La Editorial Chocolate ha lanzado el segundo tomo de las memorias del intérprete de Perdóname. Durante sus más de 400 páginas en una excelente edición nos encontramos además de multitud de momentos vitales del artista, una memorable selección de fotografías que son sin duda todo un patrimonio gráfico para conocer mejor la época más gloriosa del artista valenciano. Apartado especial ocupa su JESUCRISTO SUPERSTAR, que hará las delicias de todos los amantes del teatro musical y en la que nos detendremos especialmente en la crónica de esta gozosa lectura.

«Yo ahora tengo la sensación de que algo ha cambiado en mi vida y en mi carrerra»
Así comentaba Camilo Sesto a Nacho Artime la transcendencia que seguro entonces no sabía del todo que tendría su JESUCRISTO SUPERSTAR. Es tal que cada vez que alguna nueva producción del musical se ha puesto en pie -entre las más recordadas está la de Stage con nombres como los de Gerónimo Rauch y Miquel Fernández- siempre se ha comparado con aquella en la que Camilo paraba en seco las vidas de los espectadores cuando comenzaban a sonar los primeros acordes del inolvidable Getsemaní.
A pesar de ya existir un libro específico y hasta un documental poco compartido sobre la hazaña de Camilo al montar este musical, este MI ÚLTIMA CANCIÓN VOLUMEN 2 tiene su particular caballo ganador, más allá de datos o referencias de hemeroteca y de declaraciones exclusivas de los participantes en el musical, en una excelsa edición que incluye imágenes poco conocidas de la producción. Cesiones de particulares como Pedro Munster que nos dan sabida cuenta a través de imágenes de cómo debió ser aquella gloriosa y dificultosa producción. Basta como ejemplo que en aquel entonces tenían que bailar y cantar con unos micros de mano con largos cables que dificultaban y mucho las coreografías.

El gran público conoce el éxito final de la producción, no tanto financiero que a fin de cuentas solo estuvo unos meses en cartel, pero no todo el mundo sabe que esta historia, la de nuestro Jesucristo, comenzó mucho antes de que se pusiera, tras un importante concurso para su elección, la emblemática marquesina que adornó el ahora llamado Teatro Nuevo Alcalá-entonces Alcalá Palace. Precisamente la elección del teatro adecuado fue un escollo importante: «El teatro tiene que estar quince días con el escenario preparado y parado, o sea, sin hacer nada, y claro esto había pocos dueños de teatro que lo quisieran hacer», confesaría el propio Camilo en una de las entrevistas recogidas en el voluminoso libro que incluso incluye documentos tan valiosos como el boceto de la escenografía de la producción.
Un dato curioso cuanto menos es lo que pasó con los subtítulos de la película. Estos fueron encargados a los propios Nacho Artime y Jaime Azpilicueta. Su sorpresa fue mayúscula al ver en el polémico estreno del Palafox que no eran sus subtítulos, sin duda profecía de alguna forma de lo que les esperaba por delante con la censura del libreto de la producción española. Valga como ejemplo este párrafo del expediente de censura que recoge el libro: «El relato evangélico contiene aquí una serie de interpolaciones, con asertos «apócrifos» y personales que hacen al texto en muchas partes ambiguo…».
Además de la elección del teatro y la censura, por no hablar del dineral que tuvo que invertir a fondo perdido casi el propio Camilo para que su producción tuviese el nivel de Broadway o el West End, fue la elección del reparto un gran problema. Recordemos que este musical fue el que puso a España por primera vez al nivel de las producciones anglosajonas. Si no había profesionales que pudiesen brillar en las tres disciplinas no se podría levantar el telón. Afortunadamente, los dioses -y nunca mejor dicho, o mejor el dios uno y trino- se aliaron para poner en órbita a artistas como Ángela Carrasco o Teddy Bautista con otros jóvenes que gracias a su entusiasmo y buen hacer lograron llevar a buen término una de las mejores producciones de teatro musical de nuestra historia de la que podemos seguir disfrutando gracias al disco -aún a la venta en formato CD tantos años después-y desde luego con este libro que solo podemos recomendaros.
