La cartelera madrileña se «refresca» con nuevos estrenos (I)

Algunos de los grandes éxitos de la cartelera echan el telón hoy mismo. Es el caso, por ejemplo, de dos de los montajes de la temporada: El cojo de Inishman (T. Infanta Isabel) y El crédito (T. Maravillas), esta última comenzará ahora una extensa gira que le llevará dentro de dos semanas al Palacio de Festivales de Cantabria. Estas dos funciones tienen ya reemplazo para la temporada primaveral. En el Infanta Isabel se podrán ver Una semana nada más– tras su paso por el Teatro La Strada- y La vida resuelta. Y al Teatro Maravillas llegará El nombre

Una semana nada más es una obra de Michel Clement, protagonizada por María Castro, Mar del Hoyo, Antonio Hortelano y Jorge Monje. Sofía y Pablo llevan cuatro meses viviendo juntos. Cuatro meses que han sido el cielo para ella y el infierno para él. Pablo quiere romper la relación… La obra compartirá el Teatro Infanta Isabel con la obra La vida resuelta a partir del 23 de abril. Nos encontramos ante un retrato de una generación de treinta y tantos años, un grupo de personas que han llegado a un punto en su vida en la que no terminan de estar satisfechos consigo mismos y mucho menos felices. Aunque de alguna manera todos han buscado el éxito, cada uno en la forma en que creían, queda un halo de frustración bien porque no lo han conseguido bien porque la consecución de lo que buscaban en realidad no es lo que esperaban. Está protagonizada por Carlos Santos, con el que charlamos hace unos meses. Completan el reparto Laura Domínguez , Javier Mora, Adriana Torrebejano y Cristina Alcázar y dirigida por Juan Pedro Campoy.

En El nombre, desde el 26 de abril en el Teatro Maravillas, un grupo de amigos cena para celebrar la próxima llegada del bebe de una de las parejas.  Cuando el futuro padre responde a la pregunta del nombre escogido, su respuesta deja a todos boquiabiertos…y no es para menos.  A partir de ahí se genera un divertido debate que acabará creando un conflicto detrás de otro, cada cual más hilarante. Esta comedia de Matthieu Delaporte y Alexandre de la Patelliêre  dirigida por el omnipresente Gabriel Olivares cuenta con un reparto de lujo: Amparo Larrañaga, Jorge Bosch, Antonio Molero, César Camino y Kira Miró.   

Uno de los platos fuertes de esta última parte de la presente temporada teatral es La venus de las pieles, que reunirá sobre las tablas de las Naves del Matadero a Clara Lago y Diego Martín. David Serrano dirige una función que «Vi por casualidad, sin conocer nada de su argumento ni de su autor, David Ives, pero diez minutos después de que subiera el telón casi no podía ni parpadear al ver lo que estaba pasando sobre el escenario y hora y media después, al salir del teatro, había decidido que tenía que dirigir esa obra fuera como fuese». La obra se podrá disfrutar del 7 de mayo al 15 de junio

Una foto de los ensayos de Roberto Álamo.
Una foto de los ensayos de Roberto Álamo.

La siguiente propuesta «comparte» ayudante de dirección con la obra que protagoniza Clara Lago. El dramaturgo y director Daniel de Vicente vivirá la ‘feliz coincidencia’ de que dos de las obras en las que ha participado como ayudante de dirección estén a la vez en cartel. Además de en La venus de las pieles, el joven de 24 años también ha participado en el Misántropo de Miguel del Arco que llegará al Teatro Español el 23 de abril y que permanecerá en el emblemático espacio escénico de la Plaza Santa Ana hasta el 22 de junio. La nueva propuesta de Kamikaze Producciones cuenta la historia de Alcestes, el protagonista de Misántropo, que anhela vivir en la verdad. Quiere ser honesto y sincero y que los demás lo sean con él. Pero sus contradicciones y su incapacidad para encontrar el término medio que le permita vivir le llevan a retirarse al desierto por el que clama desde la primera conversación con su amigo Filinto. Alcestes pone en peligro su integridad por defender la verdad. Porque no se acomoda a la ficción imperante y porque está dispuesto a perderlo todo en defensa de lo que cree. Israel Elejalde, Raúl Prieto, Cristóbal Suárez, Bárbara Lennie, José Luis Martínez, Miriam Montilla, Manuela Paso forman parte de esta compañía kamikaze que pone en escena una actualizada visión del clásico de Moliére. 

 Charlamos con su protagonista, Israel Elejalde, en una entrevista exclusiva DESDE MI BUTACA. 

Y en la Sala Pequeña del Español tendremos al veterano Miguel Rellán con Novecento desde el 14 de mayo al 29 de junio. Un trompetista de jazz, a través de sus recuerdos, nos narra la extraordinaria historia del que fuera su mejor amigo, Novecento, un pianista excepcional nacido en uno de esos barcos que recorrían las rutas entre Europa y América a principios del siglo XX, en los que se mezclaban ricachones, golfos, emigrantes y turistas. Novecento era un pianista de técnica increíble, capaz de extraer notas mágicas, insólitas, melodías asombrosas que cautivaban cada noche a los viajeros del barco en el que había nacido y del que decían que nunca se había bajado. Nunca había pisado tierra. El mejor pianista de todos los tiempos, y no existía para el mundo. Sin patria, ni familia, ni fecha de nacimiento. Nada. Hasta que un día decidió bajar.

Hablamos con Rellán DESDE MI BUTACA hace unas semanas.

