«Amar es para siempre»: La serie que dignificó la ficción diaria haciendo compañía a millones de espectadores

Hubo un tiempo no tan lejano en que trabajar para televisión era mal visto para las supuestas élites culturales. Hace no mucho vi a un (supuesto) eminente actor y director molestando en mitad de una función comentando en alto que «se nota que hace televisión». El trabajo de ese actor por cierto era extraordinario a los ojos de cualquiera con dos dedos de frente. Un menosprecio afortunadamente cada vez menos frecuente. Hace casi dos décadas llegó a las tardes de La 1 Amar en tiempos revueltos con un reparto encabezado por Ana Turpin y Rodolfo Sancho en unos papeles que sin duda marcarían el exitoso rumbo de sus carreras. Pocos podían prever entonces que esa ficción diaria que se estrenó para un periodo corto de tiempo en principio como confesaban Manu Baqueiro e Itziar Miranda sería un ciclón televisivo que se mantendría en antena con cambio de cadena y título incluso más tiempo que Sálvame. Y es que Amar es para siempre y nunca mejor dicho. De eso se debieron dar cuenta los cientos de actores titulares de la serie en las distintas temporadas que dieron un sí rotundo a pasarse una temporadita por la Plaza de los Frutos. Me refiero tanto a actores menos mediáticos como a primerísimas espadas como Lola Herrera, Jorge Sanz, Anabel Alonso, Iñaki Miramón, Pilar Bardem, María Garralón, Secun de la Rosa o Antonio Valero que protagonizó las tramas de la única temporada que vi de la serie original junto a Sara Casasnovas. Precisamente Valero junto a Cayetana Guillén Cuervo protagonizaría la versión teatral de Amar en tiempos revueltos que pude disfrutar en el Teatro Bellas Artes de Madrid. Un hecho creo que inédito en la escena española lo de adaptar una serie a los escenarios.

«En la Plaza de los Frutos hemos vivido la historia de nuestro país durante décadas». Una de las frases de Manolita en el último capítulo creo que resume una de las claves del éxito de la serie. Esa Plaza por la que van pasando los hechos que han marcado la historia de España desde el devenir diario de personas comunes en su cotidianeidad. Eso sí, todo ello bajo el filtro de la ficción, que a esta familia Gómez Sanabria le ha pasado lo mismo que a 20 familias juntas con esa prole de hijos tan extensa, sus altos y sus bajos -cárceles incluidas.

«Pelayo, Marcelino y Manolita son un trío de personajes que hoy sigue funcionando a la perfección y que ha sobrevivido al cambio de serie y de cadena»

(Pirulí Forever. La tele no se rinde de Gerardo Reyes)

Para dar vida al espacio estrella de la serie, El Asturiano, tres actores que son ya por derecho propio historia de la televisión. Me refiero a Itziar Miranda, Manu Baqueiro y José Antonio Sayagués. Bueno para los espectadores siempre serán Manolita, Marcelino y Pelayo. Imposible pensar en esta serie en sus dos etapas sin ese nexo de unión que son estos tres integrantes base de una familia televisiva que lo ha sido también de los espectadores. Muchos caímos en la cuenta durante el confinamiento, donde me enganché a la serie como un hábito maravilloso y cotidiano, de la compañía que podían hacer estos personajes con sus historias a todos aquellos espectadores que, con pandemia o sin ella, permanecían solos en sus casas. En definitiva, los Gómez Sanabria han hecho compañía con una ficción hecha con respeto por el espectador, dignificando las series diarias españolas que se han convertido en una piedra base de las parrillas gracias a esta serie. Mi reconocimiento para los creadores originales de la serie a los que se mencionó en el último episodio: Josep Maria Benet i Jornet, Antonio Onetti y Rodolf Sirera.

«Solo espero que refleje el amor que nos tenemos. Un amor que será para siempre». Tras miles de episodios entre La 1 y Antena 3, la ficción acabó de la mejor posible, sin estirar el chicle más de la cuenta y con una temporada final a la altura del legado de la serie. Ese momento final de la familia viendo el comienzo de Amar en tiempos revueltos frente al televisor era el mejor homenaje posible. Y sí, Manolita, al final la serie lo consiguió y reflejó el amor que se tiene esa familia dentro y fuera de la pantalla y es que lo vuestro, Familia Gómez Sanabria, es y siempre será un amor para siempre.

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