencia de quien se ve derrotado, pero no vencido, y que quiere recuperar su aliento. Gloria Albalate, como psicoterapeuta, le canta (o le puede cantar, vaya usted a saber) Mi segundo amor, Adoro, Volver, Piensa en mí,… o las canciones que sean, boleros rancheros de lirismo literario que evocan el desamor, el infortunio y la soledad de los que no reconocen la pérdida de la compañía.

Álex Tatnell ejecuta, a modo de conversación, las notas musicales de esta historia de gracejo disparatado. José Maya lo dirige, y nosotros contemplamos cómo en las canciones está todo el universo del amor, del desamor y del reencuentro.

En la sala Jardiel Poncela del Teatro Fernán Gómez. Comicidad por todos lados.

Alberto Morate tiene el teatro como modus vivendi. Durante más de 40 años ha sido profesor de dramatización, ha dirigido grupos de teatro, ha escrito obras y ha interpretado ocasionalmente como actor. Desde el año 2014 también reseña funciones y espectáculos. Realiza sus crónicas con un estilo peculiarmente poético, haciendo hincapié en el tema, y comentando las representaciones desde un punto de vista emocional, social y humano.

Las Reseñas de Alberto Morate: «Los Monólogos de la vagina»

¡Hola!, soy una vagina. Aunque me esté mal el decirlo. Y no sé por qué habría de estar mal proclamarlo, si lo soy, realmente. Al fin y al cabo, hago un gran servicio. Y no solo a las mujeres. Por supuesto, a muchos hombres. Pero, en realidad, a la sociedad entera. ¡Ténganlo en cuenta!

¡Ya está bien de tanto echarle huevos a la cosa! Las vaginas, o como queráis llamarlas, coño, chichi, concha, almeja, conejo,… somos estrellas en el centro del universo del cuerpo. Somos la sonrisa vertical. Somos el auténtico ombligo femenino. Por eso, tan a menudo, se nos ha querido ignorar, ocultar y, lo que es peor, vilipendiar, forzar, cercenar, despreciar, violar. Porque en el fondo, quien no nos conoce, nos tiene miedo. Precisamente por nuestro poder de atracción. No somos un simple instrumento entre las piernas.

Y sí, hay que empezar a perder el sonrojo, la vergüenza, y hablar abiertamente, a braga quitada, para que nos sientan, nos valoren, nos quieran pero, sobre todo, nos valoremos, nos queramos, nos sintamos a gusto con nosotras mismas.

En Los monólogos de la vagina, que lleva más de 25 años hablando y dando que hablar, su autora, Eve Ensler, quiso dejarla al desnudo para recabar la importancia de su buen hacer, de su clítoris apasionante, de su superioridad frente a un pene que se viene abajo enseguida, de su capacidad de autocomplacencia, de su dolor cuando algunos (o muchos) no la respetan.

Ahora nos la traen, totalmente abierta y receptiva, tres actrices que le dan voz, sin matices ni tapujos trasnochados o mojigatos, que nos describen cómo puede oler, o cómo puede visualizarse, o cómo puede deslizar sus flujos atrayentes para descender al fondo de las mejores sensaciones.

En este caso, Olga Hueso, Rocío Madrid y Albanta San Román, dirigidas por Edu Pericas, o más bien, orientadas, porque para saber de vaginas, nadie mejor que ellas. Nos hacen reír, pero también nos conciencian, nos ofrecen su arte, su desparpajo, pero también su baño de realidad, su transparencia de vagina reivindicativa.

Y terminan con poesías descarnadas. Con el nombre representativo de tantas y tantas mujeres que a diario, aún hoy todavía, tienen el terror en la vagina, por la simple condición de ser mujeres, tienen el miedo de mostrarse, tienen la noche escondida, tienen la tortura de poseer una vagina y que no sea de ellas.

Y, a pesar de todo, nos lo cuentan a voces provocándonos. Provocándonos una amplia y estupenda sonrisa. Díganlo aun con pelos en la lengua, ¡arriba las vaginas!

Alberto Morate tiene el teatro como modus vivendi. Durante más de 40 años ha sido profesor de dramatización, ha dirigido grupos de teatro, ha escrito obras y ha interpretado ocasionalmente como actor. Desde el año 2014 también reseña funciones y espectáculos. Realiza sus crónicas con un estilo peculiarmente poético, haciendo hincapié en el tema, y comentando las representaciones desde un punto de vista emocional, social y humano.

