Feelgood bebe del Mamet más ácido y corrosivo, del más políticamente incorrecto. Jorge Bosch es un político al que es inevitable encontrar similitudes con el presidente de Noviembre y el guionista que contratan para escribir los discursos recuerda inevitablemente a la figura del productor en Cortina de humo. Fran Perea firma el que sin duda es su mejor trabajo. Con una entereza y un aplomo impresionantes dota a su personaje de una fuerza que derrocha verdad en escena. Tiene enfrente a un grande como Jorge Bosch, impecable como de costumbre en esta suerte de politicastro xenófobo y egoísta, ¿les suena de algo? Nos sobran ejemplos en la realidad. De nuevo y es la segunda que lo hago en una semana tengo que hablar de Jorge Usón, un camaleónico actor con una vis cómica innegable. Con cada palabra, el público se ríe a pierna suelta.
Feelgood tiene unos personajes masculinos que se llevan la complicidad del público. Los femeninos resultan ser un tanto planos, cercanos a la mera comparsa. Ellos son los protagonistas, los que nos hacen “sentir bien” a pesar de la basura de la que estamos rodeados en la actualidad. El libreto es espléndido con un humor sangrantemente ácido y un ritmo que va in crescendo, hasta llegar a la locura final con discurso del Gran Pastor virtual incluido, ¡Hasta en pantalla es grande el actor que le interpreta! Esta nueva producción de Off Producciones bajo la dirección de Alberto Castrillo- Ferrer refresca el Matadero, hacía tenía que no veía una respuesta tan inteligentemente entusiasta del público, por algo será.
La otra propuesta teatral que toca con humor la realidad actual es Que nadie se mueva, una suerte de comedia ácida que recoge la esencia de los comienzos del televisivo Vaya semanita de sus comienzos, el que dio a conocer a Gorka Otxoa o Óscar Terol. Una imponente Guardia Civil, un Policía Nacional, un Ertzaintza y un Mosso se encuentran en la investigación del asesinato de un misterioso personaje del que sale ¡sangre azul! La pregunta está en el aire, ¿Será el monarca? A partir de esta sencilla y delirante premisa dramática se ponen en escena una serie de divertidísimos tópicos sobre vascos, catalanes y españoles en general con una traca final reivindicativa que es la guinda final a una tarde de comedia. Desde el comienzo en que te sientas en la butaca no paras de reír y eso te refresca cuerpo y mente y más si tienes a cuatros cómicos formidables delante: Carles Cuevas, María Rayo, Sergio Lombardía y Jon Hernández. Están solo hasta el domingo 14 en el Galileo.
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