Señores directores de casting, queremos ver a Carmen Ruiz con un bombín al son del jazz en un espectáculo que emule los musicales de Bob Fosse. Currículum intachable. Televisión con series de éxito como Mujeres o Con el culo al aire. En teatro ha trabajado en montajes como La cantante calva. Y hasta tiene experiencia en cine. La han podido ver, por ejemplo, en Fin, compartiendo escenas con Maribel Verdú. Actriz versátil y de una naturalidad expresiva que siempre emociona, camaleónica, es capaz de adaptarse a cualquier medio sin pestañear. Si quieren verla en directo, no se pierdan No se elige ser un héroe, una brillante tragicomedia de David Desola que dirige Roberto Cerdá.
Llevabas un tiempo sin hacer teatro, ¿Qué te atrajo de No se elige ser un héroe?
Así es, llevaba unos dos años sin hacer teatro. Era imposible combinarlo con Fin y Con el culo al aire. Me ofrecieron este proyecto hace tiempo, pero quedó paralizado. Me gustó que eran personajes muy reales, que en un momento dado daban un giro a lo que aparentemente son. El conflicto sobre lo que llegarías a hacer por dinero también me atrajo. Con la crisis, este tema pasa aún más a primera plana. Otra cosa que me encanta es la construcción de los personajes. Ni los buenos no son tan buenos como parece ni los malos son tan malos. Es una comedia con un toque dramático muy potente. Además, he tenido la suerte de poder ensayar sin problemas. Los ensayos me coincidieron con un descanso del rodaje de la serie. Si he dicho que no a otros fantásticos proyectos teatrales ha sido por no tener tiempo material para el proceso de ensayos. Además, el equipo artístico y humano ha sido fantástico. Hemos tenido un director, Roberto Cerdá, que nos ha hecho enfrentarnos a nosotros mismos como actores. Ha sido un proceso muy enriquecedor.
Roberto Cerdá os ha dirigido, pero habéis contado también con Carlota Ferrer para definir los movimientos…
Carlota ha sido un apoyo muy importante para nosotros. Son personajes muy ‘físicos’ especialmente en el caso del personaje de Mirta, para el que se trabajó el movimiento de una emo con la muñeca rota. Yo interpreto a una actriz soberbia, y esa actitud física ante la vida y ante los demás la he tenido que trabajar junto a ella. Todo este trabajo ha ido muy unido al de Roberto. Ellos se entienden muy bien. Nos ha hecho estar conectados como equipo. Hemos trabajado tanto con ella que antes de cada representación hacemos ‘carlotismos’, ejercicios de preparación en grupo para adentrarnos en esta historia tan asfixiante. Tenemos una asfixia interna, no se trata de una materialización física en el sentido de sudar mucho, sino de sentimientos reprimidos que llevamos dentro.
Casi casi comenzaste con La Cantante Calva, una obra de Ionesco con nada menos que Yllana…
Se me ponen los pelos de punta de recordarlo. Conservo muy buenos amigos de aquella experiencia y, además, fue mi primera gran experiencia profesional. Yo estaba muy nerviosa. Hice de la Señora Martin y al casting se presentaron más de 300 personas. Pensaba que no me iban a coger, pero la experiencia con Yllana fue tan divertida… Con el director, Joe O’Curneen, lo pasamos muy bien. Fue una verdad aventura, conseguimos unir formas de trabajo muy distintas, aprendimos mucho los unos de los otros.
Y de repente, tu cara se hace conocida gracias a la serie Mujeres, ¿Crees que ha sido la clave del éxito de tu carrera?
Se empezó a emitir a la vez que Yo soy Bea, pero lo cierto es que me cogieron para hacer el serial gracias a Mujeres. Tengo mucho que agradecerle a ese maravilloso equipo con Dunia y Félix a la cabeza. Es una serie que llevo en mi corazón, fue mi primera experiencia televisiva. No había hecho ni un episódico, supuso para mi un máster en el campo del audiovisual. Luego llegó una serie diaria como Yo soy Bea e ¡Imagínate la mili que hice yo con esa serie! Desde entonces, he tenido parones, pero me ha sonreído esta profesión de una forma impresionante la verdad.
Has encadenado diversos trabajos televisivos como Con el culo al aire, llena de personajes tan propios de la picaresca española…
Desde luego. Son personajes que parecen sacados de la picaresca española. Son personajes que se buscan la vida, muy reales. Me encanta mi personaje, Eli, y sobre todo por la oportunidad que supone después de un personaje tan distinto como el de Elena en Cuestión de sexo, cuyos guionistas son los mismos que los de esta serie. Es muy segura, macarra. Me pareció un caramelo de personaje que no podía rechazar. Ese buen rollo que transmiten los personajes, lo tenemos también entre nosotros en el rodaje. Somos muchos y bastante bien avenidos. Somos un equipazo.