Las propuestas se acumulan en estos meses primaverales, por lo que pronto tendremos DESDE MI BUTACA una segunda parte de este post con títulos como Las dos bandoleras y  Los Mácbez entre otras interesantes propuestas.

Un repaso por la cartelera teatral reciente (I)

Recopilo en esta nueva entrega de Un Madrid sin teatros, Un Madrid sin alma la primera parte de una selección de montajes que he visto en los últimos meses. La mayoría aún siguen en cartel, así que no tenéis escusa para perdéroslos si os interesan mis comentarios. Comienzo este repaso hablando de un montaje al que ya me referí brevemente a su paso por el Teatro Valle Inclán, El viaje a ninguna parte, a través de tres de sus protagonistas, Antonio Gil, Miguel Rellán y Tamar Novas.

«¡Cuán largo me lo fiáis!» debió pensar Carol López cuando le ofrecieron la oportunidad de adaptar la novela (también tuvo su paso por la radio y el cine) del maestro Fernán Gómez. Sobre todo era inevitable la referencia al título cinematográfico, ¿Quién no recuerda el mítico ademán del actor diciendo aquello de «señorito»? Aquí, ese roll cayó en los manos de Miguel Rellán, uno de esos actores que llena de humanidad cada personaje. Entrañable y sumido en un mundo que parece caer ante la llegada del cinematógrafo, ve pasar ante sus ojos una vida de nómada, de vagabundo sin patria, cuyo único refugio son los miserables tablaos que instalan en cada pueblo. Como contrapunto a este entrañable abuelo ya hastiado de la vida de cómico de la legua, un Tamar Novas lleno de matices, adorable, divertido, que sólo se envenena por el teatro cuando va detrás de unas faldas. Como siempre Antonio Gil con el gesto  y la emoción medidas nos vuelve a regalar otro trabajo interpretativo sobresaliente. Y sólo de eso , de sobresaliente, o ¡mejor! de cum laude se puede calificar esta puesta en escena respetuosa con el referente cinematográfico, pero que sabe exprimir a la perfección la imagen, que aún tengo guardada en la retina, de esos cómicos apocados a un viaje a ninguna parte ad eternum. Una pena que no giren, una injusticia, más bien diría. Cuando un teatro de titularidad pública tiene en sus manos la excelencia debería llegar a más gente.

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Una de cal y otra de arena. Decepción en La Abadía. «Por lo que he visto, la propuesta no me interesa mucho la verdad», me dijo un reputado compañero de las labores periodístico-teatrales cuando le dije que iba a pasar por el teatro de José Luis Gómez. Y la verdad es que a los diez minutos de empezar, corroboré lo acertado de su aseveración. Adaptar Las tres hermanas, hacer una actualización o incluso hacer Las tres hermanas 2, me hubiese parecido una buena opción. Lo que ha conseguido Sanchis Sinisterra, no dudo que a priori hizo su trabajo con la mejor de las intenciones, es cercenar la poesía que invade al texto de Chéjov. Me explico. En su Éramos tres hermanas las actrices parafrasean extractos inconexos de la obra original y, ojo al dato, cantan… Corramos un tupido velo con este último aspecto… O no, pongamos el velo, rejilla o lo que diantres fuera lo que «enclaustra» a estas tres avezadas hermanas en esa casa en la que sienten encerradas y no podrán ir a Moscú ni tampoco podrá el espectador sentir la emoción de estas tres ACTRICES de emoción superlativa que hacen un esfuerzo reseñable por sacar adelante esta, en mi opinión, fallidísima apuesta de la Abadía. El público aplaude a las actrices, pero el trabajo dramatúrgico está hecho para espectadores que hayan leído o visto la obra original, no nos engañemos, si no no se enteran de la obra, así a las claras. Una pena, la verdad.

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No se me ocurre una mejor forma de acabar que con una sonrisa, con una propuesta que hace suyo lo del revisionismo histórico con el recurso más inteligente de que dispone el ser humano: El sentido del humor. Ya la primera vez que la vi, sí en este caso he repetido- lo que es muy poco habitual- oí comentarios similares: «Hay cosas que no se olvidan» comentaba una espectadora de uno 70 años tras pegarse una buena risotada con El manual de la buena esposa que vi, como aquella primera vez en el Lara, con un abarrotado teatro. La clave del éxito del montaje reside en tres aspectos: 1- La brillantez de la mayoría de sketches que componen este montaje sobre la Sección Femenina 2- Unas actrices de gesto, energía y talento superlativos 3- La unidad que hay en el montaje, se nota un trabajo de pulido, que permite que no chirríen las transiciones de una a otra escena-sketche. Todo ello cincelado por Quino Falero, que firma seguramente la mejor dirección de su carrera. Autores tan distintos (y brillantes) como Juan Carlos Rubio, Miguel del Arco o Alfredo Sanzol parecen uno en estas historias que van de Elena Francis al mítico y delirante en la voz de la divertidísima Berta Ojea Échale guindas al pavo. Bravo por ella y por sus compañeras Concha Delgado y Mariola Fuentes, el adalid de la entrega y la energía encima de un escenario. Una comedia inteligente, bien escrita, bien dirigida, bien interpretada y que entusiasma al público, pocas veces salgo del teatro con esa sensación. Bravo. Vayan al Muñoz Seca sin dudarlo un momento.

