El Soho de Banderas toca la canción de vuelta de Miquel Fernández

Fotos: Javier Salas (escena) y Álvaro Guerrero (foto de coloquio)

Muchos espectadores ajenos al género del teatro musical se sorprendieron ante la versatilidad musical de Miquel Fernández, muy centrado en el plano audiovisual en la última década, cuando arrasó en el programa Tu Cara Me Suena que ganó de forma clara. Los que vivimos la trayectoria en el género del artista lo sabíamos y queríamos que el momento de volver a verlo en un musical llegase pronto. El año pasado ya pudimos disfrutar de un regalito con el concierto de Sweeney Todd, que no nos perdimos en el Palau de la Música de Barcelona. Pues bien, Antonio Banderas ha conseguido que el intérprete vuelva al género por todo lo alto con Tocando nuestra canción, la pequeña joya que programa hasta el día 21 de julio el Teatro del Soho Caixabank que ha convertido a Málaga en un pequeño Broadway. Tanto es así que estos días comparte ciudad con el musical El tiempo entre costuras en el Teatro Cervantes.

«Se ha convertido ya en un clásico, pequeño si se quiere, tan pequeño como ese piano encogido por la lluvia con el que Sonia obsequia a Vernom en uno de los momentos más emotivos de la historia, pero tan clásico como los más queridos». José María Pou, que en su día estuvo implicado en una producción anterior del musical, expresa muy bien los motivos por los que este espectáculo es una pequeña gran joya del teatro musical. Quizás no sea el título más deslumbrante ni el que el gran público demanda a las multinacionales productoras de musicales de gran formato, pero tiene un innegable valor y es que es TEATRO, así con mayúsculas. Una historia ‘pequeñita’ o no tanto. Nos pone delante del espejo de nuestros miedos que representan las 3 dualidades de nuestros 2 protagonistas. Así, vemos a ego, pasión y escepticismo que interpretan 6 estupendos intérpretes: Javier Enguix, Diego Rodríguez, Bealia Guerra, Cristina Gallego, Rai Borrell y Georgia Stewart con Silvia Cordero, también dance captain, y Jaume Giró, director residente, como swings, figura demasiado invisible y que siempre es importante reivindicar. Estos alter ego dan un reflejo con sus contradicciones de nuestras emociones, como si se hubiesen adelantado en el tiempo a las exitosas películas Inside Out de Disney Pixar.

Y por fin Miquel Fernández tocó su canción. El que fuera protagonista de musicales como Hoy no me puedo levantar y Jesucristo Superstar ha vuelto a su casa, el teatro MUSICAL, así con mayúsculas. Tocando nuestra canción nos permite disfrutarlo en su máximo esplendor con un personaje tan complejo como Vernon. Un ser brillante componiendo pero incapaz de escribir las letras de su canción y de su propia vida. Hay algo que falla y esa pieza tiene nombre propio y es el amor. Lo que debería ser perfecto, una letrista que puede dar voz a sus canciones y a su propia vida, le llega a plantearse ¿Pueden amor y trabajo estar unidos y no salir escaldados de la experiencia?

María Adamuz repite con Antonio Banderas. La conexión creativa total con el máximo responsable del Soho llega a su súmmum con esta Sonia tan desastrosa como simplemente adorable. La dulzura, ingenuidad y locura de que dota a su personaje María Adamuz hacen un match directo al corazón con el público. La innegable química con Miquel Fernández nos regala algunos de los momentos más deliciosos del montaje. Esta alocada Sonia tiene que lidiar con la tóxica relación con su ex que no le permite unir lazos definitivos con nuestro protagonista. Si triunfa o no el amor, tendrán que descubrirlo en el teatro malagueño.

Tocando nuestra canción vuelve a demostrar que Antonio Banderas nos va a seguir haciendo muchos regalos a los amantes del teatro musical. Dentro de la elegante puesta en escena hay que destacar el impecable trabajo interpretativo, la iluminación, la escenografía que demuestra que no necesariamente más es mejor… No me olvido por supuesto de la música perfectamente interpretada por la Orquesta Larios Pop del Soho con Olga Domínguez como directora de orquesta que tuvo en su proceso previo en Madrid a Gonzalo Fernández como ayudante de dirección musical y maestro repetidor de ensayos. La director musical del Soho vuelve a recaer en Arturo Díez Boscovich. Tampoco quiero olvidarme de mentar que el equipo creativo de este musical tiene a tres leyendas del mundo del espectáculo. El libreto, con tintes biográficos sobre la historia entre Marvin Hamlisch y Carole Bayer Sager, es nada menos que de Neil Simon (La extraña pareja) con música del citado Marvin Hamslich (A chorus line) y letras de Carole Bayer que ha trabajado por ejemplo para Bette Midler o Barbra Streisand. Palabras mayores.

Tras salir del espectáculo, cargado con el estupendo programa de mano de lujo, uno no podrá dejar de tararear el tema principal, deseando que tarde o temprano tengamos la grabación en castellano, y salir con un mensaje vitalista de este musical que se convierte en una pequeña y admito que para mí hasta ahora desconocida joya del género de muchos quilates. Deseando que empiecen a sonar los acordes del Gypsy que a buen seguro me hará acercarme a Málaga de nuevo en unos meses.

El 14 de julio tendrá lugar un nuevo coloquio con el público

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