Supongo que grabar en un camping real convierte a la experiencia en algo muy especial…
Desde luego. Hemos parado la grabación el 25 de julio, pero nos faltan cinco capítulos de la temporada por grabar. En agosto, el camping tiene overbooking con las vacaciones. En julio hemos tenido de espectadores a los turistas que pasan unas semanas allí. Depende mucho de las inclemencias del tiempo. Pasamos muy mal el frío del invierno. Hemos estado a dos grados bajo cero con manga corta, pero bueno son gajes de este oficio que te hace grabar las escenas de verano en pleno invierno. El calorazo del verano lo soportamos un poco mejor la verdad.
Y has vuelto a coincidir con Raúl Arévalo en el cine y nada menos que en la Gran Manzana con La vida inesperada, ¿Cómo ha sido ese rodaje?
Ha sido una experiencia muy bonita. Hemos tenido cinco semanas de rodaje en Nueva York. A Raúl le conozco hace unos 15 años, desde que estudiamos juntos en Cristina Rota. Hemos hecho mucho teatro juntos, pero nunca pensamos que nos ‘liarían’ en el audiovisual. Encontrarnos en esta película ha sido como un sueño. Nos hemos dado cuenta de lo afortunados que somos por poder vivir de un oficio que amamos tanto.

De nuevo, te ha vuelto a dirigir Jorge Torregrosa tras la experiencia en Fin…
Lo conocía desde Mujeres, donde dirigió algunos episodios. Sabe mucho de la parte técnica, pero también del trabajo con los actores. Sabe lo que necesita y cómo transmitirlo. Lo quiero mucho y es un director estupendo.
Mutis a escena es una empresa pequeñita que ha apostado por un proyecto tan complejo como No se elige ser un héroe, ¿No es una verdadera locura en estos tiempos tan difíciles?
Es una gente maravillosa, muy apasionada del teatro. Han hecho un gran esfuerzo para sacarla adelante. Nos tratan muy bien. Si está en pie es gracias a su tesón y a su lucha. Tengo muchas ganas de hacer temporada en Madrid. Es un trabajo muy bonito, del que estamos muy orgullosos.
¿Por qué el teatro es un buen lugar para contar historias para Carmen Ruiz?
Es el que hace al actor. Cada día te enfrentas a un público nuevo y no se puede cortar ni repetir. El aquí y ahora es lo que da sentido a nuestro trabajo y eso solo lo consigues con el teatro, que es la raíz de esta profesión. Te hace estar abierto a cualquier tipo de medio. Creo que los actores no debemos ser encasillados en un medio concreto, sino adaptarnos. El que se adapta es que el sobrevive como actor. La magia del teatro reside en la respuesta del público. El teatro está vivo, es como la vida.
¿En qué momento se te metió el veneno del teatro dentro del cuerpo?
Desde pequeña he sido muy teatrera. Estaba siempre en las funciones del colegio. Luego la vida me llevó por otros derroteros. Lo que si es cierto es que un día me di cuenta que no podía seguir con un trabajo rutinario metida entre cuatro paredes mirando la pantalla de un ordenador. Empecé a formarme entonces y no he dejado de hacerlo, pienso que un actor debe estar reciclándose constantemente. Necesitamos buscar sucursales expresivas diferentes. Para mi los actores ingleses son el ejemplo a seguir, en constante reciclaje de su talento.

La televisión te da la oportunidad de entrar en las vidas de millones de espectadores todas las noches, ¿Ha sido la popularidad algo negativo para Carmen Ruiz?
La verdad es que no, solo encuentro muestras de cariño. Lo más curioso de la popularidad es que hay gente que me recuerda por todo lo que he hecho. Mi nombre no se lo saben, pero me enumeran todos mis trabajos. La gente es muy cariñosa. El papel de Eli gusta mucho, es muy gamberra y muy libre.
¿Te ha cambiado en algo tener una carrera a tus espaldas?
Desde luego que no, pienso que soy la misma que dio sus primeros pasos en la escuela de Cristina Rota. Eso sí, ahora me doy cuenta de todo lo que me queda por aprender. A medida que avanza mi camino en la interpretación, soy más consciente de mis carencias.
¿Con qué proyectos sueña Carmen Ruiz?
He tenido mucha suerte de encadenar proyectos maravillosos. En octubre empiezo a rodar la nueva película de Vicente Villanueva que se titula Móstoles no es lo que parece o la importancia de llamarse Encarna. Mi triunfo sería no dejar de trabajar nunca. Me encantaría hacer algo tipo Bob Fosse, un trabajo muy completo, dándolo todo en escena. Estaría dispuesta a prepararme musicalmente a tope. Me encantaría hacer una película de época, del siglo XVIII que me parece interesantísimo. Incluso estaría encantada de hacer algo muy friki, ¿Por qué no hacer una película de artes marciales? En definitiva, algo que me divierta y que me suponga todo un reto. No hay nada más maravilloso que esos musicales en los que el público está contigo bailando y cantando al unísono. Desde luego tendría que ponerme mucho las pilas, pero soñar es gratis.