Un artículo de Carlos Rivera Díaz con fotos de escena de David Ruano
Corría el año 2006. Stage Entertainment se atrevía a traer a España un musical al que quizás le faltaban unos años para que los aficionados al género de nuestro país pudiesen degustarlo en su justa medida. No fue el éxito que merecía Los Productores de Mel Brooks. Este montaje de Stage Entertainment incluía en su elenco a unos superlativos Fernando Albizu, tronchante su nazi bailongo, Ángel Ruiz, Miguel del Arco, en su último papel en musicales haciendo de director teatral pasado de vueltas, Dulcinea Juárez, ninguna actriz española podría encajar mejor en el papel de la sexy Ulla, un más que correcto José Mota y como cabeza de cartel Santiago Segura. Era cuestión de tiempo que este musical volviese a nuestros escenarios y desde que supe que Àngel Llàcer estaría al frente del equipo las expectativas fueron muy altas. Tras verlo en el Tívoli de Barcelona desde luego vuelve a cumplir con sobresaliente.

The Producers tiene una estética e iconografía muy marcadas. Aunque esta producción no se trate de una réplica del original de Broadway, está claro que determinados elementos debían estar por el amor que siente el público más ‘musicalero’ a este brillante espectáculo y deduzco que también el propio Llàcer que se implica en cada musical al 1000%. Es verdad que Llàcer se toma licencias -como incluir en The King of Broadway al cuerpo de baile caracterizados de musicales fácilmente reconocibles por el gran público-, pero todo lo que el amante de esta joya del género espera ver está ahí.
Aunque en esta ocasión Llàcer se ha reservado un papel secundario -aunque ‘bombón’ cual Bialybombones- el intérprete se lleva buena parte de los aplausos y de la atención del respetable. Es inevitable pensar -en tanto en cuanto los personajes además pueden ir en la misma línea- que este Roger DeBris parece una extensión natural del Zaza que con tanto acierto interpretó en La jaula de las locas. Más aún en momentos como el divertido casting con intervención del público o en el Keep it gay aquí traducido como Ponle pluma en el que se coló entre las elucubraciones del personaje incluso Sweeney Todd que el día anterior habíamos disfrutado en Barcelona. Su alocado director llega al punto máximo de desenfreno con su Flores a Hitler que desata las carcajadas del público. No me quiero olvidar del estupendo y desternillante trabajo de Bittor Fernández como su inseparable Carmen Age-à-Trois. Toda una revelación desde luego.

Desde luego, el peso de la función recae como siempre en los dos productores protagonistas. Para la ocasión, Llàcer se ha rodeado de dos viejos conocidos de sus producciones y con tablas para levantar este y cualquier musical. Armando Pita brilla en la melancolía de ese pasado que es y nunca volverá en El rey de Broadway y nos regala un dominio absoluto de la repetición y la comedia cuando le cuenta a su partner in crime que para poder ponerse el sombrero de productor tiene que estrenar un show en Broadway. El desgarro emocional llega cuando recuerda cómo era esa gran amistad que ahora siente traicionada y ‘enrejada’. Otro de los momentos estrella de su pícaro Max Bialystock es su relación con sus particulares mecenas que llega al summum con su visita a Reumalandia.

Dejo para el final a Ricky Mata. Tras convertirse en la absoluta revelación de La Jaula de las locas, Mata nos hizo sonreír en Cantando bajo la lluvia y ahora le ha tocado por derecho propio el papel coprotagonista. Dotado de la inseguridad del personaje con esa ternurita tan entrañable, su Leo Bloom es una de esas creaciones que le hacen seguir creciendo en su trayectoria en el teatro musical. Es un absoluto disfrute verlo compartir escenas con Pita y el resto del reparto con nombres como los de Mireia Portas como Ulla y José Luis Mosquera como Franz Liebkind. Todo ello con el sello de estilo Llácer que nos llevó a recordar por momentos a sus producciones precedentes que tanto nos hicieron disfrutar.

En definitiva, The producers es una producción impecable para un musical icónico que el tándem Àngel Llàcer- Manu Guix resuelven como de costumbre con gran acierto gracias también a las impecables coreografías de Miryam Benedited. Deseando repetir cuando vengan a Madrid, sin duda.

