Muchas veces pienso en lo poco que valoramos lo que tenemos, lo nuestro. Algunos se empeñan en idolatrar lo que viene de fuera y no en pararse a pensar en lo que se hizo y se sigue haciendo en España. Digo esto por el poco bombo que se ha dado al 40 aniversario del que sin duda es el artista más grande de este país, Nino Bravo. Pocas menciones y un especial en el programa de La Campos, que es la única que se molesta junto con mi admirada Concha Velasco en reivindicar ciertas cosas que debido al paso del tiempo parece que olvidamos.
Hoy tomo la voz y hablo completamente en primera persona. A pesar de mi juventud tengo claro que la música de Nino es la que me ha hecho sentir de esta forma el lenguaje musical. Recuerdo la primera vez que oí a Nino. Era en un anuncio del disco homenaje al artista valenciano que se hizo con motivo de su cincuenta aniversario. Nada más escuchar esa voz, ese poderío, esa grandiosa voz me quedé prendado de ese artista. Nadie hubiese sido más feliz que yo viendo en directo a mi mito particular. Llevo escuchando sus canciones desde los 6 años y no me canso de seguir escuchando sus canciones, que compusieron algunos grandes como mi paisano Juan Carlos Calderón. Una carrera corta, pero muy intensa, plagada de temas que trascienden las épocas, ¿Seguiremos escuchando dentro de treinta años los machacones éxitos del 2013? Lo veo difícil, la verdad. Canciones como Noelia, Te quiero, te quiero, Un beso y una flor tenían «alma». Nino era un intérprete. Sentía cada canción. Nos contaba una historia en tres minutos. Sirva como ejemplo ese Libre, cuyo origen no conoce mucha gente . La canción habla del primer alemán que murió intentando atravesar el muro de Berlín, Peter Fechter, un obrero de la construcción de 18 años que intentó huir junto con un amigo y compañero de trabajo, Helmut Kulbeik. Nino se atrevió a cantarle a la libertad en plena dictadura, llevó el nombre de España por el extranjero e incluso estuvo a punto de representarnos en Eurovisión gracias a un formato similar a O.T, Pasaporte a Dublín. Un artista de una pasta especial, inolvidable.
Las canciones están ahí, su voz, su legado será eterno…