Edu Soto y Víctor Massán: Dos Willy Wonka que rompen con lo establecido

Willy Wonka al cuadrado. En el Espacio Ibercaja Delicias de Madrid tendremos un doble motivo para ver al menos dos veces Charlie y la fábrica de chocolate. Edu Soto llevará la voz cantante en alternancia con un Víctor Massán que lleva años regalándonos grandes trabajos en el campo del teatro musical. Charlamos con ambos en estos primeros días de vida de esta criatura escénica que estamos seguros hará felices a grandes y pequeños con la brillante partitura de Marc Shaiman con el que charlamos hace solo unos meses.

«¿Cómo voy a rechazar este regalo que me ofrece la vida llamado Willy Wonka?» Edu Soto ha tenido un largo camino hasta llegar a este 15 de septiembre en que por fin el telón se ha levantado. Ya en 2020 justo una semana después del confinamiento fue a Milán a ver el musical. Iba a ser su próximo proyecto, pero la vida tenía otros planes mientras los hermanos Fernández le insistían en que tarde o temprano estrenarían y le querrían en esta aventura. Ante ese parón de nuestras vidas, Soto se lió la manta a la cabeza para contar el confinamiento en un show en el que reunió a su padre y a su mujer. Su Post! en el Príncipe Gran Vía fue un «parche» en forma de agradecido espectáculo que fue el camino a modo de preludio a este feliz estreno como el artesano del chocolate.

Dos visiones que ponen el acento en una buena interpretación. Si en algo coinciden Víctor Massán y Edu Soto es en enfrentarse a su personaje sacando todo lo que si rascas oculta esta inolvidable creación de Roald Dahl. Hasta tal punto ha sido la importancia que Soto ha puesto en la interpretación que en algún ensayo: «he pedido que más allá de la exigencia coreográfica pudiésemos tener más tiempo para la interpretación». Massán confiesa sentirse satisfecho de que por fin en el teatro musical español se apueste por la formación «en interpretación y que no se queden solamente en las clases de canto y baile». A fin de cuentas, el actor de musical es un athleta de las artes escénicas que debe desenvolverse en todos los campos y es que como confiesa un intérprete que viene de fuera del género como Edu Soto: «Lo que se hace en un musical es un ejercicio de malabares tan exigente que respeto mucho a los profesionales del género». Otra cosa es que desde el sector se les valore como merecen a la hora de enfrentarse a otros trabajos de imagen, pero Massán tiene claro que «deberíamos valorar qué falla en nuestro perfil para que no nos llamen fuera del teatro musical y en algunos casos es por la interpretación».

Una visión externa al mundo de los musicales. Edu Soto nos confiesa que no es espectador de musicales como sí lo son la mayoría de sus compañeros del reparto. De alguna forma, siente que este hecho le permite «no tener ideas preconcebidas». Así, se ha podido enfrentar al personaje «con una libertad que sirve para que este personaje funcione». A él lo que le preocupa es «que se entienda la historia, nos haga gracia y nos emocione cuando tiene que hacerlo». Un planteamiento que encaja muy bien con las palabras de Víctor Massán cuando nos confiesa que más allá de la espectacularidad de la propuesta es importante en el teatro musical «ir al fondo de los personajes».

Huyendo del ‘doblajitis’. En algunas ocasiones, se ha tachado a nuestros profesionales de enfrentarse al género «con tonalidades, como si fuera una película doblada». Para Víctor Massán también como espectador «me distancia mucho y es que hay actores a los que les encanta escucharse». Por eso, el otrora MC de Cabaret aboga por hacer un ejercicio de humildad en esta profesión de egos y comenta que «la humildad es una medicina muy amarga». Habla desde la propia experiencia de ese momento en que como intérprete te das cuenta de que suenas «falso» y que tienes que reconvertir tu trabajo en algo verdadero.

«Este musical es como Pixar. Está la mirada del niño que ve lo básico y la del adulto que sabe mirar más allá». En una temporada en que los espectáculos de teatro musical familiar van a ser los reyes de la corona, Massán nos cuenta algunas claves de un título que «podrán venir a venir incluso sin niños». Ingredientes no le faltan a este cóctel escénico en el que nos prometen que incluso nos echaremos alguna lagrimita con estos niños intérpretes con los que parecen estar encantados de trabajar sus Willy Wonka. Y todo con dos actores que como sentencia Edu Soto volverán a buen seguro a brillar sobre el escenario consiguiendo «romper con lo establecido».

El Kit Kat Club reabre sus puertas con un espectáculo ‘divino’

El equipo de este renovado Cabaret tenía una tarea difícil o más bien, un referente, demasiado reciente, que le podía hacer sombra. Miles de espectadores disfrutamos de la puesta en escena que Stage Entertainment  puso en escena con dos Sally Bowls ‘divinas’: Natalia Millán y Marta Ribera. Y ese descubrimiento como Emcee que fue Asier Etxeandía.  Si por algo destacó esa producción es por la calidad del reparto. Ese Cabaret apostó por el trabajo actoral (y musical) más que por un espectáculo con rutilantes cambios escenográficos.

Ahora, con una adaptación del libreto casi idéntica a la de la anterior versión, llega este nuevo Cabaret dirigido por Jaime Azpilicueta, que ha hecho ambas adaptaciones del musical y que protagoniza la actriz Cristina Castaño, conocida por su papel en La Que Se Avecina. El Kit Kat Club reabrió sus puertas anoche con una puesta en escena que marca la diferencia, haciendo una apuesta por el gran espectáculo con una espléndida escenografía a cargo Ricardo Sánchez Cuerda y el vestuario Antonio Belart, habitual colaborador de Mario Gas en musicales como el inolvidable Follies. Durante dos horas y media la vida será ‘divina’ a pesar del asedio nazi. Edu Soto como un solvente Maestro de Ceremonias nos hará dejar las preocupaciones afuera. Daniel Muriel es el galán de la función y, aunque solo tenga un par de estrofas cantadas, se desenvuelve con sumo acierto en el campo del musical también. Un placer siempre verle encima del escenario. Marta Ribera vuelve a Cabaret, pero esta vez metida en la piel de Schneider. La actriz, cameleónica donde las haya, da una fuerza dramática inconmensurable a su personaje, al que acompaña un fantástico Enrique R. Del Portal, con el que protagoniza el número de las piñas tropicales -simplemente delicioso-. Víctor Díaz y Pepa Lucas redondean el plantel de actores ‘divinos’ en este gran espectáculo. El abarrotado Teatro Rialto pasó de la alborozada alegría del cabaret berlinés al estremecimiento con un impactante final tras el cual el público rompió en un sonoro aplauso.

http://www.youtube.com/watch?v=74LtTYqPE5o