Las reseñas de Alberto Morate: CASTROPONCE

Teoría y praxis para una vanguardia del siglo XXI

El teatro existe

Poética del teatro y la política, si es que existiera la poética, que nadie sabe lo que es. Más que una reseña sobre un espectáculo teatral o un monólogo interpretativo o discursivo con tonos humorísticos, filosóficos, sociales y tintes agrupativos, o corporativos, no sé, que la palabra agrupativo el procesador de texto me la subraya en rojo y puede que esté mal, pero me da lo mismo.

En España, ¿cuántos pueden acudir a ver teatro en condiciones? O incluso, en malas condiciones. Es decir, eso de que proliferan por doquier grupos de aficionados teatrales que alimentan sus egos y su necesidad de compañía creando compañías, valga la redundancia, para representar a sus convecinos, no es tan sencillo en ese territorio vaciado, en esa España olvidada hasta por los políticos en sus campañas de propagandas electorales.

Sin embargo, Pablo Rosal, con Castroponce, un municipio vallisoletano perdido de la mano de los que se fueron yendo, utiliza el lugar para ofrecernos un simposio donde se analizará la Teoría y praxis de una vanguardia del siglo XXI. Por cierto, ¿qué es el siglo XXI?

Él mismo y él solito, como no podía ser de otra manera, por el ambiente rural en el que nos hallamos, nos relata con pelos y señales todas las circunstancias de ese congreso donde las mejores versiones de la cultura nos darán su parecer y las circunstancias culturales, teatrales y políticas en las que se desenvuelven.

Es una muy interesante situación de sillas vacías que no lo están, del efecto poético que llega a un rincón del país que casi nadie habita. No obstante, el encuentro y las ponencias, por llamarlas de alguna manera, se llevan a cabo con suficiente calidad intelectual y hasta se dispone de un piano y un músico que también se expresa adecuadamente.

Por lo tanto, no hay tremendismo. A pesar de la supervivencia, hay, como ya hemos dicho, humor, realismo, teatro en sí mismo, ideas, pareceres, causas y efectos.

Lo que hace que en el plano de la política y la teatralidad, se vea claramente que hay técnicas parecidas. Con la seriedad y sistematización de apertura a un mundo que está ahí, en lo oscuro, y nunca saldrá de aquello.

Pablo Rosal nos conciencia de que todas estas ideas son ciertamente universales, y uno nunca debe dejar de renovarse en el campo cultural y artístico. Todo esto me lleva a recordar esa gran película de José Luis Cuerda, “Amanece que no es poco”, donde indefectiblemente cualquier cosa puede suceder en la España oculta.

Después de Castroponce, parece ser que el teatro existe, solo hay que saber descubrirlo.

Alberto Morate tiene el teatro como modus vivendi. Durante más de 40 años ha sido profesor de dramatización, ha dirigido grupos de teatro, ha escrito obras y ha interpretado ocasionalmente como actor. Desde el año 2014 también reseña funciones y espectáculos. Realiza sus crónicas con un estilo peculiarmente poético, haciendo hincapié en el tema, y comentando las representaciones desde un punto de vista emocional, social y humano.

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