Notas desde la Menéndez Pelayo: "Treinta años y un día"

Quererte, sí, y creerte. ¿Tú me esperas?
¿Me quieres Tú? ¿De veras que yo existo?
¿Tú me crees, Señor? Yo creo y quiero
creer en Ti, quererte a Ti y contigo.

Gerardo Diego

Hace treinta años José María Pou pisaba el ‘improvisado’ escenario de los Jardines de la Biblioteca Menéndez Pelayo de Santander. Lo hacía para homenajear al ilustre poeta Gerardo Diego. Y de nuevo volvieron a salir de la voz imponente del catalán treinta años y un día después esos versos llenos de alma. Lo hizo como ‘propina’ a una noche en la que deleitó al público con el estreno en castellano de El Gallitigre de Javier Tomeo tras descubrir la efeméride en un libro que le habían regalado a su paso por la capital cántabra. Una noche ‘mágica’ en la que la rotundidad del protagonista de A cielo abierto hizo que no se oyese ni un solo sonido en esta representación al aire libre. Ni siquiera los ladridos del perro de un vecino cercano que, a menudo, suelen hacer acto de presencia durante las representaciones del ciclo Noches de la Biblioteca de la UIMP, decidieron molestar al maestro de las tablas. No hubo tiempo tampoco para los dichosos silbidos del Guasap ni mucho menos para sonoras sintonías a ritmo de canción montañesa. Metido en la piel de un payaso, con nariz roza incluida que confesó haber comprado por solo unos céntimos en Santander, presentó este monólogo como homenaje al autor de Amado Monstruo. Pou habla a su público y le cuenta un cuento que sin el bagaje de contador de historias que lleva el actor a sus espaldas no no creeríamos. Pero él saca sus armas de gran intérprete y nos sumerge en ese mundo circense en el que comprendemos que el gallitigre difícilmente superará las barreras de un mundo incapaz de comprender al diferente, al que se sale de la norma establecida. Y lo hace con un tono sobrio sin entrar en la estridencia ni en lo bufonesco, lo que le da una gran verdad y humanidad a este personaje. Y esa noche que dedicó a Tomeo el aforo estuvo a reventar, ¡Qué alegría ver que el TEATRO sigue interesando! El actor pasaba por Santander en un descanso de sus múltiples proyectos. Dirige ahora mismo Los hijos de Kennedy y se prepara para medirse sobre las tablas con otro GRANDE como es Lluís Homar. Estrenan en Barcelona, pero en enero pasarán también por el Matadero de Madrid con Tierra de nadie de Harold Pinter, una obra que no se ha representado nunca en España . Y muchos más proyectos tiene entre manos, pero eso lo contó off the record

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De charla con Pou tras la representación.

Y el teatro volvió a ser protagonista el miércoles en la Menéndez Pelayo con la representación de La lozana andaluza, una pieza que adelanta los cánones de la picaresca española. Esta lozana, entre celestina, curandera y prostituta, es una buscavidas sin complejos, una pícara que intenta sobrevivir en tiempos revueltos… como le pasa a nuestro teatro. Lo hace una compañía que adapta novelas clásicas que no suelen ponerse en escena. Y es que ante la crisis, toca agudizar el ingenio y por eso han montado esta obra que solo necesita 3 intérpretes. Un libro perdido durante siglos y que en los 70 fue adaptado al cine, siendo uno de los primeros desnudos de nuestro cine. Anécdotas aparte, la compañía ha revivido este montaje, cuyo ciclo pensaba ya extinto, por petición expresa de teatros de medio mundo. Aunque no tienen el poder de «comunicación» de la CNTC, su director admite que el clásico pasa por un buen momento en España, dentro de las limitaciones que siempre tiene ese enfermo perpetuo que es el teatro. Buen testimonio de ello lo dan montajes como El perro del Hortelano que la compañía 300 Pistolas representó recientemente en las salas Garaje Lumiére, desaparición que lamentaron los miembros de la compañía Morfeo Teatro, y Nave 73. Un clásico sin aderezos, sin escenografía ni vestuario rimbombante. Para Francisco Negro, director y protagonista de la obra,  «Lo importante es que se respete  al autor. Si adaptan la historia y el vestuario a la actualidad es lo de menos si se hace bien».

Francisco Negro y Mayte Bona en el Palacio de la Magdalena.

Y el teatro seguirá siendo protagonista en los próximos días. Juan Mayorga presentará La lengua en pedazos en los Jardines de la Biblioteca  el lunes y  el martes recibirá el Premio La Barraca que otorga anualmente la universidad a una personalidad del mundo de las artes escénicas.

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