La Sala Triángulo se ha convertido en las últimas semanas en un hervidero teatral del que han salido dos proyectos teatrales que tendrán recorrido después de su paso por «La Alternativa» madrileña. Como si de un workshop artístico se tratase, una especie de ‘campo de pruebas artísticos’ por traducirlo de alguna forma al castellano, los espectadores de Cordón umbilical y Tres segundos han asistido, sin saberlo seguramente, a una especie de juicios artísticos a proyectos que, estoy seguro, tendrán cierto recorrido. El primero se verá, nada menos, que en el mítico Teatro Lara y el segundo volverá a la Sala Triángulo muy pronto.
Por diversos motivos, estos dos proyectos han centrado el interés DESDE MI BUTACA
Cordón umbilical supone el debut en la dramaturgia, la producción y la dirección de Daniel de Vicente, que también ha conseguido editar su obra bajo el sello de Ediciones Antígona, con 22 años. Se ha convertido en todo un hombre orquesta de la escena con este proyecto tan largamente soñado. En escena, una serie de personajes que callan más de lo que dicen. Una pareja con niño a la vista, un veterano matrimonio con algún que otro secreto, una homosexualidad latente en el aire y mucho vino, como ‘cordón umbilical’ de las historias. Con una sobria puesta en escena, como toca en las salas alternativas por motivos obvios, Cordón umbilical es solo una pequeña muestra de un talento emergente que se podrá volver a disfrutar con el poso previo de las tres funciones en la Sala Triángulo, como el buen vino, en el Teatro Lara los días 8, 10 y 15 de abril. ¿Quién dijo que no había dramaturgos españoles jóvenes?
Tres segundos es un proyecto con un aroma a otro tiempo no tan lejano, se recupera, nada menos, que el radioteatro. No hace falta escenografía alguna, unas simples radios antiguas son el único recurso reseñable. Por el poder de la palabra y, ¿por qué no?, por el poder de la imaginación que con iniciativas así dan «frescura» a la escena Tres segundos, que supone el debut del locutor Jesús Ortega en la dirección y en la dramaturgia, es un proyecto realmente interesante. Las historias, muy bien hiladas por las dramaturgia de Ortega con una voz en off de Agustín Jiménez deliciosa, están escritas por Juan Carlos Rubio, Carles Harillo, Carlos Be, Emilio Williams y el propio Jesús Ortega. En el reparto cumplen todos los intérpretes, pero es inevitable fijarse en la lucidez, en la frescura y en el saber hacer de la debutante Josi Cortés, que incluso en el día del estreno logró salir airosa de esta nueva experiencia. El público rió intensamente en El síndrome Spears con el que Cortés abrió el espectáculo. Vuelven a la Triángulo en mayo.
