En el camerino de Carlos Hipólito hay varios dibujos y montajes de El crédito. Y es que cada domingo, su hijita le acompaña en las funciones. Es un hombre cálido y familiar, de esos que te atrapan desde el momento en que tienes un breve encuentro con él. El actor de Desaparecida se enfrenta a cada reto con prudencia, aunque con las tablas que dan los años. Y se tiró a la piscina con doble salto mortal ‘atreviéndose’ con dos joyas de la corona del teatro musical: «Follies» y «Sonrisas y lágrimas». Y una vez más salió indemne desde el escenario donde » los actores nos medimos como tales en la capacidad de comunicarnos con el público». Ese público que día tras día abarrota el Teatro Maravillas gracias a un texto que ha dirigido Gerardo Vera, un director «que te deja mucha libertad, aunque esté muy pendiente de lo que cree que no se debe hacer». Hablamos con el actor también de las noticias ante las que no da crédito y se cuestiona ¿Qué pasaría si se cerrasen todos los teatros? La respuesta es clara, quizás a los que nos gobiernan les daría igual, pero seguro que muchos de los espectadores que en alguna ocasión se sintieron ‘tocados’ por el arte escénico levantaría el hacha de guerra. Vayan a verle junto a Luis Merlo, eso se llama complicidad en escena. Harán gira y después, probeblemente, volverán a Madrid. El crédito de Carlos Hipólito seguirá fluyendo por mucho tiempo…

¿Qué le engancha a Carlos Hipólito del teatro de Jordi Galcerán?
Toca temas muy cercanos y actuales y es un autor muy bueno, lo que te da la posibilidad de enfrentarte a personajes muy bien construidos. Consigue que con temas poco factibles para hacer comedia se conviertan en algo divertido. El momento de pedir un crédito o un proceso de selección son buen ejemplo de ello. A base de una carpintería teatral perfecta, consigue que la atención del espectador no decaiga nunca. Cuando el espectador cree que tiene todos los datos, le da una vuelta y le sorprende. Además, dialoga de una forma brillante. Siempre me siento muy feliz haciendo sus textos.
Los montajes que dirige Gerardo Vera suelen tener unos trabajos interpretativos extraordinarios, ¿Cómo fue el trabajo junto a él?
Te deja mucha libertad, aunque esté muy pendiente de lo que cree que no se debe hacer. Está muy abierto a nuestras sugerencias y va trabajando con eso. No llega con una idea inamovible, sino que esa imagen que tiene del personaje se va matizando a medida que te va viendo cómo trabajas en los ensayos. Es muy bonito encontrarse con un director que contribuye a que construyamos juntos el personaje. Si consigue esa brillantez en los trabajos de los actores es por ser la dirección de actores una faceta que él mima mucho. Él da libertad y no trabaja desde el conflicto. Te hace creer que eres el único actor posible para hacer ese personaje, lo que te ayuda mucho desde luego.
Primer mano a mano con Luis Merlo en El crédito, ¿Cómo está siendo trabajar con él?
Así es, nunca habíamos coincidido. Todo lo que diga bueno de él es poco. Lo admiraba desde hace muchos años, me parece un actor que tiene algo muy personal en sus trabajos. Es muy singular. Le conocía personalmente un poco, pero al trabajar juntos hemos tenido una conexión muy especial. En el escenario nos entendemos a las mil maravillas, tenemos una química mágica, caminamos juntos en escena, nos apoyamos mutuamente y eso es esencial. En lo personal, nos estamos haciendo muy amigos. Del cariño, la admiración y el respeto solo pueden salir cosas buenas y eso abunda entre nosotros.
¿Por qué el teatro es un buen lugar para contar historias para Carlos Hipólito?
El teatro creo que debe ser un espejo para el ser humano. Para mi, el escenario es un espacio de libertad. En el teatro me he sentido muy feliz y me ha regalado grandes momentos. Me encantan el cine y la televisión, pero es sobre un escenario donde conoces tu medida como actor. No creo que haya buenos ni malos actores, todos somos distintos. Ahora bien, creo que los actores nos medimos como tales en la capacidad de comunicarnos con el público y eso solo te lo puede dar el teatro. Hay actores muy técnicos que no conectan con el público y viceversa. Aquí podemos calibrar si lo que hacemos llega al espectador. Lo mágico del teatro es que la comunicación entre los actores y el público es directa. La emoción que se siente desde un patio de butacas es algo maravilloso. Como espectadores, son conscientes de que con sus reacciones la función puede variar.
Me comentaba José Pedro Carrión que el público hace la función…
Desde luego. Ellos son los otros protagonistas, que cada día son diferentes. Desde el escenario percibimos una energía colectiva diferente en cada representación, lo que nos lleva a dirigir nuestro trabajo en una u otra dirección.

Vienes de encadenar dos experiencias en el musical como son Follies y Sonrisas y Lágrimas, ¿Qué balance haces de tu experiencia en el teatro musical?
