La Ítaca de los cómicos

Hay ocasiones en que no puedes esperar para escribir. Habrá quien piense que es mejor reposar el comentario que uno pueda hacer sobre una función, pero si  lo que ves te atrapa de una forma tan arrebatadora tienes la necesidad de expresar el sentimiento que te ha provocado. Hoy me ha vuelto a pasar con un Secundario que me ha arrebatado el alma teatrera. Es éste un sentido homenaje a nuestros cómicos. En un tiempo en que parecemos imbuidos por la pseudoadoración a supuestos dioses argentinos y de cualquier procedencia europea, parecemos olvidar que en nuestras fronteras han nacido actores de la talla de Manuel Alexandre, José Luis López Vázquez, José María Rodero o Mary Carrillo. Palabras mayores. Mientras nuestro secundario, Ginés, espera a José Sacristán, se convierte en protagonista en un hipotético encuentro con el público y nos introduce en la intimidad de su camerino. Entonces, atendemos con silencio expectante a ese ritual previo a la función que es el maquillaje, cuando el actor se encuentra frente a frente con sus demonios e inseguridades. Y comienza el cómico a contarnos su historia. Todo lo puede la vocación de este intérprete que soñó con ser Segismundo y Ricardo III, a los que emula en este diálogo interactivo con el público, en el que el actor Antonio Velasco nos lleva a la raíz del oficio teatral. El to play (jugar) cobra más importancia que nunca y jugamos con el actor. Y cuando entramos en su juego con unos simples elementos de atrezzo conseguimos viajar a tiempos remotos en los que los cómicos eran considerados poco menos que parias, aunque en realidad, ivazo mediante, parece que poco ha cambiado esta percepción. Y en el aquí y el ahora del teatro se produce la magia. Velasco es un actor de una versatilidad encomiable. Secundario es una obra que le sale de las entrañas y eso se transmite en cada gesto, en esa mirada que te atrapa, llena de ternura y emoción sentida. Una emoción que se convierte en compartida cuando el público acompaña a este cómico de la legua en su aventura  con destino a una Ítaca soñada, un lugar de ensueño en el que poder clamar a los cuatro vientos su propensión a la comedia y el drama, aunque en cierto modo ¿No es la vida una representación en sesión continua? Él podrá mirar hacia atrás y pensar que ha hecho lo que realmente siente, lo que realmente le sale del alma.

Si tienen ocasión, no dejen de disfrutar de este ACTOR en estado puro en alguno de los ‘bolos’ que le llevarán por España. Él también se lleva su macuto a cuestas, digno heredero de tantos cómicos de la legua, para recorrer España. Ahora entiendo los sentimientos de los que hablaban las críticas, fabulosas, que le hicieron en Madrid, querido Ginés, decididamente nos encandilaste anoche en el Café de las Arte Teatro (Santander) con este espectáculo concebido para la ya emblemática La casa de la portera.

secundario

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