Hace 25 años, Pepe Tonetti le dio un gran abrazo a Pepe Viyuela y le auguró una larga carrera. Anoche, en la pista del Circo Quimera que homenajea al mítico payaso cántabro, recogió con honda emoción el reconocimiento como «Peregrino de la alegría» y un regalo muy especial: Uno de los trajes del protagonista indiscutible de este espectáculo circense lleno de lirismo que ha diseñado con gran acierto Raúl Alegría. En ese momento, ya con el traje de su admirado referente, volvió a ser ese payaso que no se rinde nunca con su guitarra y su silla, de cuyo uso es incapaz de comprender. Para Viyuela fue una noche muy especial: «Hace 25 años Pepe me dio un abrazo y siento que hoy me da otro. Luciré este traje con un orgullo que, seguramente, me hará volar como payaso. Mientras veía esta función esta tarde pensaba en la cantidad de cosas hermosas de que es capaz el ser humano. Con cosas muy pequeñas como la inteligencia o la capacidad de superarse. El circo es el lugar del más difícil todavía, el lugar para la poesía, el lugar en el que el ser humano es capaz de mostrar lo mejor de si mismo. En un mundo convulso en que la violencia, las guerras y el terror son una constante, el circo es capaz de devolvernos la esperanza en el ser humano. El circo es capaz de mostrar nuestra mejor cara. Ver a esta gente jugarse la vida, ver a alguien que con prácticamente nada es capaz de despertar la carcajada, ver a aquellos que son capaces de moldear su cuerpo para crear arte y magia… Eso hace pensar que el ser humano tiene aún algún futuro. Y como el circo es el lugar del más difícil todavía, estoy seguro que hoy los Hermanos Tonetti nos acompañan en esta función».