Luis Zahera: «Espero que siga sonando el teléfono»

Aunque el gran público le conozca por sus trabajos en la pequeña y gran pantalla, Luis Zahera se «envenenó» de este oficio viendo teatro e incluso guarda el programa de mano de aquella primera vez. Tres décadas después de esa primera ‘llamada’ de la vocación, picotea trabajos en los distintos ámbitos, lo que le permite ser rotundo cuando afirma sentirse un afortunado en esta profesión de actor. Ahora su prioridad única es que el teléfono siga sonando como lo hizo con jugosos personajes como los de «Celda 211″ o los distintos rolles que le han tocado en suerte en el nuevo acontecimiento teatral de Sergio Peris Mencheta, «Continuidad de los parques»
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Zahera(derecha) posa junto a su compañero Roberto Álvarez al que tendremos pronto DESDE MI BUTACA.

¿Qué fue lo que le atrajo de un proyecto como Continuidad de los parques?

En la primera lectura me di cuenta de que era un proyecto francamente raro, un tanto infantil, un tanto naíf, pero si te llama un creador al que admiras tanto como Sergio no puedes decir que no. Está gustando.

Me imagino que al meterse en tantos personajes se ha resucitado el espíritu casi natural del juego que lleva implícita la interpretación…

Desde luego, es un privilegio poder mutar a una velocidad así, es muy buena señal. Por el condicionamiento del tiempo de ensayos supimos desde el principio supimos qué personajes tendríamos que hacer, aunque Sergio hubiese preferido que hubiésemos rotado.

¿Cómo es la mirada del Sergio Peris Mencheta director?

Tiene un toque-estilo especial, un duende que pocas veces se puede ver. Al ser actor también sabe relacionarse muy bien con nosotros, conoce nuestra problemática y es muy jugón, nos hace jugar en escena.

¿Cree que el público hace de alguna forma la función con sus reacciones?

Desde luego, es una obra particular que tiene un recorrido particular con el público. Al público le cuesta entrar en la propuesta, pero una vez que se meten de lleno se desmelenan y juegan con nosotros. Lo que más me llama la atención es que el público no se ríe al unísono.

¿Por qué el teatro es un buen lugar para contar historias?

Es la pureza de este oficio, te enfrentas al fuego a diario, tiene algo hipnótico…

Acaba de participar en la serie Alatriste

Nunca había estado en un plató de esas dimensiones, una superproducción en toda regla. He hecho un capitular de un atontado, que se aleja de los papeles de malote para los que me suelen llamar.

¿Hay un momento en el que te diste cuenta de que éste iba a ser tu camino?

El 14 de febrero de 1981 comenzó mi pasión por este oficio. Fue la primera vez que fui al teatro- aún conservo la entrada de hecho. La obra fue Angelica en el umbral del cielo de Blanco-Amor. Me quedé alucinado al ver ese montaje de la compañía Zascandil.

Tus comienzos están muy ligados a los cortometrajes de Alber Ponte…

Desde luego, hice unos diez cortos con él. Me alegro de que le vaya tan bien y que esté ahora de lleno con su largometraje. Era algo especial hacer un corto en una época en que no se hacían más de 40 o 50 al año. Ahora, esa cantidad se ha multiplicado por 10. No tengo muy claro si entonces ya tenía claro que me podría dedicar a esto, pero el interés por este oficio ya estaba ahí.

¿Qué proyectos tiene y con qué proyectos le gustaría seguir jugando a Luis Zahera?

Una tv-movie sobre el robo del Códice Calixtino y un papelito en la película de Gerardo Herrero. Voy picoteando trabajos en distintos ámbitos y ahora solo espero que siga sonando el teléfono. Hay que ser realistas en estos tiempos tan difíciles.

Arturo Fernández y Juanjo Artero, próximos protagonistas en el Palacio de Festivales

Arturo Fernández es el protagonista de Ensayando Don Juan, que se podrá ver este viernes y sábado a las 20:30h en la Sala Pereda del Palacio de Festivales de Cantabria. La propuesta ha sido dirigida por Albert Boadella y cuenta con Mona Martínez, Sara Moraleda, David Boceta, Alfonso Vallejo, Jesús Teyssiere y Chema Ruiz Muñoz en el reparto. Producen los Teatros del Canal y Secuencia 3.

arturitoUna joven y moderna directora se propone montar un Don Juan Tenorio concebido desde una óptica contemporánea. Su empeño es demostrar la caducidad del personaje, pues según sus razones el mito es hoy totalmente ficticio, anacrónico y machista. Ella considera los versos y las situaciones como simples residuos de un mundo desaparecido.

La teoría podría funcionar razonablemente bien, pero en el casting toma una arriesgada decisión: contrata al actor Arturo Fernández para el personaje del comendador Don Gonzalo. A partir de ello, la intrépida directora se enfrentará a una ardua tarea con el fin de mantener su tesis.

Una tarea que se complica considerablemente al intentar realizarla frente al experimentado actor, que va desbaratando con sus acciones cada uno de los principios de la joven directora.

Juanjo Artero y Juanjo Cucalón protagonizan Paradero desconocido los días 25 y 26 de abril a las 20:30h en la Sala Pereda. Completan el reparto Dora de Miguel y Rosa Blanco Campos en una nueva producción de Andrea D’Odorico y dirigida por Laila Ripoll. 

Publicado en 1938 y acogido inmediatamente como una obra maestra, Paradero desconocido, narra la historia de dos amigos y socios en el mercado de obras de arte. Martín Shulse, un alemán y Max Eisenstein, un judío estadounidense que vive en California.

En 1932 Martín decide volver a Alemania con su familia. Desde ese momento surge un intercambio de cartas en las que se vislumbra, entreverados con los detalles de su relación profesional y personal, la sombra de la situación política de Alemania.

Visionaria, incisiva y con un final imprevisible, esta novela constituyó un acontecimiento literario y el más estremecedor mensaje de advertencia contra el nazismo.

