Tras el gran éxito de la película Las chicas del calendario, basada en la historia real de unas mujeres maduritas que decidieron quitarse la ropa y los complejos para recaudar fondos con un calendario solidario, era previsible una hipotética adaptación teatral que llegaría al West End londinense en el 2008. Desde ayer mismo, los Teatros del Canal acogen esta nueva producción de Anexa, para la cual han contado con la adaptación española de Marc Rosich.
Las chicas del calendario parte de una premisa de lo más simple. La cuestión era si esa delgada línea argumental se quedaría en nada sobre los escenarios, si tendríamos la sensación de que no ocurría nada en las dos horas del montaje. Comedia amable con tintes dramáticos, la obra fue recibida ayer con una sonora ovación en la Sala Roja del Canal, que probablemente volverá repetir hasta el próximo 28 de abril, cuando eche el telón por el momento esta producción. Para que esta historia funcione se necesitaba un nutrido grupo de actrices de raza y eso lo han conseguido. María Garralón es Annie, la mujer que pierde a su marido e incentiva a las chicas a hacer el calendario en memoria de su esposo Jhon. Una actriz maravillosa que construye un personaje con la emoción a flor de piel, maravillosa en la última escena junto a su marido enfermo. En sus enfrentamientos con Chris, la leona de la escena Beatriz Carvajal, sacan las dos sus recursos interpretativos, ¡Qué gusto da verlas en escena enfrentándose en una de las escena finales! ¿Qué decir del resto de chicas de calendario? Adoro la ingenuidad de la Ruth de Berta Ojea, la simpatía de la Coral de Soledad Mallol, la picardía de la Jessie de Carmen Esteban y, por supuesto, el pijerío de la deslumbrante Cati Solivellas. El emotivo, tierno y divertido Jhon de Manuel Fernández Nieves y la mala uva de la Marie de Cristina Fenollar son dos de los hallazgos de la función.
La diferencia entre la pornografía, de la que huyen las protagonistas de este calendario, y el arte es la misma que separa esta comedia optimista de la chabacanería, tan habitual ultimamente en el cine, la televisión y lamentablemente también en cierto tipo de teatro. No esperen que se juegue con el humor grueso y escabroso, Las chicas del calendario es una obra, desnudos artísticos aparte, que se puede ver en familia. ¿Se ve algo? Digamos, que se tapa (casi) todo muy bien. No adelantemos nada. Bueno, les adelanto que la escenografía de Sebastiá Brosa es realmente apabullante. En plena crisis una producción con 12 intérpretes y tal despliegue escenográfico es todo un atractivo para el público. Además la producción ha tenido la capacidad de crear imágenes tan bellas y emocionantes como esa escena en que las cartas caen del cielo, recurso que no por estar muy usado en cine y teatro deja de ser efectivo. Un nombre más, el del director de este barco tan bien ensamblado: Antonio Calvo, el último aplauso de esta crítica va para él.
No es la única cita interesante este fin de semana en los Teatros del Canal. Solo hasta el domingo en la Sala Verde se puede disfrutar de Murmures des murs. Un espectáculo que bebe del circo, el teatro, el ilusionismo, la danza e, inevitablemente tratándose de una descendiente del mismísimo Charles Chaplin, del cine mudo. Un viaje onírico, un sueño en escena perpetrado por esa artista llamada Aurélia Thierrée. Una verdadera obra de arte por unos días en Madrid que reivindica el escenario como el lugar en que los sueños se hacen realidad.