Las reseñas de Alberto Morate: VITALICIOS. SAINETE NEGRO. Sí, no, interrogante.

Hubo un tiempo de bonanza económica y cultural, ¡quién lo diría!, donde las aspiraciones a realizar espectáculos, eventos, encuentros de éxito era algo cotidiano y significativo. En recompensa, se otorgaban ayudas e incentivos “Vitalicios” tentativos para que la creatividad no mermase. Pero, hete aquí, que las recesiones económicas son importantes y llegan cuando nadie se las espera y la gestión de la cultura cae cada vez más bajo. Y sin ascensor. Solo un montaplatos donde nos den las instrucciones precisas. Hemos ido perdiendo nuestra calidad humana.

La obra de José Sanchis Sinisterra comienza con un largo listado de composición de lugar. Hay que cortar por lo sano. Y la síntesis es que el arte y la cultura están estorbando. Un estado de bienestar no puede permitirse que sus ciudadanos piensen. Tienen que actuar de forma mecánica y sin imaginación, no vaya ser que se les ocurran ideas progresistas, libertarias y, lo que es peor, que cuesten dinero.

Con esto queda claro que en el texto de José Sanchis Sinisterra su propio texto quedaría relegado al olvido, al cajón de los proyectos nunca ejecutados, al ostracismo de autoridades incompetentes que tendrían que sacar las comisiones por otro lado. No se puede regalar cultura como si fueran caramelos. Hay opresión, y humor, y experiencia en todo esto. Por eso bajan al subsuelo del subsuelo, al oscurantismo de tiempos pretéritos; solo falta la censura para indicarnos lo que es malo y lo que no es bueno.

Lo dirige el propio Sanchis y Eva Redondo que, posiblemente, no escatimen en esfuerzos para sacar adelante este proyecto. El elenco son Magdalena Broto, Marta de Frutos, Santiago Nogués (con la colaboración de Marisol Rolandi) que, mecánicamente, acaban por mostrarse más humanos que lo que suscitan sus jefes y sus dicterios.

El autor, en efecto, pone el dedo en la llaga de algo que nos sucede desde tiempos inmemoriales que no están tan lejos. Si por algo cuando se habla de que el teatro está en crisis viene a suceder que solo es una falta de presupuestos. Bueno, y de promoción, y de interés político, y de miedo, ¡no vaya a ser que pensemos!

Mantened oculta el habla, el teatro, la poesía, el arte, que ya nos encargaremos nosotros (los altos funcionarios de turno sin criterio) que esto es cosa de unos pocos, de unos locos peligrosos, a los que habrá que otorgar un No habitualmente, un Interrogante en algunos casos y, de vez en cuando, un para que vayan tirando y que no todo sea tan negativo. Un ejemplo basta de muestra, no sé de qué se están quejando.

Una palabra final: Vitalicio, hasta que deje de serlo.

Alberto Morate tiene el teatro como modus vivendi. Durante más de 40 años ha sido profesor de dramatización, ha dirigido grupos de teatro, ha escrito obras y ha interpretado ocasionalmente como actor. Desde el año 2014 también reseña funciones y espectáculos. Realiza sus crónicas con un estilo peculiarmente poético, haciendo hincapié en el tema, y comentando las representaciones desde un punto de vista emocional, social y humano.

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