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Una comunicación a pie de escena

Como muchos de los lectores habituales del blog sabrán desde hace un tiempo DESDE MI BUTACA ha entrado en el campo de la comunicación cultural. Montajes como Los Miserables, Aladín, un musical genial, El protocolo, La cantante calva o El relevo ya han contado con el asesoramiento de DESDE MI BUTACA COMUNICA.

DESDE MI BUTACA COMUNICA no es una agencia de comunicación al uso.

Nuestras señas de identidad

1- Compromiso con tu proyecto

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2- PASIÓN

Creemos en lo que hacemos, nos apasiona COMUNICAR tu proyecto…

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3. Constancia, tu proyecto necesita tiempo

Hoy más que nunca conseguir dar VOZ a tu proyecto sólo es posible con constancia, estando muy encima del trabajo y eso en DESDE MI BUTACA COMUNICA lo tenemos muy claro.

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Mándanos un mail a desdemibutacacom@gmail.com y comenzaremos a «dedicarnos» a tu proyecto…

¿Qué puede hacer DESDE MI BUTACA COMUNICA por tu proyecto?

 

1- Comunicación. Queremos ser TU VOZ en los medios

Campañas de comunicación adaptadas a los tiempos que corren con presencia en medios tradicionales (prensa escrita, radio, televisión…) y con la mirada puesta también en los nuevos medios de difusión (blogs, webs…) que ayudarán a que tu proyecto haga «ruido» en todos los medios.

Entre otros espectáculos ya han contado con nuestro asesoramiento de comunicación espectáculos como El protocolo, El relevo, La cantante calva

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2- Gestión Social Media

Si no estás en las redes sociales NO EXISTES. Ahora bien, si estás en ellas, pero no haces una gestión adecuada, no sirve para nada. Hay que saber «tratar» a nuestro posible cliente, hacer un uso responsable de las mismas y eso en DESDE MI BUTACA COMUNICA lo tenemos muy claro. Por eso, te ofrecemos la posibilidad de gestionar tus redes sociales de una forma eficaz.

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Ya han contado con nuestros servicios social media espectáculos como Aladín, un musical genial o El protocolo entre otros…

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3- Proyectos blogueros

Hay tantas cosas «interesantes» que contar sobre tu proyecto que una buena forma puede ser un blog, ¿Quieres contar cómo son los ensayos de tu función teatral o el rodaje de tu película? DESDE MI BUTACA COMUNICA es la mejor opción. Igual prefieres que contemos las vivencias «entre cajas» en el día a día de tu obra, ¿HABLAMOS? Mándame un mail a desdemibutacacom@gmail.com y nos ponemos manos a la obra…

De hecho, ya nos hemos encargado del blog del musical  Los Miserables para Stage Entertaiment

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Si tienes un proyecto y quieres comunicarlo DESDE MI BUTACA, no dudes en ponerte en contacto en desdemibutacacom@gmail.com

Del bazar a la abadía, sesión continua en el Nuevo Apolo

Son las tres de la tarde de un sábado más en el Teatro Nuevo Apolo de Madrid. En apenas una hora comenzará la representación de Aladín, un musical genial, uno de los dos espectáculos que copan actualmente el espacio escénico de la Plaza Tirso de Molina. Y por los pasillos se escuchan ya las voces del elenco que está ya poniéndose los micrófonos antes de subir al escenario a probar sonido…

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Ahora ya es momento de probar sonido y el elenco prepara las «telas» que utilizan en uno de los números del musical más mágico de la cartelera… Jafar (Aitor Caballer) está en su punto álgido, ahora ya es el hechicero y el aya (Fátima Gregorio) afronta con una sonrisa el destino del futuro amor de Yasmín…

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Y de vuelta a los camerinos, Marino Muñoz, Ángel Crespo y Naim Thomas ultiman los detalles de maquillaje y vestuario. Hay que reseñar que todos los actores tienen varios cambios de ropa, por lo que deben tenerlo todo preparado para que los citados cambios se hagan lo más rápido posible…

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Rápidamente volvemos al patio de butacas cuando el espectáculo está a punto de comenzar. Muchos niños acuden acompañados por sus padres que seguro esperan ver el típico musical infantil que les suele dejar literalmente dormidos en la butaca. Pero cuando se levanta el telón de Aladín, un musical genial se sorprenden y mucho. Empezando por la escenografía fija, diseñada por Luis Crespo, que se adapta a los diferentes espacios con sumo acierto. Siguiendo por las partituras originales de José Domenech que no puedes dejar de tararear cuando sales del teatro, muy especialmente ese número al más puro estilo del Broadway clásico, El genio vuelve a actuar. Y una diferencia esencial, es un espectáculo para todos los públicos, no un infantil. Me explico: El libreto de Josep Mollá tiene sus guiños al público adulto y más de un padre sale con una sonrisa después de ver el espectáculo y rememorar la magia de su añorada infancia. Aladín, un musical genial cubre un hueco en las propuestas de teatro musical actual. Un musical de formato medio para toda la familia, creo que sería una buena definición. Un espectáculo que sostiene un  fantástico reparto de ocho actores. Lidera el reparto Naím Thomas, consagrado ya como una de las figuras de nuestro teatro musical, compone un Aladín lleno de energía (ojo a las piruetas que se marca) y con un amplio registro vocal como demuestra en Hoy ha cambiado mi vida. Su dulce y  menos ñona que en el cuento partenaire es Erika Bleda, de cuya voz solo podemos enamorarnos, ¡No sabes cómo te entendemos Aladín! Aitor Caballer es un Jafar con una imponente presencia escénica, Mariño Muñoz es un divertido Sultán, Víctor Lucas se lleva una gran ovación del público con la comicidad que transmite su Yago, Fátima Gregorio es una entrañable Aya de la que solo puedes encariñarte y Ángel Crespo se mete con asombroso tino en los diferentes personajes que le tocan acometer. Y no, no me he olvidado del Genio. Carles Montoliu es un mágico ser lleno de estilo que brilla con luz propia en su número estrella, El genio vuelve a actuar. Y además, la alfombra vuela, hay números de magia y ¡un elefante gigante en escena!  Y cuando suenan las últimas notas del musical, entra en la sala Juan Fernández, protagonista de El nombre de la rosa, que saluda animadamente a la compañía. Y entonces, caigo en la cuenta, de alguna forma esta experiencia será como una de esas sesiones continuas que había antiguamente en la que los espectadores podían »empalmar» varias películas seguidas…