«El primer día de nuestras vidas» lleva a la Gran Vía la historia musical de Pepe Nufrio

El Primer día de nuestras vidas es un espectáculo musical cargado de grandes canciones  con el que el cantante madrileño Pepe Nufrio se presenta en España tras desarrollar su carrera musical en Estados Unidos y el Reino Unido. El espectáculo que podrá verse el sábado 16 de octubre en el Teatro Rialto de Madrid a las 22.00 de la noche está concebido como un show musical con el que conmover al espectador, hacerle vibrar y conseguir que recupere del cajón los sueños olvidados.

Durante el show el espectador podrá revivir grandes temas del teatro musical, como Jesucristo SuperstarEl Rey León o Los Miserables. Canciones salpicadas a lo largo del concierto con grandes temas de la historia de la música rock y pop de artistas legendarios como Bon JoviAerosmith Beyonce.

Para Pepe Nufrio, El Primer día de nuestras vidas “es un espectáculo motivador. Lleno de música a lo bestia. Un viaje por los sentidos. Es mi historia, pero en el fondo es la historia de cada uno de los espectadores. La vida nos da constantemente pistas, pero no siempre sabemos verlas. Gracias a la música vamos a descubrirlas. Cuando acabe el concierto, estoy seguro que todos saldremos del Teatro sabiendo todo el poder que tenemos para cumplir nuestros sueños”.

El espectáculo cuenta con la dirección y dramaturgia de Sara Pérez y la dirección musical de Xavi Torras junto a una orquesta de seis músicos y está producido por La Coja Producciones.

Pepe Nufrio. Protagonista y dramaturgo de El Primer Día de Nuestras Vidas

Este cantante madrileño se ha formado en teatro musical en la escuela AMDA y en The New School de Nueva York. En la ciudad de los rascacielos ha formado parte del prestigioso concierto “Broadway Rising Stars” y de grandes musicales como “Sister Act”, “Jesus Christ Superstar”. También ha formado pare de grandes producciones como fue “West Side Story” junto con la orquesta de Philadelphia, Evita en St. Louis, “Grease” en Utah, “Into The Woods” en Massachusetts y por último “Jesus Christ Superstar” la gira por todos los Estados Unidos. Ha sido el único actor de musicales en el mundo en ser cover de Jesús y Judas, intercalando el papel entre funciones. Ya en Londres desempeño el papel  protagonista en “Jesus Christ Superstar”, en el único musical abierto en el verano de 2020.

Sara Pérez. Dramuturga y directora de El Primer Día de Nuestras Vidas

La carrera de esta catalana se reparte entre su faceta como actriz y directora, como actriz destacan sus trabajos sobretodo en el género musical y la zarzuela, participando en musicales tan destacables como “Los Miserables” o cantando como solista en el Auditorio Nacional.

Ha sido directora residente de “Dirty Dancing”, dramaturga de la pieza “Pulcinella” en el Teatro Real, es asistente de Dirección en la opera “A streetcar named desire” en el Teatro Colón de Buenos Aires y actualmente prepara el estreno de “Yo soy el que soy” en el Teatro Pavón y la dramaturgia del concierto “Enzarzados” para el Teatro de la Zarzuela.

En 2021 entra a formar parte de la Compañía Nacional de Teatro Clásico participando en producciones cómo “El príncipe constante”, “Castelvines y Monteses” y “Antonio y Cleopatra”.

XAVI TORRÁS. Director musical de El Primer Día de Nuestras Vidas

Compositor, pianista, orquestador y director de orquesta. Torras lleva toda su vida musical vinculado a la banda sonora de cine y al teatro musical. Ha sido director musical de producciones como “Follies”, “Tick Tick Boom”, “La Nit de Sant Joan”, “Mamma Mia!”, “Jesuschrist Superstar”, “Marry me a Little”, “Over the Moon”, “Casi Normales”, “El Guardaespaldas” o “Anastasia” entre otras.

Asimismo ha realizado las versiones españolas de las películas “Annie”, “Hotel Transilvania”  y “Hotel Transilvania” 2 y 3, “Lluvia de albóndigas”, “Angry Birds”,  y “Lego la película”, así como las series de televisión “Lassie”, “Baby Looney Tunes” y “Polochon”, entre muchas otras.

Ha sido también director musical y arreglista de EL MOLINO de Barcelona en su reinauguración y temporada y como compositor ha escrito la música para la película “Como Mariposas en la Luz”. Es también autor del ballet Obsessió (RG Alonso).

Como director de orquesta ha dirigido musicalmente los conciertos “Flor de Nit en concert”, “John Williams: 40 años de cine sinfónico” entre otros. Es cofundador de la orquesta sinfónica Orquest:art dedicada al repertorio cinematográfico y teatral.

