Agencia de comunicación cultural especializada en gestión de campañas de prensa y redes sociales para teatro, cine, música y todo tipo de eventos culturales. Contacto: Desdemibutacacom@gmail.com
En esta semana ‘DE CINE’ DESDE MI BUTACA, que cerraremos mañana con la entrevista a Juan José Campanella, nos acercamos a un título, Moliére en bicicleta, que lanzará Cameo en DVD el próximo 20 de agosto. En la cima de su carrera artística, Serge Tanneur dejó definitivamente el mundo del espectáculo para mudarse a la Isla de Ré y vivir como ermitaño. Tres años más tarde, Gauthier Valence, un famoso actor de televisión, está planeando una producción de El misántropo de Molière y quiere ofrecer a Serge el papel principal. Serge le propone a Gauthier cinco días de ensayo para saber si quiere participar. Moliére en Bicicleta es ante todo una particular masterclass de interpretación. Aún con el recuerdo del exitoso Misántropo montado esta temporada por Miguel del Arco y sus Kamikazes, resulta muy enriquecedor encontrar una película de este calado. Estos dos actores, unos formidables Fabrice Luchini y Lambert Wilson, se enzarzan en una particular (y divertidísima) lucha de egos que sirve como reflexión del oficio de actor. Y sobre las bicicletas que dan título a la película, sacan sus mejores armas interpretativas para conseguir el papel de Alcestes, uno de los personajes clave de Moliére. Se enfrentan así dos concepciones bien distintas del oficio. El actor de éxito en televisión que nunca ha pisado las tablas, que quiere acercar el clásico al público, ya que «la gente ve El Misántropo por ser una obra que habla del presente». Frente a frente tiene a un actor, ahora ya retirado, que lleva toda su vida soñando con ese papel y que no concibe que se cambie ni un verso del texto original. Y ante ellos, el supuesto ‘futuro’ de la profesión, una actriz porno en ciernes, que se convierte en la Celimena de sus sueños. Unos sueños que, por momentos, nos hacen ver a uno u otro como el particular misántropo de esta impagable extraña pareja de brillantes actores franceses. Todo un disfrute para los que amamos el oficio de actor. Debería ser de visionado obligado en las escuelas de interpretación esta cinta que ha dirigido con pericia Philippe Le Guay.
“El origen remoto de la obra está en mi labor como profesor de matemáticas”. Juan Mayorga escribió El chico de la última fila hace ya tiempo cuando daba clases de Matemáticas. Un alumno le contó en un examen que no había estudiado, pero que esperaba salir en la portada del Marca por sus futuros triunfos en el tenis. De ahí nació esta historia que estrenaría en su día Helena Pimenta con UR Teatro.
“Menos mal que Almodovar no compró los derechos de la obra”. Ozon se enamoró del texto desde que vio la obra en un teatro francés y temía que el director manchego se interesase por la obra. Intentó comprar los derechos, pero estaban vendidos. Pasado un tiempo consiguió los derechos de un texto que le ha servido “para hablar de temas difíciles como la educación de una forma lúdica”. Mayorga le dio vía libre para que hiciese suya la obra.
El dramaturgo Juan Mayorga durante la presentación de «En la casa»
“Ozon ha conseguido universalizar mi historia”. El problema que se planteaba en esta obra tenía varios caminos por recorrer en la adaptación: “Del español al francés, del teatro al cine y finalmente adaptarlo al universo de Francois Ozon”. Mayorga se muestra satisfecho con una adaptación que incluye escenas prácticamente calcadas al texto originariamente dramático. El director de Swiiming Pool ha sido bastante fiel a la obra, pero ha conseguido introducirla en su particular universo: “En Francia dicen que es mi película más personal”, comenta el director en la presentación de la película en Madrid.
“El adaptador tiene que ser invisible a los ojos del espectador”. Mayorga también es adaptador de grandes clásicos como La vida es sueño. Se trata de traducir una historia que ocurre en un tiempo de la historia de la lengua a otro momento. Para ello, hay que tener “una doble lealtad: al texto original y al público actual”. En ocasiones, tiene que hacer intervenciones para que conecte con el público. Si un chiste que actuaba como contraposición al drama no funciona, habrá que sustituirlo por otro o quitarlo directamente. Esa labor como adaptador le ha servido mucho para comprender mejor el trabajo de Ozon y el de los adaptadores que llevan sus obras a escena en otros países: “El texto sabe cosas que el autor desconoce, pero si lo dejo en manos de otra persona, descubres cosas que no te podías imaginar que estaban ahí”.
Francois Ozon, Ernst Umhauer y nuestro entrevistado, Juan Mayorga
“El apoyo a la cultura española debe venir de la sociedad misma”. Durante los últimos años la cultura española ha sido tachada de muchas cosas por parte de la ciudadanía. Se debería extender la idea de que es muy importante que se apoye nuestra cultura En una época en la que el I.V.A se ha puesto por las nubes, es necesario que se apueste por los creadores españoles como hace Ernesto Caballero al frente del Centro Dramático Nacional.
Mientras siga habiendo buenos contadores de historias, el telón se seguirá levantando. “Los griegos crearon un arte a prueba de crisis en el que solo se necesitan unos actores elocuentes y un público cómplice”.
En la casa: Teatro-cine, camino de ida y vuelta
¿Es En la casa una película «teatral»? En cierto modo lo es, pero adaptándose a las características del medio cinematográfico. Es teatral por poner en primer término la palabra del propio Mayorga, aunque se añadan y se eliminen tal o cual parlamento. Es cinematográfica por crear imágenes claras, que en el teatro suelen estar supeditadas a nuestra imaginación. Ozon ha apostado por un caballo ganador, el brillantísimo texto El chico de la última fila. Podría haber perdido la batalla, pero no es así. Es cierto que ha añadido algunas escenas que en el texto original no se llegan a representar y que creo que son también innecesarias en su adaptación cinematográfica. Ese es el único pero que le pongo. Del reparto destacar a Ernst Unmhauer, toda una revelación este chico rubio de mirada inquietante que imprime al protagonista un aire terrorífico. Fabrice Luchini interpreta al profesor con mucho atino, al igual que Kristin Scott Thomas y Emmanuele Seigner. Un prodigio de película. Ya estoy deseando que algún osado se atreva a adaptar otra obra de Mayorga, Himmelweg. Aplaudiría su osadía, eso seguro.
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Un profesor que utiliza las canciones de los Beatles para enseñar inglés en la España de 1966, se entera de que John Lennon está en Almería rodando una película. Decidido a conocerle, emprende el camino y en su ruta recoge a un chico de 16 años que se ha fugado de casa y a una joven de 21 que aparenta estar también escapando de algo. Entre los tres nacerá una amistad inolvidable.