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*Horarios Aladín, un musical genial, ¡Sólo hasta el 30 de marzo!

Sábados 16h

Domingos 12 y 16h

Y cuando baja el telón, volvemos a subir a los camerinos y tras felicitar a Jose Tomás Cháfer por una función «redonda» de Aladín, un musical genial, llamamos a la puerta del camerino de Juan Fernández, que ya nos espera maquillándose y nos confiesa de entrada que le encantaría hacer un musical por la energía que derrochan repartos como el del musical con el que comparten cartel en el Nuevo Apolo…Si os apetece podéis rescatar la entrevista con el actor que publicamos hace unos días…

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Dejamos al actor dando los últimos retoques cuando ya está a punto de empezar El nombre de la rosa, la adaptación a los escenarios de la celebrada novela de Umberto Eco. Era difícil trasladar al teatro el universo de una novela instalada ya en el imaginario colectivo gracias a su adaptación cinematográfica, ¿Cómo olvidar la presencia de Sean Connery? En este aspecto, Juan Fernández decidió desechar la película, son lenguajes bien diferentes, y centrarse en la novela para construir a su Guillermo de Baskerville. Y como siempre, el actor de Tierra de lobos sale ‘indemne’ encima de los escenarios, donde su imponente y reconocible voz se ajustan a un personaje al que dota de una gran presencia escénica. Todo el reparto cumple a la perfección, pero si hay que destacar otro trabajo en la función es, sin duda, el de Cipriano Lodosa, un actor harto camaleónico. Dota a su Jorge de Burgos, claro trasunto borgiano, de un andar y una forma de decir el texto que inevitablemente llegan al espectador que al final de la función reconocerá su impecable trabajo interpretativo con un sonoro aplauso. El otro «problema» que tenía que dirimir Garbi Losada en la traslación al teatro eran los espacios, ¿Se pueden recrear todos los espacios de la abadía sin necesidad de hacer una escenografía «grandilocuente» ? Ante la aparente sencillez escenográfica de un simple libro del que «nacen» literalmente los personajes, van saliendo espacios recordados como el scriptorium o las cuadras donde vemos (bueno, si están en uno de los laterales del patio de butacas del teatro no lo verán) a una de las «víctimas». El portentoso e imaginativo trabajo escenográfico lo firma Markos Tomas. En conjunto, El nombre de la rosa y Aladín, un musical genial son dos buenas propuestas para verlas incluso «en sesión continua» como hice yo. Solo les quedan dos semanas por delante, no me las perdería desde luego.

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*Horarios de El nombre de la rosa, ¡Sólo hasta el 30 de marzo!

Miércoles y jueves 20h

Viernes 20:30h

Sábados 19 y 22:00h

Domingos 19:00h

Concha y el palco de Iñaki

No voy a hacer un recorrido político, ése no es el cometido de este blog, de la figura de Iñaki Azkuna. Voy a hacer un guiño al hombre culto que se escondía detrás de la figura política que consiguió el consenso de la ciudadanía de Bilbao. Propulsor de la rehabilitación del bellísimo Teatro Campos Elíseos, era habitual verle viendo teatro y, más concretamente, en su palco del Teatro Arriaga, espacio escénico que ha sentido especialmente esta pérdida como manifestaban en el comunicado de prensa: «Ayer no solo despedimos al mejor Alcalde, sino también a un gran defensor de la cultura y de la libertad del arte. Un grandísimo amante de la música y de las artes escénicas, que compartió con nosotros muchas veladas de teatro como un espectador más y también como un gran amigo del Arriaga que fue. Su lugar en el teatro Arriaga será irreemplazable. El Teatro Arriaga invita al público asistente esta tarde a la función teatral de Misántropo a mantener un minuto de silencio como señal de duelo y respeto, en memoria de Iñaki Azkuna». Recuerdo haberle visto en su palco la mayoría de la veces que he acudido al Arriaga. Amante de la cultura como tantos bilbaínos, era el inevitable foco de atención de su amiga Concha Velasco cada vez que venía a la capital bizkaina. Recuerdo con especial cariño el estreno de Concha, yo lo que quiero es bailar, donde el considerado «mejor alcalde del mundo» recibió el cariño de la actriz y, por extensión, de sus ciudadanos presentes en la semana cuando ya andaba con la salud un tanto resentida. Y es que  casi hasta sus últimos momentos, el alcalde continuó siendo parte de la vida pública de su ciudad, donde la cultura siempre ha ocupado un lugar importante. Y siempre acudía a la cita de «La Velasco». Me comentaba ella en una reciente entrevista el pasado año que en su última visita sacó fuerzas para verse en la ciudad y que él mostró una actitud de entereza envidiable. Ese palco hoy estará vacío en la representación de Misántropo, que seguro que le hubiese encantado ver como amante del teatro que era…

Foto: Teatro Arriaga.
Foto: Teatro Arriaga.