Entradas ya a la venta en: https://butacaoro.com/espectaculo/keep-the-faith/

Las reseñas de Alberto Morate: «1940. Manuscrito encontrado en el olvido»

Hay un silencio espeso en el oscuro final. Nos ha visitado la muerte blanca. Hemos retrocedido hasta un tiempo aciago, una posguerra que aún olía a pólvora y a odio, 1940, y de la que había que huir para no caer en la trampa de la negrura. Pero, dio igual. De la posibilidad de ser tres, fuimos dos, después uno, al final ninguno.

Mi mujer se ha convertido en nieve en el parto. He pretendido cubrirla con el manto caliente de la tierra, pero flota y se introduce en mis huesos y me tapa la boca, aunque no me recrimina que no tenga lágrimas. Después, mi hijo sobrevive como puede con el calor de una vaca enferma. Escribo sobre un cuaderno pequeño con un lápiz casi sin punta. Es así como grito. Es así como aúllo y los lobos vienen a acecharme. Mi letra puede ser ilegible, pero no más que mis sentimientos. El conferenciante no juzga, solo expone unos hechos, aunque hace que nos planteemos dudas. Más que dudas, que recorramos esa cabaña en medio de la sierra como si nosotros mismos fuéramos el viento. No podemos aplaudir al final, porque estamos paralizados por la emoción y la melancolía, última palabra de este Manuscrito encontrado en el olvido.

Alberto Méndez en Los girasoles ciegos nos cuenta historias terribles y dramáticas de nuestros muertos en la posguerra, se quedaron demasiados cadáveres esparcidos por el suelo. En una versión de Tolo Ferrà y Nuria Hernando, rescatan la segunda derrota de estas historias de amor, poesía, desolación, soledad, miedo.

Patxi Freytez, es el conferenciante que nos va leyendo el relato de tal manera, que lo estamos viendo. Y si cierro los ojos, también lo veo. Veo a Eulalio (Pedro Almagro) y a Elena (Marta Gómez) hace 81 años, 1940, cuando un joven poeta recita a Miguel Hernández y lo emula con sus propios versos. Cuando Elena se desangra en el parto y se mantiene a la intemperie en el eco de la naturaleza, en el frío de los árboles, en la noche que pasa con su viento silbando. Y veo al pequeño Rafael en Leticia Alejos y Vera González que le están dando aliento, que le respiran, que le hacen humano. Al final tendrán que pagar el coste de ser los derrotados. De no estar en el bando vencedor, de ser la cara oculta de la luna hasta que los descubra un pastor, abrazados, formando un nido, tristemente acurrucados.

“Demasiado joven para tanto sufrimiento” dice al final el ponente. Y nosotros, espectadores testigos de lo que pasó hace mucho tiempo, no queremos olvidarnos. Y por eso nos quedamos callados. Sin verter lágrimas, como Eulalio. Hasta que prorrumpimos en aplausos, porque esto, es mucho más que teatro.

Alberto Morate tiene el teatro como modus vivendi. Durante más de 40 años ha sido profesor de dramatización, ha dirigido grupos de teatro, ha escrito obras y ha interpretado ocasionalmente como actor. Desde el año 2014 también reseña funciones y espectáculos. Realiza sus crónicas con un estilo peculiarmente poético, haciendo hincapié en el tema, y comentando las representaciones desde un punto de vista emocional, social y humano.

Las reseñas de Alberto Morate: WAH MADRID: LA MÚSICA NO ESTÁ PROHIBIDA

¿Qué pasaría si desapareciera la música? ¿Si la prohibieran? Pasaría algo similar a un cataclismo, una sutil locura, un desastre del ecosistema al igual que si desaparecen las abejas.

En la novela y película Fahrenheit 451 los libros están prohibidos. Pero un grupo de resistencia memoriza las obras y las perpetúa. Algo parecido ocurriría con la música. Con la poesía, con el teatro, con el arte. Y, lamentablemente, en algunas ocasiones da la impresión de que no estamos tan lejos de esta descabellada idea de prohibir la cultura y demonizarla. Por eso hay que hacerse fuertes. Y dar luz a las esquinas. Dejarse de oscurantismos y códigos deontológicos que lo que hacen es cercenar nuestras libertades.

En Wah, el planteamiento inicial es ese: la prohibición de la música, y por consiguiente, de los músicos, de las partituras, de los instrumentos musicales, hasta de la voz que canta y la que musita.

