Vamos a hablar, vamos a contar, vamos a leer, a decir, a que la gente se entere. Queremos visibilizar todas las posibles necesidades, posiciones, ideas al respecto de la maternidad y de cómo y quién lo asume.
Se han acabado los tiempos de las familias tradicionales, del “se te está pasando el arroz”, del disimulo y de esconderse en el armario, o el de servir a los otros en las tareas domésticas, o el “para cuándo los niños”. Cada una tiene su forma de entender cómo quiere ser madre, o padre, o ambas funciones.
Hay quien no quiere, hay quien se considera mala madre, hay quien quiere compartir, hay quien desea adoptar y no le dejan, quien se somete a fecundación in vitro, hay quien aborta y quien no le da la gana, hay quien tiene que abandonar a su familia y después crea otra, hay quien tiene hijos/as con varios padres, hay adolescentes sin ayuda, hay quien quiere ser madre siendo padre… En definitiva, todo se reduce, o se agranda, hacia la libertad. Pero, para alcanzar esa libertad hay, también, que luchar con la política. Con los intereses de otros, con los perjuicios, con los vacíos legales.

Hemos tenido que manifestarnos, recibir varapalos, gastar dinero, mucho tiempo de espera, sufrido vejaciones, desprecios, críticas, darnos de cabezazos contra el sistema, pasar días sufriendo y noches amargas, cuidar bebés, darles el biberón, desvelarnos por las noches, discutir con nuestras parejas, contactar a miles de kilómetros con alguien dispuesto a echarnos una mano, luchar con la conciliación familiar y laboral, desenterrarnos de nuestras emociones y sentimientos, recibir desprecios, encontrar negativas, ser invisibles en muchos casos.
Lengua madre, un tratado de un esfuerzo, una conferencia ilustrada con ejemplos vivos, un libro abierto que nadie lee y todos creen que saben, una biblioteca para gritar y ser escuchadas, una luz encendida en medio de un páramo social, una necesidad de ayuda, un itinerario sin guía, un tiempo donde ya nada debería ser como antes.
Lola Arias, que escribe y dirige este teatro documento, esta acción sin acción, esta realidad teatral, este querer el entendimiento por encima de todo, se nutre de experiencias reales, vividas, y marcan un frente imborrable de lucha, de palabras que tengan sentido en el interior de las actuaciones de cada una, en la exigencia de conductas que otros no aprueban, en la necesidad de echarse, si no a la calle, a la conciencia, a la tolerancia, a que no prohíban, a que no tengan que mendigar y, mucho menos, ocultarse.
Saludamos al elenco de convecinos/as que tenemos cerca, en este caso son Paloma Calle, Rubén Castro, Susana Cintado, Pedro Fuentes, Eva Higueras, Silvia Nanclares, Laura Ordás, Candela Sanz y Besha Wear. Todos conocemos casos, todos, en algún momento, callamos, pero hay que dejar vivir, incluso si no es lo que yo pienso.
De ahí, el tema de la libertad, el tema del miedo, el tema de la indignación, el tema de la necesidad, el tema del amor, el tema de las relaciones, el tema del cuidado de los hijos, el tema de los luchadores. (Permítanme que no utilice la x, ni la @, ni la e como terminación genérica, porque, ese, es otro tema). Lengua madre.
Alberto Morate tiene el teatro como modus vivendi. Durante más de 40 años ha sido profesor de dramatización, ha dirigido grupos de teatro, ha escrito obras y ha interpretado ocasionalmente como actor. Desde el año 2014 también reseña funciones y espectáculos. Realiza sus crónicas con un estilo peculiarmente poético, haciendo hincapié en el tema, y comentando las representaciones desde un punto de vista emocional, social y humano.