Miguel Rellán: «Me interesan los proyectos que me compliquen la vida»

Con una larga trayectoria a sus espaldas, Miguel Rellán le pide a su profesión que le siga sorprendiendo con nuevos retos. Lo fue hace un tiempo el personaje de Al final del arcoiris y ahora se enfrenta de nuevo al teatro: «El lugar donde compartimos emociones», para contarnos la historia de los cómicos de la legua que bien retrató Fernando Fernán Gómez en El viaje a ninguna parte. Sin duda, una de las mejores funciones del año. Pásense por el Valle Inclán. Están hasta el 6 de abril.

La próxima semana Antonio Gil, otro de los protagonistas de "El viaje a ninguna parte", estará DESDE MI BUTACA
La próxima semana Antonio Gil, otro de los protagonistas de El viaje a ninguna parte, estará DESDE MI BUTACA.

¿Qué ha aprendido de este oficio que le ha tocado en suerte a Miguel Rellán con El viaje a ninguna parte?

Me ha servido para reafirmarme en la precariedad en que vivimos. Fernando Fernán Gómez me lo ha recordado.

Coincidió con Fernán Gómez muchas veces, ¿Qué destacaría de su inabarcable personalidad?

Intentar contar a un personaje del calibre de Fernando sería harto difícil. Con las grandes personalidades, es imposible catalogarlas, poder describirlas con palabras… Es un todo en el que van incluidos desde la voz a esa rara inteligencia que tienen genios como Fernando. Él era capaz de plantear un tiro de cámara que solo a alguien como a él se le ocurriría. Tenía unos planteamientos nada vulgares, que se salían de lo que los demás pensábamos. Tenía una voz -le imita- poderosísima. Era toda una personalidad, muy distinto.

Y después de El viaje a ninguna parte se reembarca en el monólogo Novecento, un cambio radical…

El 14 de mayo retomo este espectáculo en la sala pequeña del Teatro Español. En esa aventura me enfrento al público yo solito tras esta experiencia tan coral que ha sido El viaje a ninguna parte. Tengo un mal concepto del ser humano, creo que somos egoístas y malvados, pero tenemos la extraña generosidad de querer compartir todo aquello que nos gusta. Por eso recomendamos una película o contamos un chiste, para que el de enfrente pase un buen rato. Y eso me ha pasado con este montaje, tengo ganas de compartir con toda mi alma esta historia.

Cine, televisión y mucho teatro, ¿Es para Miguel Rellán el teatro el mejor lugar para contar historias?

Sí, desde luego que creo que es el mejor lugar para contar historias. Tenemos que tener en cuenta que partimos de una enorme convención… Sabemos que es mentira, pero es más verdad que el cine. Me gusta la cita de Orsoll Welles para esto: “Cuando vas al cine te preguntas ¿Cómo lo habrán hecho? Y cuando vas al teatro te preguntas ¿Cómo lo hacen?”. Si tú ves a un hombre llorando a cinco metros de distancia, ahí no hay trampa ni cartón. Se está emocionando delante tuyo. Siendo mentira el teatro es más verdad que lo que ocurre en pantalla. El Titanic no se hunde en realidad en la película, pero en el teatro sí que compartimos emociones.

¿Por qué Beatriz Carvajal se lleva un túper cuando va a comer en verano a su casa?

-Suelta una sonora carcajada en mitad del estruendoso y castizo bar en que nos encontramos, enfrente del Teatro Valle Inclán-

Me lo contó ella hace unos días cuando la entrevisté…

Yo organizo paelladas en verano. Me di cuenta de que no comía mucho y es que no le gustaba el arroz. Ahora ya la hacemos algo especial para ella para que no se tenga que traer el tuper de casa.

¿Qué ha aprendido Miguel Rellán de Beatriz Carvajal en tantos años de trabajo juntos?

De Beatriz he aprendido muchas cosas, pero sobre todo la actitud ante el trabajo. En este oficio hay que estar muy atento y en eso Beatriz tiene una capacidad innegable.

Y con una carrera tan dilatada a sus espaldas, ¿Qué proyectos tiene y con qué proyectos le gustaría seguir soñando?

Jugadores es una función que haremos en los Teatros del Canal con Ginés García Millán, Álex Angulo… Me gustaría que los proyectos que vengan sean un reto. No por hacer grandes papeles, que me supongan un cambio. Lo decía Beethoven: “En esta profesión hay que hacer lo que no se sabe hacer” Quiero meterme en proyectos que me compliquen la vida. Para hacer lo de siempre, no me interesa.

Y en esas “complicaciones” recientes creo que estuvo el inolvidable personaje de Al final del arcoiris

Me encantó el elogio que me lanzó el autor, Peter Quilter, que me dijo que era el actor que mejor había interpretado al personaje en todo el mundo. Por lo visto en otros países optaron por hacer un Tony que era una “locaza”, que es un recurso muy facilón. Yo decidí que quería que se notase que es homosexual, pero lo mínimo. Me costó mucho trabajo, me tuve que empollar un montón de espléndidos trabajos cinematográficos. Como dice Michael Caine en su libro Interpretar en el cine: “Cuando veas algo bueno, cópialo”. Yo lo hice y tomé como base a Ian McKellen en Dioses y monstruos. 

La vida como una entrevista ad eternum

Cecilia abre un estuche. De allí va sacando una cámara de vídeo, un trípode de patas telescópicas y un manual de instrucciones.

