De niño escuchaba a Ray Charles y bailaba por Michael Jackson. Entonces era imposible que se imaginase que años después compartiría escenario y le daría un premio Paul McCartney. Una beca en el Liverpool Institute for Performing Artists fue lo que permitió el encuentro entre el artista y su ídolo. Y así empezó su carrera en Inglaterra, en la que llegó a telonear a Amy Winehouse. Y tras quemar etapa allí, decidió venirse a probar suerte a España de la mano de Carlos Jean y su MUWOM. Con mucho esfuerzo y tesón, este loco ingenuo ha conseguido hacerse un hueco con una música que no entiende de etiquetas.
A tenor de lo que vimos hace unas semanas en la Sala Clamores, el directo es tu gran baza, ¿Qué supone para ti cada concierto?
En el directo es donde muestras toda tu integridad y toda tu credibilidad como músico. Es donde derrochamos nuestra pasión por la música.
Si tuvieses que definir Back on Track en unas notas, en unos apuntes, ¿Qué dirías?
Es un disco que supone resetear en mi carrera y, a la vez, es el encuentro entre el mundo de Carlos Jean y Juan Zelada. Ha incorporado su sello de producción, un sonido a veces más pop. Tiene mucha intuición, la experiencia es un grado y eso se nota. En unos minutos es capaz de grabar una canción. Tiene un proceso muy intuitivo.
Antes de enfrentarte a este disco, te embarcaste en un viaje muy especial, ¿Para que te sirvió esa experiencia?
Para volver a sentirme músico, para que resurgiese la pasión por componer canciones. A veces nos dejamos influenciar por los momentos difíciles y eso no es bueno. Me encantó ver cómo a los brasileños les salía la música por los poros. Aunque luego no haya hecho un disco de este tipo de música, me ha servido para redescubrirme como artista.
Tras una larga temporada en Inglaterra, decidiste volver a tu tierra, ¿Tenías ganas de ser profeta en tu tierra?
Tenía morriña de volver, pero no tenía el objetivo de ser una estrella en España. Creo que mi tiempo en Inglaterra ya había pasado. Había quemado una etapa. Cuando me ofrecieron venirme para aquí, no lo dudé. Mi objetivo ha sido simplemente abrirme un huequito en mi país y resetear. Lo bueno que tiene internet es que la gente puede echar un vistazo a lo que hice en Inglaterra para conocer la trayectoria previa que tengo antes de venirme a España.
¿Qué sentiste cuando recibiste el reconocimiento de manos de Paul McCartney?
En ese momento te quedas sin palabras y te viene a la cabeza el niño mocoso que escuchaba a The Beatles. Te piropea, hicimos un mano a mano inolvidable, eso se queda grabado en tu memoria. Te llena de orgullo, sientes que estás haciendo algo bien.
¿En qué momento te diste cuenta de que la música iba a ser tu camino?
Estudié Comunicación Audiovisual. Hacía novillos, me iba de cañas. Fui a la Escuela de Música Creativa y esa fue la decisión que cambió mi vida. Mi profesor me recomendó la beca del LIPA. Hice la audición y ahí decidí que debía sacar provecho a mi experiencia en Liverpool, vas a poder tocar en The Cavern pensé entonces… Es una ciudad muy manejable, vas andando a todas partes. Incluso estuve en Jacarandá donde John Lennon hacía sus noches de «Micro Abierto».
Pasastes de las Bodas, Bautizos y Comuniones a sonar en la BBC, ¿Cómo fue ese camino?
Un gerente de un restaurante decidió dejar su trabajo y ser mi mánager, quería dedicarse a la música. Apostó por mí, dejé de hacer cruceros, grabé una maqueta y creamos un proyecto juntos. Esas grabaciones, sin discográfica, las pusieron en la BBC 2. Ahora, eso sí, me toca quitarle hierro al asunto. Muchos de los músicos que suenan ahí siguen haciendo cruceros, pero ¿Cómo no vas a curtirte tocando canciones de James Brown, Kiss o Amy Winehouse?
Precisamente en 2008, fuiste telonero de Amy, ¿Cómo era trabajar con esa especie de «Jekyll y Hyde»?
La primera noche, llegó dos horas tarde, borracha, insultando al público. La prensa rosa la acosaba además. Casi por rebeldía, por magia, al día siguiente, hizo uno de los mejores conciertos que he visto en mi vida. Dejó boquiabierto a todo el mundo. Era capaz de lo más bochornoso y de lo más cautivador.
Juan Zelada intenta huir de etiquetas en un mercado un tanto cerrado como el español…
La gente empieza a escuchar un tema sin necesidad de que sea por un género. Me salgo de los géneros, el soul es muy universal. Intento hacer mi música honestamente, ser auténtico. Ray Charles va a ser eterno por ejemplo.
¿Con qué tipo de proyectos sueña Juan Zelada?
Una aspiración son las colaboraciones con gente nueva, que me aporte cosas interesantes. Y mientras tanto, dar a conocer el género negro, recoger el legado de algunos artistas españoles que han ido sembrando el camino. Yo soy un optimista, creo que el futuro de la música y de los músicos está asegurado.
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