Julia Gutiérrez Caba: «Cuando sales y desgastas tu primer zapato en el escenario ya es imposible dejar este oficio»

Julia Gutiérrez Caba es un torrente de recuerdos. Historia viva de nuestra escena. Por su memoria pasan Miguel Mihura, Alberto Closas o José Luis Alonso. En el Teatro de la Abadía, donde se ha reencontrado con las tablas en los últimos meses, confiesa que con esta nueva experiencia escénica se ha sentido “aprendiendo de nuevo”. Se refiere a su acercamiento a los textos de Teresa de Ávila, que ha dirigido José Luis Gómez. Ella es la madrina de lujo de una década DESDE MI BUTACA. Siéntense en sus butacas, la función de hoy contará con una excepcional Primera Actriz: Julia Gutiérrez Caba.

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Teresa, una mujer adelantada a su tiempo. Julia llevaba una larga temporada sin pisar un escenario: “No puedo aguantar la dinámica del teatro a mi edad”. Una llamada de José Luis Gómez la hizo cambiar de parecer. Tras muchos años acariciando la idea de que Gómez la dirigiese, Teresa de Ávila ha sido la escusa perfecta para que, por fin, se produjese el milagro. De la Santa, Julia destaca que fue una mujer muy adelantada a su tiempo: “Era combativa, tenaz, trabajadora…”. Ella sabía leer en un tiempo en que las mujeres tenían un papel muy secundario. Además, se interesó por la figura de Teresa por todo lo que ha supuesto para la lengua: “Se siguen utilizando muchas palabras que usaba ella, pero con otro sentido”. Y de repente, recuerda que la estancia en la que estamos fue donde se produjo la primera lectura de estos textos: “Estoy feliz de poder seguir aprendiendo, eso es lo que le dije a José Luis y al académico cuando pasamos el texto por primera vez”.

Irene Escolar, sigue la saga. Julia Gutiérrez Caba ha seguido con interés la carrera de su sobrina nieta Irene. Más allá del hecho de que se haya decantado por esta profesión, lo que más la emociona es: “Ver el rigor con el que se enfrenta a esta profesión”. Algo tendrá que ver ser parte de una familia que ha conocido desde la infancia “No sólo la parte más luminosa de esta profesión, si no también las dificultades”. Julia quiere seguir aprendiendo: “No me veo con fuerzas para acudir a talleres, pero me encanta que ella me cuente cómo trabajan los directores de ahora, a cuyos montajes acudo únicamente como espectadora”.

irene y julia

Los cómicos, una profesión maldita

Este oficio siempre ha sido más tolerante, más avanzado. Siempre hemos estado malditos, cosa que me divierte, ahora la sociedad ha aceptado cosas que nosotros teníamos asimilado desde hace muchos años. Esa sociedad que nos ha reprochado que éramos ‘gentes de malvivir’, me hace gracia ver cómo han tenido que aceptar cosas que nosotros tenemos asimiladas hace siglos.

Es una palabra cariñosa, los que la utilicen de una forma peyorativa esa palabra, prefiero ignorarlos. Yo me siento orgullosa de pertenecer junto a toda mi familia a una profesión mágica, diferente a otras muchas, no se si mejor o peor. Somos afortunados cuando vivimos momentos buenos. Conocemos lo mejor y lo peor. Estamos acostumbrados a grandes teatros y a teatros de pueblecitos perdidos. Estamos acostumbrados al éxito y al fracaso, a la sala llena y a dos únicas filas de butaca algunos días. Es terrible, pero te lo tienes que plantear, es tu oficio, tienes que hacer tu trabajo igual con 20 o 200 espectadores. Hay que hacerlo bien. Es un oficio mágico, aunque tenga momentos duros.

Malos tiempos para la profesión. Su generación tuvo que luchar mucho por conseguir los derechos de los que otras profesiones ya gozaban. Por eso, la entristece ver la situación actual de sus compañeros: “Las salas alternativas en las que no cobra nadie están bien como aprendizaje, pero este trabajo no se debería hacer toda la vida por amor al arte”. Aún así, valora el ímpetu, el empuje de los creadores que a pesar de todo, siguen nadando a contracorriente.