Y así se introduce en la casa de Cecilia, Paula y Rosa la máquina del demonio que vendrá a hacer explotar por los aires la, hasta ahora, tranquila existencia de estas tres representantes de generaciones bien distintas. Cecilia, altiva, bohemia y llena de frescura en la voz y carne de una deslumbrante Elena Rivera, destapa la caja de los truenos y ante la cámara, la abuela Rosa, sumida en las lagunas desmemoriadas de su edad avanzada, se confiesa ante la inquietante mirada de la cámara con el pilotito encendido. Y comienza así El arte de la entrevista, la última reflexión sobre la memoria y la familia del dramaturgo Juan Mayorga. Y de nuevo un extraño se vuelve a colar en el núcleo familiar. En este caso no es el sibilino voyerista de El chico de la última fila, pero sí detecto en esta obra la esencia de aquel aroma de incomodidad que supone tener un extraño en el hogar familiar en las circunstancias menos propicias. Él viene a ayudar a la anciana que interpreta Alicia Hermida, a despertarla de su letargo físico, y en cierto modo, también mental. El papel recae en un actor al que seguía la pista desde su televisivo personaje en 2 de mayo, Ramón Esquinas, y  que descubro con gusto que en teatro también cumple. Y en esta historia de secretos inconfesables, Mayorga plantea la vida como una entrevista ad eternum, en el que entrevistador y entrevistado se lanzan preguntas y respuestas, réplicas y contrarréplicas en una especie de flujo informativo constante que llega hasta el final de nuestros días. Y en este caso, al menos para mi como habitual entrevistador, la obra encuentra su «grieta» en este aspecto, en la ética de la entrevista que Mayorga introduce en el texto, ¿Es lícito publicar una respuesta que sabes va a hacer daño a los que más te quieren? El autor lanza esta pregunta, pero no nos da una respuesta cerrada, como la obra en sí, que desconcierta a parte del público por su, seguramente, deliberado final abierto. El gran teatro, en mi modesta opinión, es el que cuestiona, no el que nos da respuestas clarificadoras. Queda en el espectador la responsabilidad de sacar sus propias conclusiones.

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De todas formas, quizás sea la obra más engañosa de Mayorga. Ante una aparente sencillez argumental, como ocurre con los grandes como Pinter, se esconde un trasfondo, muchas cosas que están «bajo la alfombra» de éste, hasta ahora, casi idílico reducto familiar. Juan José Alfonso ha dirigido este interesante ring de boxeo en el que convierte Mayorga a esta entrevista vital, inevitable acordarse de las referencias al mundo pugilístico en la reciente El crítico. Por último, destacar que de alguna forma siento que esta obra sirve como relevo generacional de nuestra escena. De alguna forma siento que la «feliz coincidencia» de que las excepcionales Luisa Martín y Alicia Hermida debutasen en el María Guerrero sirve para dar «la alternativa» a Elena Rivera, que sorprende por su seguridad encima del escenario. No es fácil encontrar a una actriz joven con ese brillo tan especial en la mirada, con tanta verdad encima de las tablas.

Juan Fernández: «El teatro es una bofetada que nos enfrenta a nuestros errores»

Cuando Juan Fernández entra en el Teatro Nuevo Apolo,  aún no ha terminado la función de Aladín, un musical genial, espectáculo con el que comparte teatro El nombre de la rosa, función que protagoniza desde hace unos meses. Y comienza la entrevista con una energía especial tras pasar animadamente por la sala en el último número del musical: «Les veo en el escenario y la verdad es que me dan envidia. He cantado alguna vez en el escenario, pero nunca he hecho un musical como tal». Si algo le gusta del teatro con respecto al cine y la televisión es que le pone los pies sobre la tierra. Y es que no hay un acto más generoso que el de un ser humano que respira contigo y te da una bofeta para que ‘despiertes’ en una sociedad anclada en vicios que deberíamos haber subsanado ya. De voz y presencia escénica imponente, Fernández ha desarrollado una dilatada trayectoria en los escenarios, en la televisión, en el cine y en el doblaje: «Los empresarios quieren que rebajemos un 20% nuestro sueldo». Y las televisiones comienzan a temer que las series americanas no estén dobladas a tiempo. Mientras se solucionan las cosas, él sigue aprendiendo de Guillermo de Baskerville a mantener la calma frente a la adversidad. Y le veremos desde el 1 de abril en una nueva serie, que emitirá TVE próximamente, Victor Ros. Y antes de retomar la gira, se podrá disfrutar de su trabajo en el Nuevo Apolo hasta el 30 de marzo. 

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¿Ha sido difícil incorporarse a un montaje ya rodado?

Ha sido caótico. Me avisaron a mediados de septiembre para sustituir a Karra Elejalde y, de antemano, me pareció un reto. Por la disparidad geográfica de los actores era imposible que nos juntásemos para ensayar, así que les seguí en la gira. Me mandaron aprenderme diez escenas para el ‘bolo’ de Alicante y cuando vi la obra me quedé perplejo. Me parecía imposible “aprenderme” la puesta en escena. En Pamplona volví a ensayar con ellos y antes de estrenar en Lodosa, solo tuve la oportunidad de ensayar una vez más. Tuve que ensayar mucho por mi cuenta en mi casa. Tomé como base el personaje del cine, pero claro allí cuentan con el primer plano y en el teatro, se trabaja con un plano general continuado. Por lo tanto, tuve que desechar la idea de imitar a Sean Connery. Al final, la novela fue mi salvación. De ella cogí las claves para construir un personaje en el que me costó entrar bastante. Un técnico me decía que algunas frases no se entendían. Yo le contestaba que no me salían del cuerpo de lo inseguro que estaba. Ahora ya lo disfruto mucho la verdad. Es un personaje que siempre soñé con hacerlo, pero me parecía impensable que alguien se atreviese a hacer esta obra en España. Ha sido casi una cosa del destino. Lo estrena Karra Elejalde, pero por cuestiones personales lo tiene que dejar y piensan en mi para este personaje…

¿Que ha aprendido Juan Fernández de un personaje como Guillermo de Baskerville?

