La libertad de elección o dejarte llevar por el algoritmo: ¿Por qué seguir comprando pelis en formato físico?

Españoles, el formato físico ha muerto. Bueno, igual esto no es tan cierto o ¿Sí? El Corte Inglés ha eliminado de las estanterías de muchos de sus centros comerciales las películas y a excepción de El Setanta Nou en Barcelona como admirable paradigma de la resistencia (con mucho éxito además) son escasas las tiendas que sirven un buen puñado de Blurays y DVDS (medio enterrado desde hace una década, pero ahí sigue). Sin embargo, cadenas de centros comerciales las siguen vendiendo en su web y se pueden recoger en tienda. Cada vez más gente se extraña de que compre formato físico. No entienden que tener una película en casa me asegura tener la LIBERTAD de elegir de verdad lo que quiero ver. No, las plataformas con su catálogo cambiante y estresante no ofrecen casi nunca lo que busco. En cambio, lo tengo fácil, saco mi Bluray (o en su defecto DVD si no la hay en el formato imperante) y puedo disfrutar de lo que realmente quiero ver, no lo que al algoritmo le interesa que vea.

Sigo con fricción los debates de espacios como Frikeame sobre el momento del físico en España y me mantengo pendiente de la red social X para saber las novedades en Mubis y Cinemix. No concibo mi vida de cinéfilo sin tener esa película que adoro para disfrutarla (y con bien de extras y ‘chuches’ si puede ser).

Pues bien, en España desde hace unos años, que las majors nos consideran ya un mercado marginal, cada vez es más complicado completar la colección de películas. Sí, somos coleccionistas, lo primero es que te interese la cinta en cuestión, pero una bonita edición te hace valorar aún más este producto cultural.

Cada vez que se anuncia reserva de un steelbook o edición llena de ‘chuches’ (desde pósters a libreto, fotos de rodaje…) llegan los juegos del hambre. El stock es tan ridículo que ni las grandes como Amazon, que no para las reservas hasta que lo considera oportuno y no manda por supuesto luego las pelis, ni Fnac ni el lucero del Alba puede con la demanda de estas cada vez más limitadas ediciones. Aún así, los coleccionistas amamos de verdad tanto el cine que seguimos, aunque quizás haya días que queramos tirar la toalla. Uno de los casos ha sido LOS PECADORES, una película memorable a mi modo de ver, de la que han volado los steelbooks de una forma inenarrable. La especulación en Wallapop no se hizo esperar, ¿Cómo no? Siempre habrá sanguijuelas en el coleccionismo.

Estaría bien que con alguna edición futura -habrá tortas por la edición especial de La novia cadáver– el stock aumentara algo. No sé, por decir que Arvi y compañía de verdad cumplen con las demandas de sus clientes. Llámenme iluso o mejor llámenme enamorado del cine en toda la extensión de la palabra.

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