Ha sido una sorpresa muy gratificante. Yo he sido siempre un gran amante del género. Poder hacer Follies y Sonrisas y lágrimas ha sido un trampolín para mi como actor. Me han ayudado a revisar facetas que como actor tenía olvidadas, como el canto y el baile. Estuve dando clases de voz con Ángel Ruiz para cantar la partitura de Sondheim, que era francamente muy complicada. La verdad es que el teatro musical tiene un componente muy especial que es la música, lo que le da una fuerza superlativa. La música tiene una capacidad de conmover incluso mayor que la palabra. Si conjugamos una buena letra con una buena música, la posibilidad que tienes como actor de conectar emocionalmente con el público se duplica. La posibilidad de cantar en un escenario ha sido algo maravilloso. Me siento muy agradecido de los elogios que me han hecho. Me enfrenté muy inseguro a esta experiencia y creo que he salido airoso, la verdad. Es más, te puedo avanzar que ha sido tan buena la experiencia que seguramente cuando acabe con El crédito, volveré a hacer teatro musical.
Aquí y ahora, ¿Ante qué noticias no da crédito Carlos Hipólito?
No puedo dar crédito ante el espectáculo social y político que estamos viviendo actualmente. Todos nos despertamos con la boca abierta cuando vemos las noticias sobre corrupción de unos políticos que no dejan de hacer barbaridades. Este gobierno está haciendo unas cosas que me hacen como ciudadano no dar crédito a lo que estoy viendo, ¿Cómo se puede dar tanto la espalda a la gente que están representando? Por otro lado, no doy crédito a la desfachatez con la que se miente, con la que se roba, con la que se insulta. Se están perdiendo los mínimos posibles para una convivencia sensata.
Y ya si hablamos de la salvajada del 21% ni te cuento. No solo no han recaudado más, sino que han destruido empleo con esta medida. Tanto que se llenan la boca diciendo que defienden las PYMES y en el terreno de la cultura desde luego que no lo están haciendo. Es bien sabido ya que este gobierno no tiene ningún respeto por la cultura. Parecen solo interesados en sacar adelante un proyecto neoliberal económico. Creo que se están equivocando, están llevando a un colapso de las industrias culturales. Creo que ésta es una situación de no retorno. Antes o después lo bajarán, pero el daño ya estará hecho.
Ante las dificultades, los creadores siguen trabajando en espacios muy diversos…
Los políticos pueden cargarse la economía, pero la creatividad desde luego que no. Afortunadamente, hay profesionales que siguen luchando contra viento y marea para seguir en esto. Están tensando demasiado las cuerdas pensando que tenemos un trabajo completamente vocacional. Me gustaría plantearles el cierre de todos los teatros. Si a ellos no les gusta la cultura, me gustaría ver que pasaría si todos nos negásemos a trabajar en estas condiciones. Entonces, se darían cuenta de que no pueden abusar tanto de un sector. Hay una ebullición teatral muy grande, pero estamos pagando un precio demasiado grande por hacer lo que nos gusta.
Ese trabajo tan vocacional en el caso de Carlos Hipólito, ¿De qué motivaciones crees que nace?
Un actor es un ser humano que incorpora el comportamiento de otro que no es él y que vive ficticiamente una vida que él no va a vivir para que otros le miren y se reconozcan. La posibilidad de ponerme en la piel de personajes que no tienen nada que ver conmigo me ha hecho vivir experiencias maravillosas. Seguramente, eso me llamó la atención. Si lo piensas bien, como ya decía Fernán Gómez, el trabajo del actor es la primera vocación de todos los seres humanos. Todos hemos querido ser príncipes y vaqueros. Con una simple pluma nos convertíamos en indio. Yo he tenido la suerte de dedicarme a eso toda mi vida.
Si miramos hacia el futuro, ¿Qué proyectos tiene y con qué proyectos sueña Carlos Hipólito?
Estoy centrado en El crédito que va a tener una vida muy larga. A medida que voy cumpliendo años, hago lo posible para no compaginar varios trabajos, cada vez me canso más la verdad. Solo hago las locuciones de Cuéntame como pasó y he dicho que no a un par de proyectos televisivos. Y espero que pronto pasen por Telecinco la serie Hermanos, en la que hago de padre de los protagonistas. Es un papel breve, pero muy bonito. Es un historia sobre la relación de dos hermanos y una mujer que se mete en medio de los dos. Son seis capítulos y tengo muchas ganas de que se vea. Y con respeto a los proyectos soñados, Estoy seguro de que tendré por delante muchos personajes apasionantes que me conmuevan. Revisitar el teatro musical que me ha engancho mucho es también una prioridad. Tener a una orquesta a tu lado es algo realmente increíble. Yo creo que en unos dos años volveré a hacer un musical, alguna idea hay ya de hecho.