El actor argentino homenajea al maestro Gila en un espectáculo que estará los viernes de octubre a las 22h en La Encina Teatro de Madrid.

¿Cómo nace este Por Amor a Gila?
La historia de este espectáculo se crea en el año 2000 que yo voy a Barcelona a hacer El señor del baño. Yo era amigo de Gila de su época en Argentina y de hecho me dirigió en un espectáculo. Cuando llegué a España me regaló sus memorias en las que, además, me menciona. Nos fuimos a cenar y él me pidió que pusiese humor a sus memorias, que no tenían mucho de comedia al tratar temas como la Guerra Civil, y el que perdía pagaba la cena. Aunque Miguel era de Chamberí, llevaba mucho en Barcelona, así que algo de sangre catalana le quedaba y yo soy de origen judío. Por lo que ninguno queríamos pagar. Yo no lo imito, uso una boina y parafraseo lo que él decía en sus memorias. Yo era el ‘ruso’ para él y para nosotros los españoles sois los ‘gallegos’. Llega un momento en que quedamos en pagar a medias, pero yo le cuento un chiste. Y el final del espectáculo acaba con unas palabras muy sentidas de Gila que decía que le gustaría que su nombre estuviese escrito entre los grandes nombres y yo le termino diciendo: «¡Bravo, Miguel! No te has muerto, te has vuelto invisible. ¡Bravo, Miguel! y que se ponga».

¿Cómo fue el recibimiento de Gila en Argentina?
Tuvo tanto o más éxito que en España. Vivió 20 años, hizo teatro, tv, cine y hasta me dirigió en un espectáculo. Dejó un sello muy importante allá. Por supuesto que Gila es español, pero para la gente con más de 40 años todos los conocen. Me encanta coger el metro aquí y que de repente alguien me diga: ¿Está el enemigo? La gente se ha quedado con la parte más cómica de Gila, pero él tuvo mucho sufrimiento como yo cuento en el espectáculo, aunque con humor. La gente muerta de risa se mezcla con alguna lagrimita en este espectáculo. Incluso hago un rap con una frase suya que me dice: «Ruso, la fauna política y militar con el pretexto de defender una bandera mandan a ese matadero que es la guerra, ruso, me cago en la guerra gane quien gane». Precisamente el rap que canto en su honor se llama Me cago en la guerra.
¿Cuál es el mayor legado que ha dejado Miguel Gila?
Que para hacer humor no hace falta ser idiota.
Durante tu carrera has trabajado en muchos espectáculos unipersonales, ¿Cómo te definirías a nivel artístico?
Gila me conoció como monologuista y aquí en España me he dedicado mucho a ese género. También soy actor de comedia. Como dice mi página web, soy un actor todoterreno. He pasado por todo. He participado en la parte de más glamour de este oficio, pero nunca esperé a que me sonase el teléfono para montar un espectáculo. Yo invento un espectáculo y me lo autogestiono. Además, en España tengo que hablar de Pablo Silva que me produce estupendamente aquí. Tengo que confesarte que cuando me puse el traje de productor lo hice sin que se me cayesen los galones, pero prefiero tener un equipo de trabajo.
Aquí y ahora, ¿Por qué el teatro y en concreto la comedia es la mejor forma para contar historias para ti?
La comedia es una de las maneras más perfectas de explicar este mundo loco. Gila hablaba de la Guerra y decía que no tenían dinero para armas, pero se subían a una bicicleta y se insultaban…. Así era el humor de Gila. Él destripa algo tan terrible como la guerra.
¿Cómo es en pleno 2019 seguir montando en cualquier lugar como hacían los Cómicos de la Legua?
Soy un cómico de la legua y de la lengua… Fíjate que hasta he montado en lugares que no están en el mapa, pero también en grandes teatros. He hecho espectáculos en francés, en italiano, pero me gusta más en español claro. Charles Aznavour dijo que el retiro no era su idioma, yo lo hago mío. Voy a seguir por vocación y la gente que se retira termina muy mal. Yo hasta que el cuerpo aguante, hasta que me desenchufen. Tengo tanta energía que si me desenchufan tendría que seguir a pilas.
¿Cuánto de juego tiene este oficio para Rudy, cuánto de to play como dicen los ingleses? ¿Sientes que de alguna forma es una derivación de ese juego infantil de querer ser el indio de la manada?
Me parece muy buena pregunta. Cada vez que me subo a un escenario soy un niño. Los actores somos niños que hacemos creer que somos Hamlet al público. Cuando me bajo de escena me voy a cenar, pero esto no deja de ser un juego infantil. Es como cuando yo tenía 6 años y jugaba a ser doctor y daba inyecciones y cuando me llamaba mi madre para comer iba para allá.
Un último llamamiento para ir a ver Por amor a Gila…
En los tiempos que corren, la risa y la emoción son muy necesarias. Vengan, es un homenaje a Gila y el espectáculo gusta muchísimo.
RAFAEL ÁLVAREZ, EL BRUJO, PADRINO DEL ESPECTÁCULO

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