Nos llaman a compartir con ellos. Esto es una fiesta, querido público. Desde que entras en el recinto de IFEMA, imágenes, figuras, camareros, barras de bar, discos, jamones y guitarras, te incitan a oler el aroma de lo que vendrá luego. Es el preámbulo al espectáculo de músicas, luz, sonido, bailes, sorpresas, saltos, historia musical, que nos deleitará como chiquillos durante dos horas.

El corazón de una batería abre, como una aurora, el show. Poco a poco se irán incorporando instrumentos de viento y poetas de la voz, cantando. Las cuerdas, el piano, y una guitarra enérgica que marcará los tempos.

A partir de ahí, todo es escalada. Acabaremos levantados de las butacas, entonando y acompañando a estos excelentes músicos, en todas las variantes de la música: pop, rock, ópera, flamenco, techno, rhythm and blues, metal, disco, house… bandas sonoras de nuestras vivencias, interpretando a los mejores por los mejores.

Es todo visual y sonoro. El público se pone en pie y corea e impide que la música se prohíba. Se representa una forma de vida, un sentimiento infinito, hay una comunión casi eucarística de músicos y espectadores.

Los músicos, cantantes e instrumentistas, se comen el crepúsculo. Ya no hay temor a que nadie pueda prohibir ni hacer morir esta necesidad de comunicar con el lenguaje más universal que existe. El de la música. Y, además, lo hacemos en grupo, contagiándonos unos a otros, pero no el terrible bicho, sino las ganas de vivir, de volver a la normalidad, de retomar la atmósfera de la alegría.

Y, al terminar, no se termina ni es redundante. 12 gastronomías, sorpresas en el recinto, la noche esperando fuera. Que nada se prohíba.

Alberto Morate tiene el teatro como modus vivendi. Durante más de 40 años ha sido profesor de dramatización, ha dirigido grupos de teatro, ha escrito obras y ha interpretado ocasionalmente como actor. Desde el año 2014 también reseña funciones y espectáculos. Realiza sus crónicas con un estilo peculiarmente poético, haciendo hincapié en el tema, y comentando las representaciones desde un punto de vista emocional, social y humano.

Las reseñas de Alberto Morate: «Antonio y Cleopatra»

Shakespeare viene en barco alado desde su escritura hasta el escenario del teatro de La Comedia. Nos presenta a sus personajes ya desde el principio, potentes, contradictorios, fieramente heridos, insaciables, pero también humanos.

Antonio y Cleopatra es una historia de amor y guerras. De guerras y de amor. Pero también de intereses políticos y sociales. De desacuerdos y lealtades, de carnívoras ambiciones, de rocas que se tambalean, mas disimulan y se mantienen en pie.

Tienen la potencia de la palabra, y la energía de unos personajes suficientemente hondos, que salen a flote por una personalidad arrasadora.

Y, a pesar de tanta dureza, hay ternura. Y, a pesar de tanto ego, hay espejos rotos. Búsqueda y encuentro, necesidad, sed de victoria, trastornos bipolares.

José Carlos Plaza vuelve a tratar un texto, en este caso de Shakespeare, con la experiencia y la sabiduría de su amplia trayectoria. Con la delicadeza de embarcarse en un montaje nada fácil rompiendo las barreras de los muchos personajes que entrelaza el autor, salvando países, viajes, batallas y palacios.

Y están para ayudarle en su cometido, espléndido, Ana Belén y Lluís Homar, que rompen cualquier barrera interpretativa, con fuerza, desgarro y sentimientos que perturban. Pero no están solos, en una gran labor de acompañamiento fundamental, Fernando Sansegundo, Ernesto Arias o Rafa Castejón, entre otros, aparecen en escena con la misma fuerza que pide el texto, con el mismo corazón que necesita el director y con el mismo orgullo de los personajes principales.

Mencionar también a Vicente Molina Foix que, impregnado de la maestría de Shakespeare, convierte sus palabras en vivas frases de tragedia y comedia, a modo de tener un ojo de cada de color.

Hay, por tanto, un poder de atracción que no es exclusivo de la pareja protagonista, también se da en los demás personajes y sus actitudes, en el dolor y en el placer, entre el deber y la fiesta, entre el poder y la retirada, entre el fracaso y la victoria.

Shakespeare nuestro, no dejes nunca de estar en los escenarios.

Alberto Morate tiene el teatro como modus vivendi. Durante más de 40 años ha sido profesor de dramatización, ha dirigido grupos de teatro, ha escrito obras y ha interpretado ocasionalmente como actor. Desde el año 2014 también reseña funciones y espectáculos. Realiza sus crónicas con un estilo peculiarmente poético, haciendo hincapié en el tema, y comentando las representaciones desde un punto de vista emocional, social y humano.