Me ha enseñado a calmarme un poco, pierdo los papeles con mucha facilidad. Soy muy impulsivo y me está enseñando a mantener la calma ante la adversidad, a pasarlo todo por el tamiz de la razón. Nada es casual, sino que todo es causal. He aprendido también algo que es esencial para los actores, saber observar lo que pasa a tu alrededor. Él saca sus conclusiones de los detalles y eso es esencial para nosotros a la hora de componer un personaje.

Aquí y ahora, ¿Por qué el teatro es un buen lugar para contar historias?

Creo que el medio no importa, sino la calidad de la historia y que te la cuenten bien. En el caso del teatro destacar que es un espejo donde la sociedad se ha dado de bruces con la realidad. El ser humano ha evolucionado demasiado poco, siempre caemos en los mismos errores. Antiguamente funcionaba muy bien en el público eso de que viesen reflejadas sus taras, pero ahora parece que nos hemos vuelto un tanto insensibles. Aunque nos vistamos de frailes en esta función, de alguna forma el espectador se da cuenta de que esto éramos y qué no hemos hecho nada para cambiarlo. El teatro es una bofetada que nos sirve para darnos cuenta de todo lo que hacemos mal.

Saltamos al campo televisivo con esa experiencia de Tierra de lobos, ¿Qué balance hace de esta serie?

En la tele pasamos por tantas manos… Para mi, la tercera temporada sobraba. Por lo demás, ha sido una experiencia muy positiva. Está mal que yo lo diga, pero creo que he hecho un trabajo muy digno. He conseguido que Lobo fuese un malo con sus razones. Un cacique rural que se defiende como sabe, a tiro limpio.

¿Qué papel ocupa el doblaje en la vida y en la carrera de Juan Fernández?

Ahora mismo estamos en huelga. Los empresarios no nos han subido el sueldo desde 1993 y no nos han pagado el IPC desde entonces. Ahora, encima, quieren que rebajemos un 20% nuestro sueldo por take y convocatoria. Queremos seguir cobrando lo mismo que hasta ahora. Queremos que todo esté recogido en un convenio para que no puedan pagarnos lo que les de la gana, sino lo que creemos que es justo. Yo empecé por casualidad en este mundo. Ana Wagener y Ángeles Neira dirigían doblaje en Sevilla allá por los años 80. Yo no había doblado nunca y me llamaron para un serie malísima titulada Llamada del Oeste, que eran como 400 capítulos. Nos llamaron a unos cuantos actores de teatro y, para mi sorpresa, cuando me puse delante del atril me di cuenta de que sabía doblar perfectamente. Soy autodidacta, me explicaron un par de cosas y lo clavé. Iba a hacer un par de takes y en la siguiente convocatoria, me dieron un protagonista.

Muchos actores me recalcan la parte de “juego” que tiene esta profesión como motor de su vocación, ¿Nació así su interés por esta profesión?

Absolutamente… (Hace un gesto de aseveración hasta en cuatro ocasiones)

Yo siempre quería ser el jefe indio. Cuando estaba jugando yo era Jerónimo, el jefe apache de la serie que veíamos los niños entonces. El teatro es una evolución de esas vivencias. El que se lo tome más en serio, está un poco perdido en la vida. No entiendo a los compañeros que viven el teatro como un sufrimiento. Hay que disfrutarlo al máximo. Es el juego de la mentira y cuanto mejor lo haces, el público entra más en nuestro juego. Lo que no puedes es perder la perspectiva de que el personaje se queda aquí dentro. Los personajes viven, duermen, comen y mueren en el teatro. Yo me acuerdo que en Tierra de lobos cuando me montaba a caballo me imaginaba siendo Julio César, pero luego volvía a mi realidad. Ahora cuando me pongo el hábito de inmediato me convierto en un fraile. Es curioso cómo te cambia la actitud física. Colocas la voz de otra forma, cambia tu tempo… Estás jugando a como crees que es tu personaje.

Y ahora tras tantos años encima de un escenario, ¿Qué proyectos tiene y con qué proyectos le gustaría seguir “jugando” a Juan Fernández?

He hecho una serie para TVE llamada Victor Ros, basada en las novelas de Gerónimo Tristante. Trata sobre la primera polícía que hubo en España, la Metropolitana. Hago de un comisario que viene del ejército y lo colocan allí por influencias política, pero se va adaptando. No tiene nada que ver con Tierra de lobos. Aparentemente se parece a Lobo, pero yo lo he ido limando para que te pueda llegar a caer simpático.

La serie "Víctor Ros" llegará a Movistar Televisión el 1 de abril antes de su futuro estreno en TVE.
La serie «Víctor Ros» llegará a Movistar Televisión el 1 de abril antes de su futuro estreno en TVE.

Me encantan el cine y la televisión, pero me decanto por el teatro. El audiovisual te da fama y popularidad y te crees que estás por encima del bien y del mal. En cambio, el teatro te hace poner los pies sobre la tierra. Te da unas curas de humildad maravillosas.