PERSONAJES

CATALINA BÁRCENA, la noche en que el veneno del teatro se metió en su cuerpo

“Cuando sales y desgastas tu primer zapato en el escenario ya es imposible dejar este oficio”. En Mariquilla Terremoto tuvo su primera oportunidad de subirse a un escenario. Hizo un papel que normalmente hacía la meritoria en la compañía de Catalina Bárcena. Fue tal el miedo que tenía, que fue su madre la que tuvo que decir su frase los primeros días. Desde entonces, con apagón incluido en esa primera vez, la actriz no ha dejado una profesión en la que a pesar de las dificultades sólo puede tildar de “Mágica”. Antes de esa primera vez, sus juegos ya ‘imitaban’ el trabajo de su familia. Su madre las dejaba a ella y a su hermana cosas que no usaba y ya entonces soñaban con ser la princesa del cuento.

JOSÉ LUIS ALONSO, el primer director de su carrera

Cuando hizo 1o negritos José Luis Alonso aún no era el director del María Guerrero. Aún siendo una obra menor, un policiaco, él la enseñó lo que era la figura del director. Lo montó como si fuera una obra de las grandes. Con él conoció a la figura del director, que antes lo era el empresario o el primer actor. Luego ya en A Electra le sienta bien el luto recuerda con una sonrisa haber compartido escenario junto a Núria Espert y Alfredo Alcón, recientemente fallecido.

MIGUEL MIHURA, un buen amigo

Julia Gutiérrez Caba fue la secundaria de lujo en algunas de las comedias de Miguel Mihura. Ella, como los jóvenes intelectuales de la época, estaba fascinada por el humor de publicaciones como La Codorniz y que los mayores no entendían. Y en ese momento, le llegó su primer papel con Mihura: Sublima decisión. Para ella, lo más importante es que mantuvieron una amistad muy grande: “Me encantaba sentarme con él a hablar sobre este oficio y sobre la vida en general”.

Jaime de Armiñán, la primigenia Televisión Española

Él la permitió trabajar en los primeros programas de TVE. Él escribía guiones de 15 minutos al mediodía en directo en el Paseo de la Habana en un simple piso, nada que ver con los futuros estudios de Prado del Rey: “Eran programas de humor, pero él metía elementos de crítica, muy diferentes…” En esos programas coincidió con muchos actores que provenían del teatro como Bódalo, Rodero, Chus Lampreave o Amparo Baró.

ALBERTO CLOSAS, todo un pionero

“Nunca tuve ningún problema a pesar de la fama de irascible que tenía”. Más allá de esa aureola de mal humor que rodeaba a Closas, Julia Gutiérrez Caba destaca que fue un director pionero. Fue de los primeros que eliminó la figura del apuntador. Además, mucho antes de la famosa Huelga de Actores, concedió a los actores una noche de descanso, primero, y más tarde un día. Con respecto al carácter comenta divertida: “Yo creo que montaba un poco el show para mantener a los actores en su sitio. Yo siempre respeté su espacio de director, por eso nunca tuvo una mala palabra para mí”.

julia y closas

LUIS SAN NARCISO, actor antes que director de casting

En la última etapa de su carrera, Julia ha participado en dos importantes series: Los Serrano y Águila Roja. Dos productos televisivos que la ayudaron a “salir de un bache personal” admite la actriz. El director de casting de ambas series, Luis San Narciso, era un viejo conocido para ella. La primera vez que coincidieron fue en la obra Petra Regalada. Él hizo el personaje de un chico autista tanto en Barcelona como en la gira.

El recuerdo del público, más allá de los aplausos.

Para Julia Gutiérrez Caba ahora que su carrera está llegando a su fin lo más gratificante de esta profesión es la respuesta del público: “Me emociona ver que me siguen parando por la calle para recordarme aquel momento inolvidable en que me vieron haciendo tal o cual obra”. Y con este mensaje optimista sobre esta profesión mágica despedimos a esta actriz que sigue conservando la elegancia que la llevó a pisar los mejores escenarios de España. Todo un broche de oro al Día del Teatro.